3° CAPÍTULO
Los años pasaron, y la Reyna Ikuko cada día perdía las esperanzas en poder tener un hijo nacido de su propio vientre.
Aunque para sus súbditos, damas y nobles de la corte; siempre mostraba una sonrisa.
Pero en la soledad de su habitación, derramaba amargas lágrimas; debido a que había pasado ya 02 años desde que inicio sus rituales para procrear.
Su esposo, el Faraón Kenji; al verla triste y deprimida se iba hacia el templo de Horus, que había dentro del Palacio.
Llevando ofrendas se arrodillaba ante el dios, y le suplicaba fervientemente, que acabe de una vez el sufrimiento de su amada esposa y le cumpla su deseo.
Por otro lado, el crecimiento del Príncipe Diamante bajo la protección de los Soberanos.
No podría ser mejor, ya que ambos Reyes al no tener aun hijos, le dedicaban todo su amor y tiempo al pequeño.
Y eso sus súbditos lo podían apreciar, cuando los Soberanos salían en sus paseos familiares, ya sea en los jardines del palacio, a los templos, o simplemente cuando visitaban el Nilo.
Como lo era en ese momento.
-- ¿Crees que Diamante se parezca a tu hermano cuando crezca?, ¿O se parecerá a su madre? _ Pregunto la Reina, mientras jugaba con el niño en las orillas del rio.
-- Hm, .... ¿Sabes?, .... Esa es una muy buena pregunta _ Respondió muy risueño el Faraón.
-- Ja, Ja, Ja, .... Lo sé, .... Es por eso que te la hice.
-- Mujer astuta.
-- Ja, Ja, Ja, .... ¿Y cuando no lo fui?
Kenji, que adoraba ver sonreír a su esposa, como lo estaba haciendo ahora, simplemente no le dijo nada, y solo se limito a acercarse a ella, para estrecharla en sus brazos, en compañía del menor.
-- Creo que alguien se está divirtiendo.
-- Hay Kenji, .... Eso es mas que obvio, .... Sabes, a que Diamante siempre le gusto nuestras salidas.
-- Ja, Ja, Ja, .... ¡Si, es verdad!, .... Pero ....
-- ¿Pero?, ¿Qué, mi amor?
-- ¿No crees que lo estamos malcriando?
-- Ja, Ja, Ja, .... ¿Sabes que es el Príncipe Diamante, de quien hablamos?, ¿Verdad?, .... Ja, Ja, Ja, .... ¡No me mires así!.
-- ¿Y cómo es que te miro?
-- Ja, Ja, Ja, .... ¡Como si lo que dijera no fuera cierto!
La Reyna al escuchar aquellas palabras, sonrió de forma discreta y siguió jugando con el pequeño.
Las horas fueron pasando y los soberanos decidieron volver al palacio.
Ya que la hora de la siesta del pequeño Diamante, estaba cerca.
Ikuko, que como siempre se quedaba con el durante su descanso; se alisto para reposar a su lado.
En cambio, el Soberano tuvo que marchar hacia la Sala del Trono Real, porque un mensajero había llegado en ese momento.
Al llegar, se acomodó en su trono y con una simple señal de su mano, indico a uno de sus soldados que hagan pasar al mensajero.
-- ¿Qué te trae a mi presencia? _ Expuso de manera autoritaria el soberano del Alto Egipto, observándolo de forma minuciosa.
-- ¡Majestad!, .... Simplemente soy un humilde mensajero, del Sumo Sacerdote de Osiris _ Haciendo una reverencia, el joven hablo extendiéndole un papiro enrollado.
-- ¿Qué clase de mensaje traes? _ Intrigado pregunto el Faraón.
-- Uno que necesita, de su atención personal, mi Señor.
Ante lo último, Kenji se levantó de su trono y se acercó al mensajero.
El joven estaba con la cabeza agachada, espero que agarrara el papiro.
El Soberano, por el contrario, lo observó con uno de sus ceños fruncidos, mientras lo analizaba seriamente.
Estuvieron así unos segundos, hasta que la Reina hizo acto de presencia en el Salón.
-- ¿Qué sucede? _ Pregunto la recién llegada.
-- Nada que no tenga solución mi amor _ Respondió el Soberano, regalándole una sonrisa a su esposa.
-- ¿Seguro?, .... Entonces, ¿Por qué estas así mi amor? _ Hablo en tono coqueto y risueño Ikuko.
-- ¿Así?, ¿Así como mi vida? _ Pregunto extrañado el Soberano, después de abrazarla por la cintura.
-- ¡Serio, mi amor! _ Respondió sonriendo la mujer.
El Faraón al escuchar la respuesta de su esposa le sonrió de manera cómplice, olvidándose así del mensajero.
La Reyna, que no se había dado cuenta del joven, comenzó a robarle pequeños besos a su esposo, que poco a poco comenzaron a subir de intensidad.
El soberano, que siempre le encantaba compartir momentos muy íntimos con su esposa, no se negó a la acción.
Pero, cuando ambos se disponían a llevar sus caricias a otro nivel, un fuerte carraspeo hizo que ambos salieron de su burbuja.
-- ¡Disculpe sus altezas!, .... Pero, creo que deberían de leer el mensaje _ Hablo el joven, aun extendiendo el papiro.
-- ¿De que mensaje habla? _ Pregunto la Reyna intrigada.
-- De uno enviado por el Sumo Sacerdote de Osiris _ Hablo el joven Artemis.
Muy intrigada, Ikuko decidió entonces tomarlo entre sus manos y leerlo.
Su esposo, observo todo aquello sin perder detalle alguno de los gestos de sorpresa, alegría y dicha que Ikuko refleja en su rostro.
Así que muy curioso por lo que decía en el mensaje se acercó a ella, y comenzó a leer el mensaje el mismo.
-- ¿Es verdad lo que dice? _ Pregunto la Consorte del Alto Egipto.
-- ¡Majestad!, .... ¡Le aseguro por mi vida, que todo lo que dice es cierto! _ Respondió Artemis, haciendo una reverencia.
-- ¿Cómo?, ¿Cómo puedes estar tan seguro de eso? _ Pregunto intrigado el Faraón.
-- Porque ese mensaje, .... Lo escribió personalmente mi Señor, .... El Sumo Sacerdote, Alteza _ Dijo en tono seguro y firme, Artemis
Ikuko que no pudo contener más las lágrimas de felicidad, se acerco al joven mensajero y lo estrecho entre sus brazos unos momentos, y comenzó a agradecerle y desearle muchos éxitos.
Y no conforme con aquellas muestras de gratitud, la Reyna, ordeno que se le atienda a Artemis como si se tratara de un Príncipe, también que enviaran un gran baúl de oro y ofrendas para el Sumo Sacerdote de Osiris.
Artemis, que ignoraba el contenido del mensaje, se extrañó muchísimo por todas las ordenes que la Reyna daba.
El Soberano tambien emocionado por las nuevas noticias, apoyo todas las ordenes de su esposa, con un asentimiento de su cabeza.
-- ¡Majestad!, .... ¿Todo esta bien? _ Pregunto extrañado el joven peliblanco.
-- ¡Si!, .... Todo está muy bien, .... Mas que bien, .... Yo diría Excelente _ Respondió muy feliz Kenji.
-- ¡Si!, .... ¡De ahora en adelante, todo será distinto! _ Le secundo su esposa, igual de feliz.
Artemis, muy intrigado por lo que sucedía, pensó en preguntarles por el mensaje que su Maestro le había enviado.
Pero todas aquellas ganas se desvanecieron, en cuanto vio llegar a la Dama Principal de la Reyna, en compañía del Pequeño Príncipe Diamante.
-- ¡Que hermosa creación de la Diosa Isis se digno en hacernos compañía! _ Exclamo muy alegre Artemis, acercándose a la joven.
-- ¿Qué? _ Extrañada por aquellas palabras Luna lo observo.
-- ¿Cómo estas, belleza salida del Nilo? _ Siguiendo con su flirteo, Artemis intento acercarse más a la joven.
Luna, que no entendía lo que pasaba, prefiero seguir cuidando al Príncipe Diamante, e ignorar al joven peliblanco.
Los Soberanos que estaban muy sonrientes por la noticia; sonrieron aún más, al ver aquella escena.
Y así pasaron toda a tarde, sonrientes y llenos de dicha.
Algunos nobles de la corte, al escuchar las risas de sus Soberanos, fueron hacia el Salón del Trono Real, y preguntaron porque estaban así.
A lo que ellos muy alegres solo dijeron que comenzaran a repartir dulces, pan y mucho vino en el palacio.
Pero que a la gente del pueblo, soldados, esclavos y sirvientes; que les repartan mucho pan, dulces y algunas monedas de oro; ya que ese día es de felicidad y dicha.
Los nobles al escuchar las palabras de sus Soberanos se extrañaron, ya que era la primera vez que repartirían oro al pueblo.
Estuvieron en shock unos segundos, pero luego fueron a cumplir las órdenes de sus Soberanos.
-- ¡Artemis!, .... ¡Como sabrás, aquí en el Palacio Real no contamos con un Sacerdote!, .... ¡Así que, si tu deseas, puedes ocupar ese puesto!, .... ¡Claro, solo si tú estás de acuerdo! _ Expuso muy alegre Kenji.
El joven, que no podía creer tal ofrecimiento, asintió en silencio mientras en su mente se imaginaba una vida feliz, al lado de la joven Dama Luna.
Y mientras ellos estaban muy felices, en el Bajo Egipto, la situación era distinta.
Ya que algunas de las concubinas, no habían tomado muy bien el amor que su Soberano le profesaba a Beryl, a su esposa Serenity y al hijo de ambos.
-- ¿Por qué nuestro Soberano tiene que pasar mas tiempo con esa amargada de la Reyna? _ Expuso una de las concubinas, muy fastidiada.
-- ¡Es verdad!, .... Se entiende que los primeros meses, este a su lado por que recién dio a luz, .... ¡Pero quedarse 02 años a su lado, me parece una exageración absoluta! _ Secundo otra de las jóvenes.
-- ¡Es verdad!, .... ¡Esa maldita perra lo tiene embrujado!
-- ¡Si!, .... ¡Al menos cuando la bruja estaba viva, el Soberano siempre nos regalaba joyas y hasta podíamos visitarlo en su habitación una vez al mes!
-- ¡Totalmente de acuerdo!, .... ¡Serenity es una maldita perra rubia, que debería de desaparecer junto con su maldito hijo!, .... ¡Ya que, por su culpa, nuestro Faraón no nos hace caso!
-- ¡Si!, .... Pero, ¿Saben algo?.
-- ¿Qué?
-- Si la bruja estuviera viva, .... Se hubiera desecho de la perra rubia y su maldito hijo, en un instante, .... Ja, ja, ja; así como lo hizo con la estúpida de Beryl y su hijo muerto.
Las demás al terminar de escuchar, rieron con muchas fuerzas y comenzaron a hacer muchas bromas acosta de Beryl y su hijo no nato.
Estuvieron así largos minutos, sin darse cuenta que a un lado de la puerta se encontraban las mencionadas, acompañadas de Galaxia y sus Damas respectivamente.
-- ¡Creo que el Harem será disuelto! _ Expuso en tono frio la Reyna.
-- ¡Majestad!, .... ¡Dudo mucho que el Faraón lo acepte! _ Dijo muy sorprendida Beryl, mientras cargaba en sus brazos al pequeño Príncipe Seiya dormido.
-- ¡Beryl!, ¿Es que acaso no escuchaste lo que dijeron? _ Pregunto muy molesta Galaxia, mientras arrullaba a su hijo.
-- Si lo hice, pero no creo que nuestro Señor lo acepte _ Hablo Beryl.
-- ¡Si acepta o no, no está en discusión!, .... ¡Ya tomé una decisión y se hará cumplir!, .... Si me disculpan _ Serenity como toda Reyna orgullosa, se retiro del lugar para hacer cumplir su orden.
Galaxia y Beryl, en cambio se quedaron en el mismo lugar, pensando en lo que había ocurrido.
-- ¿Crees que lo haga? _ Pregunto nerviosa la pelirroja.
-- ¡Ja!, .... ¡Eso no se pregunta!, .... Y no me mires así, que tu y yo sabemos de lo que es capaz Serenity, .... En estos años que la conocemos, sabemos muy bien que cuando algo se le mete a la cabeza, es muy difícil que no lo cumpla, .... ¡Además, estas estúpidas se lo buscaron, desde hace tiempo!
-- ¡Tienes razón!, .... Pero, ¡Desaparecer el Harem!, es un acto muy arriesgado.
-- Si, pero ellas se lo buscaron.
Asiento en silencio, la pelirroja le dio la razón a Galaxia.
-- ¿Una pregunta?
-- Dímela.
-- ¿Cómo es tu vida con el Harem del Príncipe Gran Sabio?
-- ¿Qué harem?
-- ¿Qué?, .... ¿El Príncipe no tiene un Harem?
-- No.
-- ¿Qué?, .... ¿Pero, como es eso posible?
-- Simple, .... El harem se deshizo desde que nació mi pequeño Zafiro.
-- Pero, .... ¿Cómo fue que paso eso?
-- Simple, .... Fue el regalo que mi Príncipe me dio y exigi, por darle un hijo váron.
Beryl, la observo muy sorprendida, mientras la peli naranja se reía de la expresión de su rostro.
-- Mejor, llevamos a estos angelitos a una cama, .... Porque sin mentirte, siento que mis brazos se están entumeciéndose _ Dijo Galaxia, mientras caminaba hacia sus aposentos que ocupada en el palacio.
La joven que también estaba igual, sonrió ante lo ultimo y se fue hacia sus propios aposentos, pero antes se despidio de su joven amiga.
-- ¡Eres tan hermoso Seiya!, .... ¡Y muy afortunado!, Siempre te voy a proteger con mi vida, y tu siempre seras mi hijo _ Dijo Beryl, mientras observaba dormir al pequeño en su cama.
Por otro lado, la Reyna Serenity estaba reuniendo al nuevo Escuadrón Oscuro.
Los 04 soldados estaban muy sorprendidos, ya que jamás su Soberana solicitaba su presencia.
-- ¿A que debemos su presencia Majestad? _ Pregunto el líder Inu, después de hacer una reverencia junto con los demas.
-- Simple, quiero que desalojen a todas las Concubinas del Harem, .... Y que no se lleven nada que no tengan puesto _ Hablo en tono Soberbio Serenity.
-- ¿Qué?, .... ¿Pero majestad, está segura? _ Pregunto esta vez Neko.
-- ¿Estas cuestionando una orden de tu Soberana? _Pregunto enojada la Reyna.
-- ¡Jamás Majestad!, .... Solo pregunto, ¿Si está segura de esto? _ Hablo Neko nerviosamente
-- ¿De cuándo acá, cuestionan mis órdenes?, ¡Acaso no saben, que, con una sola palabra mía, y ustedes se marcharían directo al Reino de los muertos!
-- Lo sabemos majestad, .... Es solo que su orden nos sorprendió _ Tratando de aliviar las cosas, Inu tomo la palabra rápidamente.
-- ¡No tienen que pensar nada!, .... ¡Solo limítense a cumplir con mis ordenes de inmediato!
-- ¡Está bien Majestad! _ Dijeron todos en una sola voz, haciendo una reverencia.
Al escuchar eso último, Serenity les dedico una mira fría, para luego dar la vuelta e irse; pero luego retrocedió en sus pasos y los observo por unos segundos.
-- Para que tengan más motivación en hacer su trabajo, .... Les diré que todas aquellas estúpidas mujerzuelas, están atentando contra la vida de su Príncipe, su Soberano y por supuesto la mía, .... ¡Así que!, .... Sabiendo todo esto, yo les pregunto, .... ¿Se merecen permanecer más tiempo en el Palacio? _ Lo dijo en un tono frio y orgulloso, Serenity.
-- ¿Qué?, ¿Eso no puede ser verdad?, Y si lo es, solo se merecen la muerte por traidoras _ Hablo muy enojado Inu, que era apoyado por sus soldados.
-- ¡Es verdad!, .... Ya que yo misma las escuche hablando, .... Y no estaba sola, cuando esas estúpidas hablaban; estaba en compañía de Beryl, Galaxia y los Príncipes.
El Escuadrón Oscuro al terminar de escuchar a su Soberana, fueron en silencio hacia sus armas y se dispusieron a marchar hacia el Harem a paso rápido.
-- ¡Oh poderoso Ra, ayúdame!, .... ¡No permitas que lo que vivió la Señora Beryl se repita nuevamente! _ Rezo en su mente el Capitán del Escuadrón Oscuro, mientras recordaba lo que paso hace años.
Y puesto que, Inu había sido el Capitán que había ayudado a la Joven Beryl, sabia todo lo doloroso que había sido para la favorita del Soberano aquel episodio.
Estaba tan perdido en sus pensamientos; hasta que Neko lo saco de sus recuerdos con un golpe, dando cuenta que estabn cerca.
-- ¡Hey!, .... ¿Estas bien? _ Le pregunto Neko, extrañado por cómo se estaba comportando.
-- Si, .... Solo recordaba algunas cosas, sin importancia.
-- ¡Si tú lo dices!, .... Pero, en este momento te necesitamos muy juicioso, ya que tenemos que cumplir con las órdenes de la Reyna, .... Si te distraes, solo lo retrasaremos más _ Le dijo Neko.
Inu solo asintió en silencio, ya que sabia que aquello era muy cierto.
Pasaron unos pocos segundos y el Escuadrón Oscuro se encontraba en el campo de entrenamiento de los soldados del Rey.
Los jóvenes al verlos llegar, detuvieron sus actividades, y formándose en un batallón, saludaron a sus superiores.
Inu, como era su costumbre se dirigió a ellos, y les transmitió las ordenes que la Reyna había dado.
Los murmullos y los rostros desconcertados, no se hicieron esperar, y hasta hubo algunos que preguntaron.
A lo que Inu, les respondía que eran las ordenes de la Reyna y que se tenia que cumplir lo más rápido posible, ya que de lo contrario serian sus cabezas las que rodarían.
Los guerreros al escuchar tal razón, escogieron cumplir en silencio lo encomendado.
Así que luego de unos segundos en silencio, Inu comenzó a organizarlos por pequeñas cuadrillas para que puedan cumplir mejor con su trabajo.
Cuando las jóvenes concubinas observaron la llegada violenta de los soldados al Harem, todas se miraron entre ellas, y se comenzaron a preguntar silenciosamente que era lo que pasaba.
Pero aquella pregunta silenciosa fue respondida de forma rápida, cuando los soldados sin explicación alguna, comenzaron a sacar a las jóvenes de la habitación, sin ninguna delicadeza.
Las jóvenes que no entendían nada de lo que pasa, comenzaron a luchar contra los soldados, inútilmente.
Los gritos, insultos, amenazas y hasta lloriqueos no se hicieron esperar.
Mientras luchaban por liberarse, entre gritos exigían que les digan la razón de porque les estaban tratando de esa manera, y también a donde se las llevaban.
Los soldados solo se limitaban a responderles, que era mejor que cooperarán o sino todo sería más doloroso y trágico.
Y mientras las llevaban por los pasillos de forma ruda, el alboroto fue escuchado por los demás ocupantes del Palacio, que, movidos por el morbo de la curiosidad, fueron a ver que era lo que sucedía.
Desde los esclavos, ayudantes y nobles de la corte; observaban muy sorprendidos; como las concubinas de su Soberano eran tratadas de forma muy ruda, y las dirigían hacia las puertas del Palacio.
-- ¿Qué es lo que pasa?, ¿A dónde se las llevan?
-- ¿Crees que el Faraón, estará contento con esto?
-- Tal parece que las están expulsando del Palacio, .... ¿Pero por qué?
-- Se lo merecen, .... Todas ellas son unas engreídas.
-- ¿De quién crees que sea la orden?
-- Mira, .... Algunas las echan, sin nada de joyas.
-- ¡Pobres!, .... Pasaran de tener una vida de lujos, a no tener nada, .... ¡Siento mucha pena por ellas!
-- ¿Por qué sentirla?, .... Seguro se lo tienen bien merecido.
-- ¡Es verdad!, .... Se creen muy superiores, solo por estar en el Harem.
Fueron algunos de los comentarios que se podían escuchar, mientras las concubinas eran llevadas fuera del Palacio.
Y cuando estaban cerca de la puerta principal, se les presento de delante de ellas, la Reyna Serenity con su porte elegante y orgulloso.
-- ¡Veo que ya están sacando la basura! _ Dijo en tono orgulloso Serenity, mientras veía a cada una de las jóvenes en forma altanera.
Los soldados como los demás, incluyendo a las Concubinas, hicieron una reverencia a la Reyna, aunque las últimas lo realizaron muy molestas.
Serenity al ver las muecas de molestia plasmado en el rostro de las jóvenes, sonrió con mucha más arrogancia.
-- ¡Majestad!, ¿Por qué nos están haciendo esto? _ Pregunto una de las chicas, muy desesperadas.
-- ¡Nosotras no hicimos nada!
-- ¡Es verdad!, ¡Somos inocentes!
-- ¿Por qué nos quieren sacar del Palacio?
-- ¡Cuando su majestad, el Faraón Endimion se entere rodaran sus cabezas!
Cuando habían escuchado lo último, el semblante de las jóvenes cambio de miedo; a arrogancia y orgullo.
La Reyna que estaba al frente de las chicas, observo el cambio drástico de las jóvenes con una sonrisa burlona en el rostro.
-- ¿Qué le parece gracioso? _ Pregunto una de las concubinas, en tono arrogante.
-- ¡Ustedes y su insignificante vida! _ Dijo altivamente Serenity.
Las mujeres al escucharla, se llenaron de ira y quisieron ir hacia la Reyna, pero los soldados se lo impidieron.
La Reyna al ver que las intenciones de las jóvenes fueron impedidas, sonrió con mucho más arrogancia y orgullo.
-- ¡Cuando su Majestad se entere de esto!, ¡Pedirá tu cabeza Serenity!
-- ¡No solo su cabeza!, ¡También pedirá la de su maldito engredó!
-- ¡Y cuando eso suceda, nosotras celebraremos!
Serenity, al escucharlas; sonrió con muchas ganas, tanto que sin esperarlo comenzó a dolerle el estómago.
Todos los que estaban presentes, veían muy atónitos lo que pasaba con la Reyna.
Luego de unos segundos, la Reyna pudo controlar su ataque de risa y con un gesto de su cabeza les ordeno que siguieran con su trabajo.
Y en medio de gritos, insultos, forcejeos y maldiciones; los soldados llevaron a cabo su tarea; pero cuando estaban a tan solo unos centímetros de la salida, el Faraón hizo acto de presencia.
-- ¿Qué sucede aquí? _ Pregunto extrañado Endimion.
-- ¡Mi Señor!, ¡Nos están Botando del Palacio, sin razón alguna! _ Hablo en tono desesperado una de las jóvenes, que era sujetada fuertemente por Inu.
-- ¿Por qué?, ¿Quien ordeno esto? _ Pregunto serio el Faraón.
-- ¡Lo hice yo!, ¿Hay algún problema con esto? _ Hablo de pronto la Reyna, evitando que las concubinas dijeran algo más.
-- ¿Qué?, ¿Por qué hiciste eso mi Serenity?
-- Simplemente porque se lo merecen.
-- ¿Qué?
-- ¡Eso no es verdad Majestad!, ¡Nosotras somos inocentes! _ Demando otra de las jóvenes, mientras forcejeaba con otro soldado.
-- ¡Inocentes!, ¡Inocentes!, .... ¡Ustedes son todo, menos inocentes! _ Demando orgullosa la Reyna, mientras le dedicaba una mirada de odio a las jóvenes concubinas.
-- ¡Serenity!, ¿Qué fue lo que paso? _ Pregunto serio Endimion, queriendo saber la verdad.
-- ¡Simple!, .... ¡Estas víboras, hijas de Apofhis!, .... ¡Estaban conspirando contra mi vida, la de tu hijo, la de Beryl y la tuya mi amor! _ Respondió en tono despectivo Serenity.
Las jóvenes al verse descubiertas, negaron rápidamente lo dicho por la Soberana.
Endimion, al escuchar las razones por la cual su amada esposa había ordeno la disolución de su harem; una ira incontrolable se comenzó a apoderar de su cuerpo.
Y sin que nadie lo anticipara, el Soberano se acerco a una de las jóvenes y la abofeteo delante de todos.
-- ¡Llévenselas a los limites del Reino y quítenles todas sus ropas, pelucas y joyas!, .... ¡Y si alguien desea comprarlas a cualquiera de ellas, simplemente nieguen la tracción y azoten a la escogida con 50 latigazos!, .... ¡Ahora vayan y cumplan con mi orden! _ Ordeno muy serio Endimion.
Las jóvenes al escucharlo hablar, comenzaron a temblar, llorar y suplicar por el futuro que les esperaba.
-- ¡Nadie se mete con mi Serenity, mi hijo Seiya y Beryl!, .... ¡Sin pagar las consecuencias!, .... ¡Ahora, llévenselas, que no deseo seguir viendo sus inmundos rostros!, .... ¡Y rueguen a los Dioses, por el perdón de sus vidas y almas, por querer alterar el orden cósmico de la vida!, .... !Porque de mi, no lo obtendrán! _ Hablo muy molesto Endimion.
Hi Dostys, Como están?, una vez una les traigo un nuevo cap de este fic, espero que les guste mucho.
Muchas gracias por su apoyo, tiempo, vibras positivas, comentarios y votos; para este fic, que recién empieza.
Sin más, muchas vibras positivas y abrazos de conejitos.
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