CAPITULO 39
La ansiedad se apodera de mí a medida que nos acercamos a nuestro destino. Jamás he llevado un chico dónde mis padres, menos presentarlo como mi novio oficial.
Cuando pienso en mi relación con Efraín, es como si viviera un sueño. Aquellas dudas que me atormentaron al principio se disiparon, y al despertar cada mañana, me regocijo porque él, está conmigo, porque es una realidad, no un espejismo.
A veces me cuestiono qué pudo ver en mí, no tengo nada que pueda llamar la atención de alguien como Efraín, pero una vocecita en mi interior se impone, susurrando que él ha percibido lo que otros no han podido "mi belleza interior".
Mei y Glenn van en el asiento de atrás, no dejan de besarse y reírse como tontos. Así es el amor, te doblega, te ciega la razón, pero es hermoso estar enamorado, aunque el desamor, te llegue a despedazar el corazón.
No sé qué haría si Efraín me dejara en este momento. Me he acostumbrado tanto a él, lo amo como nunca he amado a nadie, la sola idea de perderlo me taladra las entrañas, un vacío se incrusta en mi estómago y siento unas tremendas ganas de llorar. Sin darme cuanta, una lágrima solitaria se desliza, si de solo imaginarlo me pongo en este estado, no quiero ni pensar, si sucede de verdad.
- ¿Estás bien? -Me consulta mi novio, mirándome a través de aquellos cristales celestes.
-Sí, es una basura que me ha entrado en el ojo. -Miento, y cierro la ventana para darle credibilidad a la mentira.
Parqueamos al frente de mi hogar, intentaba no venir tanto, desde la muerte de mi hermano, mamá se convirtió en una sobre protectora, su atención recayó en mí. Ella y papá asimilaron el duelo de manera diferente, mi madre volviéndose mi sombra y papá en su trabajo, incluso estuvieron a punto de separarse, por suerte, eso no sucedió.
La llave yacía en mi mano, lista para abrir la puerta principal, pero no fue necesario, mamá salió, recibiéndonos con una sonrisa. Me abrazó con fuerza, me hizo un leve chequeo y luego saludó a Mei.
-Brenda, él es mi novio Glenn. -Lo presenta.
-Mucho gusto. -Le extiende la mano, Glenn la estrecha. -Ummm no tatuajes, argollas, ni cabello de colores, al fin un muchacho decente, ya era hora señorita. Es un placer. _Dirigiéndose ahora a él.
Mei se sonrojó y una sonrisa nerviosa se dibujó en su cara, entre ellas existe una confianza de años, técnicamente se crio en mi casa.
-El placer es mío señora Whitman. _Responde mi amigo.
- ¿Y tú debes ser Efraín? -Le pregunta a mi novio.
-Sí, un gusto conocerla señora Whitman.
-Brenda, dejémonos de formalidades. -Para mi sorpresa mamá lo abrazó, vi que le susurró al oído. Él solo asintió con la cabeza, luego le consultaría qué le dijo.
Entramos, extrañándome no ver a papá por ningún lado.
-Mamá ¿Dónde está papá?
-En la cochera, arreglando ese pedazo de chatarra. Debería de comprarse uno nuevo, pero ya sabes. -Su semblante se ensombrece.
Claro que sé, ha estado en mi familia por años, tiene valor sentimental, mi hermano aprendió a manejar en ese coche.
-Quizás pueda ayudarlo, uno de mis pasatiempos es la mecánica. _Se ofrece Efraín.
-Tammy, llévalo, aunque no creo que haya mucho que hacer.
Nos dirigimos a la cochera, encontrando a papá sumergido en el motor.
-Hola papi. -Lo saludo.
Levantó su mirada, al verme su rostro se ilumina.
- ¡Ya estás aquí! -Exclamó. -Dale un abrazo a tu viejo.
Mantuvo sus manos al aire ya que las tenía llenas de grasa. Olía a tabaco, si mamá se daba cuenta que fumaba a escondidas, no le iría ni regular.
-Papi ¿Has estado fumando? -Le recrimino.
-No le digas a tu madre, sí, que sea nuestro secreto.
-El doctor te lo prohibió por una importante razón. -Lo regaño.
-Bueno, bueno, ya no me regañes más. ¿Y el joven quién es?
-Papi, él es mi novio Efraín. -Se sintió raro presentarlo con estas características, mi padre lo escudriñó como si se tratara de un delincuente. Carraspeo algo incómodo con la situación.
-Te daría la mano, pero ya ves. _Enseña sus manchadas manos.
-No sé preocupe, le molesta si le echó un vistazo.
- ¿Sabes de mecánica? -Arquea una ceja.
-Sí señor.
-Hijo si logras resucitar a esta belleza, tienes mi bendición con mi Tam.
De inmediato me sonrojé, ¿Cómo pudo decir algo así?
Efraín sonrió, se quitó su camisa, entregándomela, quedando con una camiseta blanca de tirantes, que siempre llevaba por debajo; contemplarlo es un placer. Disimulé, al encontrarme con la mirada acusadora de papá.
Efraín lo revisó, luego de unos minutos asomó su hermosa cara llena de aceite para agregar; -El carburador está dañado, tiene que cambiarlo.
- ¿Estás seguro? -Papá arquea una ceja.
-Créame señor, no me equivoco.
Papá se cruza de brazos, achicando los ojos, cuyo campo de visión abarcaba de mi novio al vehículo.
-Si no te molesta le pediré una segunda opinión a Charlie, el mecánico.
-Como desee. -Responde mi apuesto chico.
Papá bajó el capó, se lavó las manos, ambos lo hicieron, tomé un paño y lo mojé para limpiarle la cara a Efraín, que no dejaba de sonreírme, volví a ver a papá, quien nos observaba con atención. Nos reunimos con los demás.
-Hola Phillip. -Mei lo abraza, su pequeña naricita percibe lo mismo que yo.
-Que el doctor no le prohibió fumar. -Observa mi amiga.
-Gracias Mei, un gusto verte también. -Alega con sarcasmo.
-Phillip Whitman. -Lo llama mi madre con voz autoritaria.
-Mujer tenemos visitas, podemos dejar para después la reprimenda.
Mamá abrió y cerró la boca. Pero papá no se salvaría cuando estuvieran solos. Papá tiene un padecimiento del corazón a causa del cigarro. El año pasado nos llevamos tremendo susto, le empezaron taquicardias y estuvo a punto de darle un infarto, después de varios exámenes médicos, detectaron que el tabaco era el principal motivo y se lo quitaron. Pero papá ha fumado toda su vida, no es fácil dejar un vicio de la noche a la mañana.
-Phillip te presento a mi novio Glenn. -Mei toma a su chico del brazo, pegando su cabeza al hombro. Lo miraba con ilusión, estos dos están de verdad flechados y me alegro por ellos.
-Hola, es un gusto. -Le extiende la mano. -Por un momento pensé que Mei se casaría con un payaso de circo por sus particulares gustos, no sabes cuánto me alivia que te haya encontrado.
-Phillip. -Mei lo fulmina con la mirada.
Papá suelta sonora carcajada, tan contagiosa que todos nos unimos a él.
-No le veo la gracia. -Mi amiga consume su sonrojado rostro en la camiseta de Glenn. Éste le da un beso en la frente y la abraza.
El día trascurrió tranquilo, almorzamos disfrutando de una charla amena, en la tarde nos preparábamos para tomar café, cuando el timbre sonó. Mamá fue a abrir, regresando con un inesperado visitante.
-Tammy mira quién vino a vernos, ¿No es una coincidencia? Efraín, Glenn, él es Agustín, mi sobrino.
Al verlo mi cuerpo se tensó, el muy maldito sonrió como burlándose de mí, si fuera hombre le partiría la cara.
-Hola Mei. -La saluda, a ella nunca le cayó bien, las mujeres tenemos ese sexto sentido, la aludida no contestó, solo lo miró.
-Nos vamos. -Dejo ir de repente.
-Espero que no sea por mí. -Añade mi primo divertido con la situación.
Recojo mi bolso, y le retuerzo los ojos a Mei, quien entiende la indirecta.
-Oh sí, olvidaba que teníamos un compromiso.
-Pero íbamos a tomar café. -Mamá frunce el ceño.
-Deja que se vayan. -Nos secunda papá, observando a Agustín con disgusto.
-Pero hija. -El semblante de mamá es de tristeza, pero la presencia de Agustín no es grata, simplemente no puedo estar con él, en una misma estancia.
Cuando intento salir, mi primo me sujeta del brazo.
-Vamos Tam, quédate para recordar viejos tiempos.
-Suéltala. -Le pide mi novio.
- ¿Y tú eres? -Lo mira con aburrimiento.
-Su novio, y si no quieres que te fracture el brazo, no me hagas repetirlo.
-Novio. -Repite.
-Así es. -Las palabras de Efraín denotan advertencia.
Mi primo afloja su agarre, aprovechando para huir del lugar. Espero al resto junto al vehículo.
- ¿Estás bien? -Efraín me mira con preocupación.
-Sí, solo alejémonos de aquí.
Me abre la puerta, Mei y Glenn se sientan atrás. El coche se pone en movimiento. Nadie comenta al respecto, lo agradezco, lo que menos quiero es dar explicaciones.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top