𝟶𝟺𝟽 𝘼𝙩𝙖𝙦𝙪𝙚

No pasó nada muy interesante fuera de eso; Genya y yo nos veíamos de vez en cuando o nos tomábamos el tiempo para estar un rato juntos, aunque realmente no hacíamos nada. Lo único que no se ha podido resolver es que Genya sin llevarse nada bien con Tanjiro; parece que sigue enojado.

— Así que eso fue lo que pasó ayer, — Tanjiro nos contó lo que sucedió ayer con respecto a su espada mientras comía después de haber pasado quien sabe cuánto tiempo sin hacerlo. — y oí que tardará tres días y tres noches en terminarla; es por eso que el pulido no terminará hasta pasado mañana. Dijo que su método es tan duro que ha muerto gente debido a ello; estoy un poco preocupado, y me pidió que no fuera a vigilarlo jamás, pero ¿debería hacerle caso?

— ¡No me importa! — Genya le gritó. — ¡Por un demonio, ándate! ¡No me hables como si yo fuera tu amigo!

— ¡Pero sí somos amigos, ¿verdad?!

— ¡No, que no lo somos! ¡Idiota! ¡Me rompiste el condenado brazo! ¡No me digas que se te olvidó ese detalle!

— Hey, pero tú golpeaste a una chica; tuve que hacerlo. Genya, todo fue tu culpa.

— ¡No me llames por mi nombre!

— Estas galletas de arroz son buenísimas, ¿quieres un poco?

— ¡Cara de culo! — golpeó la mano de Tanjiro que sostenía las galletas. — ¡No necesito esa mierda! ¡Sal de aquí!

La verdad no sé qué hacer en ésta situación; Genya sigue muy enojado y Tanjiro no parece querer rendirse a la idea de que ellos sean amigos, y por eso sólo me quedo viendo como pelean... otra vez.

— ¿Huh? Tus dientes. — Tanjiro le dijo. — ¿No te los arrancaste en primavera...? — los dos se quedaron en silencio.

—...Debiste haber estado viendo cosas.

— No, para nada, tengo uno de tus dientes aquí.

— ¿Por qué lo tomaste? ¡Uuuugh, eres asqueroso a cagar!

— Pero si tú lo dejaste caer; yo sólo te lo quería devolver.

— ¡Estás loco! ¡Bótalo!

— ¿Me lo puedo quedar? — no estoy segura de para qué, pero igual Tanjiro me lo dio.

— No te ofendas, Yuki, pero ¿por qué quieres mi diente? — me encogí de hombros.

— Creo que sólo lo quiero.

— Así que... — Tanjiro estaba a punto de decir algo más hasta que Genya lo echó de una patada.

— ¡Y vete a la mierda! — le gritó por última vez.

— ¿No crees que fue una reacción un poco exagerada?

— No, no lo creo. — me abrazó y suspiró; supongo que así es como se deshace del estrés ahora.

Hmm... me pregunto si ahora es buen momento para preguntarle...

— Genya.

— ¿Sí?

— ¿No te has puesto a pensar... en el futuro? Es decir... me di cuenta de que tú no vivirás por siempre, y eso me pone algo triste.

— ¿Era eso lo que te ha estado molestando todo este tiempo?

— Sí, es sólo algo en lo que he estado pensando últimamente.

— Tal vez... haya una forma de que vuelvas a ser humana.

— Es lindo soñar, pero no creo que sea posible.

— Seguramente alguien encuentre una forma algún día; preferiblemente pronto.

—...Eso espero; no me gusta ser un demonio.

Me relajé demasiado mientras estaba ahí; tanto que me quedé dormida sin querer. Quizás es porque sentía que necesitaba un consejo o fue pura casualidad, pero de nuevo soñé con una de esas conversaciones que tenía con mi madre adoptiva.

Ella me miraba finamente; siempre supo qué era lo que pensaba sobre estar allí encerrada y frecuentemente trataba de animarme contándome alguna historia.

— Oye, Yuki. — me llamó. — ¿Te cuento la historia de cómo conocí a tu papá?

— Ya me la has contado; se conocieron mientras tú estabas en una misión y de casualidad lo salvaste.

— Sí, pero eso no es todo lo que hay que contar; también está la historia de cómo me enamoré de él. Resulta que tu papá es muy, muy amable y cuando lo salvé insistió en que quería hacer algo por mí también a cambio, a pesar de que yo le dije que ese era mi trabajo y no hacía falta, pero él era realmente insistente y no se detuvo hasta que acepté. De hecho, incluso quiso pagarme y no se fue hasta que acepté el dinero; fue algo muy extraño. Él era amable, pero muy perseverante; después de convivir con él un tiempo me di cuenta de eso, y para cuando me di cuenta me había enamorado. ¿Sabes? A veces me pregunto cómo será el día en que tú conozcas a alguien especial, y cómo será él, pero estoy segura de que sabrás elegirlo bien.

— No entiendo.

— Ah, está bien, está bien; no tienes que entenderlo justo ahora, pero algún día lo harás, cuando conozcas a alguien especial.

— Pero si no salgo de casa, ¿cómo se supone que voy a conocer a alguien? — ella se rió.

— Eres bastante impaciente respecto a eso, ¿no? Tranquila, prometo que algún día saldrás.

Ese mismo día hablé con el herrero que forja mi espada porque ya estaba lista, así que tendría que irme en la noche. Mientras terminaba de preparar mis cosas para irme de ahí, Genya vino a hablar conmigo otra vez.

— ¿Necesitas algo? — le pregunté al verlo parado sin decirme nada.

— Es algo tarde, pero... quería hablar contigo otra vez antes de que te fueras... — me parece algo lindo que se siga poniendo tan nervioso con cosas como esas, a pesar de que yo soy igual.

— Está bien, aunque técnicamente ya estaba por irme.

— Es sólo que no tenemos la oportunidad de vernos en persona tan seguido; pareciera que sólo lo hacemos cuando las vidas de otros o las nuestras corren peligro, y el resto del tiempo nos enviamos cartas.

— Se trata de algo normal; es por el tipo de trabajo que tenemos. Nos veremos otra vez antes de lo que piensas.

— Supongo... sólo asegúrate de escribirme cartas; así sabré que estás bien.

— Está bien.

— Por cierto-

Nos interrumpió un ruido a la distancia; como una pelea. No, por favor, no otra vez... ¿Por qué pasa esto cada vez que estamos en el mismo lugar que Tanjiro? ¿Él es un imán de desastres o algo así?

Otro ruido nos indicó que el lugar se destrozó por arriba, probablemente el techo, así que tuvimos que correr para ver qué sucedía. Resultó que sí, Tanjiro junto a Nezuko estaban peleando contra un par de demonios.

🌀 No sé qué me pasa últimamente, he estado viciada actualizando.

Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.

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