Epilogo
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
Un suspiro rompió el silencio en el que se había sumergido la ojiperla, tras leer los mensajes de texto que tenía en su celular. Cada vez que había noticias inesperadas, le daban escalofríos.
—¿Que hizo esta vez la oveja negra de la familia Hyuga?—la joven se sobresaltó al sentirse presa entre los brazos de su marido, ademas, la pregunta la realizó con voz queda y seductora, muy cerca de su oído.
—¡Kakashi!—lo reprendió por asustarla, cómo por hablar así de su hermana. El peli plata sonrió divertido y no tardó en atacarla a besos.
—¿Mmm?—le respondió luego de morderla en el hombro, fingiendo no entender porque lo nombraba.
—¿Porque preguntas eso? También podría tratarse de asuntos relacionados con Sakura, o con Tenten—inquirió, recuperando un poco la cordura. Sus amigas eran muy unidas a ella y con el matrimonio entre Deidara y Tenten, los lazos se hicieron más grandes, puesto que ellos se conocieron gracias a ella. Con Sakura sucedido casi lo mismo y tras saber que fue Hinata quien aconsejó a su amiga para luchar por Nagato, él se sintió muy agradecido y los eligieron a ella y a Kakashi, como los padrinos de su primer hijo.
—Tu expresión al mantener contacto con tus amigas no es la que acabó de presenciar... entonces ¿me dirás que no son noticias de tu hermana?—Hinata no pudo negarlo, pues en realidad, si se trataba de noticias sobre su hermana menor. Lo cierto era que desde el fracaso matrimonial que Hanabi tuvo con Konohamaru, ella no volvió a encontrar a alguien que logrará igualarlo, o al menos, eso era lo que ella decía cada vez que volvía a fracasar. Con dos divorcios en menos de cuatro años, su hermana intentó volver a recuperar a Konohamaru, quien según ella, era el único hombre que amaba y al que siempre amaría. Lamentablemente para ella, el joven no dio marcha atrás en su decisión de no regresar, e incluso rehizo su vida con alguien más, dejando aquel doloroso capítulo de su vida enterrado para siempre.
Luego de el último divorcio, transcurrieron cinco años y Hanabi no volvió a formalizar con nadie, sin embargo, siempre lograba estar en el ojo público, tanto por su comportamiento despreocupado, como por sus conquistas amorosas. Hiashi y Kurenai, ya ni siquiera se inmutaban con sus acciones y agradecían infinitamente que por lo menos no se hubiera embarazado, ya que entonces si se preocuparían por la suerte que correrían sus nietos.
Aunque luego de lo sucedido pasaron mas de dos años y Hinata logró perdonarla, Hanabi no se presentó ante ella hasta que su primogénito cumplió tres años. La fiesta se celebraba en Konoha, en la gran mansión Hyuga y fue entonces que la menor de las hermanas se presentó con su primer esposo. La castaña quedó enamorada de su sobrino y desde ese momento, se dedicó a consentirlo.
Kakashi agradeció infinitamente que su cuñada viviera en Londres, de esa manera no tendría tanta cercanía con su hijo, quien dicho sea de paso, también se sintió muy apegado a ella y a Kai, su primer esposo. El joven parecía buena persona, sin embargo, poco tiempo después, Hanabi anunció su divorcio, alegando que no lograban entenderse. El muchacho habló con Hinata y Neji, pues estaba muy enamorado y no quería perderla, pero la castaña estaba decidida y lo dejó atrás.
Tiempo después, Hanabi anunció que se había casado durante un viaje de negocios a Las Vegas y al igual que el primer marido, también el segundo era un buen hombre, pero terminó corriendo la misma suerte que el primero.
Debido a su belleza, inteligencia y comportamiento autosuficiente, Hanabi era una de las mujeres empresariales mas cotizadas, incluso prominentes magnates quedaban hipnotizados por ella. Especialmente, por el exótico color de ojos, no obstante, se decía que ella era fría como el hielo y sin importar cuántos millones tuvieran sus pretendientes, no lograban impresionarla. Kakashi a menudo coincidía con la opinión de Neji. El castaño decía que era el karma el que no la dejaba apegarse a nadie. Aunque los primeros años Hinata también estuvo de acuerdo, ahora después de once años, pensaba que su hermana ya había pagado con creces el gran error que cometió al traicionarlos. Por otro lado, le daban mucha pena sus padres, especialmente su madre y por las noches rezaba para que Hanabi lograra perdonarse a sí misma y de ese modo, pudiera encontrar a un buen hombre del cual se enamorara.
—Ella quiere verme... dice que necesita saber mi opinión sobre algo muy importante—la morena hizo un gesto de molestia al ver la cínica sonrisa de su esposo—Si continúas burlandote de mi, te dejaré sin cenar y sin...—el varón la silencio con un apasionado beso.
—Está bien, no te molestes conmigo—ella quedó flácida tras el beso y terminó olvidando la anterior molestia—pero hablando en serio ¿para que crees que quiera tu aprobación?—cuestionó con cautela, ya que no la quería molestar y terminar castigando durmiendo en la habitación de invitados.
—No lo se, mis padres no me han comentado nada sobre ella—aunque no lo admitiría frente a Kakashi, la ojiperla suponía que Hanabi quería su opinión sobre alguna frivolidad... quizás un auto deportivo, alguna propiedad, o tal vez joyas.
—Ya veo ¿y donde se encuentra en este momento?—el colmo sería que su cuñada quisiera que Hinata viajara a Londres solo para solapar sus caprichos.
—Ella está aquí en Konoha, al parecer llegó anoche—la familia Hatake se había mudado a Konoha luego de nueve años viviendo en Tokio. Sokumo fue el primero en hacerlo, dado que se le presentó un buen negocio. Por otro lado, tras casarse con Neji, Ino también se mudó a Konoha y le propuso a Hinata abrir un negocio igual al que ya tenían. La ex Hyuga aceptó y en tres años, había adquirido el mismo prestigio que el primero. Otros que también se mudaron, fueron Obito, Rin y sus dos hijos, quedando sólo ellos con los amigos mas cercanos. Con el tiempo, los constantes reproches de los abuelos por ver a sus nietos y los suspiros de la ojiluna tras terminar las videollamadas con sus amigas y familiares, orillaron a Kakashi a tomar la decisión. Estuvo durante un año encargándose de todo y la noche de su aniversario de bodas, le dio la noticia. Como era de esperarse, ella y los niños se pusieron felices, tanto que incluso sus hijos lo llamaron el superhéroe Hatake. Después de esa noticia, tuvieron una de las mejores noches en la intimidad de su habitación y tras la mudanza, supo que había tomado la mejor decisión, dado que sus niños se veían felices al igual que Hinata. El único problema, era que ahora siempre la tenía que compartir con todos. Su esposa era como un ángel y por ende, la mayoría de sus amigos, acudían a ella para soltarle los problemas. Kakashi no creyó ser tan celoso, pero no sabía como explicar los sentimientos que le provocaba la constante cercanía de Sasuke con ella. Su esposa reía diciendo que para ella, Sasuke era como un hermano, sin embargo, él no estaba tan seguro de los sentimientos del Uchiha y eso a menudo lo dejaba muy molesto. Para empeorar las cosas, Sasuke se divorcio cuando aún vivía en Tokio, muy cerca de ellos y obtuvo la custodia de su hija, quien era la mejor amiga y compañera de su hijo menor, por lo tanto, desde muy pequeña se apegó mucho a Hinata en busca de una figura materna. Como ellos eran muy "amigos" fue la misma ojiluna quien lo aconsejo de regresar a Konoha, de ese modo Sayumi podría estar cerca de sus abuelos y de Itachi. El Uchiha estuvo de acuerdo y siguiendo los pasos de Obito, regresó a su lugar de origen, así que al mudarse ellos, la cercanía que tenían en Tokio no tardó en regresar. Según Hinata, el Uchiha se estaba dando una nueva oportunidad con una de sus mejores clientas de la boutique. La chica era familiar de Kushina y su nombre era Karin Uzumaki. Sólo esperaba que esa relación si se diera.
—¡Vaya!—Kakashi arqueó una ceja—Eso si que es una sorpresa... los chicos se pondrán felices cuando lo sepan—Hinata sonrió al escucharlo, pues sabía que a él, no le gustaba la admiración que los niños le tenían a Hanabi, no obstante, por respeto a ella, optaba por reservarse su opinión. El matrimonio Hatake procreó a Dai, quien ya tenía once años de edad y cinco años después, llegó Kini, quien tenía seis años. El menor compartía el llamativo color de cabello del padre, pero sus ojos eran tan bellos como los de Hinata. La personalidad del menor era similar a la de Hiashi y a pesar de ser tan pequeño, se comportaba muy juicioso.
—Me pidió que no le dijera a nadie sobre su llegada... aparentemente, ni siquiera se lo dijo a mis padres—las dudas de Kakashi aumentaban ¿que se traería entre manos Hanabi? Con ella no podían estar seguros de nada—Le pediré a Ino que se encargue de la boutique en mi ausencia—aunque el deseo de Kakashi era que su esposa dejara de laborar en la boutique, no había conseguido que ella lo hiciera. El único tiempo que ella permaneció en casa, fue durante los embarazos, sobre todo, en el segundo, puesto que luego de dar a luz, optó por quedarse a laborar desde su hogar. Siendo testigo de todo lo que tuvo que pasar y de verla tan decaída, finalmente se sintió feliz cuando ella decidió volver personalmente al negocio y nunca más volvió a sugerir que no trabajara.
—En ese caso puedes ir tranquila, después de todo, los chicos se fueron con tu padre luego de clases... pero no demores mucho preciosa, recuerda que debemos aprovechar que pasaremos el fin de semana a solas—Hinata se sonrojó al imaginar las diferentes maneras en que Kakashi la tomaría. Su sangre se calentó, al igual que su intimidad—además, recuerda que los niños quieren un hermanito—la ojiperla soltó un suspiro. Su esposo no dejaba de insistir en volver a tener otro bebé, sin embargo, ella no creía ser capaz de volver a estar embarazada. A pesar de tener a personas contratadas para laborar en las boutiques, ni Ino, ni ella, dejaban de intervenir, además, también debían estar listas para viajar cuando la situación lo requería, por lo tanto, un embarazo la mandaría de nuevo a su hogar, tal como sucedió con el último, en el que la pasó la mayor parte del tiempo en cama con malestares y debido a un repentino viaje, terminó dando a luz a los siete meses. Ver a Kini en la incubadora le rompió el corazón y se culpó por ser descuidada, por lo tanto, se dispuso a protegerlo en todo momento durante sus primeros años. La situación le causó depresión y no quería volver a pasar por algo parecido.
—Será mejor darme prisa, de lo contrario mi hermana es capaz de venir aquí a buscarme—la ex Hyuga se apresuró a alejarse de Kakashi, puesto que ya había sentido su prominente ereccion. Si sucumbía al deseo, no la dejaría salir de la habitación, así que optó por huir luego de tomar su bolso. Hanabi le rogaba que se reunieran y para ser sincera consigo misma, la curiosidad la estaba matando.
—¿Es mi impresión, o me estás evadiendo?—Hinata lo besó en la mejilla lo mas rápido que pudo y se dirigió a la puerta principal—¿Hinata?—la llamó en modo autoritario, a lo que ella ni siquiera respondió y sólo le sonrió lanzándole un provocativo beso desde la palma de su mano.
—Es mejor que no la provoques, o terminarás haciéndole compañía a Pakkun—Kakashi bufo molesto. Su padre vivía con ellos por petición de Hinata, pues al mudarse a Konoha, ella no veía la necesidad de que su suegro viviera solo, teniendo ellos esa enorme propiedad cercana a la mansión Hyuga, que Kakashi se empeñó en adquirir para su familia. Sokumo intentó resistirse, sin embargo, no podía negarle nada a su encantadora nuera, ademas, los niños estuvieron felices con la presencia del abuelo paterno. El Hatake mayor se reunía a menudo con los Namikaze, los Uchiha, los Hyuga y por supuesto, con Tsunade y Jiraya, para conversar y a veces, también jugaban juegos de mesa. Sayumi Uchiha, la hija de Sasuke y Keiko Hyuga, la hija de Neji e Ino, los apodaban el club de los viejitos. Kini evitó seguirles el juego, sin embargo, Dai, se mostró divertido y les aseguro que era un nombre muy adecuado para ellos.
—Creí que ya estabas llegando a Tokio—soltó deliberadamente para evitar continuar con el tema anterior. El mayor sonrió con diversión y palmeó el hombro de su hijo. Hinata era la persona mas encantadora y gentil que conocía, sin embargo, el comportamiento posesivo de su hijo, lograba llevarla al límite y sin más, terminaba enviando a Kakashi a dormir lejos de ella. Ese simple acto, lograba desquiciar a Kakashi y la mayor parte del tiempo, evitaba que sucediera.
[...]
Hanabi le dio un sorbo al jugo que había pedido. De nuevo miró la hora en el celular y comprobó que apenas habían pasado cinco minutos desde la ultima vez que lo revisó. No recordaba cuando fue la última vez que se sintió en ese estado de ansiedad. Hinata era muy importante para ella, aunque la mayoría de quienes la conocían, lo dudaban, sin embargo, luego de lo sucedido, su hermana mayor se encargó de mostrarle una vez más, el porqué siempre lograba que todos la quisieran, aún sin proponérselo. Hinata la perdonó de todo corazón y dos años atrás, le hizo una recomendación, misma que ella dejó de lado, pues no creía que tal cosa tuviera relevancia, no obstante, el destino, o quizás la suerte, la pusieron en el lugar y el momento adecuado, para poder seguir el consejo de su hermana y desde ese día, su vida dio un gran giro.
—Lamentó mucho la demora—la castaña levantó el rostro encontrándose con su radiante hermana mayor. Hinata lucía muy bella luego de convertirse en madre—además, el tráfico estaba detenido por las zonas de construcción—obviamente, evitó mencionar que su marido estuvo a punto de retenerla.
—No te preocupes, de todos modos sólo fueron menos de cinco minutos—tal como sucedía en el pasado, las hermanas se saludaron con un fraternal abrazo antes de sentarse—y agradezco mucho que accedieras a encontrarte conmigo—el mesero llegó y anotó el pedido de la mayor y al momento de quedarse solas, fue que Hinata notó algo distinto en su hermana. Ella tenía un significativo brillo en la mirada y sonreía genuinamente.
—Debo decir que me sorprendió mucho tu petición, sobre todo, me sorprende que mamá y papá no sepan que estás aquí—de nuevo miró la linda sonrisa de Hanabi y su curiosidad se disparó al máximo.
—¡Hina! ¿Recuerdas cuando me sugeriste buscar el perdón? Me refiero a hacer las acciones correctas para obtener la paz que tanto he necesitado durante todo este tiempo—la ojiluna mayor arqueo una ceja sin llegar a comprender exactamente a que venía esa pregunta, no obstante, si lo recordaba.
—Si, lo recuerdo ¿y que hay con eso?—cuestionó luego de agradecer al mesero por traerle el café.
—Pues, que finalmente lo hice Hina... después de tanto tiempo queriendo recuperar el amor de Konohamaru, al fin entendí que ese sentimiento ya estaba muerto y nada, ni nadie, lo podía revivir... después de todo, él sufrió mucho y fue gracias a lo que le hice.
—¿Que quieres decir?—la mayor de las hermanas trataba de entender pero le estaba costando mucho hacerlo.
—Escucha, durante la convención empresarial que se llevó a cabo en Suna, me encontré por casualidad con él... Konohamaru también estaba ahí y al verlo, aprecié que en sus ojos ya no había amor, ni rencor y curiosamente, tampoco había desprecio, simplemente no encontré absolutamente nada para mi—aunque le dolió decirlo, era mejor que seguir engañándose con algo que jamas volvería a tener—Luego de ser consiente, recordé tu sugerencia y me acerque a él, no como lo hice en el pasado, no. Esta vez lo hice de todo corazón y con una gran necesidad de obtener lo único que él podía otorgarme—Hanabi suspiro y se limpió una traicionera lagrima—Finalmente pude entender que él no volvería a quererme y a pesar de no merecerlo, me perdonó.
—¡Hanabi!—Hinata se conmovió al verla tan afligidla.
—Tenías razón, aunque fue doloroso enfrentar la realidad, siento que una muy pesada carga se retiró de mi espalda luego de su perdón—la castaña por primera vez se acercó a su ex novio sin buscar un acercamiento amoroso. Ella fue sincera con él y prácticamente le rogó que la perdonara. Al ser alguien con buen corazón, Konohamaru percibió la verdad y no dudó en hacerlo, cerrando finalmente aquel capítulo de sus vidas.
—¿Y estás bien?—a pesar de los años que se mantuvieron alejadas, el comportamiento de Hinata en cuanto a la preocupación por su hermana menor, no había cambiado.
—Se podría decir, que estoy mejor que nunca—sonrió limpiando mas lágrimas—incluso me presento a sus dos hijos... son tan lindos Hina—la ojiperla sintió un nudo en la garganta, era obvio que su hermana llegó a imaginarse siendo ella la madre de esos niños.
—Lo son—Hinata los conocía muy bien, dado que su cercanía con Konohamaru no había disminuido y por el contrario, ambas familias se frecuentaban muy a menudo.
—Lo cierto es que desde ese día, todo ha ido mejor—afirmó sonriendo—y aunque se que te reías me mi, hay algo que quiero contarte a ti, antes que a nadie mas—la sonrisa nerviosa de Hanabi había vuelto—He estado saliendo con alguien y después de hablar con Konohamaru, me di un tiempo a solas. Quise reflexionar sin tener a nadie cerca, ni siquiera el celular, así que me fui a un retiro espiritual que se lleva a cabo en las montañas Himalayas. En ese sitio nos mantuvieron incomunicados durante dos meses y nos mostraron la conexión que se puede tener con la naturaleza—relató entusiasmada—No niego que la primer semana me pareció un infierno y hasta pensé en rendirme, ya que el frio, las madrugadas y el trabajo que nos veíamos obligados a realizar, lograron doblarme... Imagíname a mí, preparando el desayuno para veinte personas—Hinata frunció el ceño, eso simplemente no se lo podía imaginar—sin embargo, cuando recordaba mi deplorable comportamiento en los últimos años, me daba fuerza para hacerlo mejor y con los días, ya no lo sentía como un castigo auto infringido, sino mas bien, lo mire como una oportunidad de ser una mejor versión de mí.
—¿En serio cocinaste tú misma? Sin ofender, pero si mal no recuerdo, tu odiabas la cocina y todo se te quemaba—la mayor hubiese pagado por ver personalmente lo que le contaba su hermana.
—Así es, aunque nunca lograré ser tan buena como tu, al menos mis compañeros y los monjes, dijeron que era muy buena, a comparación de los primeros días, en los que la mayoría terminó con fuertes dolores estomacales—ambas sonrieron.
—Me alegó mucho por ti—Hinata seguía asombrada, pero trató de disimular.
—Tu y mis padres fueron mi motivación, pero especialmente tú—de nuevo Hanabi se puso melancólica y buscó volver al tema que quería tratar—Bueno, como te decía anteriormente, estaba saliendo con alguien y apenas regresé, fue a buscarme—la castaña se echó aire en los ojos, dejando atrás las lágrimas que amenazaron con salir—y después de tanta insistencia y muestras de interés, acepté formalizar—la mayor quiso lanzar un suspiro de frustración—Puedo imaginar lo que estás pensando y no puedo culparte, pero esta vez siento que es diferente y antes de dar el siguiente paso, quiero que tu lo conozcas.
—¿Que? Pero, no, espera...—Hinata no sabía que decir y no pudo huir de la situación, dado que Hanabi hizo una seña y en segundos, un rubio que se había mantenido alejado en la barra de bebidas se acercó a ellas. La Hyuga mayor no tuvo tiempo de asimilar la situación y a eso se debió que Hanabi planeará todo de esa forma, pues si le daba tiempo de pensarlo, podría hacerse una idea equivocada de las verdaderas intenciones del varón, por lo tanto, optó por tomarla desprevenida
—¡Buenas tardes!—Hinata no tuvo mas remedió que ponerse de pie para enfrentar a la actual "pareja" de su hermana—Shee, encantado de conocerla—ambos estrecharon las manos—y supongo que usted debe ser Hinata, la hermana mayor de Hanabi—la ojiperla evaluó al caballero que acababa de llegar y con sólo verlo, pudo deducir que tenía mas o menos la misma edad de Kakashi, no obstante, no desentonaba con su hermana—Hana me ha hablado muy bien de usted, de lo mucho que la admira—Shee se acercó a Hanabi y le dio un beso en la frente, lo cual sonrojó a la castaña y la hizo sonreír. Hinata sintió que su pecho se calentaba ante la escena, dado que a pesar de no ser muy romántica, si fue muy tierna y significativa.
—Hinata Hatake, es un placer conocerlo Shee—los tres tomaron asiento y la conversación fluyó sin esfuerzo. El apuesto rubio, quien era un prestigioso médico, le contó como fue que se conocieron y como desde ese momento quedó prendado de Hanabi. También le contaron que él sabía absolutamente todo sobre el pasado de la Hyuga menor. Al principio de la relación, Hanabi le había dejado claro que no quería nada serio y cuando él insistió, ella le contó su pasado. Estaba segura que con eso bastaría para alejarlo por completo, sin embargo, luego del retiro espiritual, Shee regresó mucho mas insistente y le dejó claro que no le importaba su pasado, sino su presente, como su futuro, ya que él quería formar parte de ambos tiempos con ella.
—Disculpen un momento... en seguida regresó—Shee tuvo que responder una llamada del hospital y se alejó un poco de la mesa, dejando a las hermanas a solas.
—Y bien ¿que opinas? ¿Crees que pueda funcionar? Por favor Hina, no temas decirme exactamente lo que piensas—Hanabi no pensaba flaquear, si Hinata no veía futuro en ese noviazgo, se alejaría del médico, aunque su corazón terminara roto de nueva cuenta.
—Hanabi, no es mi opinion la que debería importarte, mejor dime ¿que sientes tu por él?
—Yo lo amo Hina—respondió sin dudarlo—Se que suena extraño, especialmente tratándose de mí, pero desde lo que sentía por Konohamaru, no me había vuelto a sentir así y eso me atemoriza... no lo sé, quizás quiero que alguien vea lo que yo me niego a ver y de ese modo, poder alejarme de él para continuar sola—la voz se le quebró al decir lo último y la mayor ya no tuvo dudas.
—Si de verdad lo amas, estoy segura que funcionará—la castaña no pudo retener las lágrimas de alegría y sin pensarlo se puso de pie y fue a los brazos de su hermana. Hinata también se levantó y la recibió con cariño—Ahora debes presentárselo a nuestros padres, estoy segura que ellos pensarán igual que yo—Shee regreso y después de pagar la cuenta, acompañó a Hanabi hasta el auto de Hinata.
La ojiluna se puso pálida al ver lo tarde que era y los múltiples mensajes que tenía de su marido. Se despidió sin mencionar nada sobre Kakashi y sintió que el trayecto fue mas largo de lo común.
Entró lentamente para no ser notada, después de todo, Kakashi ya debía estar acostado en su recámara y ella podía decir que se quedó preparando un pastel, o cualquier otra cosa.
—¿Me quieres explicar que horas son estas de llegar?—la morena gritó al momento de escuchar la voz de su marido, quien se hallaba sentado en la silla de la entrada principal y no sólo eso, sino que se mantuvo con la luz apagada hasta que comenzó a hablar.
—Por todos los cielos, que susto me has dado—la ojiluna se colocó la mano sobre su pecho.
—Aún no me respondes—fuera de sentirse intimidada, Hinata se mordió el labio al verlo tan autoritario, pues aunque nunca lo admitiría, le excitaba mucho sentirse dominada por su amado—¿Acaso quieres ser castigada?—la pregunta incendió la sangre de la joven y no se resistió a provocarlo.
—Ahora no Kakashi, estoy cansada y sólo quiero darme un baño antes de dormir—sabiendo que su suegro y los niños no estaban, camino hacia su habitación dejándolo atrás.
—¿Cansada? Esto se trata de una broma ¿verdad?—lo cierto era que el peli plateado ya estaba perdiendo la paciencia y su dulce esposa no parecía ser consiente de las consecuencias. La siguió hasta la habitación de ambos y se sentó impaciente en el sillón cercano a la ventana.
Hinata salió al rededor de quince minutos después y se sobresaltó al verlo tan molesto mientras seguía con sus orbes todos sus movimientos. Ella se decepcionó mientras se duchaba, ya que estaba segura que él iría a alcanzarla y ahí comenzaría la primera de las muchas entregas, sin embargo, ella terminó de ducharse y él no apareció. Quizás fue muy lejos y terminó molestándolo. Ese último pensamiento la hizo sentir culpable y se apresuró a terminar de vestirse, dado que se sentía tonta por pensar en provocarlo y la timidez tomó el control de ella.
—Lo siento Kakashi, el tiempo se me pasó sin darme cuenta y...—ella acomodaba las almohadas evitando verlo tan molesto y al darle la espalda, él se abalanzó contra ella, aprisionándola entre sus fuertes brazos.
—Perdiste tu oportunidad de darme explicaciones—sin reparos, desgarro el pequeño camisón que llevaba puesto la ojiluna y le dio una mordida en el hombro—ahora serás castigada—aunque ella misma lo había provocado para que sucediera, sintió que él le iba a mostrar otra manera de ser castigada y cuando escuchó el sonido de las esposas todo quedó claro.
—¡Kakashi!—lo llamó cuando la esposo a ambos lados de la cama. Hinata no supuso que su marido utilizó el tiempo que demoró en ducharse para preparar las esposas, las vendas, distintos aceites saborizados y lo que creyó, se trataba de un vibrador.
—Shhh, no te he dado permiso de hablar—la ojiperla se estremeció con la orden y sobre todo, con la intensa mirada que su marido tenía sobre su cuerpo, mismo que sólo llevaba unas pequeñas bragas—Mmmm, veo que estás muy mojada—le dijo cuando se encargó de quitarle la prenda. Sin ningún pudor, se la llevó a olerla y mientras lo hacía, sus orbes no dejaron los de ella. Hinata se sonrojó y como siempre lo hacía, intento cubrirse el rostro, sin embargo, sus muñecas se hallaban atadas y sólo pudo hacer un puchero. Kakashi le besaba las piernas desde el tobillo hasta muy cerca de la intimidad femenina. El Hatake no llegaba a los labios mayores ni con la boca, ni con los dedos.
—Ahhh—la chica dejó escapar un jadeo de excitación, al memento de sentirlo chupando sus pezones y acto seguido, le vendo los ojos, para luego colocarle unos audífonos. La ojiluna se resistió moviéndose a ambos lados, pero Kakashi no tuvo problemas en concretar su cometido. El peli plateado sonrió al verla tan indefensa, a su entera disposición. Llevaba mucho tiempo fantaseando con tomarla de esa manera, sin embargo, no encontraba el momento adecuado para hacerlo y ahora, ella también pareció querer probar algo nuevo, así que ¿quien era él para negarse a complacerla? Había leído tal escena en un libro y desde entonces, comenzó a comprar lo necesario.
Sin dejar de verla, se desvistió y volvió a besarle las piernas de forma lenta. Los gemidos de su esposa apenas se escuchaban y al momento de tomar el vibrador, también subió el volumen de la música. La quería escuchar gritando de placer y desesperación mientras él la llevaba hasta ese desquiciante punto.
Provocándola con el vibrador, la observó retorciéndose en la cama y cuando ya no pudo soportarlo más, la complació con su boca. Hinata ya no pudo contener sus gritos, se sentía superada, dado que no podía escucharlo y tampoco podía verlo para anticipar sus actos, por lo tanto, las acciones de su marido la tomaban por sorpresa y eso aumentaba la excitación. Cuando sintió que ya no podía soportarlo por más tiempo, el contacto terminó abruptamente y se sintió frustrada. Kakashi sonrió al verla insatisfecha e intentó contenerse por un poco más, pues ella estaba por rogarle.
—¿Kakashi? ¿Estás ahí?—lo único que podía escuchar era la música y se sintió molesta—Esto no es gracioso Kakashi—juntó sus piernas tratando de aliviar el calor que la consumía—Kakashi por favor, no puedes dejarme así... yo, siento mucho las veces que te he dejado igual, te aseguro que no lo volveré hacer—Kakashi sonrió satisfecho, aquello había resultado mucho mejor de lo que pensaba, ahora ya no volvería a amenazarlo con echarlo de la recámara sin dejarlo tomarla a su antojo—Por favor—la súplica fue silenciada al momento de sentir como ambas piernas eran separadas y sin demora, su cuerpo se estremeció al ser penetrada con rudeza.
—Ahora sabes lo que se siente cuando te niegas a mí—le susurro en el oído, luego de retirarle los audífonos. Hinata movió sus caderas en busca de mayor contacto, pues escuchar los jadeos de su esposo la llevaban al límite y encima, Kakashi no estaba siendo delicado, sino todo lo contrario, ya que sentía dolor y al mismo tiempo placer mientras él succionaba sus pezones.
Tras dos intensos orgasmos por parte de la ojiperla y uno de Kakashi, ella finalmente fue liberada de los ojos y de las manos. El Hatake suspiró satisfecho y la acercó hacia su fornido pecho. Los actos del varón no se parecían a lo que hizo minutos atrás, pues sonriendo le apartó el flequillo y le dio un casto besen la frente.
—Buenas noches, que descanses—la fémina no sabía como iniciar una conversación y ya se encontraba con mucho sueño.
—¿A que te refieres cariño? Aún no estoy satisfecho y sabes que esta noche no te dejaré dormir—la apretó contra él y la recostó sobre su pecho donde se dedicó a acariciarle la espalda—pero de ti depende que sea mas rudo, o que sea como a ti te guste.
—¿Que quieres decir?—inquirió con cautela.
—Que estoy listo para escuchar el motivo de tu demora—sin ningún tipo de pudor, se sentó con ella sentada sobre su regazo—Tu sabías que yo te esperaba y será mejor que tengas una buena razón para haberme dejado abandonado por tanto tiempo—a pesar de los años que llevaban casados, en ocasiones, Kakashi la seguía intimidando y aunque la mayoría del tiempo cedía a sus deseos, existían excepciones. Al hacer el amor, él siempre tomaba el control y se volvía muy dominante. Hinata lo disfrutaba mucho, incluso se prestaba a sus fantasías y no negaba que la última vez que tuvo un castigo quedó asustada, sin embargo, con el paso del tiempo, su pecho comenzó a anhelar esos momentos. Seguramente ya se estaba volviendo una pervertida al igual que su marido.
—Esta bien, pero prométeme que no te burlarás.
—Lo prometo—en ese momento, Hinata le relató lo sucedido con Hanabi, incluyendo al hombre del que se había enamorado.
—Algo dentro de mí, me dice que está vez será diferente—Kakashi la beso apasionadamente, ya que se veía tan adorable al hablar tan llena de optimismo.
—Entonces así será preciosa—el Hatake alcanzó dos copas que había llenado y le entregó una a su mujer—Brindemos para que todo salga bien—la pareja acostumbraba beber cuando tenían pequeños maratones sexuales, eso le permitía a Hinata relajarse, pues Kakashi gustaba de tomar el licor que derramaba sobre el delicado cuerpo femenino y lo complementaba con fresas, chocolate y crema batida.
[...]
Pues aún no confío en ella—soltó Tsunade cuando Konohamaru le contó sobre la conversación que había tenido con Hanabi.
—Se que es difícil de creer, pero ahora que conocí a su esposo, pude comprobar lo que me dijo Hina.
—¿Sobre que?—cuestionó la rubia.
—Sobre lo cambiada que está Hanabi luego de hablar conmigo de manera civilizada.
—Hiashi también me lo comentó... aparentemente, la oveja negra volvió al buen camino—añadió Jiraya y Tsunade sólo suspiró. Lo cierto era que ya la había perdonado, aunque jamas lo diría en voz alta, después de todo, tenía una reputación que cuidar y no dejaría que la creyeran blanda.
—Espero que Naruto siga sus pasos, aunque hasta ahora—Konohamaru guardó silencio recordando la última vez que se encontró a quien fue su mejor amigo. El rubio llevaba un niño en brazos y a juzgar por los cabellos rubios, se trataba de su hijo. Eso no fue nada fuera de lo común, como el hecho de encontrarse coqueteando con una bonita joven, a la cual le decía que era viudo. Todo parecía ir de maravilla, hasta que apareció una fémina con otro niño rubio de alrededor de cinco años. Konohamaru sintió pena ajena ante el espectáculo que montaron frente a los clientes del restaurante donde él había llegado a comer.
—Lo dudó mucho—suspiró Jiraya—Minato me contó que acababa de divorciarse y deberá compartir la custodia de sus hijos.
—Bueno, supongo que algunas cosas nunca cambian—añadió Tsunade mientras apostaba por medio de su celular.
—¿Entonces si asistirás a la finca Hyuga?—Konohamaru se ofreció para ser él quien invitará a sus padrinos. La reunión que realizaban en ese lugar se vio afectada por su fallido matrimonio, sin embargo, eso ya era parte del pasado y justo allí debería quedarse. Durante los últimos años, no volvieron a reunirse por las diferencias entre Hanabi y Tsunade. Si la menor de las Hyuga asistía a una reunión, Tsunade declinaba la invitación, o viceversa.
—Mmm, como sea—ambos varones sonrieron, esa respuesta era afirmativa y por primera vez desde aquel penoso incidente, Tsunade permanecería en el mismo lugar que Hanabi por mas de dos horas. Ellas ya se habían encontrado, no obstante, optaban por ignorarse y pronto una de ellas se marchaba.
—Por eso te amo preciosa—Jiraya la abrazó y le dio un beso en los labios.
—No te pases—le advirtió avergonzada por mostrar esas muestras de afecto frente a su ahijado. Konohamaru sonrió feliz y antes de presenciar algo mas íntimo, se fue a toda prisa.
[...]
—¡Feliz cumpleaños mamá!—la ojiperla recibió a sus dos hijos, quienes entraron corriendo a su habitación. Aún era muy temprano y el clima era frío, no obstante, ellos dos le llevaron un pequeño pastel y un ramo de flores.
—Gracias mis amores—se incorporó quedando sentada y les indico que se subieran a la enorme cama. Ambos niños obedecieron y se sentaron a cada lado.
—Felicidades mi amor—los niños sonrieron cuando el padre entró sonriéndole a su madre—Espero que te haya gustado la sorpresa de estos campeones—los niños le pidieron a Kakashi llevarlos a la florería, dado que deseaban sorprender a la ojiperla—Si, tu también—Kakashi levantó a Pakkun, pues ya era muy mayor para poder trepar por el mismo y sólo se acercó a la cama en busca de formar parte de la reunión.
—Ven Pakkun, felicita a mamá—el mas pequeño cargó al perro y lo acercó a ella. El perro le dio un lengüetazo a la fémina y en seguida se quedó dormido sobre sus piernas.
—Mamá, los abuelos llamaron a papá y le pidieron que fuéramos a pasar el año en la finca—Hinata frunció el ceño ante lo dicho por Dai.
—Quieren celebrar que tu hermana también se quedará a pasar las fiestas aquí luego de tantos años—aclaró Kakashi.
—Algo me había comentado papá—afirmó Hinata no muy entusiasmada. No es que no le gustara la idea de pasar ese día con sus padres, pero desde lo sucedido años atrás, no se habían vuelto a reunir todos en esa propiedad, tal como lo hacían en su niñez.
—¿Que pasa mamá? ¿No estás contenta?—el menor de los chicos se preocupó al verla sin sonreír.
—Si no te sientes feliz, le diremos a los abuelos que preferimos otro sitio, quizás las cabañas del tío Jiraya—sugirió Dai.
—No se preocupen por mi, yo estoy feliz y lo estaré en cualquier lugar, siempre que ustedes dos estén a mi lado—sonriendo abrazo y beso la frente de ambos niños.
—¿Y que hay de mí?—los tres rodaron los ojos al ver a Kakashi visiblemente ofendido por no ser mencionado por ella—¿Yo no te soy necesario?
—Claro que eres necesario—los niños volvieron a ambos lados de la madre y retiraron a Pakkun de su regazo anticipándose a lo que iba a suceder—sin ti, nada de toda está felicidad estaría completa, tu eres mi esposo, amigo, soporte, padre de mis hijos y para nosotros tres, eres nuestro héroe... uno que me ha salvado muchas más veces de las que puedo recordar—los niños sonrieron y la ojiluna abrió los brazos recibiendo a su marido.
—Papá ¿no crees que eres algo mayor para portarte así? Ninguno de mis amigos menciona que sus padres sean como tú—cuestionó Dai y su pequeño hermano también estuvo de acuerdo con esa pregunta, dado que ninguno de sus tíos se comportaba así, bueno, a excepción de Kiba, quien se la pasaba celoso porque sus hijos preferían gatos que perros.
—¿Me estás llamando viejo? ¿Escuchaste eso Hinata?—la ex Hyuga se veía pequeña ante su corpulento esposo, quien se había acostado en su regazo y la rodeó de la cintura monopolizándola. Kakashi estaba por levantarse para encarar a su primogénito, pero Hinata se lo impidió.
—Mejor nos vamos a preparar el desayuno de mamá—Kini bajo de la cama sosteniendo a Pakkun y Dai hizo lo mismo—Sabes que cuando se pone así, quiere a mamá sólo para él—Hinata se tapó la boca conteniendo la risa. Sus hijos eran tan adorables y siempre decían lo que pensaban sin pensar en ofender a los demás.
—Es tu culpa—ella le acarició el cabello y miró la puerta de su habitación cerrarse. En ese momento, el peli plata se levantó y con gran agilidad se aseguró de ponerla bajo llave. Hinata no tuvo tiempo de asimilar nada, cuando ya se hallaba bajó la anatomía del Hatake.
—¿También crees que soy viejo?—musitó entre sus labios mientras le levantaba el camisón que ella llevaba puesto—Dime preciosa ¿me consideras viejo?—la ojiperla cerró los ojos y lanzó un suspiro de frustración. Tratándose de temas relacionados con la edad, Kakashi siendo un hombre seguro de sí mismo en todos los sentidos, se volvía inseguro. Lo peor venía cuando ella asistía a los juegos de béisbol, en los que participaba Dai. Hinata se vestía con el uniforme del equipo y los compañeros de sus hijos preguntaban si ella era su hermana mayor. En ninguna ocasión mencionaron que Kakashi se veía viejo, sin embargo, tras escuchar constantemente los comentarios dirigidos a su mujer, comenzó a pensarlo. A menudo se veía en el espejo en busca de nuevas arrugas. Hinata negaba con la cabeza, ya que su esposo era el hombre mas atractivo que conocía y en mas de una ocasión, estuvo obligada a ser posesiva, dejándoles claro a las zorras que él era suyo. Incluso portando el anillo de matrimonio, muchas chicas se le insinuaban descaradamente y era en esos momentos, en los que ella se veía obligada a intervenir.
—No, yo no creo que seas viejo y aún cuando lo seas, para mí no habrá ninguna diferencia, después de todo, también yo envejeceré contigo y no por eso nos dejaremos de amar... o dime ¿tu ya no me amarás cuando sea abuela?—Kakasi sonrió ante la imagen de su sexy esposa luciendo como una abuelita.
—Serás la abuela mas caliente de todas—las risas de ambos se mezclaron con los sonidos de los besos y las prendas siendo retiradas por completo de ambos cuerpos.
...
En la mesa del comedor se hallaban los dos niños acompañados del abuelo y a juzgar por sus expresiones, tenían mucho tiempo esperando. Luciendo radiante con un bonito suéter en cuello de tortuga, vaqueros ajustados y botas de tacón hasta la rodilla, la ojiperla sonrió con torpeza al sentir las miradas tan similares puestas sobre ellos. Kakashi por su parte, se dedicó a sonreír sin sentirse mal por todo el tiempo que demoró disfrutando a su mujer. Luego de hacerle el amor en la cama, se ducharon juntos y por mas reproches de ella pidiendo darse prisa, él se tomó su tiempo.
—Al fin llegan, el desayuno se estaba enfriando—reprochó Kini. Hinata se sonrojó y se dispuso a ayudar poniendo los platos.
—Feliz cumpleaños hija—Sokumo se acercó y le dio un paternal abrazo—espero que tengas un bonito día—ella correspondió el abrazo y sonrió genuinamente. Su suegro era un gran hombre y se sentía feliz de tenerlo junto a ellos.
—Gracias padre—Sokumo había insistido en que no lo llamará suegro y le pidió llamarlo padre, a lo cual, Hinata accedió gustosa.
La familia desayuno pan tostado con mermelada, acompañado con frutas, puesto que fueron ambos niños quienes lo prepararon. En cuanto terminaron, Dai trajo la cafetera con las tazas y Kini el pastel. Hinata se sintió feliz y mas tarde se preparó para la llegada de sus padres y los fieles amigos que llegaban a felicitarla.
...
—Mamá, llegaron los abuelos y los tíos—Dai recibió a la familia Hyuga y los condujo a la sala. Kurenai y Hiashi fueron los primeros en felicitarla, luego se acercó Ino con su gran vientre de siete meses, seguida de Neji, Hizashi y por último, Hanabi y Shee.
—¿Te contó Kakashi nuestra idea sobre pasar el último día del año en la finca Hyuga?—preguntó Kurenai.
—Si, esta mañana me lo comento—la ojiperla mayor observó a su hermana y ella se encogió de hombros.
—Escuche de Itachi que fue idea de todos ustedes—soltó Neji mirando a su padre y a sus tíos, lo cuál le pareció extraño ya que Tsunade no soportaba estar en el mismo sitio que su prima menor—¿Jiraya y Tsunade estuvieron de acuerdo?—Sokumo sonrió ante el parecido de sus nietos con el primo de su nuera. Ellos no andaban con rodeos e iban directo al grano.
—Bueno, ellos dijeron que lo pensarían—respondió Hizashi, evitando continuar con el tema. Las conversaciones continuaron en torno a lo que harían en la finca y Hanabi los sorprendió diciendo que prepararía un pastel y rollos de canela en honor a su hermana. Ino y Neji sugirieron pasar por la pastelería, dado que Neji, no creía que su prima menor pudiera cocinar sin incendiar la cocina. Ino por su parte, le dio el beneficio de la duda, mientras que sus padres se aseguraron de abastecer las alacenas, pues conociendo a Hinata, lo mas seguro era que ella hiciera postres para todos.
Sakura, Nagato y sus niños llegaron mas tarde. El primogénito sostenía un regalo para su madrina y la ex Hyuga se derritió al verlo. Deidara, Tenten y la hija de ambos llegaron al mismo tiempo que Sasuke, Sayumi y Karin, quien lucía orgullosa un llamativo anillo de diamantes, simbolizando el compromiso que días atrás contrajo con el hombre de su vida. Kakashi finalmente pudo relajarse en cuanto al azabache y se encargó de abrir la puerta una vez más.
—Tu no cambias Obito—el Uchiha se rascó la nuca.
—Aunque no lo creas, esta vez no fue su culpa—lo defendió Rin—fuimos las niñas y yo, quienes no conseguíamos encontrar el regalo de Hina.
—De igual manera, el resultado siempre es el mismo—Hinata se acercó y reprochó el comentario de su esposo.
—Pasen, no se preocupen por la demora, después de todo, no hay hora fija y son bienvenidos en nuestro hogar—los niños la abrazaron y corrieron en busca de sus amigos y en poco tiempo, los cuatro adultos se unieron al resto de los amigos en la sala de estar.
[...]
—Ven aquí mi cielo—Kurenai extendió los brazos para recibir a Kini, Dai también avanzó y fue recibido por su abuelo Hiashi. Ambos niños llegaron con Sokumo, quien trajo varias cajas. Los empleados le ayudaron a bajarlas y las llevaron cerca del lago. Afortunadamente, no nevaba y el cielo se veía despejado.
—¿Que es eso?—preguntó Hanabi con curiosidad.
—Es una sorpresa para tu hermana, que se le ocurrió a Kakashi a última hora... Tenten lo sugirió y su esposo lo consiguió con rapidez por ser para Hinata—respondió Neji recibiendo a sus sobrinos junto a su esposa e hija.
—Iré para ver en que puedo ayudar—repuso Shee y avanzó directamente en dirección al lago.
—Espero que tengan suficiente sake para haberme pedido que viniera hasta aquí—Hanabi se tensó al escuchar la voz de Tsunade, quien llegó acompañada de Jiraya, Kushina, Minato, Mikoto y Fugaku.
—No se preocupen, hay suficiente—respondió Kurenai—y pasen todos, pónganse cómodos—Hiashi y Hizashi recibieron a sus amigos guiándolos hasta el gran salón donde la chimenea calentaba agradablemente el entorno.
—Me enteré de tu matrimonio... te felicito y espero de todo corazón que esté sea el último—Tsunade optó por romper de una vez la tensión que permaneció entre ellas, después de todo, Konohamaru ya era feliz con su familia y eso la hacía feliz.
—Muchas gracias—Hanabi apenas lo podía creer—le agradezco infinitamente sus buenos deseos—la castaña se limpió un par de lágrimas y disfrutó la palmada que la rubia le dio en la espalda al momento de seguir a los otros amigos de sus padres. Suspiro evitando llorar de nuevo. Lo cierto era que últimamente estaba muy sensible y lo atribuyó al reciente embarazo de apenas seis semanas. Luego de casarse, supo que había tomado la mejor decisión de su vida y cuando sintió sutiles cambios en su estado de salud, no lo atribuyó a estar en espera, sin embargo, Shee, si lo hizo y no dudó en llevarla al hospital para que le realizaran las pruebas correspondientes. Él estaba completamente seguro y los análisis lo corroboraron. La castaña lloró de alegría, nostalgia y de innumerables sentimientos. Lo mas conmovedor fue al contárselo a sus padres, ya que a pesar de haber aceptado a Shee, aún tenían sus dudas en cuanto a ella.
—Me da mucho gusto que ya puedan permanecer en el mismo sitio sin que una de ustedes salga huyendo—repuso Ino. Neji se había ido en dirección a donde pusieron las cajas y ambas fueron testigos de como los niños sonreían emocionados.
—Desde que hice las cosas correctamente, todo me ha ido mejor y a veces siento que no lo merezco—a pesar del tiempo, Hanabi sabía que siempre cargaría con esa culpa, incluso ya habiendo sido perdonada por los mas afectados.
—No digas eso, todos cometemos errores... el mérito esta en saber enmendarlos y tú ya lo has hecho—Neji y Shee regresaron y pronto se vieron a los otros invitados arribando como era anteriormente. Sakura, Nagato, Tenten y Deidara, se unieron a ellos con sus hijos. Minutos después, se vio a Sasuke con su hija y con la bella pelirroja.
Yamato y Genma, acostumbraban unirse a ellos en casa de los Hyuga, ya que no tenían mas familia y por petición de Hinata y Rin, los varones los llamaban para pasar las festividades con ellos, tal como esa tarde, en la que llegaron con Obito y su familia.
...
—¿Ahora que se le ocurrió a papá?—Dai enfocó a su pequeño hermano y no tuvo mas remedio que contarle sobre la sorpresa—Me parece bien ver feliz a mamá, pero no entiendo porque tiene que ser sorpresa—Hiashi sonrió al escuchar la platica que tenían sus nietos. El menor era tan suspicaz, que incluso lo comparaba con Neji y por lo tanto, le era complicado entender el doble sentido y el sarcasmo. A él, le tenían que hablar sin rodeos y sin bromear, de lo contrario, no comprendería.
—Pues porque a todos nos gustan las sorpresas—respondió Keiko, quien no heredó el comportamiento de Neji, sino mas bien el de su hermosa madre.
—Así es Kini y muero por saber de que se trata ¿tú lo sabes Kasumi?—Sayumi se dirigió directamente a la hija de Deidara en busca de una respuesta, pues escuchó lo que decían los mayores, sin embargo la linda niña rubia de ojos azules negó con la cabeza y se sonrojó por la mirada que le dio Dai.
...
Cerca de las doce, todos hablaban en total cordialidad, tal como lo fue en el pasado. El único que estaba ausente era el atolondrado rubio, quien sólo pasó la navidad con sus padres y regresó con la nueva novia que tenía.
—Es hora de ir afuera—los llamó Kakashi y tanto adultos como niños, se apresuraron a salir.
—¿Que sucede?—preguntó Hinata algo confundida.
—El año esta por terminar y lo recibiremos afuera mientras pedimos los doce deseos—añadió Sakura, quien se encargó de repartir bolsas con doce uvas. Izumi la esposa de Itachi, le ayudaba entregando las copas, mientras Sasuke y Neji, destapaban las botellas de champaña.
Hinata miró a su esposo regresando desde el lago, acompañado de Deidara y Shee. Frunció el ceño sin saber que hacían en esa zona y cuando llegó a ella ya no logró preguntarle, pues Tsunade comenzó la cuenta regresiva y poco a poco, todos la imitaron.
—Seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno... ¡Feliz año nuevo!—los abrazos no se hicieron esperar y justo en ese momento, el cielo se iluminó con los fuegos artificiales.
—¿Te gusto la sorpresa mamá?—Dai abrazó a la ojiperla luego de hacerlo con su padre y hermano—Papá dijo que estarías muy contenta—la morena dirigió su mirada a su esposo y asintió.
—Debi suponer que habías sido tú—se acercó a Kakashi y lo besó antes de refugiarse entre sus brazos.
Los niños de todos, veían emocionados el cielo y a decir verdad, también los adultos lo hacían. Definitivamente, Deidara era el mejor consiguiendo esas deslumbrantes e importantes luces, mismas que estaban a la par con las de los parques temáticos.
—¿Te gustan?—preguntó Kakashi en su oído.
—Es hermoso, me volviste a sorprender—cada uno de los invitados se hallaban disfrutando del espectáculo y la ex Hyuga se sintió muy contenta con las decisiones que había tomado, incluso con la última. Ese día agradeció a Naruto mentalmente por haberla dejado, ya que de no haberlo hecho, quizás nunca hubiera conocido a ese gran hombre.
—Me pregunté ¿que podría darte que no te hubiera dado ya?—ambos miraron los hermosos destellos en el cielo.
—¿Que tal... una niña?—Kakashi dejó de mirar el cielo y la giró para encararla.
—¿Estas hablando en serio? ¿Quieres darles a los chicos una hermanita?—el Hatake era consiente del rechazo que ella mostraba ante la idea de volver a quedar embarazada. Se culpó por el prematuro nacimiento de Kini, aunque los médicos le aseguraron que sus actos no interfirieron en nada, ella no lo creyó. A él, le gustaba molestarla pidiéndole otro bebé y Hinata evitaba responder, por lo tanto, ya se había hecho a la idea de quedarse con sus dos amados hijos y de pronto, ella lo sorprende.
—Muy en serio?
—Entonces, aprovechémoos la distracción y vamos a nuestra habitación—estaba por llevársela cuando el espectáculo terminó y no le quedó mas remedio que esperarse hasta que todos se fueran a dormir, después de todo, tenían mucho tiempo para dedicarse a hacer un nuevo integrante para la familia.
Fin
Ahora si está terminada. Se que me tarde mucho en terminar el epílogo, pero como ya lo he dicho, no la dejaría incompleta. Espero que les haya gustado y lamento mucho las posibles faltas de ortografía que seguramente se me quedaron sin que las notara, apenas las encontré y las iré corrigiendo 😊💕
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