Confía en tus instintos
Un par de ojos observaban atentamente por donde pasarían sus víctimas en unos minutos.
"A veces esto es tan sencillo". Se dijo a sí mismo, complacido de verlos llegar rápidamente y a tiempo.
Shinazugawa sentía la creciente aura depresiva del pilar de agua en su espalda pero no podía culparlo ni tenía el valor de decir algo al respecto, acababa de separarse de sus pequeños de una manera triste y su alfa no estaba allí para consolarlo.
Un pequeño pinchazo en su brazo lleno de cicatrices le sacó de la fugaz sombra de preocupación que sentía, reaccionando con un golpe directo en la zona de la sensación.
- ¡Agh! ¿Pero qué coño me ha picado?
Vio que el de pelo negro le miraba con curiosidad, respondió con una mirada de enfado y aceleró el paso.
"Sea lo que sea ya se me ha caído, malditos insectos, ¿todavía molestan con este frío?".
Pasaron un par de minutos y empezaba a sentirse raro.
"¡Mierda, no me digas que esa plaga era venenosa, no tenemos tiempo, hay demonios que debemos aniquilar!". Siguió ignorando la sensación hasta que su andar se ralentizó.
...Espera... esa sensación en el estómago... el dolor de cabeza... no podía ser. ¿Cómo si todavía no era ese momento? Además no había ningún omega liberando feromonas.
"A menos que... oh no, es imposible". El dolor en la ingle le aclaró al instante lo que le estaba pasando.
- De ninguna puta manera... Tomioka, sal de aquí.
- ¿Shinazugawa?
Taro se había movido sigilosa y cautelosamente entre los arbustos, siguiéndolos y en ese momento, casi silbando en su interior.
"En cualquier momento" pensó sonriendo feliz mientras preparaba su siguiente movimiento detrás de las plantas nevadas.
- ¡Mierda! Idiota sal de aquí. - gimió - ¡Ya!
Giyuu estaba a punto de decir algo cuando una enorme nube de feromonas alfa le golpeó la nariz. Consiguió esquivar al pilar de viento que se le había lanzado con claras intenciones de clavarlo en el suelo. El omega rodó por la nieve sorprendido por la anormal actitud de su compañero, giró hacia atrás evitando de nuevo ser atrapado. Inmediatamente tocó la empuñadura de su nichirin pero se lo pensó dos veces y mejor se puso en posición de combate cuerpo a cuerpo cuando vio que Sanemi se agarraba la cabeza de dolor mientras intentaba contenerse.
- Shinazugawa no se que te pasa pero no quieres hacer esto.
- ¡Nghh! Claro que no id-idiota- gruñó sintiendo como le costaba respirar con normalidad.
- Entonces no te atrevas a tocarme, no quiero hacerte daño. - Pidió Tomioka, consciente de que podía y tendría que usar la violencia para salir de allí.
- Eres un idiota pero tam-tampoco quiero hacerte daño y mucho menos a Ren-Rengoku.
El moreno pensó que la situación se había resuelto, pero un doloroso pinchazo en su cuello provocó un sonido de sorpresa, se llevó la mano al cuello, alarmado cuando su mano sostenía un pequeño dardo. ¿Cómo es que no había percibido el disparo?
- Ara Ara, es aburrido que las cosas terminen así de repente, ¿no crees Giyuu-san?
Taro se mostró sorprendiendo a ambos y se acercó lentamente, girando entre sus dedos el tubo con el que había disparado los proyectiles, sonrió impaciente por ver como el pilar de agua sucumbía a los efectos de la droga.
El contenido actuó mucho más rápido que el del joven de pelo blanco y empeoró la situación. Shinazugawa consiguió cogerle por los brazos gracias a que estaba distraído por la sustancia en su sangre y le clavó en el suelo, los papeles ahora eran los mismos, el pilar de viento reprimía con urgencia la necesidad de tener a Giyuu mientras que el pilar de agua contenía la necesidad de suplicar, soltando apenas un par de palabras.
Aquello era enloquecedor, realmente cruel, ambos odiaban a aquel tipo por jugar con ellos y manipularlos a su antojo sin siquiera considerar sus opiniones al respecto.
- Alfa ... Yo... necesito... ¡Ah! - Tomioka gimió desesperadamente - K-Kyojuro... Yo ... lo necesito ... ¡Ngh! ...
- Tomioka c-controlate, no soy Rengoku - Gruñó Sanemi cerrando los ojos para no ver el tentador desastre que era el omega debajo de él.
- N-no me hagas n-nada, déjame ir.... ¡N-necesito a R-Rengoku! - Empezó a jadear, expulsando pequeñas nubes de vapor gracias a su aliento caliente que se mezclaba con el aire helado.
- S-si te dejo ir ahora volveré a liberar más feromonas y... Agh ... será mucho peor ... ¡Aghh!
- ¡Bueno esto se puso interesante! ¿Y por qué no se dan lo que necesitan? - Comentó divertido el chico que se apoyaba en su katana mientras la apoyaba en su pie, causándole disgusto a Sanemi.
- ¡Ah! No, eso... eso... -Giyuu sintió un doloroso calor en cada parte de su cuerpo-... ¡nghh!... eso... sólo con Kyojuro.
- Eres... eres un ser despreciable... una... una puta escoria. - Alcanzó a decir Sanemi a Taro antes de reprimir un gemido.
- Agua... ¡Ah! ... por favor... demasiado caliente... ¡Ngh! ... está demasiado caliente. - dijo el de pelo negro.
"Por favor que alguien venga rápido, necesitamos ayuda y no se que hacer". Sanemi miró a su alrededor en busca de algo que pudiera serle útil y se sintió mal cuando Tomioka volvió a pedirle que llamara a Rengoku o que le diera agua para contrarrestar el calor.
Lo último que quería el pilar de viento era herir así a Tomioka o los sentimientos de Rengoku, por lo que a pesar de estar temblando y con un terrible dolor en su mitad inferior, Sanemi no se atrevió a hacer ningún movimiento que pudiera estimular a ninguno de los dos, cosa que Tomioka le agradeció de todo corazón ya que él hizo lo mismo, a pesar de estar consumiéndose por el calor y la necesidad.
El alfa tuvo una idea y soltando uno de sus brazos, rápidamente lanzó nieve sobre el rostro del otro, el omega de cabello oscuro suspiró aliviado y como había funcionado comenzó a enterrarlo lo mejor que pudo en la nieve que lo rodeaba, ambos se esperanzaron, podían lograrlo, podían salir de esta situación a pesar de no llevarse bien.
- Awwwwww, que hermoso sentimiento de compañerismo. - Dijo Taro con fingida ternura juntando sus manos, se había cansado de su posición anterior y ahora estaba sentado observando sus esfuerzos - Me encantaría dejarlos por horas así para ver quien cede primero a la tentación pero tengo una tarea pendiente y no fallaré en ella.
Se puso de pie acercándose a ellos con decisión, Sanemi hizo acopio de toda su fuerza de voluntad para cubrir a Tomioka con su cuerpo sin ninguna doble intención y mostró sus colmillos con agresividad.
- N-No te atrevas a... tocar el... ome-omega de mi... amigo, sucia escoria. ¿Qué demonios nos has dado?
- Una simple solución de una planta que aumenta los sentidos de la actividad sexual. - dijo como si alguien le hubiera preguntado casualmente por su color favorito - Estoy seguro de que tu famosa pilar insecto debe conocerlo, su contacto con alfas y omegas no es peligroso, tal vez un poco estimulante, el acompañante de una hermosa noche de amor.
Comenzó a reír provocando otra expresión enfurecida en el pilar de viento, en cuanto detuvo su risa dirigió a Shinazugawa una mirada sonriente y sombría.
- Tu dosis contenía el concentrado de diez de esas plantitas, y no adivinarás el número de las que usaron en la dosis de tu compañero.
El pilar de pelo blanco se preocupó cuando escuchó un jadeo saliendo de Tomioka y el sonido de varias lágrimas surgiendo de la horrible temperatura que le atormentaba mientras seguía resistiendo, la nieve que había colocado sobre el omega se había derretido y definitivamente lo que estaba sucediendo no podía considerarse ni siquiera un celo, la temperatura que desprendía no era natural, podía clasificarse directamente como tortura.
- ¿Me creerías si te dijera que mis amigos tardaron dos meses en reunir veinte de ellas por un solo dardo?
"¿VEINTE? Con razón está peor que yo, eso es el doble".
- Ah si, realmente fue un trabajo extenuante, pero dejando de lado el orgullo que siento por ellos creo que ya es hora.
Con un poco de dificultad empujó a Sanemi lejos del de cabello negro con la punta de la vaina de su katana. En cuanto perdió a Tomioka, Sanemi desenvainó su espada con cierta torpeza, pero en cuanto consiguió ponerse en pie, el dolor en su entrepierna le hizo volver al suelo.
- Pobre pequeño pilar, te compadezco. No soy tan cruel así que en un momento me encargaré de darte el antídoto, bajo mis condiciones por supuesto. Después de todo, si no hubiera sido por ti no hubiera podido distraer al adorable y peligroso pilar de agua. - dijo alegremente levantando la cabeza de Tomioka con una de sus manos que estaba enredada en el cabello negro y tirando de él.
Al cabo de unos minutos el ojiazul estaba amordazado con un trozo de tela mientras el chico terminaba de atarle las manos a la espalda.
"¿Otra vez? ¿Por qué no pueden dejarme en paz?". Se preguntó Tomioka cuando volvió a sentir la sensación de las ataduras.
Una vez terminada la tarea, Taro lo dejo caer de cara en la nieve por un momento para que se enfriara y mientras tanto el chico se propuso cumplir con lo que le había dicho a Shinazugawa. Arrastró al pilar con dificultad hasta un árbol y tomando una cuerda más larga de una bolsa similar a la de los gemelos lo dejó atado al tronco, tomó una jeringa y le inyectó un líquido, Sanemi no había dejado de empujarlo e intentar luchar pero estaba débil, se sentía irritado por no sentir sus músculos responder a las órdenes de su cerebro.
- Estas cuerdas son especiales, no soy nadie para revelar los secretos que guardan pero no podrás hacer nada con ellas hasta que salga el sol, algunas artes de los demonios de sangre son realmente asombrosas. - reveló mientras le daba la espalda y levantaba a Tomioka de la nieve llevando el pilar de agua a la espalda - Bueno, ha sido un verdadero placer conocerte Shinazugawa-san. No volveré a verte así que decir otra cosa sería mentir, ¡Adiós! - Se despidió alegremente trotando por la nieve.
- ¡Para, vuelve aquí asqueroso hijo de puta! ¡DETENTE! Secuestraron al imbécil de nuevo, ¡Mierda!
Saki estaba segura de que llevaba una hora buscando a los niños, pero no los encontraba.
- Sutoraiku, ¿dónde están? Todos han terminado ya sus misiones, sólo faltamos tú y yo. - La misma chica que le habia cortado el paso a Tomioka cuando recién había escapado con los cachorros, llego a la finca del viento, aun tenia los broches colgando de su cinturon y la mascara aun estaba en su cara.
- No los encuentro, sé que están aquí pero el pilar de agua los escondió y no sé cómo - Explicó, nerviosa porque ya habían capturado hasta los pilares peligrosos y ella seguía sin encontrar a cuatro niños insignificantes.
Natsuki puso los ojos en blanco y decidió buscarlos por su cuenta, se quitó la máscara de la cara y eligió comenzar la búsqueda en la habitación del pilar de viento.
Tsutako nunca había bajado la guardia, alguien más había llegado con un olor particular y ella palideció al darse cuenta. El recién llegado era un omega.
"No... no... nononono, ¡las feromonas de mamá no funcionarán con ella! Ocultar nuestro olor sólo funciona con los alfas y los betas no pueden rastrearnos de todos modos".
Era el momento que había esperado que no llegara, instó a sus hermanos a que se cogieran de la mano y gracias a su olfato los guió apresuradamente por el túnel hacia la salida.
Natsuki tardó un par de minutos en entrar en la habitación de Sanemi para darse cuenta de lo que estaba pasando.
- Realmente eres una inútil Saki, están frente a tus ojos.
- ¿De que estas hablando?
Pateó el futón y siguiendo el olor de las feromonas del pelo negro encontró la pequeña rendija que abría la escotilla y la levantó sin muchos problemas.
- Oh... eso explica muchas cosas.
- Deja de perder el tiempo, vamos a por ellos.
Descendieron los escalones hasta llegar al fondo.
Natsuki olfateó el lugar.
"Perfecto, estaban aquí. Detecto el suave aroma a leche que desprende un cachorro, aunque ya están empezando a desarrollar su aroma particular y la chica definitivamente ya lo tiene."
¿Estaba traicionando su naturaleza? Sí, los omegas se cuidaban entre sí y protegían a los pequeños.
¿Estaba cansada de haber nacido omega? Definitivamente... débil, pequeña, y para su familia llena de alfas con uno o dos betas, una mera desgracia.
¿Había aceptado la promesa de algo mejor aunque tuviera que sacrificar un par de cachorros? Por supuesto.
- Vamos, debemos seguirlos para atraparlos en cuanto salgan de este pasaje. - Dijo Natsuki y siguieron el rastro de los niños.
- Ah... los nueve pilares, los espadachines con más talento de los cazadores. Los más rápidos, fuertes, decididos, ágiles, poderosos y los únicos que han derrotado a una luna superior o a más de cincuenta demonios.
Los presentes escuchaban atentamente, estaban en una sala subterránea ya que la chica de pelo verde que paseaba por la sala no podía estar a la luz del sol. Llevaba dos cuervos azules, uno en cada hombro lo que le daba un mayor aire de misterio.
- Todos los que saben de ellos los temen y respetan por eso, además son de los pocos humanos que dominan el conocimiento de los alientos... lo que los hace extremadamente peligrosos e iguala su poder con el de los demonios, pero al fin y al cabo no dejan de ser humanos. Débiles, patéticos, envejecen, tienen sentimientos, cargan con las cadenas de su pasado... son básicamente como varios de ustedes.
Ella los veía con una sonrisa dulce que no concordaba para nada con sus palabras.
- La diferencia es que mientras ellos son considerados "héroes secretos de la humanidad", ustedes son la escoria de la sociedad. Incomprendidos, repudiados, perseguidos, odiados, ladrones, asesinos y podría seguir, pero no es para eso para lo que han sido convocados. Se les ha invitado a disfrutar del paraíso eterno y de la felicidad que Douma-sama ofrece a sus fieles seguidores. Como ven, es una oportunidad única en la vida. ¿No están cansados de vivir tan miserablemente, de ser menospreciados por los demás, de que la vida se burle en sus caras? Hoy puedes romper las cadenas que te atan a este mundo de agonía, puedes desplegar tus alas y disfrutar de un mundo perfecto simplemente completando una misión.
Se miraron con interés, más que dispuestos a escuchar la propuesta que prometía un paraíso sin problemas ni preocupaciones.
- Kairi, no creo que sea muy conveniente continuar aquí, la recompensa es demasiado buena para lo que debe ser un trabajo casi imposible. - susurró Saki.
- Aunque tuvieras razón no podemos hacer nada, ya estamos aquí así que cállate o no podremos escucharle. - Contestó su hermana.
- Sé que habéis hecho trabajos mucho más sucios - sonrió la chica de pelo verde mirando directamente a uno de los asesinos - así que con un poco de organización y obediencia absoluta podremos llevar a cabo esta incursión sin problemas. Les daré contexto y elegiré a los afortunados que tendrán el honor de trabajar para Douma-sama.
Detuvo su andar y se paró frente a ellos para explicarles la misión en general.
- La luna superior tres tiene un omega que forma parte de los pilares de los cazadores de demonios, a su vez este joven tiene dos cachorros cuya sangre pertenece a Akaza-sama. Sin embargo por razones que no mencionaré, el omega le fue arrebatado por el pilar llama que ahora se proclama como su supuesto alfa. Como podéis imaginar, el trabajo consiste en acabar con ese farsante y recuperar tanto al omega como a los niños a toda costa.
En cuanto terminó de hablar, paseó sus ojos magenta por la sala mal iluminada y escudriñó rápidamente cada cabeza en busca de candidatos para el plan.
"Excelente, hay muchas opciones prometedoras". Se dijo a sí misma antes de ver como un par de manos se levantaban sorprendiendo a los que le rodeaban.
- Mizuki-sama.
- Con el san está bien.
- Mizuki-san, queremos decirle personalmente a Douma-sama que nos necesita para esta misión.
- Interesante, algo pretencioso y arrogante pero comparto tu punto de vista, ambos tienen un talento realmente útil. Acérquense, una vez terminada la selección les llevaré con él.
Los gemelos de pelo blanco se abrieron paso entre los demás y se colocaron junto a la chica.
"Es ridículo que no parezcan tener más de dieciséis años. ¿Qué podrían dominar para ser elegidos así?". Se preguntó uno de los asesinos antes de darse cuenta de que Mizuki le miraba invitándole a unirse a los hermanos.
Uno a uno, más miembros se fueron acomodando a su lado derecho hasta formar un equipo bastante peculiar: varios individuos rápidos y equipados para matar, uno de los mejores asesinos del momento, dos gemelos con talento para las sustancias, una omega muy agresiva, un chico risueño de mente oscura, y la demonio eligió finalmente a la hermana de Saki por su impecable obediencia y su naturaleza alfa.
- Nos falta un miembro, participaría en la misión de captura como tal.
Saki levantó la mano, no estaba dispuesta a dejar brillar a su hermana sin darle una oportunidad.
- ¿Nadie más? - Ante el silencio suspiró viendo a la chica.
"No tiene talento ni potencial pero puedo usarla para algo". Pensó de mala gana.
Una vez que estuvieron todos juntos, los dirigió a una sala amplia y bastante bonita donde conocieron por primera vez a la luna superior dos de Muzan Kibutsuji.
La única que tuvo contacto con los objetivos antes de aquella misión y se dio cuenta al ver las descripciones que tenían de los pilares, fue la chica omega del equipo, con solo echar un vistazo a los bocetos recordó aquel día cuando conoció a aquella particular familia en la ciudad.
Ella había ido a ese enorme lugar a vender cosas que había robado, y en cuanto los vio con todos los cachorros, se sintió muy molesta al darse cuenta de que estaba en presencia de otro omega. Si había algo que odiaba además de a sí misma, era a los demás que compartían su subgénero, no le parecía justo como ellos podían ser felices y ella no, incluso después de pasar por interminables penas y sufrimientos en su familia alfacentrista.
¿Por qué algunos recibían todo el amor mientras que otros eran olvidados y caían en la oscuridad? Sus padres no le habían mostrado ningún tipo de afecto una vez que descubrieron que era una omega, era más fácil para ella huir de casa a los doce años y vivir en las frías calles robando y aceptando trabajos peligrosos que soportar aquella indiferencia como si fuera totalmente invisible, pasando por todo tipo de tormentos por parte de sus hermanos y hermanas alfa.
La omega intentó ignorar el recuerdo de esa familia y arrugó el papel con rabia, mirando con desprecio los bocetos del papel arrugado. Si la misión era hacerle la vida imposible a otro omega ella estaba dentro, sobre todo después de haber sido testigo en sus recuerdos de lo feliz que parecía ser el pilar de pelo oscuro.
La demonio sonrió complacida al leer los pensamientos de aquella chica llamada Natsuki. Tenía talento con las sustancias, habilidad para infiltrarse, robar cosas, una puntería mortal con casi cualquier arma y lo mejor de todo era que era una omega dispuesta a contribuir con su causa. La peliverde realmente no podía haber pedido una pieza mejor para el rompecabezas que tenía en mente.
"Ella es la única que podría encontrar a los niños si el omega de Akaza-sama quiere obligarnos a jugar al escondite".
Uno a uno, la demonio había analizado cuidadosamente las mentes de los demás y fuera de la omega y los gemelos, no había tantas cosas interesantes aparte del talento y la experiencia de derramar sangre.
Estaba convencida de que lograrían su objetivo y se sentía muy feliz por ello mientras acariciaba el plumaje de sus mascotas como si fueran felinos.
- Nee-san, tengo miedo. - Haruki jadeó.
- Lo sé, yo también, pero tenemos que darnos prisa o nos alcanzarán.
- Quiero a mamá y a papá.
- Los veremos pronto Ryu. - Dijo Tsutako creyendo fervientemente en sus propias palabras.
- ¡Nee-san se están acercando! - Exclamó Tyojuro.
- ¡Más rápido, más rápido!
Para su edad corrían bastante rápido, pero aún eran niños contra la velocidad de dos casi adultos. Tsutako sabia que se acercaban cada vez mas, sintió que no había alternativa, el pasaje era ancho así que no pasaría nada, pero eso solo significaba que sus opciones se agotaban. Se transformó en demonio, agarró a sus hermanos envolviéndolos con sus brazos y pisó el acelerador a fondo.
- ¡Se nos escapan! - advirtió Saki.
- No importa, hay nieve fuera, vayan donde vayan podemos seguir las huellas, lo importante es no perderlas. - Respondió Natsuki con calma.
Tsutako vio un poco de luz pálida, abrió la puerta de salida y el frío volvió a asaltarles sin piedad. Habían olvidado ese pequeño detalle... los cuatro apretaron los dientes pero un sonido a sus espaldas empujó a la chica a correr hacia el pueblo que detectó no muy lejos.
"No escaparán, estúpida panda de alimañas". Pensó Natsuki saltando de aquel pasadizo mientras colocaba rápidamente un tranquilizante en uno de los tubos que utilizaba para disparar, el dardo impactó limpiamente en el cuello de Tsutako pero no hizo efecto alguno.
"¿Qué? No es posible que haya... ese hijo de puta". Se dijo a sí misma mirando furiosa a Haruki que había estirado la mano para retirar el dardo y había utilizado su habilidad para ayudar al cuerpo de su hermana a luchar contra el efecto de la sustancia.
- Saki, deja de ser una carga y hazte cargo de tu misión, entorpece la mía y no dispararé el otro tipo de parálisis a menos que sea un tiro seguro.
- Ella es muy rápida, yo...
- Eres una maldita cazadora de demonios, ella lo es así que ¡haz tu maldito trabajo! ¿Lo harás? - Su compañera explotó.
- Ugh, yendo.
Corrió rápidamente tras ellos y desenvainó su nichirin.
"Fue extraño, no se dio cuenta del lanzamiento hasta que yo lo hice, en ese preciso momento fue cuando su cuerpo reaccionó por sí solo".
Definitivamente aquella visita al ex cazador le había proporcionado valiosa información.
"Puede parecerse a los ataques de Akaza-sama pero parece que no puede sentir ni encontrar la dirección de las cosas sin vida". Pensó levantando su espada dispuesta a lanzarla, la pregunta ahora era: ¿En qué parte del cuerpo no sería letal y la obligaría a detenerse?
Sin embargo, la chica no llegó a lanzarla, Tsutako se dio cuenta de que estaban a pocos metros así que se detuvo para dejar a los otros cachorros en la nieve.
- Vayan lejos, lleguen al pueblo y escóndanse.
- No te dejaremos nee-san. - Contestó Tyojuro frustrado.
Tsutako sintió a la chica detrás, se lanzó hacia Saki esquivando un corte horizontal y le arañó la cara con sus garras. La chica maldijo de dolor cuando sintió las garras hundirse en la carne de su mejilla derecha, sintiendo la sangre chorrear y gotear, tiñendo de rojo la nieve. Sin embargo, había conseguido separarlos e intentó despistar a la semidemonio para ir a por su objetivo.
- Vamos, vamos, ¡ahora mismo sólo somos un obstáculo para nee-san! - Haruki se apresuró a tirar de las manos de sus hermanos.
Al principio se resistieron pero en una ocasión Saki estuvo a punto de agarrar a Haruki, si no fuera porque la chica demonio le agarró del pelo corto y tiró de él hacia atrás, podría haberle capturado sin problemas, y encima la omega ni siquiera estaba haciendo esfuerzos por ayudar a su compañera.
Aquel susto fue la llamada de los niños para que se alejaran del lugar lo más rápido que pudieran.
- ¿No vas a por ellos? - Preguntó Saki, esquivando a duras penas los ataques de la chica de pelo oscuro.
- Si las dejo solas lo arruinarás todo, Sutoraiku. Además ellos se entregarán. - comentó sonriendo con satisfacción al detectar un olor algo tenue a lo lejos.
Su compañera alzó las cejas incrédula mientras intentaba causar algún tipo de daño a Tsutako, Natsuki solo utilizaba las energías de Saki para analizar detenidamente cada movimiento, cada esquiva, cada ataque que la mitad demonio realizaba, dispuesta a disfrutar del combate antes de entrar en la ecuación.
¿Qué había pasado con el escuadrón Kamaboko, Senjuro y el resto de los pilares mientras se producían todos estos estresantes acontecimientos? La respuesta: confusión, preocupación, ira, miedo y grandes cantidades de adrenalina corrían por sus venas.
Los chicos habían llegado a la finca del agua y confirmaron sus temores al ver el lugar vacío, el olfato de Tanjiro los guió hasta la salida trasera y encontraron uno de los broches de las chicas de la finca mariposa, tenía sangre pero Kamado notó que no pertenecía a ninguna de ellas, aunque el olor seguro que sí.
- El olor de Giyuu-san se dirige hacia el bosque... y no está solo, dos personas fueron tras ellos.
- ¿Y mi hermano?
Tanjiro se agachó como un sabueso, olfateando con mayor concentración tratando de captar el poco olor que quedaba del pilar de llamas.
- ¿Eh? Por alguna razón se fue en dirección contraria... eso no es normal.
- Tenemos que seguir al mitad y mitad haori, él es el que tiene los cachorros ¿no? - recordó Inosuke.
- Muéstranos el camino, Tanjiro. - preguntó Senjuro.
El chico Kamado trazó la ruta en su mente, corrió tras el olor de Giyuu y los pequeños con los otros tres siguiéndole de cerca.
Shinobu trabajaba sin descanso, no había sido capaz de encontrar su broche así que se ató el pelo con una liga cualquiera, en otras noticias, los cazadores no paraban de llegar en un estado lamentable. Identificó a una de ellas nada más llegar a la finca de las mariposas y se enfureció al ver el terrible estado en el que se encontraba.
- Tengo que ponerle puntos de urgencia, llévala al quirófano.
- Shinobu-sama, con el debido respeto no creo que sobreviva.
- No lo sabes, además los dos últimos cazadores que llegaron murieron pronto y ella sigue viva, no desperdiciaremos esta oportunidad. - ordenó guiándo a los kakushi hasta la habitación donde procederían a intentar salvarle la vida.
"Es cierto, su estado es muy grave. Ha perdido demasiada sangre y su respiración desciende a cada segundo que pasa, pero es la mejor amiga de Senjuro-kun. La noticia de su muerte le dolerá mucho... Debo hacer todo lo posible".
Cada pilar había recorrido dos veces de principio a fin el pueblo mas cercano a sus fincas pero fuera de toda la sangre, victimas y dolor, no vieron ni el mas mínimo rastro de las lunas de Muzan.
- ¿Estás seguro de que la luna superior tres fue quien hizo esto? - preguntó Obanai tras terminar su segunda excursión sin éxito.
- El chico que lo describió fue muy preciso, Iguro-sama. - el kakushi comenzó a releer la descripción que les habían dado - Piel pálida de un tono grisáceo, ojos azules y amarillos con los kanjis de lunas superior tres, piel expuesta con tatuajes por todo el cuerpo, pelo corto de un fuerte tono rosado al igual que las pestañas.
"No hay duda, es él pero... ¿Dónde está?"
Varios gritos le alertaron, fue en su dirección y se encontró con un grupo de demonios que habían sido atraídos por la sangre de los heridos. Obanai desenvainó su espada ondulante y cortó la cabeza de uno de los demonios sin sudar, los demás se pusieron en guardia y enviaron sus ataques hacia él, el pilar serpiente acabó con ellos tardando un poco más dependiendo de la habilidad de sangre que tuviera cada uno.
Muichiro estaba en cuclillas analizando cuidadosamente las heridas de los muertos y cazadores de la aldea en la que se encontraba.
"Ninguno tiene heridas de mordedura, además los trozos de carne que faltan están limpiamente arrancados... ¿Esto es obra de una luna superior? ¿Por qué matar a tanta gente y no comerse ni a uno solo de ellos?".
Algo realmente inusual estaba sucediendo, sus ojos se dirigieron a varios demonios que acababan de llegar buscando los cadáveres de los caídos, el pilar de niebla se levantó y se acercó a ellos para mostrarles que no eran bienvenidos.
Kanroji saltaba de techo en techo en busca del responsable de toda aquella muerte, pero algo muy distinto le inquietaba en su interior. No dejaba de preguntarse si los niños estarían a salvo por su cuenta, después de todo Rengoku y Tomioka deberían haberlos dejado en casa para atender la emergencia.
"Con ambos trabajando juntos deberían poder terminar antes que nosotros".
Su instinto omega le pedía a gritos que fuera a comprobar el estado de los cachorros y eso era lo que más le preocupaba, pero no había nadie que pudiera sustituirla.
"Rengoku-san ... Giyuu... Espero que sólo sean mis nervios".
En lugar de un pueblo, el pilar de roca había sido asignado a un grupo de casas cerca de su casa, tan pronto como llegó se dio cuenta de que no había ningún demonio en el lugar y se sintió confundido. Pasó por los pasillos empapados en sangre junto a los cuerpos sin vida y al igual que los demás tuvo un mal presentimiento. Su cuervo se posó en su hombro y le dio instrucciones para que se dirigiera de inmediato a un pueblo que aún no había sido socorrido por un pilar.
- Ese lugar está a pocos kilómetros de donde viven Rengoku-san y Tomioka-san. - señaló Himejima.
- Ninguno de los dos ha venido a ayudar todavía. - Contestó el animal.
"¿Qué? Rengoku-san nunca abandonaría a la gente a su suerte y Tomioka-san siempre cumple rápidamente las órdenes y misiones que se le encomiendan."
La prioridad en ese momento era proteger a los civiles de las garras de los demonios, pero indicó a su cuervo que informara de la situación al cuartel general.
Uzui se encontraba fuera de la residencia de Oyakata-sama preparado para cualquier eventualidad, le habían avisado de lo que estaba ocurriendo y ofreció su protección al maestro. Los cuervos se acercaban de vez en cuando para notificar el avance de la situación pero le daba mala espina que entre todas las aves solo había visto al cuervo de su amigo Rengoku cuando salió la primera vez, sabía que el cuervo de Tomioka requería un retiro urgente por lo que ese detalle no le preocupaba demasiado, pero aun así algo no andaba bien y sus llamativos instintos le daban la razón.
Shinazugawa había recuperado su fuerza junto con el control sobre su cuerpo y se negaba a creer que aquellas estúpidas cuerdas le estuvieran reteniendo realmente.
Por el amor de Dios, era un pilar, ¡esas ataduras no eran nada para su fuerza! Pero ahí estaba, haciendo inútiles esfuerzos por liberarse.
- ¡MIERDA! ¿Cómo es que esto no está roto?
Recordó lo que le había dicho el chico mientras lo ataba y se dio cuenta de lo que estaba pasando.
"Si esto tiene un arte demoníaco sangriento debería desaparecer en cuanto le dé la luz del sol. Pero podría ser demasiado tarde para cuando las nubes se despejen".
En eso vio a su cuervo que lo estaba buscando porque el pilar de viento no se había reportado a su misión. En cuanto lo divisó, el ave bajó a su encuentro y antes de que pudiera siquiera graznar Sanemi lo interrumpió.
- ¡Ve a decirle a los demás que nos emboscaron y capturaron a Tomioka! No hay tiempo, vuela, ¡ahora! - exclamó.
El ave alzó vuelo rápidamente y el pilar de viento recordó algo que había olvidado.
"Debería haberles dicho que alguien fuera a por los niños, no quiero dejarlos allí más tiempo del necesario".
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