With Tetsutetsu

Bakugou había notado que Kirishima últimamente parecía estar demasiado ocupado en algo.

Algo que Bakugou no sabía qué demonios era pero tampoco quería preguntar porque pasaba de que el pelirrojo pensase que se interesaba en lo que hiciera o algo por el estilo, pero en realidad le carcomía la cabeza.

Lo que encontró más lógico era que estuviese entrenando un nuevo ataque especial especializado en su tipo de quirk, pero eso no explicaba que sonriera todo el puñetero día y el hecho de que no le encontrase nunca en el gimnasio no hacía más que aumentar su curiosidad.

Pero antes muerto a decirlo.

—¡Me voy! —dijo el pelirrojo, levantándose de la mesa.

Ahí iban otra vez.

—Últimamente estás muy solicitado, ¿no, Kiri? —rio Mina—. ¿Algún ligue?

—Quién sabe —se burló Kirishima, alejándose mientras se despedía con una mano.

Kaminari y Sero se miraron entre sí, descojonándose de la cara de Mina y Bakugou.

—Yo también me voy, quiero echarme una siesta —dijo Bakugou, pero Mina le dedicó una mirada aún más incrédula.

—Ya, a dormir. Claro —ironizó la chica, pero Bakugou hizo caso omiso a su comentario y se fue por las mismas.

El rubio tenía claro que, si quería enterarse de lo que fuera que Kirishima estaba haciendo, tendría que seguirlo. Así que lo hizo, arriesgándose a ser descubierto en una de las situaciones más vergonzosas en las que Bakugou había estado en toda su vida.

Se planteó que debería dejar de juntarse tanto con Kirishima. Parecía que el pelirrojo era una muy mala influencia para su amor propio.

Cómo supuso, no había ido al gimnasio a entrenar. De hecho, salía de la residencia. Quizá sólo estaba yendo a comprar algo que necesitaba, pero Bakugou decidió aún así seguirle, viendo que se dirigía a un gran parque que estaba a veinte minutos a pie.

Kirishima se adentró en el forraje tan feliz como una lombriz. Bakugou hizo una mueca y le siguió con cuidado de no hacer demasiado ruido.

Tras unos minutos llegaron a una explanada, aunque Bakugou no abandonó los arbustos. Distinguió la figura de una persona, que parecía ser masculina, pero con la luz solar se distinguía muy vagamente.

Kirishima le saludó y hablaron un rato de algo que Bakugou no distinguió. Empezaron a correr alrededor de la explanada, y entonces el rubio distinguió al tipo que acompañaba a Kirishima. Era el mismo que se había enfrentado al pelirrojo en el festival deportivo, y que tenía un quirk muy parecido pero en metal.

Bakugou no tenía ni idea de cómo se llamaba. No recordaba su nombre. Sin embargo, Kirishima parecía estar muy feliz con el de pelo gris y eso, de cierta manera, picaba un poco a Bakugou.

De acuerdo, el rubio no podía ayudarle mucho a mejorar su habilidad y era lógico que hubiese recurrido a alguien que sí pero, ¿por qué tanto secretismo?

Eso de cierta manera le intrigaba. Pero claramente, no le iba a preguntar nada, porque no era como si le importase. Podía quedar con quién le diese la gana, dónde le diese la gana y cuando le diese la gana.

Porque si quería quedar en plan secreto con un tío no le importaba para nada. No tenía nada que ver con él, después de todo.

Asumiendo eso, y con cuidado de que no se le oyese, e intentando olvidar lo malditamente guapo que se veía tan sonriente, se alejó de la explanada con las manos en los bolsillos.

No, no le importaba.

★★★

Kirishima notó a Bakugou extraño los siguientes días. Parecía evitarle desde hacía una semana, y el pelirrojo no entendía bien la razón.

Cuando le preguntaba, el rubio aseguraba que no era nada contra él, pero Kirishima cada vez creía menos esa afirmación.

—Madre mía, no estáis saliendo y ya tenéis problemas de pareja —comentó Mina cuando Kirishima le contó acerca de su problema—. Para que luego me digas que no estáis liados.

—No. Estamos. Liados.

Mina suspiró con resignación y cruzó las piernas sobre el césped. Tetsutetsu le imitó.

—Ya, vamos a ver. ¿Qué has estado haciendo estos días diferente a lo normal?

Tetsutetsu y Kirishima se miraron.

—Solo he entrenado más con Tetsu —señaló al chico, que asintió.

—Ambos hemos estado entrenando para mejorar nuestro quirk —añadió Tetsutetsu.

—Pues no me extraña —suspiró—. Hasta yo me había dado cuenta de que parecías muy ocupado —miró a Kirishima—. Quién sabe, a lo mejor está celoso.

Se echó hacia atrás, acostándose en el césped con las manos detrás de la cabeza mientras los dos chicos la miraban extrañados.

—¿Celoso por qué?

Mina suspiró y se sentó de nuevo, mirándoles como si fuera lo más obvio del mundo.

—A ver. Pensad, por favor, cabezas duras —bufó—. Tú, pelirrojo, pasas las veinticuatro horas del día con Bakugou. Y de repente ya no pasas tanto tiempo con él. Y no dices por qué. Y eso da lugar a muchas teorías.

Kirishima se puso rojo mientras Tetsutetsu seguía sin entender.

—Pero no son pareja.

—Ya, pero no es necesario serlo para estar celoso —apuntó—. Pero Bakugou es demasiado orgulloso para admitirlo. Así que te lo negará en rotundo.

—O no es eso —señaló Kirishima.

—Hagamos la prueba —sonrió—. ¿Por qué no se lo preguntas?

—¡No pienso preguntárselo!

—¿Por qué? —preguntó Tetsutetsu—. No pierdes nada.

—¡Porque no!

—¡Vamos, Kirishima! —animó, y Mina sonrió—. ¡Tienes que ser valiente y hacerlo!

—¡Pero es que no es necesario!

—¡Pero no pierdes nada! —dijeron los dos a la vez.

—Oye, ¿por qué te pones de su lado? ¡Se supone que somos amigos! —recriminó Kirishima al de primero B.

—Pero es que es lógico lo que ella dice —se encogió de hombros.

—Claramente, porque soy una genia.

El pelirrojo se levantó con un suspiro y se adentró en el bosque, ignorando las llamadas de Mina. Caminó un par de minutos hasta que distinguió la figura de Bakugou apoyada en un árbol, algo escondido. Se acercó a él, extrañado de encontrarle ahí, y le vio revisando su móvil.

—¿Bakugou...?

El rubio le miró tan tranquilamente, y Kirishima ladeó la cabeza.

—Ah, estabas ahí.

—¿Qué haces aquí?

—Es un parque público, que yo sepa.

Kirishima lo pensó y se encogió de hombros, suponiendo que tenía razón.

—¿Esperas a alguien?

—No, solo pasaba por aquí.

—¿Ya no estás enfadado conmigo?

—¿No estaba enfadado contigo? —arqueó una ceja.

—Pues parecía que sí —se cruzó de brazos.

—Y tú parecías tan feliz con tu amigo y yo no te he dicho nada.

Kirishima parpadeó sorprendido.

—¿Cómo sabes que estaba con un amigo?

Bakugou se sonrojó ligeramente y volvió su mirada hacia el móvil.

—Os vi pasar antes.

Kirishima sonrió y se acercó al rubio con las manos en los bolsillos.

—Oye, tengo hambre, ¿te apetece ir a comer algo?

Bakugou le miró con una ceja arqueada.

—¿Y qué pasa con esos dos?

Kirishima solo amplió su sonrisa, viendo que el rubio se había delatado a sí mismo al incluir a Mina, pero decidió no decir nada.

—Ya se las apañarán. Parecen llevarse muy bien cuando es para meterse conmigo.

Bakugou rió mientras soltaba alguna burla y empezaron a caminar, mientras Kirishima pensaba en las palabras de sus amigos.

A lo mejor debía hacer caso a Tetsu y ser valiente...

—Oye, pelirrojo, ¿qué quieres comer?

Miró a Bakugou algo perdido, y este arqueó una ceja.

—¿Estás bien? Parece que estás ardiendo. ¿Tienes fiebre, idiota?

—¡No, no! Solo tengo algo de calor —rió—. Yo voto por una hamburguesa.

Bakugou se puso a buscar hamburgueserías cercanas mientras Kirishima le miraba fijamente.

Valiente...

—Oye, Bakugou...

El rubio alzó la mirada y clavó sus ojos en los suyos. El pelirrojo pensó en muchas palabras, pero ninguna salía de su garganta.

—¿Qué te pasa, idiota? —preguntó ante su silencio.

Kirishima se puso nervioso y miró a otro lado, viendo un restaurante de ramen.

—¿Qué te parece si comemos ramen?

Bakugou arqueó una ceja y miró en su dirección. Estuvo de acuerdo, y ambos cruzaron la calle.

Kirishima soltó un suspiro mirando al cielo.

Desearía ser tan valiente como Tetsu y Mina querían.

Desearía ser valiente de verdad.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top