Capítulo 5

En mitad del desayuno comenzaron a pasar los horarios de ese curso, y pronto se escucharon las quejas por parte del alumnado. Muchas de las clases de ese lunes eran bastante aburridas, y empezar de esa forma la semana no era del agrado de la mayoría. Sobre todo si las primeras horas de clase eran Historia de la Magia y Pociones.

—Al menos tenemos Estudios Muggles después... Pero a última hora hay Defensa Contra las Artes Oscuras —Denki miraba el horario aburrido acabando su bollo de chocolate, mientras Mina a su lado bebía desanimada el zumo de calabaza.

—Si lo dices con esa voz vas a conseguir que me duerma Denki —dejó la copa sobre la mesa y suspiró mirando de reojo a su amigo—. Además este año serán los TIMOS, no vamos a poder disfrutar mucho por lo que se ve.

—Vamos chicos, no seáis pesimistas. Mañana las clases son muy tranquilas, y este día terminará antes de que lo imaginéis —Sero intentó animar a sus compañeros, aunque solo lo consiguió parcialmente.

Kirishima tomó su desayuno en silencio, opinaba lo mismo que Mina y Denki, ese día parecía estar hecho para odiarlo. Al menos tenía todas sus clases con Bakugo, pero no deseaba tener que enfrentarse en su primer día de clases al nuevo profesor. Le daba demasiada mala espina, un poco parecido a lo que notaba cuando tenían clases de pociones con Aizawa.

Katsuki fue el primero en levantarse de la mesa, y Eijirou iba a acompañarle, pero Uraraka parecía esperarle en la puerta. La chica sonreía al rubio, alzando su mano en un saludo que el cenizo correspondió de forma más tímida. Le habría gustado ir juntos pero supuso que su amigo acompañaría a la chica a sus clases, y luego iría al aula que les tocaba.

—Chicos, ¿nos vamos? —unos minutos después preguntó a los otros tres, esperando que Katsuki ya estuviese en el aula.

Mina pareció comprenderle de inmediato porque se levantó asintiendo, avisando a Sero y Denki de que se fuesen. Ambos tomaron algunas magdalenas para el camino, y los cuatro fueron a la clase. Eijirou caminaba algo rápido con Mina a su lado, pero se desilusionó al notar que cuando llegaron al aula, Bakugo todavía no estaba.

Había algunos alumnos de Ravenclaw, y dos más de su propia casa, pero al cenizo no se le veía por ninguna parte. Tomaron asiento al final de la clase para poder hablar sin que el profesor se diese cuenta, y poco a poco los demás fueron entrando. Mina se quedó con Yaoyorozu para que Eijirou pudiese sentarse con Bakugo cuando llegase.

Los asientos fueron llenándose rápidamente, excepto los de las primeras filas, que quedaron para los rezagados. Nadie quería realmente atender en esa asignatura, y los últimos en llegar a la clase tuvieron que sentarse en los sitios que quedaban.

Cuando Bakugo llegó por fin, Kirishima quitó su mochila del asiento contiguo al suyo, y el rubio se sentó con una leve sonrisa, murmurando un "gracias" antes de sacar pluma y papel. Pronto Mirio llegó a dar la clase, y al empezar a hablar, también apareció el sueño entre los alumnos.

—No te duermas, Kirishima —Bakugo le dio un pequeño codazo mientras tomaba apuntes, era el único que lo hacía. Sero atendía de vez en cuando, subrayando con su pluma cosas del libro para luego hacer sus apuntes y prestárselos a Denki.

—Es inevitable Blasty, es muy aburrido —susurró, apoyando su cabeza sobre su mano, bostezando.

El rubio le vio de reojo un momento, antes de volver a sus apuntes. Por suerte, Kaminari empezó a distraer a Kirishima, pasándose papelitos con acertijos que había leído en uno de sus libros. Eijirou intentó descifrarlos, y consiguió descubrir la respuesta de algunos, pero no de la gran mayoría.

Parecía que eran los únicos de su grupo que ese día no querían dar clase; Mina atendía y comentaba de vez en cuando con Yaoyorozu lo que el profesor iba diciendo, nunca la vio tan concentrada. Bakugo no perdía una palabra de lo que decía a pesar de que estaba todo en su libro; y Sero de vez en cuando escuchaba a Denki cuando este le hablaba, pero garabateaba cosas sobre la clase en su edición del libro de Historia.

Fue tal vez la hora más pesada de clase, pensaba eso con certeza una vez terminó y se levantó con los músculos entumecidos e su asiento, mientras todos recogían. Estiró un poco, y tomó su mochila para ir a la siguiente aula.

—No quiero ir a la clase de Aizawa... Se me da fatal pociones. —No tardaron en escuchar las quejas de Kaminari, que propuso saltarse esa clase, pero que no fue escuchado por ninguno.

—Pociones no está tan mal, a mí me interesan las elaboraciones. Algunas son realmente complejas, ¿no es eso genial? —Momo habló con una sonrisa; tenía hora libre y decidió acompañar a sus amigos al aula.

Comenzó a hablar de algunas pociones sencillas que había descubierto ese verano, siendo escuchada por Mina y Sero. Bakugo caminaba un poco más delante que ellos y Kirishima aprovechó para adelantarse y poder tal vez, hablar un poco con él.

—¿Cómo te fue la clase Blasty?

—Bien... Ese fantasma explica fatal, prepararé los TIMOS por mi cuenta a este paso —gruñó apretando la correa de su mochila, y Kirishima rio.

—Seguro que podrías dar las clases mejor que él, eres muy inteligente.

—Exageras, pelos de mierda. —Se quedaron un momento en silencio, antes de que el rubio añadiese—. Este año me presento al equipo de quidditch.

—¡¿De verdad?! ¡Eso es genial! Apuesto a que lo harás genial Blasty —Kirishima se animó de inmediato, hablándole sobre las pruebas. A pesar de que él no tuvo que hacerlas para entrar, sabía cómo funcionaban—. Pony es muy buena capitana, no tengo dudas de que entrarás en el equipo.

—Claro que sí, soy el mejor.

Eijirou asintió totalmente convencido, y continuó hablando con él. Se fijó en que sus amigos se mantenían detrás, y agradeció ese pequeño momento a solas con el rubio. Notó la sonrisa de Mina, y se centró en lo que mencionaba Bakugo mientras llegaban a la clase de pociones.

Tenían clase con Slytherin, de nuevo. Yaoyorozu se despidió de los chicos y luego de Ashido, mencionando una salida después de clases. Cuando se fue entraron al aula, viendo que algunos alumnos de la casa verde y plateada ya se encontraban allí.

Aizawa tardó unos minutos más en aparecer. Sus ojeras parecían estar peor que la última vez que Kirishima le había visto, y su humor seguramente había empeorado. Por eso se sorprendió cuando no hizo ningún comentario despectivo en toda la clase, ni si quiera a los alumnos que solían sacarle de sus casillas.

Les mandó preparar una de las primeras pociones que aparecían en el libro, y los dejó trabajando por el resto de la hora. Kirishima notaba que, de vez en cuando, el profesor se quedaba mirándole; pero cuando dirigía su vista hacia él, el adulto la apartaba. Sin embargo no tenía mucho tiempo para pensar en ello, porque tenía que intentar no destrozar su poción.

—Pelos de mierda, concéntrate —Bakugo le dio un codazo al notar que su amigo no había añadido un ingrediente, y el pelirrojo arregló su error antes de que fuese demasiado tarde—. Estás en las nubes.

—Lo siento Suki, me distraje un momento.

—Intenta no hacerlo cuando estamos en esta clase —se calmó un poco con el apodo, y como iba más avanzado que Eijirou se dedicó a ayudarle con su poción, sin que Aizawa se diese cuenta.

Al final de la clase, Kirishima pudo entregar algo más decente de lo que habría presentado si Bakugo no le hubiese ayudado. Quería darle las gracias, y salió de la clase rápidamente para hacerlo cuando le vio besar a Uraraka, que había llegado a recogerle para ir juntos a Adivinación.

Bakugo ni si quiera reparó en que les estaba observando, pero sí su novia. Ochako sonrió y alzó su mano para saludar a Kirishima, haciendo una seña para que se acercase. No podía huir, la joven no merecía que fuese un borde con ella, por lo que se acercó apretando la correa de su mochila.

—Kiri, ¿vienes a Adivinación? Nosotros vamos hacia allá. Seguís inscritos en la asignatura, ¿no?

—Sí... Mina y yo seguimos, pero la voy a esperar. Id vosotros dos primero, luego os alcanzo.

Uraraka asintió y tomó la mano de Katsuki para salir de allí. Kirishima decidió esperar apoyado en la pared, viendo que Momo llegaba junto a Jirou. Las saludó y los tres esperaron a la pelirosa, que salía desanimada junto a Kaminari y Sero.

—Odio esta clase, no quiero tomarla el curso que viene —Denki asintió a las palabras de su amiga, mientras Sero solo podía intentar contener la risa detrás de ellos.

—Por ahora será mejor que vayamos a la siguiente clase, podemos relajarnos después en el patio —Yaoyorozu le sonrió a su amiga y tras despedirse de Kaminari y Sero fueron a la torre en la que ya les esperaban la mayoría de alumnos.

Kirishima se arrepentía demasiado de haber escogido esa asignatura, sobre todo ahora que ya no se sentaba con Katsuki. Se quedó junto a Mina, que no paraba de hablar con sus nuevas amigas. Le alegraba que Ashido tuviese más amistades, sobre todo porque se la veía muy feliz, pero ahora ya no tenía a nadie con quien pasar la clase.

Por suerte pudo dormir la mayor parte del tiempo, gracias a que la profesora no es que fuese muy atenta a lo que hacían sus alumnos durante las clases. Se despertó por el ruido que hicieron sus compañeros al acabar la lección, y notó que Mina estaba terminando de recoger sus cosas.

—¿Qué toca ahora?

—Defensa Contra las Artes Oscuras, con el nuevo profesor. Es con Ravenclaw así que vayamos juntos—dijo eso último en dirección a Jirou y Yaoyorozu, que estuvieron de acuerdo.

Kirishima se animó al escuchar eso, sabiendo que entonces Bakugo se pondría con él. Efectivamente, el joven le esperaba en la puerta de la clase, con su mochila al hombro y una mano en el bolsillo de su túnica.

—Blasty, ¿cómo crees que será el nuevo profesor? —le preguntó mientras bajaban las escaleras.

—Esperemos que un poco más competente... El jodido puesto está maldito, de todas formas no durará más de un curso.

El pelirrojo asintió a las palabras de su amigo, y juntos caminaron hasta la clase. Geten les esperaba ya en la clase, observando cómo entraban los alumnos en pequeños grupos. Kaminari y Sero habían llegado ya, y les habían guardado sitio en las últimas filas. Eijirou y Katsuki se sentaron junto a ellos, pero Mina tras una pequeña disculpa caminó a las primeras filas con sus amigas.

El profesor esperó a que todos estuviesen sentados para levantarse de su silla, analizando con la mirada a toda la clase. Sus ojos se pararon en Kirishima, y este sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, no creía que fuese a caerle bien al nuevo.

—Guardad vuestras varitas, y sacad el libro de la asignatura —habló en un tono helado, asegurándose de que sus alumnos hubiesen hecho caso a lo que había ordenado.

—Por lo que tengo entendido, vuestro conocimiento de la asignatura se ha visto afectado por el continuo cambio de profesores que habéis experimentado. El ministerio no puede permitirse que la educación de los jóvenes se vea afectada por ello, por lo que debemos.... Solucionarlo. Los libros que os he repartido han sido aprobados por el ministerio, y os ayudarán a alcanzar el nivel que deberíais tener en el año de los TIMOS. Id al primer capítulo y comenzad a leer, no quiero escuchar un solo murmullo.

Kirishima iba a comenzar a leer, cuando notó que Bakugo fruncía el ceño, y levantaba la mano. Al dirigir su vista al libro de su amigo, notó que lo tenía abierto por el índice. Geten vio a su alumno, y con un pequeño gesto le dio la palabra.

—¿Tienes alguna pregunta del capítulo?

—Más bien del concepto general del mismo... No se menciona ningún capítulo en el que haya hechizos de defensa.

—¿Y para qué necesitaríais usarlos? —la respuesta del profesor generó una inquietud inmediata en toda la clase, y los murmullos comenzaron a expandirse en el aula.

—¿No vamos a usar magia? —Sero fue el siguiente en hablar, aunque se arrepintió al ver la mueca que hacía el profesor al verle—. ¿Cómo aprenderemos a defendernos entonces?

—¿Para qué necesitarían hacerlo? No les ayudará a pasar sus exámenes, que son su única preocupación actualmente —entrecerró los ojos, observando al chico—. ¿De qué tendríais que defenderos?

—A lo mejor de All for One.

El silencio se hizo en la clase, y Geten miró tratando de contener su furia a Kirishima, que fruncía el ceño apretando sus puños. No se escuchó nada, excepto los pasos del profesor acercándose al pupitre de su alumno, sonriendo tras unos segundos.

—Nada, va a atacarle señor... Kirishima. Lo único que es necesario para pasar los exámenes es la teoría, no se requiere la práctica de hechizos.

—Pero All for One está fuera, ¡podría atacar y no sabríamos defendernos!

—Me temo que su imaginación es demasiado vívida, señor Kirishima. Ahora siga leyendo si no quiere que tome medidas con respecto a su actitud.

—No es mi imaginación, le vi. All for One ha vuelto y usted pretende que tan solo leamos un estúpido libro.

—¡Ya basta! —Geten alzó la voz, y el pelirrojo se calló impotente—. 20 puntos menos para Gryffindor, y vaya a ver a la profesora Kayama, señor Kirishima —arrugó la nariz y con un rápido gesto un pergamino apareció en la mesa de Eijirou—; entréguele eso de mi parte.

El pelirrojo lo tomó molesto, y salió prácticamente dando un portazo de la habitación. Estaba demasiado furioso como para poder si quiera intentar aclarar su mente, y antes de lo que esperaba ya estaba frente al despacho de su profesora. Tocó la puerta, y Nemuri se sorprendió al ver a su alumno allí, ajustando sus gafas antes de hablar.

—¿Qué haces aquí, Kirishima?

—Me mandaron a verla —respondió un poco brusco, y entregó el pergamino a la mujer.

Entraron en el despacho, y ella le indicó que se sentase frente al escritorio. Había un ambiente cálido y hogareño a pesar de que la chimenea permanecía apagada. Estaba todo lleno de libros, que no parecían ser precisamente académicos, y dos sillones con una mesita de té en medio.

El escritorio tenía sobre él una cesta con galletas, dos tazas de té y una tetera; de una de ellas salía humo, y por el olor parecía ser una infusión. Eijirou se hundió en la silla mientras Kayama leía el pergamino, y se enderezó un poco cuando lo dejó sobre la mesa.

—Coge una galleta querido —parpadeó confundido, notando la leve sonrisa de la mujer.

—¿Perdón?

—De la cesta Kirishima, toma una galleta.

No estaba muy seguro de lo que estaba pasando, pero alargó la mano y cogió una de ellas, con chispas de chocolate. La mordisqueó viendo que Nemuri se quitaba las gafas, tratando de pensar tal vez cómo regañarle para que no faltase el respeto así a un profesor.

—No puedes hacer este tipo de cosas, querido. Debes tener mucho más cuidado con tus palabras y tus acciones. ¿Acaso no te das cuenta para quién trabaja ese hombre? No puedes arriesgarte a que te ocurra algo peor que un castigo.

Tragó saliva, y asintió. Geten era parte del ministerio, seguramente era muy cercano al ministro, y podía correr peligro si se enteraban de lo que iba promoviendo entre sus compañeros.

—Te ha castigado todas las tardes, empezando por hoy... Ojalá pudiera hacer algo, pero me temo que él está en todo su derecho a castigarte si lo considera oportuno.

—Pero profesora, ¡ha vuelto! ¡Usted y el director lo saben!

—¡Kirishima! —Nemuri frunció el ceño, mirándole de forma severa—. ¡Pues claro que sí! Pero ahora mismo, lo más conveniente para ti es que te relajes, sobre todo cuando hablen de él. Agacha la cabeza y asiente, pasa desapercibido. No puedes llamar tanto la atención como lo has hecho hoy. Ahora, toma otra galleta.

La cogió enfurruñado, murmurando un "gracias", y la profesora se levantó para acompañarlo a la puerta. Antes de que pudiese salir, Kayama le tomó del hombro, y Eijirou pudo notar la preocupación en sus ojos cuando le habló por última vez.

—Escucha a tus amigos, y quédate a su lado Kirishima, ellos pueden ser tu mayor apoyo ahora mismo.

Sabía que había algo detrás de esa frase, pero no pudo entender su significado en ese momento. Salió del despacho, y se encaminó a la clase nuevamente para esperar a sus amigos, mientras se terminaba la galleta que Nemuri le había ofrecido.

Se sentó en el suelo hasta que los alumnos empezaron a salir, y al ver que Mina y Bakugo salían se puso en pie, yendo hacia ellos. Esperó a que Sero y Denki también estuviesen junto a ellos tres para poder contarles todo, sintiendo que ellos también empezaban a preocuparse.

—Kaminari... ¿Alguna vez has visto a Geten, ha ido a tu casa?

—Me suena familiar su voz, pero no su cara. Siempre me encerraba en mi cuarto cuando papá recibía visitas de cualquier tipo, además mi padre no solo recibe a mortífagos, también a personas normales del ministerio. No podría saber nada con certeza si llegase a presentarse.

Kirishima asintió frustrado, y para intentar calmar el ambiente, Ashido propuso que fuesen a almorzar, y luego al patio a pasar el rato hasta que llegase la hora del castigo de Kirishima. El pelirrojo caminó al lado de Katsuki, pero al girar un momento el rostro para preguntarle a Sero qué iba a comer, vio la mirada de Denki.

Parecía aterrorizado, como si supiese que algo horrible iba a pasar pronto. Conocía bien al rubio, y solo ponía esa cara cuando había arañas cerca; tal vez no les había llegado a contar la verdad, pero lo dudaba. Kaminari no era un mortífago como sus padres, estaba de parte de Eijirou.

Intentaron mantener una charla tranquila hasta llegar al comedor, inclusive cuando demasiadas miradas se posaron sobre el grupo cuando entraron. Kirishima no podía descifrar el ambiente, pero no le resultaba cómodo tener tanta atención.

—Kirishima, ¿te regañó la profesora Kayama? —Yaoyorozu le preguntó preocupada una vez llegaron a la mesa de Gryffindor, se había adelantado con Jirou para coger sitio y poder comer con sus amigos.

—Cierto viejo, los rumores ya están en boca de todos, dicen que te saliste de control —TetsuTetsu se acercó también junto a Todoroki, que asintió levemente.

—Hay opiniones de todo tipo, pero la mayoría cree que Geten es insufrible como profesor.

Eijirou se sentó cansado en la mesa, y repitió lo mismo que le había dicho Nemuri en su despacho hacía un rato, empezando a comer cuando sirvieron todo. Trató de hacerlo en un tono no demasiado alto, de forma que únicamente se enterasen ellos, y nadie más. No quería cotillas sabiendo lo que la profesora le había contado en privado.

Parecía que ninguno de ellos estaba de acuerdo con el castigo, pero Kirishima sabía que no podía faltar o sería todavía peor. Por suerte, se quedaron tras el almuerzo en el patio interior del castillo hasta que llegó la hora, a su lado.

—Os veré aquí cuando salga, ¿no? —se levantó de la hierba, y Mina asintió dejando su charla con Momo y Jirou de lado.

—Te esperaremos aquí, podemos ir a la cocina a por chocolate caliente después si quieres.

Le pareció un plan perfecto, y se despidió de forma rápida de sus compañeros, yendo al despacho de Geten. Se detuvo frente a la puerta, y se debatió por un momento; tenía un horrible presentimiento con respecto a eso, pero tal y como le dijo Kayama debía agachar la cabeza.

No sabía lo que le esperaba en el interior.

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