Capitulo 8

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


Kakashi salió de la habitación donde paso la noche y se sorprendió al ver a Konohomaru bebiendo en el sofa de la sala. El joven se veía muy abatido y no le tomo mucho tiempo suponer que seguramente, ya sabía sobre el engaño.

—¿Estas bien?--el muchacho levanto la cabeza e intentó sonreír pero la humedad en sus ojos delataron la tristeza que guardaba por dentro.

—¿Sabes?—finalmente se animó a hablar—Ayer que te marchaste de la finca, sentí mucha pena por ti... Pensé que tu situación era lamentable y que yo era la persona más afortunada del mundo por no tener que pasar por conflictos similares ¿Como podía? Si mi esposa era la mujer perfecta—el chico no se avergonzó de derramar lágrimas frente al otro varón, su corazón estaba destrozado y no había nada que aminorará su dolor—Desde que me acepto la puse en un pedestal... ¡ahí la puse!—Hatake sintió pena por él y en cierta forma logró identificarse a si mismo, sin embargo, era claro que el chico sufría mucho más debido al tiempo que llevaban juntos, incluso se caso con la que hasta ese día, creyó la mujer ideal—Ahora entiendo que no eras tú a quien debí compadecer... era yo el que no sabía nada, mientras que las dos personas en quiénes más confiaba se burlaron de mí a mis espaldas.

—Quisiera poder decirte algo que aminorará tu dolor, pero soy el menos indicado para hacerlo—repuso Kakashi, sin dejar de sentir pesar por el pobre muchacho.

—Lo entiendo y ahora me siento apenado de que también tú, tengas que irte por consecuencia de la gran traición en nuestra contra—Kakashi no pudo evitar pensar en Hinata y de nuevo la sensación de soledad, abandonó y tristeza, se apoderó de todo su ser. Apenas logró pegar un ojo en toda la noche, puesto que sólo pensó en ella y en lo mucho que debía estar sufriendo.

—No te preocupes—el peli-plata le palmeó el hombro—Me dio mucho gusto conocerte Konohamaru... en el poco tiempo que conviví contigo, pude apreciar que eres una persona de buenos sentimientos y por ende, me tomo el atrevimiento de pedirte no actuar precipitadamente... sea cual sea tu decisión en cuanto a tu matrimonio, decídela cuando estés mas tranquilo—ambos varones se dieron la mano y se despidieron. El taxi que llamó Kakashi ya esperaba por él.

Konohamaru se quedó en silencio pensando en todo lo sucedido. No tenía que tener la cabeza fría para saber cual iba ser su siguiente paso.

Kakashi subió al avión y recargó la cabeza en el asiento. Pensaba una y otra vez en lo sucedido en esas últimas dos semanas. Su vida había dado todo un giro y ya nada volvería a ser como fue antes de conocerla. Debido al cansancio de las últimas dos noches, se durmió y cuando logró despertar, ya se encontraba en el aeropuerto. Era irónico como se fue con ella casi en contra de su voluntad y ahora que la quería cerca, regresó solo.

Su casa le pareció tan vacía, tan solitaria. No le aviso a nadie sobre su llegada,  puesto que estaba programada para el día siguiente y tal como lo pensó, el día siguiente lo llamó su padre, seguido por sus amigos. Todos se morían por saber el resultado de del viaje y él no estaba de ánimo para dar explicaciones, así que fingió que todo había salido según lo planeado, no obstante, Rin no dejabde escudriñarlo mientras sostenía a Pakkun.

—¿Que fue lo que sucedió exactamente en Konoha? Quiero decir ¿pasó algo que no quieres contarnos?—ella lo conocía bien y la mirada de Hatake no era la misma... él parecía nostálgico y se atrevía a decir que también se le veía triste. Su padre también se dio cuenta de lo mismo, sin embargo, no hizo preguntas, puesto que su hijo siempre fue muy reservado en cuanto a sus sentimientos.

—No, todo salió bien... sólo es el cansancio del viaje—respondió sin mostrar emociones.

...

—¿La chica es tan bella como lo afirmó Rin?—cuestionó Genma, mientras movía su silla de ruedas dentro de su oficina. El muy tonto tenía una pierna enyesada y no se vería libre al menos por dos meses.

—Lo es—afirmó sin darse cuenta de como su mirada se volvió a tornar nostálgica.

—¡No lo puedo creer!—Yamato y Genma, voltearon a mirar hacia Obito cuando habló divertido—Te enamoraste de Hinata ¿no es así?—Kakashi frunció el ceño logrando que el Uchiha soltara una carcajada—De verdad creí que no iba a vivir para verte enamorado como un idiota—en ese momento, los otros también parecieron notarlo y Kakashi supo que estaba perdido. Ellos no iban a dejarlo en paz hasta que no les dijera lo que querían escuchar. Después de todo, ellos lo conocían desde pequeño y no podía engañarlos.

Los días transcurrían y los viejos hábitos que antes disfrutaba, ahora ya no parecían llamar su atención. Sus amigos lo llamaron para ir a un bar, pero declinó, al igual que lo hizo con las llamadas de las chicas con la que mantenía relaciones sexuales cuando le apetecía. Lo cierto era que no podía dejarla de pensar, Hinata seguía dentro de su cabeza y podía asegurar sentir su perfume impregnado en cada tramo de su piel. Solía beber unos tragos en las largas noches de insomnio, mientras la veía en las fotografías que logró capturar con el celular.

—¿Y porque no la buscas y aclaras tus sentimientos con ella?—sugirió Yamato mientras se reunieron, tres semanas después. El joven se veía algo preocupado, pues en todos los años que tenía de conocer a su amigo, nunca lo miró tan decaído.

—Si me dejarás llamarla... quizás logre una reunión entre ustedes, conozco a Hina y se que ella no es capaz de guardar rencor, ademas...—Rin no terminó de hacer su ofrecimiento, dado que el peli-plata la interrumpió.

—Como ya te lo pedí anteriormente, te lo pediré de nuevo en nombre de nuestra amistad... por favor no le digas nada y si ella te pregunta sobre mí, dile que continuó mi vida como si nada hubiera sucedido—lo que menos quería era hacerla sentir mal. Hinata se entregó a él por completo, sin embargo, ella no le dio pie a pensar en una  futura relación amorosa, ciertamente, nunca abordaron el tema y ahora era demasiado tarde.

...

Sakumo miró el cambio que su hijo mostró desde su regreso y aunque no acostumbraba inmiscuirse en sus asuntos, pensó que en esa ocasión si debía hacerlo.

—Ella debe ser una gran mujer—Kakashi levantó su rostro de los documentos que revisaba para encarar a su progenitor. El mayor entró en su oficina y ni siquiera lo notó. Había estado tan apesadumbrado que no logró concentrarse en sus deberes y por consecuencia, el trabajo se atrasó—de lo contrario, no se hubiera robado tu corazón.

—Para mi... ella es la mejor de todas y estoy seguro que también a ti te hubiera gustado—Sokumo suspiró al ver el semblante nostálgico de su hijo.

—Después de escucharte, no me quedan dudas... estás enamorado—afirmó el mayor y Kakashi se limitó a guardar silencio—y no puedo adivinar que fue lo que sucedió para que no vayas por ella, sobre todo, viniendo de un hombre acostumbrado a obtener todo lo que se propone.

—Es mas complicado de lo que parece—replicó Kakashi—Ella nunca me dijo que esperaba algo de mi cuando el acuerdo terminara y por primera vez en mi vida, no tengo idea de cómo podría preguntarle.

—Si me contarás cómo sucedió todo, quizás pueda entenderte—el mas joven suspiro derrotado, puesto que su padre ya se había servido un trago y se sentó cómodamente en el sofá de su oficina. No se iba retirar hasta no obtener su confesión completa.

[...]

Kurenai tocó la puerta de la casa donde vivía Hinata y no obtuvo respuesta, no obstante, la fémina se dispuso a entrar y se dirigió hacia la habitación.

—¡Mi niña!—la mayor se aproximó a ella y sin importarle el posible rechazo por parte de su hija mayor, la tomó en brazos—Lo siento tanto... siento no haber podido evitarte este dolor—Hinata reaccionó y se aferró a los brazos de su madre. No supo cuánto tiempo se mantuvo en la misma posición dejando que su dolor saliera a flote por completo—Te juró que si en mis manos estuviera evitarte este dolor, lo haría sin pensarlo y entenderé aunque me destroce que no quieras volver a verme—finalmente la morena comprendió que su madre se culpaba por lo sucedido con Hanabi.

—No es tu culpa madre y no quiero que sientas lo contrario—la joven se limpió las lágrimas y colocó sus manos en las mejillas de Kurenai atrayendo su mirada. La mayor se sentía muy culpable y en cierta forma, quería que su hija le gritara que no supo educar a Hanabi, sin embargo, no lo hizo. Debió suponerlo, Hinata era incapaz de juzgarla.

—Yo regresaré a mi vida en Tokio, pero no pienso dejar de verlos... incluso creo que nos veremos con más frecuencia... Ahora que ya no hay tabúes sobre mi rompimiento, no dudaré en regresar cuando tenga tiempo libre—Kurenai se sintió aliviada al escuchar a la ojiperla, dado que no quería tenerla lejos. Luego de hablar por un rato, la mayor noto la ausencia de Genma y cuando preguntó por él, su hija se soltó llorando.

—¿Que pasa cariño? ¿Porque lloras así?—la morena ya no tenía nada que perder y se dispuso a contarle todo a su madre. Le contó lo del acuerdo, luego sobre como en tan poco tiempo se enamoró de él y por último la forma en que lo perdió dejándolo marcharse—Pero no te pongas así, ahora que regreses a la cuidad, puedes ir a buscarlo para aclarar las cosas.

—No creó que pueda hacerlo, el acuerdo terminó y él, en ningún momento dijo sentirse atraído hacia mí y para colmo, ni siquiera es quien yo creía—lloró con amargura—Seguramente, alguien como Kakashi, ya debe tener a muchas mujeres a su alrededor y no tiene la necesidad de enredarse con una persona como yo.

—Estoy completamente segura que ese hombre estaba muy interesado en ti... hablé con él en dos ocasiones y también me dediqué a observarlo—ella estaba segura de la atracción que el peli-plata sentía por su hija y eso aunque lo intentara no se podía fingir.

—¡Hinata! ¿Estás aquí?—Sakura y Tenten llegaron a verla. Ellas no habían hablado sobre la traición y necesitaban aclarar todo para no quedarse molestas antes que Hinata se marchara.

—Pasen por aquí—las llamó Kurenai y ellas avanzaron hacia donde escucharon la voz—Creo que ustedes tienen mucho de que hablar y yo debo regresar a darle la cara a los Sarutobi—ambas chicas asintieron y se acercaron a la morena.

Ninguna de las dos sabía que decir y por un par de minutos se mantuvieron en silencio—Tranquilas... mamá ya me explico el motivo de su silencio—ambas féminas soltaron el aire que habían mantenido dentro del pecho sin darse cuenta y finalmente se permitieron sonreír. Hinata también sonrió y correspondió el abrazo que le dieron. Después de todo, ni ellas ni Neji, eran responsables de lo hecho por su ex novio y su hermana.

Entre las tres, lograron empacar las pertenencias de la ojiperla, puesto que debía partir al día siguiente.

—A pesar de todo, nunca creí que Hanabi tendría el valor para contarle toda la verdad a Konohamaru—Hinata se sorprendió cuando escuchó a Sakura.

—¿Lo hizo? ¿Y como está él? Quiero decir ¿Como lo tomo?—la preocupación por el estado de ánimo de la otra persona involucrada, la hizo olvidarse de la suya propia.

—Eso fue todo un desastre Hina... debiste ver al idiota de Naruto corriendo de Konohamaru en plena madrugada—agregó Tenten—y aunque no hubiéramos querido enterarnos, prácticamente no nos fue posible.

—¡Cielos...! ¿Entonces ellos pelearon?—la Hyuga se quedó muy sorprendida y Sakura negó con la cabeza.

—Sin embargo, Konohamaru anunció que solicitaría el divorcio y ni te cuento la reacción que tuvo Tsunade cuando lo supo... De verdad, que no cambiaria mi lugar por el tu hermana ni por un viaje alrededor del mundo, puesto que con los reproches de Tsunade y los de tu padre, fue suficiente para quedar aterrorizada—Sakura se estremeció al recordar la furiosa mirada de Tsunade.

—¿Se divorciarán?—se preguntó mas para si misma que para ellas.

—Eso fue lo que aseguró Konohamaru antes de regresar de la finca—las miradas de las tres se fueron hasta Neji, quien acababa de llegar junto a Ino.

Por extraño que pareciera, Hinata no se despidió de sus dos amigas entre lágrimas, como había sucedido dos años atrás, incluso aseguró regresar pronto y también les pidió que las visitaran a Ino y a ella, para que conocieran la boutique. Las dos chicas se despidieron un poco mas animadas dejándola en compañía de Ino y Neji.

—Tu mamá ya me contó sobre Ge- quiero decir, sobre Kakashi—la morena no lo pudo evitar y se derrumbó en los brazos de las personas que siempre lograban darle ánimo.

—Todo se acabó Ino... él se marchó por mi culpa—la rubia se conmovió por su mejor amiga y trató de hacerla sentir mejor.

—¡Hinata!—la llamó Neji para obtener su atención—Ese hombre te quiere, yo pude verlo en sus ojos y sólo debes regresar a Tokio y allá podrás solucionarlo todo—la ojiperla miró a Ino y esta a su vez, asintió con la cabeza.

—Él no era realmente mi novio Neji... yo contraté a su amigo para ser mi acompañante y sólo se trataba de fingir frente a todos—la morena no se atrevió a sostener la mirada de su primo, sin embargo, lo que dijo a continuación, la dejó perpleja.

—¿Y crees que no lo sé?

—¿Lo sabes?—preguntó Ino con incredulidad.

—¿Olvidaste que te conozco desde que naciste?—la morena cerró los ojos. Debió saberlo, Neji siempre detectó sus engañosas mas pequeños, por simples que fueran y era claro que jamás lo engañaría en algo tan grande como fingir tener un noviazgo.

—Pero no dijiste nada—argumento Ino.

—No lo creí necesario... Hinata y Hatake se veían cada día mas unidos, así que guarde silencio y preferí fingir que les había creído—en ese momento, la Yamanaka comprobó de primera persona sobre lo que siempre le contó Hinata sobre la inteligencia y suspicacia de su primo.

El castaño y la Yamanaka le contaron a Hinata sobre su acercamiento y tal como lo había pronosticado, Neji no pensaba dejar a Ino. Él viajaría a Tokio cada dos semanas mientras intentaba mudarse a ejercer desde allá. La química que surgió entre ellos fue tal, que Neji no lo pensó dos veces antes de pedirle a Ino ser oficialmente su novia. La ojiperla se sintió muy feliz de saber que muy pronto tendría a su primo cerca de ella. Por lo menos algo bueno había salido de ese absurdo viaje a Konoha.

Al caer la noche, Hinata se despidió de sus padres puesto que saldría muy temprano y ya no tendría tiempo de verlos. Regresó a dormir en la casa donde estuvo y se dedicó a intentar hablar con Konohamaru, sin embargo, él sólo le envió un mensaje de texto diciéndole que la quería mucho, pero que necesitaba un poco de tiempo en soledad. Le aseguró que estaba bien y no debía preocuparse. Ella lo entendió a la perfección, pues prácticamente, eso fue lo que hizo en el pasado.

La morena salió a caminar por los jardines de la mansión. No sabía cuánto tiempo pasaría antes de regresar y quiso disfrutarlo mientras pensaba en lo tonta que fue al acusar a Kakashi. En esos momentos, se sentía peor que antes de llegar a enfrentar su pasado. Estaba enamorada de alguien a quien alejó y lo que era peor, de alguien que probablemente no sentía nada por ella. Se limpió las lágrimas y llegó hasta las bancas frente al pequeño lago artificial.

—¡Hanabi!—se sorprendió al ver a su hermana sentada sobre el pasto. Ella estaba llorando sin emitir sonidos—¿Que haces aquí sola?—la joven castaña nunca fue amante de la naturaleza.

—Lo perdí para siempre—susurro entre sollozos—supongo que es el karma por lo que te hice sentir a ti—la morena se quedó en silencio sin responder nada—Todo Konoha sabe lo que hice y en este momento, eso es lo que menos me duele. Lo que mas me duele fue herirlos a ustedes, a las personas que amo—la joven se puso de pie y Hinata pudo apreciar las enormes ojeras en su hermana—Se que te irás mañana y esta vez, haré lo correcto... yo también tomare las riendas de mi vida y me marcharé.

—¿Te irás?—la castaña asintió—Pero ¿a dónde?—la ojiperla se odió a sí misma por tener que preocuparse por las acciones de su hermana, sin embargo, no podía evitarlo. Aunque había decidido mantenerse alejada y así lo haría, no podía dejar de quererla..

—Aún no lo sé, pero esta vez necesito un tiempo a solas—se limpió el rostro y miró directamente a su hermana mayor—¡Perdóname Hina! Ahora siento un poco de lo mucho que te tocó sentir a ti—sin esperar respuesta de Hinata, Hanabi se marchó dejando atrás a la morena quien tampoco movió un dedo para detenerla.

...

Ya en aeropuerto, la ojiperla veía como su primo y la Yamanaka se despedían con apasionados besos. No les importaba que las personas los miraran y se les notaba renuentes a separarse, no obstante, tuvieron que hacerlo cuando sonó el anuncio de abordar el avión en el que se marchaban.

Los días transcurrieron con rapidez y poco a poco las dos socias se habían puesto al día con la boutique. Ino estaba muy preocupada con la actitud de Hinata, pues desde su regreso, ella parecía actuar en automático. La tristeza en su semblante la inundaba al llegar la noche y no quería salir a ningún lado. Por más que trató de convencerla para ir en busca de Hatake, no logró nada y cuando pasó un mes, no le quedó otro remedio que llamar a Rin en busca de ayuda.

Ambas se reunieron lejos de la boutique y comenzaron a hablar sobre sus amigos. La sorpresa de ambas fue gratificante al saber que tanto Kakashi como Hinata, parecían estar atravesando la misma situación.

—¿Y que sugieres que hagamos?—cuestionó Rin al ver que Ino también estaba dispuesta a actuar por el bien de su amiga,  al igual que ella lo estaba por Kakashi.

—Hina cree que Hatake ya tiene a alguien y no querrá verla... ayúdame a convencerla de ir a buscarlo. Ellos deben hablar, ese debe ser el primer paso.

—Me parece bien—respondió la castaña entusiasmada. Tenía muchas esperanzas de que se arreglaran, dado que Kakashi no había vuelto a ser el mismo desde su regreso.

—¡Bien! En ese caso, vamos de una vez a hablar con ella—Rin asintió a la sugerencia de Ino y después de pagar la cuenta, se dirigieron al negocio de las dos chicas.

Hinata se quedó en la oficina. Se disculpo con Ino para no salir a comer, como lo venía haciendo a diario. La tristeza no la había abandonado y aunque moría de ganas por verlo, temía ser rechazada por él, por el hombre del que se había enamorado.

—¿Podemos pasar?—la morena casi se ahoga con su bebida cuando miró a Rin asomando la cabeza por la puerta.

—Por supuesto... pasen—pronto supo que Ino había tenido que ver en la inesperada visita de Rin, pues la sonrisa en su rostro la delataba.

—Iré directamente al grano—soltó Rin—estoy aquí para entregarte esto—la morena tomó la tarjeta que le ofreció la chica y pronto leyó el nombre de Kakashi en ella, junto a la dirección de su empresa.

—Pero yo...—Ino la interrumpió.

—Hinata ya es hora de que ambos hablen y si después de hacerlo, no logran llegar a nada, por lo menos no tendrás que lamentarte de no haberlo hecho—la Hyuga aún se resistía, tenía miedo al rechazo y entre mas días pasaban, sus miedos iban en aumento.

—Así es Hina... Kakashi no es el mismo desde que regresó y estoy completamente segura que se debe a ti—el corazón de la Hyuga latía irregularmente ante lo dicho—incluso Obito, el verdadero Genma y Yamato, dicen que se enamoró de ti—agregó y con eso logró su cometido, puesto que la joven no pudo evitar sonrojarse mientras sonreía.

—E-esta bien... iré a buscarlo—ambas féminas suspiraron aliviadas por haber logrado convencerla. Hina les dijo que iría al terminar sus labores y así también él, estaría libre, sin embargo, fue mas fácil decirlo que hacerlo, pues el día concluyó y estacionada frente a las empresas Hatake, no se animaba a entrar.

Miró salir a muchos empleados y posiblemente socios, sin embargo, él aún no salía. La noche estaba llegando y luego de una evaluación en el espejo de su auto, tomó el valor necesario para entrar. Agradeció mentalmente que todavía estaba una recepcionista en el piso principal y fue ella quien le dio las indicaciones para ir al despacho de Kakashi.

Las puertas del elevador se abrieron y antes de lograr salir, se sorprendió con el aspecto físico de la persona frente a ella. Él era prácticamente igual a Kakashi.

—¡Buenas noches señorita! ¿Que la trae hasta aquí?—Sokumo sonrió pensando que la linda joven era una de las muchas conquistas de su hijo.

—¡Buenas noches! Mi nombre es Hinata Hyuga y lamento venir a esta hora, pero necesito hablar con el señor Kakashi Hatake ¿él todavía esta aquí?—el mayor se sorprendió al escuchar el nombre de la joven. Entonces era ella la mujer de quien su hijo se había enamorado.

—Encantado de conocerla, mi nombre es Sokumo Hatake y soy el padre de Kakashi—la morena se sonrojó y estrechó la mano del caballero frente a ella—debo retirarme pero la oficina del fondo es la de Kakashi... la secretaria ya se marchó y él aún no lo hace—ella asintió y lo miró subir al elevador. Sokumo fue a despedirse de su hijo y después pasó a su antigua oficina a revisar unos contratos, tenía que salir de viaje y no se iba contento por la tristeza de su hijo, pero ahora podía relajarse sabiendo que a su regreso, todo sería mucho mejor.

Hinata sonrió y avanzó hacia donde le indicó el varón. Al llegar comprobó que no había nadie en la mesa de la secretaría y vislumbró la puerta del despacho entre abierta. Con el corazón a punto de salirse de su caja torácica se acercó decidía a entrar, sin embargo antes de lograr hacerlo, se detuvo.

Sus ojos se llenaron de lágrimas al mirar a Kakashi besándose apasionadamente con otra mujer. Lentamente retrocedió y apenas miró el elevador se metió en él. Había sido una tonta en ir a buscarlo ¿cómo pudo pensar que un hombre como él iba a estar solo? Sin mirar a nadie corrió hasta su auto donde finalmente dio rienda suelta al llanto contenido.

[...]

Kakashi se despidió de su padre y le aseguró que podía irse tranquilo. No le gustaba verlo preocupado por él y trató de fingir compostura, la cual estaba lejos de sentir. El mayor se despidió y también su secretaria. Él se quedó por un rato mas, para adelantar trabajo que había descuidado en las últimas semanas.

—¡Si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma!—el peli-plata levantó el rostro al escuchar la voz femenina que había estado tratando de evadir.

—¿Que haces aquí Henare?—la chica se acercó con una sonrisa sugestiva y sin más, se sentó en su regazo para comenzar a besarlo. En otro tiempo, no hubiera dudado en desnudarla por completo ahí mismo, sin embargo, en ese momento a la única que quería desnudar era a Hinata. La extrañaba mucho y sus días lejos eran muy lamentables .

—¿Que crees que hago?—musitó entre sus labios. Kakashi se puso de pie para alejarse, sin embargo, ella no pensaba desistir y de nuevo logró besarlo. Hatake comenzó a responder, después de todo, llevaba mucho tiempo sin tener relaciones y quizás si lo hacía con ella, podía aminorar el anhelo por la Hyuga. La estrujo contra la pared y su miembro ya había comenzado a responder, pero de pronto, no pudo continuar. No era Hinata y todo el entusiasmo se esfumó—¿Que te pasa? ¿Porque me rechazas?—exigió molesta.

—Es mejor que te marches, en este momento no estoy de humor para hablar con nadie—soltó abriendo la puerta de par en par.

—No puedes hacerme esto—gritó enfurecida por el rechazo.

—Ya lo estoy haciendo... ahora vete—la chica salió furiosa y él se llevó las manos a los cabellos.

—¿Que hiciste conmigo Hinata?—pregunto a la nada y se dispuso a marcharse, después de todo, ya no iba poder concentrarse en sus deberes.

[...]

Otros dos meses pasaron y la morena declinó hablar sobre Kakashi. La misma noche que lo fue a buscar, llamó a Ino y a Rin, para pedirles no volver a tocar el tema, incluso le rogó a la castaña, no decirle nada a nadie sobre su visita a las empresas Hatake. Por mas que las féminas intentaron que dijera el motivo de su tristeza, ella se cerró en si misma y no quiso volver a pronunciar su nombre frente a nadie. Neji también se preocupó cuando las visitaba, pero ella logró fingir que todo estaba bien y que no tenían nada de que preocuparse.

Dentro de su oficina, se encargaba de realizar los últimos detalles para unos vestidos que le pidieron. Hinata había tomado todos los pedidos que le llegaron, pues manteniéndose ocupada, no pensaba tanto en la imagen de Hatake con la otra mujer, aunque cuando caía la noche, regresaba la tristeza y lloraba con amargura y temor. Lo sucedido había sido su culpa por ser descuidada y tarde o temprano, debía enfrentar las consecuencias, sin embargo, eso era algo que no le había dicho a nadie, ni siquiera a Ino, que era quien mas cerca de ella estaba.

—Neji y Konohamaru están aquí, así que será mejor que te prepares, porque en cuanto cerrémoos la boutique, iremos a cenar con ellos... y antes de que te niegues, te advierto que no aceptó un no, como respuesta—la morena hizo un puchero al escuchar a Ino. Se había mantenido prácticamente encerrada las últimas semanas y pensar en salir, le provocaba molestia, no obstante, estaba segura que Ino y los chicos, no desistirían hasta sacarla de su confinamiento.

—Está bien... lo haré sólo porque también va Konohamaru y así no haré mal terció—aseguró con poco ánimo. Su ex cuñado la había visitando seis semanas después de su regreso a Tokio. Los dos hablaron sobre lo sucedido y se alegró de verlo mucho mas animado. Aún amaba a Hanabi, pero a raíz de su partida, le era mas sencillo mantenerse tranquilo.

—¡Genial!—exclamó la Yamanaka—Esperó que está salida mejore tu estado de ánimo Hina... yo no se, pero siento que estás muy delgada y ademas te veo mas pálida—la rubia se mostraba muy preocupada por la salud de la ojiperla, incluso lo había comentado con Neji, sin embargo, cuando el muchacho llegaba, Hinata se maquillaba mucho, haciéndole imposible ver su palidez.

—Son ideas tuyas, ya te dije que estoy bien y no hay nada de que preocuparse—sin mas remedio que creerle, asintió y espero hasta la noche para volver a ver a su amado Hyuga.

Al caer la noche, los dos chicos pasaron a levantarlas para ir a cenar. El clima era frío y la morena optó por usar pantalones vaqueros ajustados con botas a la altura de la rodilla de fino tacón. Completo el atuendo con un suéter rojo y un abrigo negro al igual que las botas. Ino también usaba botas, pero ella vistió un entallado vestido azul y un abrigo largo.

—¡Llegamos!—anunció Konohamaru. El chico tenía negocios en Tokio y aprovecho el viaje de Neji, para ir con él.

—Que bien porque muero de hambre—soltó Ino. Pronto estacionaron y le entregaron las llaves a un chico, mientras ellos se adentraban en el elegante lugar donde la rubia había reservado con anterioridad. Una de las clientas de la boutique se los había recomendado y la joven no dudó en reservar.

[...]

Sokumo regresó de su viaje luego de dos meses. Pensó que al regresar, encontraría a su hijo con la linda chica que dejó cerca de su oficina, pero en su lugar, encontró a un malhumorado e impredecible hombre.

—Veo que tu mal humor aumentó en mi ausencia—Kakashi levantó el rostro para encontrase a su padre dentro de su oficina.

—También me da gusto volver a verte—replicó con sarcasmo.

—No era mi intención molestarte, pero creí que luego de recibir a la mujer que amas, todo iría mejor.

—¿De que mujer hablas?—cuestionó cerrando su computadora.

—De la chica de ojos bonitos... de Hinata Hyuga—Kakashi se puso de pie al instante.

—¿Hinata?

—Si de ella—respondió intuyendo que algo impidió que ellos se miraran—El día que salí de viaje, la encontré en este piso y me dijo que necesitaba hablar contigo... sabía que estabas a solas debido a la hora, así que le indiqué venir a verte—el menor se quedó pasmado ¿Ella lo fue a buscar? ¿Sería posible?

—Ella no vino esa noche—afirmó con seguridad—la única que vino aquí fue...—en ese momento lo entendió todo. Hinata seguramente fue testigo de los besos que compartió con Henare y se fue sin decir nada—Gracias padre, pero te pido que te encargues de cerrar... debo irme—Sokumo sonrió al ver a su hijo salir casi corriendo.

Kakashi subió a su auto y comenzó a marcar el número de Rin. Ella debía saber la dirección de Hinata, puesto que seguramente ya había salido de su negocio, el cual, él conocía a la perfección. Había adquirido la costumbre de estacionar una o dos veces por semana frente al negocio de la Hyuga y de su amiga. Quería verla aunque fuera desde lejos, sin embargo, en ninguna ocasión logró verla. La única que se veía entrar y salir, era a Ino.

Para su mala suerte, Rin no respondió hasta cerca de las diez. La castaña no quería darle la dirección, pero entre Obito y él, lograron convencerla.

Cuando finalmente llegó al hogar de la ojiperla, ya era media noche, sin embargo, no iba a esperar un segundo mas sin verla. Se acercó y comenzó a tocar el timbre mientras la expectativa de volverla a ver, iba en aumento. De haber tenido un poco de tiempo, se hubiera presentado con todo y Pakkun, de esa forma, no sería rechazado. Al no obtener respuesta, tocó de nueva cuenta y cuando estaba por volver hacerlo, la puerta se abrió lentamente.

La sorpresa de la Hyuga fue tal, que se quedó pasmada sin lograr moverse mientras que Kakashi se adentró y cerró la puerta para protegerla del frío.

—K-Kakashi...—la joven sintió que iba desmayarse cuando fue consiente de la ropa que llevaba puesta y de la forma en que Hatake la veía.

El varón se quedó hipnotizado mientras la observaba, sin embargo y a pesar de haberla conocido por sólo dos semanas, logró memorizar el hermoso cuerpo de la ojiperla y lo que ahora veía en ella, no estaba en el pasado.

—Estas embarazada—eso no fue una pregunta, eso fue una afirmación y no había forma de negarlo. No a él.

—Si—no hubo otra cosa que agregar y ante la penetrante mirada masculina, se sintió empequeñecida y retrocedió temerosa.

—¿Y porque no me buscaste pequeña? ¡Mi amor! No debiste pasar sola por este proceso—sin previo aviso la estrechó entre sus brazos y ella finalmente se pudo relajar de la carga que había estado sosteniendo a solas... Días después de verlo con la otra mujer, comenzó con los síntomas y cuando su período falló, fue a ver una ginecóloga, la cual le confirmó lo que ya sospechaba—Te juro que no volveré a dejarte—las lágrimas de la joven se deslizaron por sus mejillas, pero en esa noche, no fueron de tristeza.

Continuara.

El siguiente capítulo es el último y trataré de subirlo pronto, para que ya quede terminada la historia. De nuevo me disculpo por los errores de ortografía, que seguramente se me quedaron, apenas los vea y los corregiré 😊💕

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