6° CAPÍTULO
-- ¡Príncipe! _ Contestaron todos, y la familia de Artemis, hizo una reverencia.
-- ¡Hola Artemis!, .... ¿Por qué te demoraste tanto Diamante? _ Pregunto Serena, en tono de reproche.
-- ¡Lo siento, hermosa!, .... ¡Pero tenía que acabar con mi entrenamiento antes! _ Dijo Diamante.
-- ¡Pero igual!, .... ¡Sabes muy bien que no me gusta pasar mucho tiempo alejada de ti! _ Hablo la menor, mientras se acurrucaba al peliplateado.
Diamante al ver como Serena se aferraba a él, la abrazo con más fuerza, y ante la vista de todos comenzó a darle pequeños besos en su cabeza y frente.
-- ¡Jamás te olvides que tú eres lo más importante para mí! _ Demando Diamante, mientras la sujetaba ambas mejillas y la observaba.
-- ¡Tú también, eres lo más importante para mí Diamante! _ Dijo también Serena.
Los Soberanos, que sabían de los sentimientos de Diamante hacia su pequeña, observaron un tanto inquietos esa escena.
En cambio, Artemis con Luna, sonrieron ante la demostración de amor puro que el pequeño tenía con la Princesa.
Pero Mina, que también quería la atención de su amiga, se dio la vuelta muy enojada, y se fue hacia sus padres.
Los reyes al ver la reacción de la amiga y futura dama de su hija, sonrieron.
-- ¿Sabes?, .... Te traje algo de mi entrenamiento _ Dijo Diamante en tono suave y despacio.
-- ¿De verdad? _ Pregunto ilusionada la Princesa de la misma forma.
-- ¡Es algo que te gustara!, .... Pero te lo daré en la noche, cuando estes en tus aposentos _ Dijo el Príncipe.
-- ¿Vendrás a dormir conmigo? _ Pregunto muy emocionada Serena, en susurros.
El platinado solo asintió alegre, para luego abrazarla y partir solo del jardín; después de despedirse de todos.
Los mayores que habían visto toda la interacción que los Príncipes, se preguntaban sobre que habían hablado, ya que la Princesa Serena, estaba con una gran sonrisa.
-- ¡No lo hagas! _ Dijo de pronto Kenji, al adivinar las intenciones de su esposa.
-- ¿Qué cosa? _ Pregunto Ikuko, fingiendo no saber a lo que se refería.
-- ¡Sabes muy bien, de lo que hablo! _ Dijo el soberano, mirándola de manera muy seria.
-- ¿Por qué no quieres que le pregunte? _ Dijo la Reyna.
-- Porque ese asunto es solo de 02, .... Además, si Serena y Diamante se casan, nos beneficiaria mucho _ Dijo sonriente el Faraón.
-- ¿Qué?, ¿Por qué dices que nos beneficiaria?, ¿Y de qué manera lo haría? _ Pregunto consternada su esposa.
-- Aun no lo vez, ¿Verdad? _ Dijo Kenji.
A lo que Ikuko negó rápidamente extrañada, por lo último.
-- Si ellos se enamoran, se casarán, .... Y al casarse, podrán gobernar libremente el Alto Egipto, como lo hemos hecho tu y yo _ Dijo muy feliz Kenji.
Ikuko, al escucharlo frunció su ceño en total desacuerdo.
Luna y Artemis, que también habían escuchado, sonrieron alegres; ya que eran testigos del amor que ambos Príncipes se profesaban a tan corta edad.
Pero Mina, que no entendía de lo que hablaban, los observo muy confundida unos segundos, y luego decidió ir hacia su amiga y seguir jugando.
Las horas fueron pasando y la noche ya se estaba haciendo presente.
La cena como siempre había estado llena de risas, bromas y algunas reprimendas.
Ya acabado todo, como todas las noches, los Soberanos se fueron a su aposentos escoltados por un par de soldados.
La Princesa Serena y el Príncipe Diamante, fueron escoltados por el General.
Primero fueron hacia la habitación de la Princesa, verificando que nadie estuviera dentro de los aposentos y permitió que la Heredera al Trono pase.
-- ¡Majestad, que descansé muy bien! _ Haciendo una reverencia el General se despidió de la Princesa.
-- ¡Usted también General! _ Dijo la niña.
-- ¡Descansa Serena!, .... ¡Que Isis, vele por tus sueños! _ Dijo Diamante.
-- ¿Solo Isis? _ Pregunto Serena, sabiendo muy bien lo que significaba la segunda frase.
-- ¡No!, .... ¡También Osiris! _ Dijo Diamante, anunciando que iría a verla en 30 minutos.
-- ¡Entonces que a ti te cuide Ra! _ Respondió juguetonamente Serena, anunciando a Diamante que se quedaría con ella hasta el amanecer.
-- ¡Me parece perfecto!, .... Mi hermosa Princesa, la más hermosa de todas, la única bendecida con la belleza de Isis, Hathor y Neftis _ Dijo Diamante, aceptando la propuesta de Serena.
La aludida, solo sonrió y junto débilmente sus puertas, para luego irse a alistar.
El Príncipe al ver la sonrisa de su amada, se retiró del lugar con el General; para irse hacia sus aposentos y alistarse.
Adentro de la habitación de Serena, estaban unas jóvenes damas, que al verla entrar inmediatamente fueron hacia ella y la ayudaron con sus ropas, joyas y cabello.
Luego de 15 minutos, la Princesa les ordeno que se fueran.
-- ¡Majestad, no puedo hacerlo!, .... ¡Sabe muy bien que, si no trenzó su cabello, este se maltratara! _ Dijo la dama preocupada.
-- No es necesario, esta noche dormiré con el cabello suelto _ Dijo muy tranquila la menor.
-- ¡Pero Majestad, mañana será muy difícil peinarlo! _ Dijo otra de las damas.
-- Se que han trabajado mucho hoy día, .... Es por eso que les pido que se vayan a descansar _ Dijo nuevamente Serena.
-- ¡Princesa!, .... Nuestro trabajo es mantenerla feliz y cómoda _ Dijo la primera dama que hablo.
-- ¡Es una orden!, .... Vayan a descansar, ya que hicieron mucho el día de hoy y se les ve muy cansadas _ Dijo en tono muy firme Serena.
Las jóvenes damas, al escuchar la orden, solo se miraron entre ellas en silencio unos segundos.
Luego hicieron una reverencia hacia la menor y se marcharon de la habitación.
Serena, que sabia muy bien que ellas tenían razón en su cabello, se resigno al dolor que tendría a la mañana siguiente, cuando la peinaran.
Camino hasta el balcón de su habitación, y se dio cuenta que esa noche la luna llena esta presente en el cielo estrellado.
Estuvo contemplando la gran estrella nocturna, hasta que sintió un abrazo cálido sobre sus hombros.
La menor sonrió, pero no despego su mirada de la luna.
-- Ya te dije que me gusta verte con el cabello suelto _ Dijo Diamante, abrazándola.
-- Si, .... Y es por eso que siempre que nos vemos, trato de mantenerlo así _ Respondió la niña
-- Eres una engreída, ¿Lo sabes?
-- ¿Y de quien es la culpa?
-- De los dioses, por haber permitido que nacieras en este mundo.
La menor sonrió aun de espaldas, ante las palabras del menor.
Estuvieron contemplando la luna por un largo rato, hasta que el frio viento se hizo presente, y decidieron entrar.
Se echaron en la cama, mirándose directamente, como siempre lo hacían.
-- ¿Y?, .... ¿Qué es lo que tienes para mí?
-- ¡Ja!, ¡Ja!, ¡Ja!, .... Sabia que no podías con la curiosidad.
-- ¡Hey!, .... Solo tengo 04 años, es normal que sea curiosa.
-- Si tienes 04 años, pero lamentablemente tu mentalidad es de una Reyna.
-- Pues, según Artemis, mi mentalidad es muy de acuerdo a lo que seré en un futuro.
-- Si, .... Pero si quieres ser Reyna, necesitas de un Rey.
-- No lo necesito, .... Ya se quien será mi Rey.
-- ¿Así?, .... ¿Y quién es?
-- El que será Rey y estará a mi lado, .... Esta frente a mi ahora mismo.
Diamante muy sorprendido se señaló en silencio.
A lo que Serena, simplemente asintió de igual manera, muy sonriente.
El Príncipe muy feliz por la respuesta, la abrazo y comenzó a besar la rubia cabellera de la menor.
Estuvieron así unos minutos, hasta que la menor se recordó el motivo de la presencia del menor en su habitación, así que, separándose un poco de Diamante, le pregunto por el regalo, mirándolo de forma directa y segura.
-- ¡Ja!, ¡Ja!, ¡Ja!, .... ¡Sabía que me preguntarías por eso!, ¡Pero jamás imagine que te demorarías tanto tiempo en hacerlo!
-- ¡Hey!, .... No te burles, .... Esta vez me distrajiste muy bien.
El menor solo negó riéndose, mientras que de su cintura saca una pequeña bolsa blanca, la cual estaba atada en su cinturón.
Serena, observaba todo muy curiosa, ya que tenía curiosidad por saber lo que había traído Diamante.
El platinado que sabia lo inquieta que estaba la rubia, se demoró apropósito un poco, haciendo que la paciencia de la rubia se pusiera al límite.
-- Bueno, .... Lo que hay aquí dentro, .... Quiero que lo uses siempre que tengas miedo, o necesites fuerzas.
-- ¿Qué lo use siempre?, ¿Por qué?
-- Por que es un tesoro muy valioso.
-- Diamante, me estas asustando.
-- ¡Ja!, ¡Ja!, ¡Ja!, .... No lo hagas, .... Esto, desde ahora sera tu amuleto de la buena suerte.
Y de pronto de la pequeña bolsa saco un hermoso dije del ojo de Horus, con una luna creciente.
La pequeña al observar tan bello dije abrió los ojos y la boca, debido a la gran belleza de esta pieza.
-- Serena, .... Este dije, será el símbolo de nuestro amor.
-- No solo de nuestro amor, también será el símbolo de nuestra dinastía, lo juro por los dioses, .... Y será aún más conocido, cuando juntos unifiquemos el Alto y Bajo Egipto _ Dijo Serena, para luego abrazar más al Príncipe.
-- Si, .... Seremos sus soberanos _ Apoyo la idea, Diamante.
Los días fueron pasando, y estos se comenzaron a convertir en semanas, luego las semanas en meses y estos en años.
Y así trascurrieron 04 años.
Ahora la pequeña Serena, Princesa Heredera del Trono del alto Egipto contaba con 08 años.
Diamante primo de la joven, tenía 12 años.
Mina, amiga y confidente de la Princesa Serena tenía también 08 años.
Seiya al igual que su primo Zafiro, tenían 12 años; y a pesar de que sus padres eran muy unidos; ocurría todo lo contrario con los primos.
Ya que Zafiro, desde pequeño sentía una gran envidia por Seiya, y la posición que ocuparía en un futuro.
Andrew, que era el segundo hijo de Endmion y su esposa Serenity, tenía 09 años.
Mamoru por su parte tenía 08 años.
Los 03 Príncipes, que conforme crecían, demostraban sus habilidades, pero sobre todo su amor fraternal entre ellos.
Pero sobretodo, se habían vuelto unos hermanos muy sobreprotectores con su hermana Michiru de 04 años, ella era la única hija de Neherenia y su padre.
Convirtiéndola en la única Princesa, por el momento del Bajo Egipto, la consentida de Neherenia y los demás.
Hino, por su parte, había adoptado a una niña de 12 años.
A la que puso por nombre Rei, y siempre le decía que, si se portaba bien y hacia todo lo que este le ordenara, el haría todo lo posible, para que ella se vuelva la Reyna del Bajo Egipto.
La pequeña, que no quería volver nuevamente a la pobreza, aceptaba todas las condiciones, reglas y sugerencias que el Visir le daba.
Y a pesar de que ella, siempre portaba elegantes ropas y finas joyas; jamás llamaba la atención de ninguno de los Príncipes.
El tiempo siguió pasando, y las batallas con las tribus salvajes se hacían más comunes.
Obligando así al Faraón Endimion, a realizar un nuevo tratado con el Faraón del Alto Egipto.
Ordenando así a su hermano, acompañarlo a ver al Soberano de dichas tierras con su hijo Seiya y su sobrino Zafiro.
-- ¿Estas seguro que es una buena idea que me acompañen? _ Pregunto Gran Sabio.
-- Si, .... Esto solo es como un ensayo para lo que harán en un futuro _ Dijo el Faraón, muy serio.
-- Tienes razón, .... Además, no irán solos.
-- Te preocupas demasiado hermano, .... Y lo entiendo, ya que, si solo tuviera un solo hijo, estaría igual o más paranoico que tú.
-- Si, .... Zafiro es la luz, vida y aire de Galaxia, .... Y tu sabes que, para mí, Galaxia lo es todo, .... ¿Me entiendes?
-- Te entiendo perfectamente, .... Ya que lo mismo pienso para mi Serenity y Beryl.
-- ¿Y Neherenia?
-- A ella solo la veo como una buena amiga, nada más.
-- ¿Pero te dio una hija?, ¿Acaso ya no visita tu cama?
-- Si es verdad que me dio una hermosa niña, .... Pero yo hubiera deseado que esa niña naciera del vientre de Serenity o Beryl, .... Pero los dioses no lo permitieron.
-- No lo entiendo hermano.
-- ¡Ja!, ¡Ja!, ¡Ja!, .... Es mejor que sea así, .... Ya que explicarlo es mas difícil de lo que crees.
El General Gran Sabio, prefirió no seguir preguntando, y mejor concentrarse en el viaje que haría con su hermano, hijo y sobrino.
En cambio, el Faraón Endimion, se reprendió mentalmente, ya que había estado a punto de revelarle a su hermano un gran secreto.
A pesar de ver a Neherenia como una hermana, habían tenido una hermosa hija con ella, pero eso no significaba que la mujer pelinegra estaba obligaba a estar a su lado por siempre.
Así que, viendo el sufrimiento de la madre de su única hija, planeo un plan, en donde ella podría estar muy feliz y sobretodo muy contenta.
Al inicio a Neherenia, le pareció un poco loco, pero luego de meditarlo y pensarlo mejor, decidió que era lo mejor para todos, sobretodo para ella.
Y fue cuando el Soberano, en compañía de sus mujeres, escogieron al amante secreto de Neherenia, ya que como la pelinegra no visitaba ni visitaría más los aposentos del Soberano, creyeron que era lo más apropiado para ella.
El joven a quien habían escogido, era de la misma edad de la morocha, era estéril debido a un ataque que sufrio a manos de unos rebeldes.
Neherenia, para mantenerlo cerca y no levantar sospechas sobre su nuevo amor, sugirió que este se convierta en su nueva escolta.
Idea que fue muy bien aceptada por todos los presentes, pero a eso se le sumo la promesa que nadie a parte de ellos 05 deberían de saber de ese pequeño secreto, ya que, si pasaba lo contrario, el castigo por saber aquella verdad seria la misma muerte por decapitación.
El tiempo siguió pasando, y la fecha de partida del Soberano con sus acompañantes, cortejo y escolta había llegado.
Endimion que sabia muy bien que su reino no debía de quedar sin protección, nombro a su esposa la Reyna Serenity, como Soberana mientras él no esté ahí.
La Reyna, que ya había cumplido antes esa tarea, acepto muy gustosa el puesto, al igual que Beryl, la misma Neherenia, los nobles, damas, sirvientes, soldados, guardias y esclavos.
A excepción del Visir, que tenia muchas esperanzas de quedarse con aquel puesto.
Y eso se debía que, dentro de sus planes, siendo encargado el sacaría un decreto matrimonial, en donde comprometía a su nieta adoptiva, con el Príncipe Heredero a la corona, el Príncipe Seiya; pero aquello no lo rebelaria hasta que fuera necesario, y eso sería en unos años.
Así se aseguraba el poder para él.
Pero lamentablemente ese día los dioses no estaban de su lado.
-- ¿Qué pasa Visir?, ¿Acaso esta decepcionado con lo que mando el Faraón? _Dijo muy sonriente Beryl.
-- A veces me pregunto, .... ¿Qué se sentirá tener el vientre seco? _ Contraataco el Visir, muy sarcástico.
-- Sabe, .... Eso lo puede responder usted mismo, .... Ya que como recordara, yo si albergue vida en mi vientre, .... Lamentablemente no pudo nacer, .... Pero los dioses, me enviaron a unos hermosos y maravillosos hijos, que, a pesar de no haber nacido de mi vientre, los amo como tal, .... Sobretodo, considero al Príncipe Seiya como mi hijo _ Respondió orgullosamente Beryl.
-- ¿Por qué se miente?, .... Todos acá sabemos que usted solo esta acá, por la misericordia, compasión y remordimiento del Soberano.
Beryl, al escuchar aquellas palabras, sus ojos se comenzaron a cristalizar, y cuando pensaba mancharse de ahí, el Visir no la dejo.
-- No se equivoque conmigo, .... Yo no soy como los demás del Palacio, que cuando usted camina, tienen que bajar la cabeza, .... Yo soy el Visir del Bajo Egipto, soy el segundo hombre más poderoso de este Reino.
-- ¡Y usted no se equivoque, Beryl es considerada Princesa del Reino! _ Dijo de pronto Neherenia, muy molesta por lo que había presenciado.
-- Pero miren nada más a quien tenemos aquí, .... No es más que a la concubina rechazada por el Soberano, .... ¿No fuiste suficiente mujer para retenerlo en tu cama? _ Dijo muy burlón Hino.
-- Cuida tus palabras Hino, .... Porque ante ti, tienes a la madre de la única hija del Soberano, y a la madre del mayor de los hijos del Faraón, que a su vez es una Princesa _ Dijo Neherenia, muy enojada.
-- ¡Ja!, ¡Ja!, ¡Ja!, .... No me hagan reír, par de ilusas _ Hablo el Visir.
-- ¡Hino! _ Se escucho de pronto la voz de la Reina Serenity.
-- ¡Majestad! _ Haciendo una reverencia obligado, Hino oculto su incomodidad.
-- ¡Tienes exactamente 1 hora, para empacar tus cosas e irte inmediatamente del Palacio! _ Dijo muy enojada la Reyna.
-- ¿Majestad? _ Dijo Hino, sin entender lo que pasaba.
-- ¡Majestad nada!, .... Mientras nuestro Soberano no este aquí, no quiero ver tu horrenda cara por el Palacio, ni el de tu insulsa nieta, que solo vive para espiar, atosigar y hasta engatusar al Príncipe de la Corona, mi hijo mayor el Príncipe Seiya, .... Así que más te vale que empaques tus cosas y te largues del Palacio hasta que vuelva mi Señor _ Dijo muy seria la Reyna.
El Visir, que no sabia como reaccionar, se quedo mudo observándola.
-- ¿Qué esperas?, ¿Acaso no fui clara contigo Hino? _ Demando nuevamente la Reyna, para sorpresa de todos.
-- ¡Como!, ¡Como!, .... ¡Como ordene su Majestad! _ Dijo el Visir, intentando hacer una reverencia, para partir.
-- ¡Ah!, ¡Antes que lo olvide!, .... ¡Hino, cuando venga su Majestad, no te molestes en contarle lo sucedido o escribirle un mensaje, porque le contare todo lo que paso en compañía de la Princesa Beryl y Neherenia!, .... Ahora puedes marcharte, ya _ Ordeno la Reyna en tono fuerte.
El Visir que no se esperaba aquella acción, se fue de ahí muy enojado, luego de hacer una reverencia hipócrita.
Y mientras caminaba por los largos del Palacio, recordó las palabras de la Soberana, y como si fuera una buena noticia, una sonrisa comenzó a formarse en su rostro.
Luego apresuro sus pasos, hasta donde se encontraban las jóvenes nobles, sirvientas y niñas; en aquel salón encontraría a la persona que buscaba.
Al llegar a la puerta del Salón de Baile, diviso entre todas las mujeres a su nieta adoptiva, una adolescente pelinegra, con una belleza natural exótica.
Sonrió muy victorioso cuando presencio como la encargada de enseñarles a bailar, la felicitaba por su buena actuación y sobretodo su destreza corporal.
Habilidades, que, según la encargada de enseñarles, eran muy difíciles de encontrar en las jóvenes.
La menor muy alegre por las palabras de felicitación que recibía sonrió muy orgullosa, y entonces se atrevió a hacerle una pregunta a su maestra.
-- Si sigo así, ¿Algún día podre estar con el Príncipe Seiya? _ Pregunto la menor, con una sonrisa dulce en su rostro.
-- ¿Estar con el Príncipe?, .... ¿Por qué me haces pregunta? _ Dijo la mayor, intrigada por aquellas palabras.
-- ¡Bueno!, .... Usted dijo que mis habilidades para el baile son muy difíciles de ver en una chica, .... Por eso, pregunte si, ¿Algún día podre estar con el Príncipe?
-- Hm, .... Bueno creo que esa pregunta _ La maestra no termino el Visir hiso su entrada.
-- ¡Si!, .... La respuesta a esa pregunta es que si, mi linda Rei _ Hablo el Visir, muy seguro.
-- ¡De verdad!, .... ¡Que alegría Abuelo!
-- ¡Visir!, .... Creo que no deberíamos apresurarnos en los eventos, .... El Príncipe es muy joven, como para pensar en esas cosas por ahora _ Dijo la maestra luego de una reverencia.
-- ¡Tonterías!, .... ¡Todos acá saben, que mi nieta es la mejor! _ Dijo orgulloso el Visir, mientras señalaba a todas las presentes.
Las demás, al escuchar su tono de voz, estuvieron a punto de responderle, pero el Visir, les envió una mirada severa que hizo que sus quejas sean solo en su mente.
Satisfecho, por lo que estaba logrando, Hino se retiro del lugar en compañía de su nieta.
Y mientras las cosas se ponían cada vez más intensas en el Bajo Egipto.
El ambiente que se vivía en el Alto Egipto era todo lo contrario, y eso se debía a la fiesta sorpresa que el Príncipe Diamante le había organizado a la Princesa Serena, por haber aceptado casarse con él, dentro de unos años.
Tal propuesta de matrimonio, fue pedida en casi secreto, ya que los únicos que sabían de aquel evento eran los Príncipes, la pequeña Mina, el joyero real Tomoe y el Sacerdote Artemis.
-- ¿Todo está listo Mina?
-- ¡Majestad!, .... Todo esta saliendo como usted así lo planeo.
-- ¡Mina!, .... Ya te dije que no es necesario que me hagas una reverencia, cuando estamos solos.
-- ¡Príncipe Diamante, sabe muy bien que no puedo hacer eso!, .... ¿Acaso olvido lo que paso la última vez que no te salude como debe ser?
-- Pero no te castigaron, .... Y yo asumí toda la responsabilidad de ello, si no me equivoco.
-- De todas maneras, .... En mi casa me llamaron la atención muy fuerte y me castigaron sin dulces por una semana.
-- ¡Era por eso que tú y mi diosa comían muchas golosinas en su cuarto a escondidas!
-- ¡Shh!, ¡Silencio!, .... Que, si alguien te escucha, me volverán a castigar, pero esta vez será más duro el castigo.
Diamante al ver sus gestos sonrió.
-- ¡Bueno volviendo a responder a tu pregunta inicial!, .... ¡Si!, .... Todo está de acuerdo a como lo pediste, e imaginaste que sería _ Dijo muy emocionada la rubia.
Diamante sonrió ante la afirmación, entonces despidiéndose de su pequeña cómplice se fue hacia el joyero real.
Hola dostys, se muy bien que no tengo excusas para haber demorado tanto en la publicación de este fic, pero en verdad pasaron muchas cosas, y entre ellas estuvo las fiestas, mis proyectos personales, los problemas en mi familia que de verdad están cada vez mas fuertes, y por si fuera poco mi abuelo se volvió a re contagiar y por ende lo tuvieron que volver a hospitalizar.
Pero, en fin, muchas gracias por su apoyo, por su tiempo paciencia, vibras positivas, vistas, lecturas, votos y comentarios, de verdad son lo máximo y los mejores para mí.
Y como regalo quiero traerles una mini mataron, este es el 1° cap.
Gracias, muchas vibras positivas y abrazos de conejitos.
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