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Hacía frío. Hacía mucho frío, pero Minho sentía calor, un calor abrasador explotando en su vientre. Agarró con fuerza las mantas que lo cubrían y blasfemó sentándose de un salto, corrió al baño entre tropezones, se quitó la parte de arriba de su pijama y la arrojó al suelo, luego siguieron sus pantalones.
Abrió el agua fría de la regadera y se metió bajo la ducha, su vientre dolía como si la carne de su interior se estuviera cortando, por lo que no podía evitar lloriquear y maldecir.
Se sentó en la ducha y apretó su vientre entre sus brazos, jadeando y jadeando con fuerza.
―¡Mierda! ¡mierda!
Necesitaba ayuda, Minho necesitaba que alguien aliviara su dolor. Se levantó a duras penas y volvió a su habitación, buscó su teléfono y corrió a la ducha nuevamente. Marcó el número de su mejor amigo.
―¡Hannah! ¡Hannah, necesito ayuda!
Jisung alejó el teléfono de su oreja y gimió por el fuerte grito de su amigo.
―Han, me duele... ―susurró Minho, casi inaudible―. Algo está pasándome.
Antes de que el otro hombre dijera algo, Minho chilló con fuerza y sintió algo resbalarse entre sus muslos, abrió las piernas y llevó su mano a la zona.
―Minho hyung, son las tres de la mañana. ¿Por qué gritas tanto?
―S... Se está... Está expandiéndose.
Minho abrió su boca en una O completamente horrorizado. De pronto, el líquido viscoso que se resbalaba de su trasero fue en aumento. Al mismo tiempo, su agujero se expandía y se expandía cada vez más. Minho logró tocar algo duro, pero no podía ver de qué se trataba. Tenía las piernas abiertas sobre los bordes de la bañera.
―¿Qué cosa? ―Jisung frotó su rostro y se sentó en su cama―. Habla claro, Leeknow. No te entiendo.
Pujó, Minho hizo fuerza y colocó las manos sobre su vientre, empujando la cosa hacia adelante, tratando de sacarlo, lo que fuera que eso sea.
―¡Hannah!
―¡Minho! ―Jisung estaba apunto de colgar el teléfono, pero los jadeos del otro lado del teléfono se hicieron más audibles.
―¡Es un maldito huevo!
―¿Cómo que huevo? ¿de que estás hablando ahora?
―¡Un huevo, Han Jisung, un huevo salió de mí! Pero... Ahí viene otro... Son dos... ¿Me están saliendo huevos del trasero?
―¿Huevos? Ay. ―Jisung suspiró―. No me digas que probaste los brownies de Felix, no eran brownies normales, para que sepas.
―¡Agj! ―Minho apretó el teléfono en su mano y empujó con fuerza, otro huevo salió de su interior―. Mierda, ¡son tres! Acabo de parir tres putos huevos, Jisung... ¡Maldición, me duele! Y no probé esos brownies...
―Estás alusinando, amigo.
Minho blasfemó tratando de no tirar el teléfono contra la pared.
―Voy a vomitar. Jisung, son tres huevos. ¡Estoy hablando en serio! ¡ven a mi casa! No sé qué hacer, por favor, si valoras nuestra amistad y valoras mi lealtad moral, ¡vendrás a mi casa justo ahora!
Jisung se mantuvo en silencio por unos segundos, Minho jadeó soltando más viscosidad.
―Ok, estaré ahí en quince minutos.
Minho suspiró aliviado y dejó el teléfono sobre la tapa del inodoro, miró los tres huevos entre sus piernas y con sus ojos bien abiertos los empujó lejos, se arrastró hasta la pared y abrazó sus piernas.
Llevó una mano a su trasero y comenzó a sacar los restos de viscosidad tanto como pudo, mojándose las manos con el agua que seguía corriendo.
―¿Qué demonios? ―Minho se paró ayudándose con la pared y con sus piernas temblorosas caminó hasta su habitación―. Sabía... Sabía que no estaba loco.
Minho tomó una bata de baño y se ató la cintura con fuerza. El dolor había parado, pero seguía temblando de horror.
―Ese maldito alien guapo...
El timbre de la puerta comenzó a sonar, pero Minho se mantuvo estático. Jisung sabía la contraseña, podía entrar sin necesidad de tocar.
―¿Hannah? ―Minho jadeó―. Ay, sí eres tú. Abre la maldita puerta por ti mismo ―maldijo abriendo la puerta, recibiendo a un joven y desaliñado chico rubio.
―Puse la clave mal tres veces ―se quejó adormilado―. Déjame entrar, necesito ver esos huevos que dices tú.
―En el baño...
Minho caminó detrás de Jisung hasta el baño y ambos observaron a los tres huevos con curiosidad. No eran tan grandes, de hecho, uno cabía perfectamente en la palma de la mano de Jisung.
―Está tibio.
―Sí, acaba de salir de mi trasero.
―Obviaré eso por ahora. ―Jisung observó el huevo que tenía en su mano y lo sacudió ligeramente.
―¡Tú no me creías! ¡pero yo tenía razón! ¡El alien, fue el alien! No fue un sueño, mucho menos una alusinación. Fue real...
―¿Me estás diciendo que hace seis meses te secuestraron de tu propia habitación y te violó un alien con aspecto de ídolo de kpop?
―Sí, no debí describirlo de esa forma...
―No fue creíble, hyung.
―¿Y esto es lo suficientemente creíble para ti ahora? ―Minho señaló los huevos ahora en las manos de Jisung.
―No lo sé, es raro. Pero supongo que hay que darles calor.
Jisung dejó los huevos en la cama y rápidamente hizo un nido con mantas a su alrededor, tratando de preservar el calor lo más posible.
―Así que eres su madre... Dime cómo pasó esto...
―¿Su madre? ¿me viste cara de gallina? Esos huevos no son mis hijos.
―Salieron de ti, ¿o no?
Los tres pequeños huevos y él fueron escaneados por una mirada burlona y una sonrisa de come mierda. Minho jadeó llevándose las manos a la cabeza.
Estaba en shock. ¿Esos huevos habían salido de él? Eso no era posible, ¿no? No se había sentido mal en los últimos meses, no había tenido ningún síntoma más allá del reflujo.
―¿Cómo era el alien? ¿Guapo como un ídolo? ―Jisung se tragó su sonrisa por un momento―. Es decir, su aspecto era humano, ¿no?
―Muy humano... Excepto porque tenía un pene tan grande como un tentáculo.
Jisung soltó una risilla.
―¡No te rías! Es serio.
―Tú lo comparaste con un tentáculo, no yo. ―Jisung hizo una pequeña pausa―. Asumo que los bebés son humanoides también.
Minho chistó.
―¿Y te vas a quedar para descubrirlo?
Jisung sonrió.
―Claro, saldrán de sus huevos en cualquier momento. Mientras tanto, trata de hacerte a la idea de que eres una mamá ahora.
Minho suspiró pesadamente y se sentó junto al nido, observando a los huevos con algo de miedo. Así que era una mamá.
(...)
Minho abrió los ojos. Una ráfaga hizo que su cabello se sacudiera con violencia y eso lo despertó.
Las luces estaban apagadas, lo cual era inusual. Rápidamente, Minho encendió el velador y miró hacia la figura erguida junto al armario.
―Dios Santo ―Minho bramó horrorizado, la figura se inclinó hacia adelante como si lo estuviera asechando―. ¿Quién te dejó entrar? ―silencio―. Diablos, eres demasiado guapo, pero ¿de dónde saliste?
El intruso se mantuvo en silencio.
―¿Hola? ¿qué haces en mi habitación?
Minho se sentó y se quitó las mantas de encima, sin apartar la mirada del extraño.
―¿Eres un acosador? ―preguntó levantándose―. Dios, habla.
El intruso se acercó a Minho a paso lento, Minho retrocedió cada paso que el otro avanzaba, temeroso por lo tenebroso.
―¡¿Mamá?! ―Gritó Minho, sin oportunidad de escapar.
Su madre estaba de visita en el cuarto de invitados.
―Lee Minho ―cantó el intruso, con su voz grave y baja.
―Ese soy yo ―susurró Minho, tomando lo primero a su alcance para protegerse―. ¡Deja de acercarte!
Silencio. El silencio se extendió por unos segundos.
Un foco de luz frente a sus ojos lo cegó causándole dolor de cabeza, luego, nada.
(...)
―Luego desperté en una habitación desconocida y el alien estaba encima de mí. No creo que quieras escuchar la parte sexual de eso.
―Sí, no, gracias. ―Jisung chistó―. Al menos fue el mejor sexo de tu vida, ¿no?
―Sí, pero si hubiera sabido que me dejaría huevos en el intestino lo habría pensado dos veces.
Si se trata de hyunjin no sé si me lo pensaría ajjajsja qué cosas
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