oxii. Papá.

—Está es el ala de pediatría—comenzó a explicar Stephen Strange, mientras el grupo avanzaba tras de él.

El hombre iba a retomar su habla cuando el teléfono de Maryannick comenzó a sonar, anunciando la llamada con Wannabe de Spice Girls.

Todos voltearon a mirar a la chica dueña del teléfono que estaba sonando, algunos de los chicos de preparatoria fulminándola con la mirada por interrumpir, y los universitarios riendo ante el tono de llamada tan peculiar de la chica. La castaña comenzó a buscar en sus bolsillos hasta sacar su teléfono leyendo quien le llamaba.

Papá.

—¿Necesita atender ahora?—preguntó Strange llamando su atención.

La castaña hesitó un instante mirando aún el nombre de su padre brillar en la pantalla junto con los dos botones que indicaban podía contestar o simplemente cortar la llamada.

—No, no—se apresuró a decir colgando el teléfono, guardándolo y volviendo a poner atención.

—¿No le vas a contestar a tu viejo?—dijo alguien a sus espaldas, causando que todo el grupo se girara, a excepción de la castaña.

Tras del grupo estaba un hombre relativamente alto, de cabello corto y castaño oscuro con algunas canas, complexión delgada y ojos azules con una despampanante sonrisa mirando al grupo de chicos.

—Mierda—dijo con los ojos cerrados, a la vez que quería esconder una pequeña sonrisa.

—Creo que es tu suegro—se burló Ned.

—Doctor Lapointe—pronunció Strange—. No tenía idea que tenía su hija aquí en mi grupo—dijo el hombre que guiaba al grupo—. Tampoco que hoy estaría aquí.

—No debería, hoy "descanso"—rió—, pero vine a recoger unas cosas—le contestó a quien podría llegar a considerar su amigo.

—¿Tu papá es doctor?—preguntó Rupert a Maryannick, mirando al hombre, mientras que la castaña seguía dándole la espalda a su papá.

—Si, mi papá es doctor. Me sorprende que cuando me investigate no dieras con esa información.

—Ese es el problema, no te investigué, no tenía ni idea que Jean Lapointe fuera tu papá.

—¿Mi apellido no te recordaba nadie?

—No lo relacioné.

—¿Cuantos Lapointe conoces en Nueva York? Mejor dicho, ¿cuantos Lapointe conoces en general?—rió un poco.

—¿Entonces no me saludarás?

—Hey, papá—saludó rápidamente sin girarse en un tono un poco alto para que la escuchara—. ¿Ahora podemos seguir con el recorrido, por favor?

—Si es tu suegro—rió Ned recibiendo un pequeño y débil golpe de Peter haciéndolo callar—. Lo siento.

—De acuerdo—rió—, por lo que veo, ya van a terminar el recorrido, mejor esperaré en el estacionamiento. Un placer todos—dijo pasando al grupo dirigiéndose a la salida del hospital.

Muchas chicas susurraban entre ellas, siempre había padecido de ese problema. Según la mayoría de las amigas que había tenido a lo largo de su adolescencia, solían describir a su papá como un hombre atractivo, lo cual solía ser incómodo para ella. Sin embargo, no había sido aquella la razón por la que había "escondido", si es que se pudiera considerar esconder, el ser hija de Jean Lapointe uno, si no es que el mejor, cardio-cirujano del Hospital General Metropolitano, Maryannick lo hizo porque quería destacar como su papá hizo, sin ayuda, por su conocimiento y devoción a su trabajo. Con mérito propio. No por ser hija de "Jean a Lapointe".

Continuaron el recorrido y en brevedad terminaron dirigiéndose de nuevo a la recepción del hospital.

—¿Te vas a despedir de ella?—preguntó Ned con una sonrisa mientras el grupo caminaba a la salida del lugar.

—¿Por qué lo haría? Se supone que no nos conocemos o bien, nos conocimos hoy y no compartimos muchas palabras. Creerá que soy raro o algo así.

—Tal vez te hable de ti más tarde hoy—sonrió Ned, pero Peter no prestó mucha atención.

Peter realmente le habría gustado ir a despedirse, igual que le habría gustado preguntar muchas cosas sobre el quimerismo y las plaquetas para investigar sobre el asunto de Rupert, pero que tuvo que guardar todas sus preguntas para no levantar ni un atisbo de duda en la castaña que había notado algo "familiar" en él.

Cuando salieron, Peter aún seguía a Maryannick por el rabillo del ojo, sabía que estaba mal, pero quería mirarla. Había pasado mucho tiempo desde la ultima vez que lo hizo. Tres días. Tres largos días. La siguió y la miró correr a su padre con una sonrisa, lo cual lo hizo sonreír a él.

—No tienes oportunidad con ella, Parker; ni en un millón de años—llegó diciendo Flash al castaño, cuando lo vio mirando a la universitaria, antes de entrar al camión.

—No sabe lo que habla—dijo Ned—, debemos irnos—dijo subiendo también, con su mejor amigo pisándole los talones.

Maryannick quería destacar por si misma, pero nada de eso sería posible sin su papá quien continuamente la apoyó, incluso cuando llegó a interesarse en algo diferente a la medicina. Si había alguien a quien Maryannick amaba más que nada en el mundo, era a su papá.

Cuando estuvo en sus brazos no pudo soltar una pequeña risa de felicidad mientras lo abrazaba y él correspondía. Por su parte, el autobús amarillo que había traído a la preparatoria se alejaba con Peter mirando aún por la ventana.

—Ya no quieres a tu viejo—bromeó aún fundido en el abrazo con su hija.

—No eres un viejo—rió sin separarse.

—Pero admires que ya no me quieres—rió soltándola lentamente.

—Te amo y lo sabes—rió besando su mejilla y parándose frente a él mirándolo sin borrar su sonrisa—. Siento que ha pasado una eternidad desde la ultima vez que te vi. ¡Ya tienes canas!—rió.

—Eso es a lo que me refiero. Ya no me quieres. No me visitas y no me saludas frente a tus amigos. Por cierto, ¿desde cuando los universitarios parecen niños?

—Habían algunos chicos de preparatoria—rió—, y sabes la razón.

—Quieres brillar por tus méritos, lo sé—sonrió—, es la cualidad favorita de mi pequeña—dijo haciendo sonreír a la castaña—. Veo que tienes muchas amigas—dijo mirando sobre el hombro de su hija a las jóvenes que los veían.

—Podríamos decirlo—rió negando con la cabeza.

—Y novio—dijo cruzándose de pronto de brazos y arqueando una ceja, sin dejar el ánimo de burla.

—¿Tengo novio? Espera, déjame adivinar. El chico que hablaba conmigo mientras tú lo hacías con Strange y te veía con admiración—asintió—. Es mi amigo... si es que lo puedo llamar así, somos más compañeros. Su nombre es Rupert. Estamos trabajando en algo juntos. De hecho, debí llamarte desde antes para preguntarte esta loca teoría que él tiene.

—Hoy estuvieron con un excelente doctor—dijo refiriéndose a Strange mientras guiaba a su hija a su auto, abriéndole la puerta—. Pudieron preguntarle a él.

—Es tu campo. Tiene que ver con el sistema circulatorio—dijo antes de que cerrara la puerta del auto.

—Entonces en efecto soy tu hombre—rió subiendo al lado de piloto—. Podemos ir a casa, seguramente el viejo Whiskey estará encantado de verte, prepararé algo rápido—sonrió.

—Amaría verlo de nuevo y comer contigo, es solo que tengo algo que hacer en la tarde—revisó la hora en su teléfono—. Y voy un poco tarde.

—Tienes una cita—dijo el hombre encendiendo el auto riendo.

—No es así—sonrió—. Solo es un amigo...

—Me gustaría conocer a tu amigo.

—Me encantaría, papá, pero no creo que sea lo más apropiado.

—¿Por qué?

—Peter es especial.

—Tiene nombre—sonrió.

—Claro que tiene un nombre.

—¿Que hace a este chico especial?—preguntó mirándola con una sonrisa.

—Él simplemente es... perfecto—rió—. Es sencillo, gracioso, amable, inteligente, abnegado, dulce, su único problema es que al igual que tu prefiere a Darth Vader sobre Kylo—rió.

—¿Segura que no me estás describiendo a mi, entonces?—rió—. O que soy yo, tal vez.

—Estoy completamente segura de que no eres Peter.

—¿Por qué?—dijo conduciendo a donde su hija vivía.

—No te pareces a él.

—Son las canas, ¿verdad?

Ambos rieron y continuaron su camino intercambiando anécdotas. Cuando llegaron, Peter ya veía en esa dirección, esperando a verlos. Le alegraba ver a la castaña con su padre, él siempre quiso una relación como la que parecían tener ellos y lo más cercano que tuvo fue Ben, y ya no estaba tampoco.

—Espero poder conocerlo pronto—dijo parando el auto.

—También me gustaría que lo hicieras—sonrió besando la mejilla de su papá abriendo la puerta del auto.

Vio a la castaña salir del auto despidiéndose de su padre, quien había dejado a Maryannick en la entrada de su edificio, dando vuelta, salió a la calle y fue entonces cuando Peter bajó.

—Hey—saludó a la castaña que se sentaba en las escaleras del edificio.

—Hola—le sonrió esperando a que tomara asiento a su lado.

—¿Qué tal tu fin de semana?

—Bien, ¿el tuyo? ¿Mucha gente a quien salvar?

—Fue atareado, pero no fueron cosas muy difíciles—sonrió.

—Vi lo del banco en las noticias. Me alegra que estes bien.

—Gracias—dijo sentándose a su lado.

—Hoy vi a mi papá—dijo con una enorme sonrisa.

—¿En serio?

—Si—se recargó en sus propias piernas mirando al enmascarado—. Le pediré ayuda para lo de Rupert. Es doctor también, cardiólogo. Creo que nunca lo mencioné.

—No lo hiciste, pero ahora lo sé—dijo y la chica rió.

—Lo extrañaba mucho.

—¿Hacia mucho que no lo veías?

—Medio año, desde que entré a la universidad. Pero cuando aún estaba en preparatoria y vivía con él, eran limitadas las veces que lo veía, siempre tiene mucho trabajo, es jefe de cardiología en el hospital.

—¿Tu madre?

—Mis padres de divorciaron hace tres años, mi mamá no soportaba que mi papá no estuviera en casa. Ella lo quería en casa todo el tiempo, yo también quería, es un hombre excelente, lo juro, es solo que es demasiado devoto a lo que ama. Y adora su trabajo, no quería dejarlo, mi mamá de cansó y quiso el divorcio—hizo una mueca—. Y ya que yo ya tenía una "edad madura"—hizo comillas con los dedos—para decidir con quien quedarme, quise hacerlo con mi papá. Desde entonces sólo recibo llamadas en navidad, Año Nuevo y mi cumpleaños de su parte.

—¿Dónde está ella?

—Se fue a Alemania, quería alejarse de aquí y de los sentimientos que un tenía por mi padre. Como sea, mi papá y tu se llevarían de maravilla, son muy parecidos, incluso tienen malos gustos en villanos—rió.

—Suena como el mejor padre del mundo—rió.

—Lo es, ¿qué hay del tuyo? Bueno, tuyos. Tus padres.

—Ellos murieron cuando yo era pequeño en un accidente de avión.

—Mierda, Peter, lo siento. No creí que... lo siento.

—Está bien. No te  preocupes. Yo... ya lo he superado un poco.

—Si un día sientes que necesitas hablar con alguien y no tienes a quien recurrir—dijo enderezándose y buscando en su bolso de mano una pluma y un papel—, no dude en llamarme—dijo sacando una diminuta libreta y una pluma escribiendo su número telefónico y tendiéndoselo—. Había olvidado dártelo antes, tal vez algo me hacía esperar hasta momento—rió—. Ahora tómalo—Peter lo tomó realmente emocionando pero actuando lo más normal que podía—, puedes llamarme cuando lo necesites. No importa la hora que sea, suelo dormir hasta tarde estudiando o investigando, así que—suspiró—, si un día no sabes con quien hablar, siempre estaré yo disponible.

—Gracias.

—No hay porque.

—¿Por qué no fuiste con tu papá?

—No te había visto, quería hacerlo.

—Podemos vernos mañana. No sabes cuándo podrás ver a tu papá.

—Está bien, Peter. Hablaré con él y me pondré de acuerdo.

—Aún no es tarde. No ha pasado mucho desde que se fue. Podemos alcanzarlo en su casa.

—¿Podemos? Voy a llevarte. ¿Vive muy lejos?

—Manhattan. Estamos a cuatro horas a pie, Peter—rió—. Cuando lleguemos será muy tarde.

—¿Quien dijo que te llevaría a pie?

—¿Cómo pretendes ir? Nóminas vi que Spiderman tuviera un auto.

—No, Spiderman se desplaza con telarañas—sonrió—. Son más rápidas y no hay tránsito allá arriba—rió causando que la castaña lo hiciera también—. ¿Estas lista?

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