CAPITULO 23

Narra Efraín:

Hoy pasé el día con Tammy, me sentí bien en su compañía y al mismo tiempo no. Es un sentimiento contradictorio que me confunde. Admito que en el pasado alguien como ella no me hubiera interesado en el plano sentimental, pero conforme la he ido conociendo me doy cuenta de lo especial que es, aunque su actitud a veces me frustra. Estamos juntos, pero siento que nuestra relación es tan frágil que temo se fragmente en mil pedazos en cualquier momento.

Le he contado a mi hermano mayor sobre ella, lo que su presencia despierta en mí. Es una curiosidad que se acrecienta ante su conducta tan negativa, y por más que he intentado descifrar lo que hay en su interior, termino con más interrogantes que respuestas.

Mi hermano me ha dicho que indague sobre su pasado para averiguar el trasfondo de su comportamiento tan esquivo, por lo que necesito tener una amplia charla con Mei, esperando que su amiga pueda aclararme el panorama.

Después de sacar a Mike del departamento regresé y le sugerí a Tammy ir a la misma cafetería del otro día, ella accedió, pero lucía tensa, siempre a la defensiva, algo muy común en su personalidad.

Como el lugar quedaba cerca decidimos caminar. Quise tomar su mano, pero ella en un reflejo involuntario la retiró, dándose cuenta de inmediato de lo que había hecho.

-Lo siento, no estoy acostumbrada a esto del noviazgo. -Me recalcó.

Le sonreí de forma amable para brindarle seguridad.

-No haré nada que no quieras. _Respondí.

-Es que todo esto es tan.... no sé, presuroso. -Se detiene en un ventanal y observa unos segundos su imagen al otro lado, quitando la vista y sumergiéndola en el suelo.

No he conocido a una persona con tan baja autoestima como Tam. Me está costando que se abra a mí, pero lo estoy logrando o al menos eso quiero creer. El primer paso ha sido que dejara que la besara el otro día, aún recuerdo sus labios temblorosos e inexpertos moviéndose a mi ritmo, me dan unas tremendas ganas de volverla a besar.

-Qué sucede? -Arquea una ceja.

-Pienso en el primer beso que nos dimos. -Contesto con sinceridad.

-Oh. -Sus mejillas se sonrojan contrastando con su blanca piel.

Al llegar abrí la puerta y elegí la misma mesa, no vi por ningún lado a la mesera que nos atendió el otro día, en su lugar una mujer joven de contextura delgada y rostro pecoso nos atendió.

- ¿Qué les sirvo? -Nos miró con aburrimiento, mientras que con su lápiz golpeaba con insistencia la libreta.

- ¿Podrías dejar de hacer eso? -Tammy se volteó y supe que le hablaba a la camarera. -Me pones nerviosa. -Bajó la mirada que se perdió en el menú.

La chica achino sus ojos en dirección a mi novia, era obvio que no le gustó el comentario, pero prefirió callar.

-Quiero una dona y un café negro. -Pidió después de unos segundos.

- ¿Y usted? -Ahora me consultaba a mí.

-Lo mismo. -Tammy frunció el ceño confundida, en realidad no era de comer ese tipo de repostería, pero, una vez al año no hace daño.

La mesera se va y siento el pie de Tam saltar como un canguro por debajo de la mesa. Mi mano se posó en su muslo deteniendo el movimiento.

-Lo siento, es un tic nervioso. -Se disculpó.

-Está bien, no pasa nada.

- ¿Por qué pediste lo mismo que yo? Perdona, pero no te imagino consumiendo esa clase de comida.

- ¿Ah no? ¿Y qué consideras que forma parte de mi dieta? -Arqueo una ceja y ella guarda silencio, deduzco que no sabe qué decir.

-¿Crees que Mike de problemas? -Me cambia el tema.

-Hablaré con él, prometo que no se acercará más.

-Y sigues con lo mismo. -Su mirada queda fija en la pared del otro lado.

- ¿Con qué? -Me perdí, solía sucederme con frecuencia en cuanto a Tammy se refiere.

-Prometiendo cosas que no sabes si puedes cumplir.

Dejé ir el aire contenido, y sonreí para luego mirarla con el rabillo del ojo.

-Tienes razón, hablaré con él, y si tengo que amenazarlo, lo haré. Contra todas las posibilidades, trataré de que no las vuelva a molestar.

- ¿Te burlas de mí? -Su voz resonó confusa.

-No Tam, jamás haría eso. -Coloqué mi mano sobre la suya, para mi sorpresa la apartó un poco para luego entrelazar nuestros dedos.

No dije nada, intercambiamos una sonrisa. ¿Cómo podía cambiar de ánimo en cuestión de segundos? Qué daría por ver en sus pensamientos.

Somos interrumpidos por la chica pecosa que nos sirve las bebidas, regresando al poco tiempo con las donas. Resultó que me encantó esta combinación, no fue mala elección después de todo.

Por suerte no opuso resistencia cuando me ofrecí a pagar, abandonamos aquel lugar, pero su semblante estaba triste.

- ¿Qué sucede? -Inquiero.

- ¿Viste que no estaba la señora que nos atendió el otro día? -Me consultó.

-Sí, lo noté.

-La despidieron, no es triste.

- ¿Cómo sabes eso? -Interrogo

-Cuando fui al baño le pregunté a la cajera, eso hacen las personas cuando alguien ya no les es útil. _Suspira.

No sé por qué sentí que ese comentario iba dirigido a mí. No agregué nada, ya había cierta tensión este los dos.

- ¿Qué quieres hacer? Tenemos todo el día. -Me apresuré a añadir.

Se detuvo, me miró, pero solo se quedó observándome. Fruncí el ceño un poco incómodo por la intensidad con que lo hacía.

- ¿Por qué estás conmigo? -Dejo ir de repente.

Ahora fui yo el que expulsó el aire contenido, cuando creo que las cosas se están dando, llego a otro callejón sin salida.

-Tammy de verdad vamos a tener esta conversación de nuevo. -Masajeo mi sien, para luego pasar mis manos sobre mi rostro en un acto de rendición. - ¿Quieres que te deje en paz? ¿Es eso? -Cuestiono algo molesto.

- ¿Qué? No, yo........

-Me das la impresión de que no quiere estar conmigo, solo dímelo y me alejare, no te voy a obligar a permanecer en una relación en la cual no te sientas a gusto.

Su semblante se descompuso, incluso palideció, se recostó en una pared con las manos hacia atrás y al mirarme sus ojos estaban cristalinos.

- ¿Y ahora qué hice? -Expresé sintiéndome el malo de la historia. Acuné su rostro entre mis manos y pegué mi frente con la de ella. -Ayúdame a entenderte.

Sus brazos me rodearon por la cintura y me abrazó con fuerza, su cabeza quedó recostada sobre mi pecho, sentí algo húmedo que mojaba mi camiseta, Tammy lloraba y sus sollozos me alertaron.

-Quiero hacerlo. -Me afirmó tratando de que las palabras salieran. -Pero me es tan difícil aceptar que esto sea cierto, que tú de verdad estás conmigo. Perdóname, no es tan fácil, no te vayas.

-No iré a ningún lado. -Nuestras narices se rozaron y encontré sus labios, los acaricié, un sabor salado inundó mi paladar, el sabor de las lágrimas de mi novia. ¿Qué le sucedió para que fuera tan desconfiada? ¿Tanto la lastimaron que no podía amar a otra persona?

Ella se dejó llevar por el beso, su cuerpo se estremecía bajo el mío, sus labios tan suaves y cálidos al tacto. Los besé con ternura, sin prisa, pero muy a mi pesar me separé, después de todo estábamos en un sitio público. Algunos curiosos nos miraban, me centré en la mujer que tenía al frente, aquella que me estaba costando conquistar, cuando la mayoría caía rendida a mis pies. Ella no lo sabía, pero eso era una de las cosas que amaba de Tammy.

- ¿Quieres que regresemos al apartamento? Podemos ver películas y pedir pizza para almorzar, ¿Qué te parece?

-Estoy de acuerdo. -Me sonrió más tranquila. La tomé de la mano, permitiendo que lo hiciera.

Glenn no se había marchado cuando llegamos, así que compartimos los cuatro una agradable tarde de películas.

Tenía que ser paciente con ella, y no me importaba esperar lo que se necesitara para que Tam comprenda que lo que siento por ella, es real. No sé quién la lastimó, pero me encargaré de borrar ese daño y en su lugar, llenarla de amor y darle a conocer lo especial que es para mí.

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