1. Promesas rotas
Dylan, Astrid, Gorka y Freya observaban atónitos el mundo que habían llegado por "accidente". Todo a su alrededor parecía sacado de un cuento de hadas: árboles gigantes, plantas luminosas, y animales extraños que correteaban por todas partes.
Pero algo no encajaba. Ittara estaba actuando extraño desde hacía un tiempo. De repente se volvió hacía ellos con una mirada fría y distante en sus ojos verdes.
–Lo siento– dijo ella mientras se acercaba a ellos lentamente
–¿de que?
–Me veo obligada a hacer esto– y antes de que pudieran reaccionar les lanzo una pocion y desapareció de la vista
Ittara llegó al castillo luego de unas horas, allí el rei la reconoció.
–No puede ser... ¿Ittara?
–¿Pa... papa?– pregunto y luego se abalanzó a el
Ambos estaban felices y luego su padre le presento a su hermano dos años menor y su hermanastro.
Luego el rey mando a capturar a los demás chicos con los que había llegado ella.
Los cuatro chicos avanzaban entre los arboles, escuchando ruidos extraños y se detuvieron en seco. De repente apareció un par de soldados armados con arcos y espadas listos para atacar.
Justo cuando estaban apuntó de disparar, apareció Ittara con una armadura y una capa morada, detrás de ellos y les ordenó que bajaran las armas. Los soldados obedecieron mientras sonreía triunfante.
–ahora sois mis prisioneros
Ellos sintieron un escalofrío, pero no se iban a dejar capturar tan fácil y uno de ellos consiguió una espada y le provocó una herida a Ittara en su mejilla. Con esa distracción los chicos se separaron para huir.
–Ustedes que miran, ir a por ellos– dijo furiosa
Los chicos corrían a través del bosque desconocido, sintiendo el peso de los guardias persiguiéndolos de cerca. La espesura del bosque dificultaba su avance, pero la adrenalina los impulsaba a seguir adelante. Cada rama, cada piedra, era un obstáculo más en su camino hacia la libertad. El sonido de las pisadas de los guardias resonaba en sus oídos, haciendo que sus corazones latieran con más fuerza. Pero no se detenían, no podían permitirse ser capturados. Con cada paso, se acercaban más a la salida del bosque, a la posibilidad de escapar de sus perseguidores y comenzar una nueva vida.
Dylan y Astrid se encontraban en un lado mientras Gorka y Freya estaban en el otro cuando encontraron la civilización. Los guardias no pudieron seguir su rastro y Ittara regresó al castillo después de fracasar en su primera misión.
–padre, lamento decirle que fracase en mi primera misión
–Hija, no pasa nada acabas de llegar a este mundo, hay mucho de lo que tienes que aprender– El sonrió de forma maliciosa y le limpio la sangre de su herida –ahora descansa
Ella se retiró a la habitación que su padre le había asignado. Después de un tiempo, Ígor y Nil, su hermano y hermanastro, entraron en la habitación. Allí, comenzaron a conocerse mejor.
Dylan y Astrid se encontraron con Irek, el líder de los protestantes, quien les proporcionó un refugio seguro para evitar a los guardias del rey.
De mientras, Gorka y Freya se encontraron con Shaleen, quien les brindó su ayuda para escapar de los guardias que los perseguían.
Después de esa tarde, la noche llegó y todos dormían. Sin embargo, en el palacio, alguien seguía despierto. Ittara estaba sentada en el balcón de su nueva habitación, jugando con la pulsera que alguna vez compartió con sus amigos. Entonces, decidió quitársela, simbolizando el fin de su amistad con ellos.
–A partir de ahora ya no formo parte de los silver raiders– Juro a la luna –solo le serviré a mi padre el rey
Ittara pasó los siguientes días enfocada en su entrenamiento y aprendizaje de magia, siguiendo los pasos de su padre, quien era un hechicero experto en la màgia arcana.
Ella sentía una gran curiosidad por la magia y no quería quedarse atrás mientras su hermanastro Nil, de menos de 9 años, ya estaba aprendiendo a ser un arcano. Por eso, decidió que quería aprender rápido y dedicó todo su tiempo libre a estudiar y practicar.
La rebelión liderada por los humanos ex amigos de ittara, progresó en sus tácticas de ataque y defensa. Si todo sigue según lo planeado, se logrará el derrocamiento del rey y sus herederos del trono, y por fin el pueblo tendría su tan ansiada libertad. Pero las tensiones eran fuertes. Con la rebelión en su punto más crítico, la gente había comenzado a perder la fe. El reino se encontraba en medio de una guerra civil y nadie parecía saber cómo terminaría.
Ittara seguía dedicando todo su tiempo y energía. Sabía que la magia era su oportunidad para ayudar a cambiar las cosas para mejor. En su búsqueda de conocimiento y poder, se adentró en el mundo de la magia oscura, tratando de encontrar una manera de hacer la diferencia en la lucha por la libertad.
Pero cuanto más profundizaba en la magia oscura, más se alejaba de su familia y amigos. A medida que sus poderes crecían, su corazón se volvía más oscuro y su mente más fría. Pero no pudo dejar de buscar una solución para ayudar a sus personas.
En la búsqueda de la inmortalidad, el rey había perdido la realidad y no tenía en cuenta que la vida de los demás era igual de valiosa que la suya. Por eso, había tomado medidas extremas y había hecho sacrificios horribles para obtener lo que quería.
Los rebeldes se dieron cuenta de la situación y pusieron un plan en marcha para derrocar al rey y su gobierno autoritario.
–No podemos dejar que el rey continúe con sus planes y nos dejen a todos sin esperanza. Debemos parar a cualquier costo– dijo uno de los rebeldes.
Los demás estuvieron de acuerdo y comenzaron a planear cómo enfrentar al rey y ponerle fin a su gobierno.
Sus hijos querían creer que detrás de todo eso había una noble causa por delante, y ayudaban en todo a su padre.
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