𝟶𝟼𝟷 𝙅𝙪𝙚𝙜𝙤

— ¿Qué acabas de decir? — el tono de su voz fue mucho más severo que cualquier otra ocasión en la que haya interactuado con él. — Justo ahora, ¿acabas de insinuar que YO te tengo que miedo a ti? ¿Que te veo como una amenaza? ¿Que me puedes ganar en lo que sea?

No debí haber hecho eso.

— Fue lo que dije.

¿Qué sucede conmigo? ¿Es que acaso quiero morir? Pensé que ya había superado esa fase.

— Bien, lo que sea; jugaremos tu estúpido juego y te mostraré lo equivocada que estás cuando te gane, porque no hay manera en que un demonio pueda ser mejor que yo en lo que sea.

Funcionó... y sigo con vida.

— Y eso suma 27 victorias para mí, y ninguna para ti. — no esperaba que esto pasara, pero jugamos una vez y le gané, y ahora se niega a irse hasta ganarme.

— Es una mierda de juego; está jodidamente arreglado.

— Que haya ganado 27 veces seguidas no es más que mera coincidencia.

— Ni siquiera entiendo las reglas; todo el puto juego no tiene sentido.

— Ese también podría ser el problema.

— ¿De dónde demonios sacaste este juego?

— Lo inventó mi mamá, o bueno, eso fue lo que me dijo ella; quizás lo dijo sólo para hacerme sentir mejor. Era algo especial entre nosotras. — casi podía decir que estuvo interesado en lo que dije por medio segundo.

— Los demonios no tienen mamá.

— Es cierto, ya no la tengo, pero la tenía. Ella era amable y estaba orgullosa de mí aunque no había hecho nada todavía; sólo tenía mucha fe en que lograría todo lo que me propusiera. Inventó este juego porque yo me sentía sola; no tenía amigos y tampoco podía salir, así que dijo que podía jugar con ella cuantas veces quisiera cuando me sintiera sola y quisiera compañía. Lo juego desde los 4 años.

— ¿Entonces para qué mierda me molesto en intentar ganar?

— Porque quieres demostrar que eres mejor que yo, pero no hay nadie mejor que yo en este juego.

— Demonio engreído.

— No soy engreída, soy realista.

— Explica bien las jodidas reglas esta vez.

— Es demasiado sencillo en realidad; no sé por qué te es difícil entenderlo.

— Que expliques otra vez.

— Bien, sólo tienes que salir de la habitación y luego entrar otra vez cuando te diga. Lo único que tienes que hacer es adivinar qué cosa cambió, es decir, qué está fuera de lugar; qué cosa antes era diferente o cómo quieras decirlo. Si adivinas, ganas, y si no, gano yo.

— ¿Y por qué tengo que ser yo el que adivina?

— Ya habías usado ese argumento y gané 11 veces cuando quisiste que yo adivine.

— Lo que sea. — salió de la habitación.

Por lo menos me está hablando sin tratar de matarme, aunque sigue perdiendo. Una vez volvió a entrar observó toda la habitación con detenimiento; realmente estaba decidido a ganar por lo menos una vez.

— ¿Ya lo encontraste?

— Cállate, estoy buscando.

Pero no encontró nada y volvió a sentarse frente a mí.

— Entonces... ¿gano yo de nuevo? Significa que son 28 victorias para mí, y aún ninguna para ti. ¿Quieres saber por qué sigues perdiendo?

— No quiero que mes des sermones.

— Mi capucha; me la quité. Cuando dije “lo que está fuera de lugar en la habitación” no sólo me refería a los objetos; yo también estoy aquí. Jugamos 28 veces y ni una sola se te ocurrió revisar si fui yo la que cambió; te concentraste en el resto porque estabas convencido de que yo seguiría igual.

— Fue una maldita trampa; me hiciste jugar 28 veces y fue una maldita trampa.

— También existe la posibilidad de que sí hayas notado que no traía guantes, pero antes ni siquiera hayas visto que los tuve puestos alguna vez. Eres realmente malo en esto, y como dije, no hay nadie mejor que yo en este juego; jamás he perdido.

— Pues te jodes, porque ahora conozco el truco y no voy a perder otra vez.

— ¿De verdad vas a seguir hasta ganarme? No es la gran cosa.

— Estoy perdiendo contra un jodido demonio; es lo opuesto a lo que se supone que un pilar debería hacer.

Era demasiado insistente. ¿Y si lo dejo ganar para que termine? No, eso sólo haría todo peor.

Y mientras él buscaba en su intento número 29 por ganarme, se me ocurrió interrumpirlo.

— Quería que sepas que soy buena persona, — hablé mientras él parecía concentrado intentando ver si había algo diferente. — pero tenías razón, no soy una persona; soy un demonio. Sin embargo, los demonios también fuimos humanos una vez, y nos arrebataron todo; sufrimos tanto al ser seres humanos, nos lastimaron, nos menospreciaron, nos quitaron lo que nos era más preciado, o nos discriminaron, y fuimos heridos. Tan heridos, que algunos llegaron a la conclusión de que lo mejor era devolver todo ese dolor a los mismos que los causaron, pero otros de nosotros, ni siquiera pedimos esto; yo no quería ser un demonio.

— Creí haberte dicho que no me interesaba lo que tenías que decirme.

— Deja de termine. — es probable que me arrepienta después. — Solía tener una familia, una madre amorosa y protectora, un padre que se preocupaba por mí y un hermano mayor que hubiera dado todo por verme feliz, pero ellos ya no están por culpa de un demonio. Y fue mi culpa que todo se haya perdido porque teníamos reglas y yo no las seguí, y por mucho tiempo, pensé que ser un demonio era el universo castigándome. Fui humana, y me arrepiento de mis acciones, y quiero arreglarlo ayudando a los demás, pero quería que supieras que yo no pedí convertirme en demonio y si por alguna razón llego a perder el control y ataco a alguien entonces sí voy a merecer la muerte.

— Me da igual; un montón de palabras bonitas no cambian que seas un maldito demonio ahora.

Bueno, lo intenté.

— Supongo que tampoco puedo obligarte a creerme.

— ¿Qué mierda puede saber un demonio sobre sufrir y perder seres queridos?

— También tienes razón en eso; no puedo entender tu dolor ni el de ningún humano. No puedo compararme con las personas que arriesgan sus vidas aquí. Si yo pierdo un brazo, se regenera, pero si un humano pierde un brazo, lo hace para siempre; yo siempre estoy bien luego de una noche de descanso y ustedes tardan meses en recuperarse. Pero no puedes decir que yo no entiendo lo que es perder a alguien que quiero, porque por algo ya no tengo familia; estuve completamente sola desde desde que me convertí en demonio hasta que me encontré con más personas.

Lastimosamente no puedo adivinar que está pensando y tampoco dijo nada.

— Te quitaste los guantes; misterio resuelto.

— Bien, felicidades, es una victoria para ti.

— Me ganaste 28 veces.

— Pero lo importante es que tú ganaste una, y eso es suficiente. Gracias, fue divertido jugar con alguien. — sonreí ya que mis palabras eran sinceras; jamás había jugado con alguien que no fuera mi mamá.

— Deja de actuar como si fueras buena, me das náuseas. — y se fue.

Pero, por el lado bueno, dije lo que quería decir y él no me mató.

🌀 Que capítulo tan raro jsahajsja no sé por qué de pronto quise hacerlo.

Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.

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