1° CAPÍTULO
En un imperio, en medio del gran desierto del Cairo, donde duermen las grandes e imponentes estructuras construidas por la mano del hombre y diseñadas por la inteligencia del mismo.
Se encontrabas las grandes pirámides, los grandes palacios y por supuesto la gran y majestuosa esfinge.
Todas aquellas grandes obras, descansaban en el suelo del ardiente Egipto.
Pero aquella tierra tan mística y sobretodo poderosa, estaba dividida por el gran e imponente Rio Nilo.
Aquella serpiente de color azul, separaba la rica tierra en 2.
El Alto Egipto y Bajo Egipto.
Por ello, cada una de ellas se regia por un faraón, el cual gobernada cada región de acuerdo a sus leyes.
Durante varios años, ambas tierras estaban en constantes enfrentamientos, debido a sus diferencias de ideas y por supuesto a la invasión e unificación del territorio.
Pero todo eso había cambiado, cuando el Faraón Kenji asumió el Trono Real del Alto Egipto.
Ya que, desde pequeño solo anhelaba la paz, y por ende envió una carta al soberado del Bajo Egipto, en donde le daba la posibilidad de firmar un tratado de paz.
Debido a que ambos reinos, estaban siendo atacados por los barbaros invasores de los Hititas.
También porque recientemente, el Faraón Kenji había perdido a su hermano mayor y cuñada en una invasión.
La cual, había dejado huérfano a su pequeño sobrino de tan solo meses de nacido.
El Faraón Endimion, Soberano del Bajo Egipto, por petición de su esposa la Reina Consorte Serenity, acepto aquel acuerdo.
Ya que la Reina, estaba pronto a dar a luz y se sintió identificada con la reciente familia fallecida.
-- ¿Estas segura de esto? _ Pregunto el Faraón Endimion, mientras acaricia el abultado vientre de su amada.
-- ¡Si!, .... ¡Y no cuestiones mis razones! _ Respondió la Reina, luego de levantarle del mentón a su esposo, para que la mirara fijamente.
-- ¡Ok!, .... Pero, ¿Y si es una trampa?
-- Lo dudo mucho, .... Kenji, no es como su padre, además desde mucho antes de la partida de su hermano, .... El siempre busco la paz.
-- ¡Hm!, .... Es verdad, según los rumores, Kenji es un hombre de paz, .... Y a pesar que es Soberano del Alto Egipto, prefiere dialogar, en vez de pelear.
-- Así es, .... Y según los rumores, .... Cuando entra al campo de batalla, no hay ningún soldado que este a su altura, .... Ya que es un guerrillero nato, .... Se rumorea que es muy hábil, con el arco y flecha, espadas, sais, látigos y demás armas que puede haber.
-- ¿Y como mi linda esposa sabe todo eso?
-- Simple, .... ¡Yo si investigo a mis adversarios!.
-- Ja, ja, ja, .... ¿Sabes?, .... Eres una mujer muy peligrosa.
-- Lo sé, .... ¡Pero, dime algo que no sepa!
-- Ja, ja, ja, .... Si nuestro pequeño, hereda tu inteligencia y astucia, .... Y de mi parte la fuerza y fortaleza, seguro que no tendrá rivales, y será un gran Gobernante para el Bajo Egipto.
-- Endimion, mi amor, .... ¡De eso nunca dudes!, Nuestro pequeño será alguien muy grande y poderoso _ Dijo al final la Reina, mientras sentía como su pequeño se movía en su vientre.
-- ¡Se movió!, ¡Se movió! _ Muy emocionado, Endimion celebro los movimientos de su hijo no nato.
-- Así es, .... El bebé reconoce y sabe muy bien, que su madre tiene toda la razón.
El Soberano, asintió el silencio mientras seguía muy embelesado con el vientre y los movimientos de su hijo.
Su esposa que sabia muy bien, el gran amor que su esposo le profesaba a su hijo, solo sonrió y acaricio el cabello de su amado.
Estuvieron en su burbuja de amor y felicidad, hasta que fue interrumpido por uno de sus soldados.
El cual traiga consigo una carta.
Que decía, que el Príncipe Gran Sabio, llegaría muy pronto a visitar a su hermano en compañía de su concubina favorita, para estar presente en el nacimiento de su sobrino y próximo heredero al trono.
Los Soberanos, al terminar de leer tan buenas noticias, sonrieron para luego irse hacia los aposentos reales.
Mientras que, en otro palacio, al otro lado del Nilo, mas especifico en la Corte Real del Alto Egipto.
Se encontraban en la Sala del Trono Real, el Faraón Kenji en compañía de su Reina Consorte y su General.
A la espera de la tan anhelada respuesta, sobre el trato de paz, de ambos reinos colindantes.
-- ¿Por qué se demora mucho? _ Comento muy nervioso el Faraón.
-- Tranquilo, todo estará bien, .... Seguro que una tormenta de arena lo retraso _ Dijo la Reina Consorte.
-- ¿Y si no aceptaron el trato?, .... ¿Qué hare Ikuko?
-- Kenji, mi amor, .... No pienses en negativo, .... Ya hablamos de ese tema, .... A ambos Reinos, nos beneficia este acuerdo de paz, .... Y dudo mucho que Endimion, teniendo a su esposa a días de dar a luz, se niegue a ese trato.
El mencionado le dedico una mirada de duda ante las palabras dichas recientemente.
A lo que su esposa, le devolvió la mirada serena y tranquila, para luego regalarle una sonrisa, con la que alejo todas las dudas de su esposo.
-- De verdad espero con muchas ansias la respuesta positiva de aquel trato de paz, .... Es lo único que puedo hacer por el momento, para garantizar el bienestar y sobretodo la vida de Diamante _ Hablo muy preocupado el Faraón.
-- Como te lo dije, .... Ya verás que todo saldrá como deseas, .... ¡Además, no creo que ellos rechacen una buena oferta como esa! _ Respondió su esposa.
Kenji asintió en silencio, e intento relajarse.
Pasaron los minutos, y fue cuando a Ikuko se le ocurrió la idea de pasear por los jardines reales, en compañía de su esposo.
Kenji, que como siempre consentía a su esposa, acepto la oferta y se fueron.
Durante el trayecto, se podría apreciar los exquisitos y sobretodo únicos gravados que tenían las paredes y las columnas circulares del palacio.
Mientras caminaban, Ikuko no dejaba de acariciar el collar que su amado esposo le había regalo, era un collar largo de oro, con incrustaciones de esmeraldas; las joyas favoritas de ella.
En el medio estaba un amuleto del ojo de Horus, y en el medio de este había una esmeralda mucho más grande.
Como a ella no le gustaba ponerse muchos pendientes, este día no sería la excepción.
Solo tenia sobre su cabeza una corona circular, de sencillos grabados pero adornados también con esmeraldas.
Su vestido era un hermoso vestido color vino, con un gran escote en forma de V, que le llegaba hasta los tobillos, su capa era de color negro, la cual era sostenida por dos botones de color dorado.
En la cintura, ella tenia una especia de cinturón de color negro bordado con hilos de oro.
Aquel bordado que estaba sobre su cinturón, eran unas enredaderas.
Kenji por su parte, vestía brial (falda corta de lino) de color dorado, junto a este su doble capa de color rojo, su collar tradicional y su corona.
Cuando salieron del aquel pasadizo, y posaron su vista al frente, sonrieron muy satisfechos con lo que veían.
Al frente de ellos se podía apreciar un gran y majestuoso jardín lleno de muchas flores, palmeras y sobretodo de pequeñas esculturas felinas.
-- ¡Jamás me cansare de observar este paisaje! _ Comento muy Ikuko.
-- ¡Lo sé!, .... ¡Así como también se, que tu misma de encargas de que esto este así! _ Hablo muy feliz y enamorado Kenji, mientras abrazaba a su esposa por la espalda, y le daba muchos besos entre cuello y hombro.
-- Si, .... Mi jardín es el mas hermoso en todo Egipto, .... Además, estuve pensando en colocar una pequeña fuente y que en el medio este una escultura, de cual brote agua, .... ¿Qué te parece mi idea?
-- ¿Quieres una pileta en medio de una fuente?
-- ¡Si!, .... ¿No te parece muy buena idea?
-- Bueno, .... Si tu lo deseas, .... Así se hará.
-- ¡Hay mi amor!, .... ¡Ya sabes que te amo mucho!, ¿Verdad?
-- ¡Si!, .... ¡Al igual que yo también te amo mucho!
Estuvieron así felices, y abrazados contemplando su jardín,
Hasta que la dama de Ikuko se hizo presente con el Príncipe Diamante, el cual traía en brazos.
-- ¡Majestades!, .... Disculpen la interrupción, pero el pequeño príncipe, está muy irritable _ Haciendo una reverencia, Luna expreso el motivo de su presencia.
-- ¿Qué?, .... ¿Cómo que irritable? _ Pregunto muy preocupada Ikuko, mientras caminaba hacia su dama.
-- ¡Si, majestad!, .... Esta llorando todo el tiempo, .... Pensábamos que era porque tenia hambre, así que mande llamar a la nodriza, pero nada, .... Pensábamos que estaba sucio y lo revisamos, y nada tampoco, .... Y la verdad que no sabemos que hacer con él, majestad, .... ¡Disculpe! _ Hablo muy apenada Luna, mientras dejaba que la Reina, tomara en brazos al pequeño.
-- ¿Qué pasa pequeño Diamante?, .... ¿Por qué dicen que te estas portando muy mal? _ Hablo en tono muy cariñoso Kenji, mientras acariciaba a su pequeño sobrino.
El menor, al sentir las caricias de su tío, comenzó a fruncir su ceño y su boquita; mientras pequeñas lagrimitas salían de sus ojos.
La Reina al ver el estado tan tierno de su sobrino y su esposo, beso a casa uno de ellos, y luego se puso a pensar en la idea de tener su propio hijo.
-- ¿Qué tanto piensas Ikuko? _ Pregunto el Faraón, al ver tan pensativa a su esposa.
-- ¡En como seria si tuviéramos nuestros propios hijos! _ Respondió con una sonrisa.
El Soberano al escuchar aquella respuesta, dejo de mimar y acariciar a su sobrino y le dedico una mirada sorprendida a su amada.
Ikuko al ver el desconcierto de su esposo en su rostro, pensó que había cometido una imprudencia.
Así que, sin decir mucho, dejo al niño en brazos de Luna y se retiro del jardín, para irse a sus aposentos.
Kenji al ver que su amada, había malinterpretado su reacción fue tras ella, gritando su nombre y que se detuviera.
Luna que sostenía al pequeño Diamante, no entendía que era lo que había pasado; solo sabia que el bebé, quería estar en brazos de los soberanos y de nadie más.
Ya que desde el instante en que la Reina dejo al bebé nuevamente en sus brazos, el menor comenzó a llorar y lagrimear con gran sentimiento.
Luna, sin saber que hacer, meció al bebé y se dirigió hacia el mismo camino que habían tomado los Soberanos.
Sabia muy bien que no debía de interrumpirlos, pero como el pequeño Príncipe Diamante, lloraba mucho; y como la única manera de callarlo era dejarlos con ellos, la sirvienta se vio obligada a hacerlo.
-- ¡Ayúdame poderoso Ra!, .... ¡Ya, ya, pequeño!, .... ¡Ahora mismo iremos con ellos! _ Exclamo Luna, mientras caminaba muy rápido hacia los aposentos de su señora.
Y mientras Luna se apuraba en llegar, la Reina ya había llegado a su habitación.
Al entrar en ella, se fue corriendo hacia su cama y se recostó en ella.
No paso muchos segundos, cuando sus lagrimas comenzaron a humedecer los grandes y cómodos almohadones.
El Faraón, al llegar y ver en ese estado a su amada esposa, no soporto más tiempo alejado de ella; así que con pasos fuertes y decididos fue hasta ella, y la abrazo.
-- ¡Déjame!, .... ¡Deseo estar sola! _ Demando su esposa, sin levantar la vista.
-- ¿Por qué saliste huyendo así?, .... ¿Y no me dejaste hablar, ni decirte nada?, .... ¡Sabes!, Te tuve que perseguir hasta nuestros aposentos gritando tu nombre, para que te detuvieras _ Dijo el Faraón, mientras acariciaba, los suaves cabellos de su esposa.
-- ¡Simplemente no quería seguir más ahí!
-- ¿Estas, segura mi amor?
-- Si.
-- Pues, .... Yo creo todo lo contrario.
-- ¿A qué te refieres?
-- ¡Simple!, .... Te marchaste del lugar, porque no querías estar a mi lado.
-- ¡Yo jamás dije o pensé eso! _ Muy alterada, Ikuko levanto la vista y enfrento a su esposo por pensar así.
Kenii, al ver el rostro de su esposa manchado por el maquillaje corrido, comenzó a limpiarlo con sus pulgares, de forma tierna y pausada.
Ikuko que hasta ese momento se había dado cuenta de su gran descuido, intento alejarse de su amado, para así ella misma poder limpiarse.
Pero el Faraón, no le permito.
Mas al contrario a cualquier pensamiento que tenia su esposa, este la sorprendió cuando la aferro a su pecho, y sin decir nada, comenzó a limpiar nuevamente el rostro de su amada, pero esta vez con su propia capa.
-- ¡Te amo!, ¡Te amo, mas que a nada en este mundo!, .... ¡Y pongo de testigo al poderoso Ra, de mis palabras! _ Dijo Kenji, después de limpiar todo el maquillaje a su esposa.
-- ¡Lo siento!, .... ¡No debí salir del jardín, de esa manera! _ Hablo muy afligida, Ikuko, mientras se recostaba en el pecho descubierto de su esposo.
-- ¡Mi amor!, .... ¡No tienes nada que disculparte!, .... ¡Al contrario, soy yo el que debe pedir disculpas!
-- ¿Tú?, .... ¿Por qué?
-- ¡Simple!, .... Cuando me hiciste pregunta, yo no respondí de la forma más adecuada.
-- ¡Ya se, que no debí preguntarte eso!, .... ¡Y creo que, tu no deseas tener hijos! _ Hablo muy triste Ikuko, mientras bajaba la mirada y la cabeza.
-- ¡No mi amor, no!; .... ¡Lo que mas deseo, es tener muchos hijos contigo!, .... ¡Porque ellos serán, fruto de nuestro amor! _ Hablo muy emocionado Kenji, mientras levantaba el rostro de su esposa.
-- Entonces, .... ¿Por qué no me respondiste cuando te hice esa pregunta?
-- Porque, aquello me tomo desprevenido, .... La verdad, jamás imagine que tú me harías esa pregunta, .... Siempre creí, que sería yo, quien preguntara y planteara la posibilidad de tener hijos .... Por eso me sorprendió mucho.
La Reina, sin contener su felicidad se lanzo a los brazos de su esposo y lo beso de forma apasionada.
-- ¡Te amo! _ Fue lo único que salieron sus labios al mismo tiempo, luego de besarse unos segundos.
Y cuando el Soberano, se disponía a ir allá con sus carias y muestras de afecto para con su esposa.
Luna irrumpió los aposentos, con el pequeño Diamante en brazos.
-- ¡Majestades! .... ¡Siento interrumpir nuevamente! _ Haciendo una nueva reverencia, Luna hablo apenada, mientras trataba de controlar los lloriqueos del menor.
-- ¿Qué pasa Luna?, .... ¿Por qué el Príncipe Diamante esta muy irritado de nuevo? _ Pregunto el Faraón, con el ceño fruncido.
-- ¡Majestad!, .... Luego de que la Reina, me lo entregara y se fuera del jardín, .... El niño comenzó a llorar, sin consuelo _ Comento la Dama muy angustiada.
-- ¿Desde que lo deje en tus brazos? _ Comento Ikuko, mientras se levantaba de su cama, y caminaba hacia donde estaba su dama y el niño.
-- ¡Si mi señora!
-- ¡Creo que encontré a un pequeño rival, en las atenciones de mi esposa! _ Expreso muy sonriente Kenji, mientras se acercaba a ellos.
Ikuko sin esperar más cogió en brazos al pequeño, que, al momento de sentir el calor de su tía en su cuerpo, dejo de llorar en forma lenta.
La Reina al ver como el pequeño se tranquilizaba, sonrió muy enternecida, pero sonrió aún más; cuando ese pequeño bebé le dedico una mirada de pena, con el ceño fruncido, su trompita levantaba y suspirando de forma desesperada.
Kenji que estaba atrás de esposa, observo la escena muy cautivado, y decidió abrazar a los 02, dejando reposar su mentón en el hombro de su esposa.
-- ¡Creo que extraña a sus padres! _ Comento Ikuko, mientras mecía al menor.
-- ¡Así parece!, .... Y según veo, .... El Pequeño Diamante, te tomo como su figura materna _ Dijo muy sonriente su esposo.
-- ¡Majestades, si me disculpan!, .... Me paso a retirar _ Y haciendo una ultima reverencia, la dama se alejo de sus Soberanos.
Los soberanos estaban tan embelesados por el pequeño Diamante, que no se dieron cuenta de la salida de Luna.
De pronto, el niño se fue calmando.
Hasta que sus ojos no soportaron más estar abiertos, y se fueron cerrando poco a poco hasta quedarse completamente dormido en los brazos de su tía.
-- ¡Tal parece que alguien está muy cansado! _ Comento muy despacio el Faraón, mientras acariciaba la suave mejilla de bebé.
-- ¡Si!, .... Y lo mejor será que descanse, .... ¿Te parece la idea que por un tiempo duerma con nosotros? _ Pregunto en tono dulce la Soberana.
A lo que el Faraón, asintió en silencio y muy alegre.
Así que, después de estar de acuerdo, ambos esposos llevaron al pequeño hasta el lecho matrimonial, para que así pueda descansar tranquilo.
Cuando el bebé estaba acostado en la cama, al medio de ambos Soberanos; mostro su primera sonrisa.
Gesto que saco mucha alegría a ambos mayores.
-- ¡Creo que es momento de tener nuestros propios hijos! _ Susurro muy emocionada Ikuko.
-- ¡Si!, .... ¡Pero primero!, .... Debemos de esperar a que Diamante crezca un poco, .... Ya que con 02 bebés no podremos estar tranquilos y sobretodo no podremos controlarlos _ Respondió muy alegre y risueño Kenji.
La Reina, al escuchar las demandas de su esposo sonrió muy complacida, ya que eso significaría que al fin podría cargar vida dentro de su vientre; un sueño que siempre tuvo desde pequeña, y desde que sabía que Kenji seria su esposo y el futuro Faraón del Alto Egipto.
El tiempo paso, y con ello trajo muchas sorpresas, para ambos Soberanos de las tierras del Alto y Bajo Egipto, como buenas y malas.
Para los soberanos del Bajo Egipto, el Faraón Endimion y su Reina Consorte, su esposa Serenity; las buenas noticias fueron manifestadas con el nacimiento de su primogénito, el Príncipe Seiya.
Nacimiento que fue celebrado pro todos en el Palacio, incluyendo a las Concubinas del Faraón.
También se dio a conocer el embarazo de la concubina favorita del hermano del Faraón Endimion, el Príncipe Gran Sabio.
Que debido a su condición y al gran amor que el Príncipe le profesaba, decidió tomarla como su esposa; bajo la autorización de su hermano mayor y cuñada.
Las concubinas del Príncipe Gran Sabio, al saber sobre la noticia del matrimonio de Gran Sabio, algunas se alegraron por la unión de Galaxia y su señor, pero otras comenzaron a planear como deshacerse de su ahora Señora.
Desde envenenarle la comida, empujándola, golpeándola y muchas otras más.
La joven pelinaranja, estuvo a punto de perder a su pequeña criatura aun cuando estaba en su vientre, pero por los designios de la vida y también los dioses, como decían las demás concubinas, el pequeño jamás dio indicios de querer salir del vientre de su madre.
Por otro lado, el Faraón Endimion después de haber aceptado aquel tratado de paz con el Soberano de Alto Egipto, observo los resultados favorables.
Ya que, debido a ese acuerdo; cuando los Hititas o cualquier otro ejercito intentaban adentrarse a conquistar sus tierras de cualquiera de los Reinos, ambos ejércitos, salían a defender y enfrentarlos.
Así demostraban una gran resistencia militar.
Y en el alto Egipto las cosas no estaban tan bien como los Soberanos desearían que estén.
Eso se debía que a pesar que ambos estaban muy alegres por la presencia de su pequeño sobrino en sus vidas, Ikuko y Kenji anhelaban tener un hijo propio.
Debido a ese detalle, no podían ser felices plenamente.
Y cuando fueron hacia el Sumo Sacerdote de Osiris, este les dijo que debido a la condición un poco frágil de la Reina Consorte Ikuko, será muy difícil que ella logrará traer vida a este mundo.
A lo que la Reina, muy desesperada le suplico postrada a los pies del Sumo Sacerdote que la ayude a ser madre.
Kenji, que también le había dolió mucho la noticia, se acerco a su esposa para ayudarla a ponerla de pie.
El Sumo Sacerdote al ver la desesperación de los Soberanos por ser padres, pero sobretodo al comprobar con sus propios ojos el gran amor que el Faraón le tenia a su esposa; decidió hacer todo lo posible para ayudarlos a concebir.
-- ¡Majestades!, .... En lo que a mi respecta, hare todo lo posible por ayudarlos a que tengan un descendiente, .... No hace falta decir, que ese apoyo estará acompañado de los rezos, ritos y ofrendas para nuestros Dioses, .... Que, con su gran e infinita misericordia, .... Les concederán a ustedes su tan anhelado hijo _ Haciendo una reverencia, el Sumo Sacerdote expreso sus siguientes acciones.
La Reina, al escucharlo sonrió muy feliz, ya que por fin su sueño de ser madre, se iba a cumplir.
El Faraón al ver a si esposa feliz, también sonrió de la misma forma.
Cuando salieron del Templo de Osiris, en la entrada les esperaba el pequeño Diamante, que jugaba muy feliz con caballito de madera tallado en los brazos de Luna.
La cual estaba también muy entretenida con el hijo de Sumo Sacerdote y aspirante a Sacerdote, Artemis.
Los Soberanos, notaron inmediatamente los sentimientos que Artemis le profesaba a Luna.
Pero Luna al ser mas joven que Artemis, no había captado el mensaje.
De pronto el niño dejo de prestarle interés a su juguete, ya que había visto a sus padres, y estiro los brazos en dirección a ellos; llamando así la atención de la joven y su acompañante.
Ambos jóvenes al ver a sus Soberanos, hicieron una reverencia y esperaron a que se acercaran a ellos.
Kenji e Ikuko al ver a los jóvenes sonrieron y caminaron hacia ellos en forma lenta.
-- ¡Majestad!, .... ¿Qué le dijo el Sumo Sacerdote? _ Pregunto muy interesada Luna.
-- Que muy pronto, tendrás a otro bebé que cuidar, mi querida Luna _ Expreso muy feliz la Reina, mientras cargaba a Diamante.
-- ¿De verdad?, .... ¡Oh Majestades, eso es una muy buena noticia!, .... ¡Le pediré a los Dioses, por que el pequeño Príncipe nazca muy sano y fuerte! _ Expreso muy emocionada la dama.
-- ¡Calma Luna!, .... ¡La Reina, aun no esta embarazada!, Pero te agradezco tus buenos deseos _ Expreso muy sonriente le Faraon.
-- ¿Ósea que dentro de poco veremos a la Reina con un vientre abultado?, .... Claro, si la gracia de los Dioses lo permiten _ Dijo serio Artemis.
El Faraón al escuchar las palabras del joven, y sobretodo el tono de voz; descubrió que al joven aspirante a Sacerdote no le había gustado la interrupción de hace unos momentos.
-- ¡Así es!, .... Pero, .... ¿Qué hacen ustedes dos, acá afuera! _ Pregunto en tono pícaro el soberano.
-- ¡Kenji!, .... Ese tipo de preguntas no se hace _ Comento muy risueña su esposa, mientras le reprendía.
Luna a pesar de vivir en el Palacio Real, no había entendió la pegunta, así que ladeo hacia un lado su rostro, y los miro extrañados.
-- ¡Majestad!, .... ¡No es lo que piensa! _ Se excuso rápidamente Artemis moviendo la cabeza de un lado a otro, sus manos extendidas que hacían el mismo movimiento y también tenía las mejillas rojas.
-- ¿Eh?, .... ¡No entiendo!, .... ¿Por qué dices esas cosas Artemis? _ Mas confundida que en un principio, Luna miro a todos muy confundida, esperando una respuesta.
Hola dostys, en verdad que esta vez les traigo un fic, muy original; ya que hasta el momento no vi algún fic, que sea ambientado en el Antiguo Egipto.
Y mas aun, porque esta historia a estado rondándome la mente desde hace mucho tiempo.
En verdad agradezco de ante mano, su tiempo, apoyo, comentarios, votos y vibras positivas.
Sin más que decir, muchas vibras positivas y abrazos de conejitos.
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