CAPITULO 46
El sobrecargo me sacudió con cuidado, aún drogada por el efecto de las pastillas, abrí los ojos con dificultad.
-Señorita ya llegamos. -Me comunica.
Asiento con la cabeza, me levanto y bajo mi equipaje de mano. Los párpados me exigen cerrarse de nuevo, las píldoras me las compró Gabriel, creo que la dosis ha sido excesiva, nota para mí misma en el futuro, tomar solo una.
Veo venir mi maleta, pero al intentar sacarla las fuerzas me fallan, es demasiado pesada. Hago un segundo intento, pero no lo logro, me estoy impacientando.
-Necesita ayuda. -Se escucha a mis espaldas.
-Hola sí. -Es un joven de amable sonrisa, muy apuesto debo reconocer.
Él la retira mi equipaje con facilidad, y no solo eso, busca un carrito para mí y la acomoda.
-Gracias, llevo cerca de cinco minutos tratando de hacer lo que tú demoraste dos segundos.
-Con todo gusto, soy Sebastián. -Me extiende su mano, devuelvo el saludo.
-Tammy y eres mi salvador hoy.
Intercambiamos una sonrisa, es extraño mantener esta conversación con un desconocido, la forma en que me mira me sonroja, llamo su atención y esto me halaga.
-Yo debo irme, mi amiga me espera y conociéndola, debe estar histérica porque no aparezco. _Terminando de decir esto, el celular suena, es ella.
-Ves. -Le enseño la pantalla donde el nombre Mei, se iluminaba.
-Déjame ayudarte con eso. _Empuja el carrito, él solo lleva un bolso tipo militar que se guinda en el hombro.
-Gracias de nuevo, ya casi no quedan caballeros.
Salimos juntos, pude apreciar a Glenn sobresalir por su altura, junto a él, mi pequeña amiga le llegaba al hombro, pero son la pareja más adorable del mundo.
Nos acercamos a ellos, Mei me determinó por unos instantes, abrió su boca y los ojos se abrieron como platos.
- ¡Oh! -Expresó tapándose la boca con ambas manos. Leí su expresión, se encontraba en shock. Se lanzó sobre mí abrazándome, tan fuerte que me faltó el aire.
-Estás hermosa. -Al fin Pronunció.
-Mei no puedo respirar. -Agregué entrecortado.
-Perdona. -Coloca sus manos sobre mis hombros y me examina, vuelve a ver a Glenn que esta tan impactado como ella. Luego su mirada se desvía a Sebastián. _ ¿Quién es él?
-Acabo de conocerlo, amablemente me ayudó con la maleta, sino me demoro más.
- ¿Ah sí? -Le escanea, ha sido bochornoso. -Soy Mei, y él es mi novio Glenn, mucho gusto. -Le extiende la mano.
-Sebastián. -Le estrecha la mano a ella primero, y luego a Glenn.
- ¿Tienes quién te lleve? -Le pregunta. - ¿Dónde vives? Te podemos hacer el favor, quizás nos quede de camino.
-Lo agradezco, tomaré un taxi.
-Nada de eso, Glenny ayúdale a Tam con su equipaje.
Mei se apropia de mi brazo y caminamos adelante, los chicos detrás de nosotros.
-Está guapísimo. -Me susurra. -Debo preocuparme, velo por los intereses de mi primo.
-Por Dios tengo cinco minutos de conocerlo. -Pongo los ojos en blanco.
-Bueno. -Mira hacia atrás y sonríe. -Pórtate mal, solo un poquito, Gabriel no lo sabrá.
-Ya cállate. -Me ruborizo. -Te extrañé.
-Y yo a ti, estas irreconocible, me encantaría que él te viera.
-Tenías que nombrarlo verdad. _Suelto molesta.
-Lo lamento, Olivia está en el hospital, lleva ya cerca de dos semanas sin mejoría.
- ¿Cómo sabes eso?
-No te enojes conmigo, pero Efraín y yo hemos estado en contacto, él siempre pregunta por ti.
- ¿Y qué le has dicho? -La miro acusadora.
-Nada, lo básico, que estas bien, te lo juro.
-Más te vale. -Le retuerzo los ojos.
-No tienes ni diez minutos de haber llegado y ya estamos discutiendo. -Me regaña.
- ¿Quién será la que me provoca?
-Chicas van en dirección contraria al auto. -Observa Glenn.
Nos devolvemos, colocando el equipaje en el maletero. Quedo atrás con Sebastián, para mi sorpresa vive a cuatro cuadras de nuestro apartamento.
-Gracias. -Se asoma por la ventana, una vez en frente de su edificio. _Un placer Tammy. -Una encantadora sonrisa se dibuja en su rostro.
-Ten. -Mei le entrega un papel. -Es su número de celular, quizás nos podamos reunir un día de estos los cuatro.
Desee ahorcar a mi amiga, pero debo esperar a que Glenn se marche para que no haya testigos.
Ya en mis aposentos, desempaqué, Mei me ayudó a botar la ropa vieja que aún quedaba en mi armario, menos la bata de dormir que me obsequió mi hermano, no pude.
Glenn nos dejó solas para que pudiéramos conversar con privacidad, se veía más ejercitado, me contó que ingresó al gimnasio, y de verdad se notaba los resultados.
Hablamos hasta cerca de la 1:00 a.m. nos encontrábamos recostadas en mi cama.
-Que linda estás. -Recalca con una sonrisa sincera.
-Gracias. -Respondí con un largo bostezo.
-Y Gabo y tú ¿En qué quedaron?
-No lo sé, salíamos todo el tiempo, me quedaba en su apartamento, es como si fuéramos pareja, pero sin un compromiso serio de por medio.
-Ajá, algo así como amigos con derecho. El día que me contaste que dormiste con él, casi me da un infarto.
-Tan difícil es de creer. -La miré ofendida.
-No tonta, él me comentó lo que sentía por ti, pero estabas con... bueno tu sabes, así que te respetó.
-Fue un gran apoyo.
- ¿Lo amas?
-Sí.
-Ummm. -Ladeó su boca. -Bueno igual puedes salir con Sebastián como amigos, está que arde.
-Hey, cuidado con esos pensamientos pecaminosos, estas con Glenn ahora. -Arqueo una ceja.
-Lo sé, jamás dejaría a Glenny, es mi novio oficial y cabe agregar que el único decente en muuuucho tiempo.
-Eso también. -Intercambiamos una sonrisa.
-Te importa si duermo contigo hoy. -Cierra los ojos.
-No, buenas noches calabaza.
-Buenas noches Nicolasa.
El cambio de horario me desubicó, desperté casi a las 2:00 p.m.
-Buenos días. -Me estiro a mis anchas.
-Dirás buenas tardes. -Muerde una rama de apio.
- ¿Por qué vistes de negro?
-Oh, pues....
-Al grano. -La fulmino con la mirada.
-Olivia murió, Efraín me avisó, iré a dar el pésame.
- ¿Qué? -Me levanté de la silla.
-Tú preguntaste. -Se aleja de mí, protegiéndose detrás del desayunador.
-No entiendo cómo pudiste seguir siendo su amiga, después de lo que me hizo.
-Cariño llegué a odiarlo, créeme, hasta que un día me buscó para que habláramos.
- ¿Y? -Coloco mis manos a cada lado de mi cadera.
-Pues estaba triste por perderte, y me contó por qué lo hizo.
-Eso ya te lo había contado. _Expulsé molesta.
-Cariño no te enfades conmigo sí, es solo que lo comprendo sabes, me pongo en su lugar.
-Aún no me convences.
-Tammy te guste o no lo acompañaré, puedes venir si lo deseas.
-De ninguna manera.
-Bueno, aquí está la dirección de la funeraria, la están velando ahí, a las 4:00 p.m. pasarán sus restos mortales al cementerio local, en caso que te decidas.
Desliza la tarjeta por encima del desayunador.
-Nos vemos.
Miro la tarjeta con cierto recelo. Ir o no ir, eh ahí el dilema. Por el momento tomaré una ducha para para despejarme la mente, ya luego decidiré qué hacer.
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