𝟶𝟺𝟿 𝙇𝙡𝙖𝙣𝙩𝙤
Narrador Omnisciente
Yuki trató de concentrar todo su enojo y dejarse llevar por él; no debería generar mucho problema y esperaba poder mantener el control.
No podría describir cómo se sintió después de eso; lo único que sí podía sentir era la ira apoderándose por completo de ella y haciéndola actuar de manera precipitada. De hecho, ella no estaba pensando mucho; sólo le lanzó a atacar lo más rápido que pudo y usó sus largas uñas para herir al demonio.
Apenas hizo eso, la situación escaló demasiado rápido. Siguió golpeando al demonio antes de que pudiera levantarse y defenderse, sintiéndose cada vez más dominada por sus instintos; un desastre de sangre dejado detrás. En algún momento aquel demonio se logró defender y arrancó uno de sus brazos a Yuki, pero ella logró recuperarse casi de inmediato.
Antes de que Genya, quien aún se encontraba observando, pudiera darse cuenta, ella empezó a cambiar de forma física también; su cabello se volvió más oscuro y sus ojos tomaron un color azul rey que la hacían parecer otra persona; él ya no podía reconocerla. A pesar de los esfuerzos del otro demonio por defenderse, Yuki realmente estaba fuera de control; incluso parecía disfrutar estarle haciendo daño a alguien.
Yuki le quitó al demonio el bastón que sostenía y de pronto la escuchó reírse justo antes de atravesar al demonio con ese mismo bastón, dejándolo clavado en un árbol, para luego usar sus manos y arrancarle la cabeza; ya no había nada que hacer, y aún así, ella no parecía estar satisfecha. Si continuaba de esa forma era casi un hecho que iba a atacar a alguien, y eso en definitiva no iba a acabar bien.
Él tenía que hacer algo aunque siguiera herido.
Pero tenía que haber otra forma de calmarla; quizás con las manzanas. Y con eso en mente, Genya tomó una de las manzanas que ella siempre llevaba y se la puso en la boca, evitando que pudiera morder a alguien, pero sin haber resultado el problema por completo.
Cuando ella estuvo frente a él, Genya la tomó y la sujetó lo más fuerte que pudo para que no pudiera escapar. Yuki no tardó mucho en tratar de liberarse; quería morder algo más y él se lo estaba impidiendo.
— Ya... cálmate... — trató de pensar en algo que pudiera decirle, pero ella sólo estaba gruñendo y había dejado de razonar por completo. — Yuki, sólo.... regresa a la normalidad... si no lo haces, vas a terminar atacando a alguien, y si eso pasa... significa que van a tener una razón para matarte. — sintió sus heridas doler mientras le hablaba. — Sólo regresa a ser tú... tú no eres así; tú eres mucho más tranquila y prudente que esto. — debía haber otra cosa; algo que tuviera mucho peso para poder hacerla reaccionar sí o sí, y pensó haberla encontrado. — Yo... te quiero, Yuki... sólo vuelve a ser la persona que conocí y de la que me enamoré, por favor... quiero poder seguir pasando tiempo contigo... así que no les des una razón para asesinarte; no me hagas pasar por eso otra vez, por favor....
De pronto dejó de sentirla intentando escapar, como si se hubiera rendido.
Sus palabras lograron llegar a ella, quien apenas se dio cuenta de lo que estuvo por hacer; casi le había hecho daño a Genya, y eso no se lo hubiera perdonado jamás. Sintió una presión en su pecho al pensar en eso; un dolor terrible que la atormentó por lo que le parecieron los segundos más largos de su vida.
Y por primera vez, Yuki lloró. Lloró por todas las veces que no lloró en toda su vida, lloró por cada vez que debió haber llorado y por cada vez que sintió que debía hacerlo; lloró como nunca antes había llorado y se desahogó por completo.
A la vez que también su apariencia volvió a la normalidad, sintió los brazos de Genya rodeándola en un abrazo mientras ella continuaba sollozando, como si él supiera lo mucho que ella necesitaba eso.
— Lo siento, lo siento... — se arrepintió de inmediato. — c-casi te ataco, y eso... no quería hacer eso... — ella le habló entre el llanto. — Todo lo que quería era... protegerte y... y sigues herido y... lo arruiné; lo siento mucho...
— Tranquila, está bien. — hizo un intento por calmarla al acariciar su cabeza con suavidad. — Por lo menos lograste lidiar con el demonio; eso es bueno, y yo no estoy enojado contigo ni nada. Sólo... no vuelvas a hacer eso nunca en tu vida, ¿sí? Pasé mucho miedo por un momento.
— Sí...
— Vamos a dejar a ese ahí por el momento. — habló refiriéndose al demonio que ella dejó clavado a un árbol. — Supongo que ya es hora de que yo también haga lo mío.
Y dicho eso, Genya se separó del abrazo y se dirigió al demonio para poder ingerir de su carne y poder curar sus heridas, mientras ella se quedó allí por un momento, sólo pensando en lo que había sucedido momentos atrás. Pensó en que fue una decisión muy tonta la que tomó antes, y probablemente no debería haberlo hecho, pero tampoco había vuelta atrás. Por lo menos las cosas no terminaron en nada grave y él logró ayudarla a recobrar la conciencia, pero ¿y si no hubiera sido así? Es casi un hecho que luego la hubieran asesinado por atacar a alguien por accidente.
Ella en verdad tenía mucha suerte de haber tenido a alguien ahí para ayudarla; no volvería a hacer eso nunca más y dejaría que Nezuko sea la que pelee como un demonio. No podía seguir corriendo riesgos como esos, en especial considerando que en serio enloqueció antes.
Genya pudo sanar sus heridas con éxito, y Tanjiro también parecía tener todo bajo control por el momento, así que en teoría todo estaba bien. Bueno, a excepción de que se supone que el pilar de la niebla también estaba ahí y ahora no sabían dónde estaba, pero eso era lo de menos; ya lograrían salir de eso.
🌀 Ya, pero, ¿sí pudieron escuchar la canción que dejé o no los deja ni les sale? Es que le da el toque.
La próxima actualización es un especial por los 50 capítulos (antes del capítulo 50). Ya les había hablado sobre eso, pero les recuerdo que ahí dejaré dos escenarios que no tienen mucho que ver con la historia principal, pero se me ocurrieron, ¿y por qué sólo dos? No se me ocurrieron más, y eso que quería hacer más.
Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.
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