CAPITULO 18

Mei no fue a la universidad al día siguiente. Cuando salí del cuarto, su puerta se mantenía cerrada. Estaba muy preocupada por ella, pero no me atreví a molestarla, me imagino el dolor que debe de estar atravesando. Los hombres a veces son tan insensibles ¿Por qué Mike la engañaría? Ella es hermosa, inteligente, divertida, debería de estar agradecido que se fijó en él, un perdedor. No me extraña de Verónica, ella siempre ha envidiado a Mei, ni siquiera lo disimula, creo que se acostó con él, simple y sencillamente por ser el novio de mi amiga, quién tiene un gran corazón y en ocasiones le hace falta malicia con las personas.

Camino por los corredores del recinto educativo tan sumergida en mis pensamientos que choco con alguien. Al levantar la mirada ahí están esos ojos turquesa que me derriten, Efraín me sonreía de manera amable, parecía alegrarse de verme.

-Hola. -Me saluda.

-Hola. -Intento seguir caminando, pero se interpone, cerrándome el paso.

- ¿Qué Sucede? -Arquea una ceja.

-¿De verdad lo preguntas? -Respondo esquiva.

-Tammy ¿Hice algo que te molestara?

- ¿Qué no sabes las andanzas de tu primo? -Consulto.

Frunció el ceño y por la forma en que me miró, no tenía idea de qué hablaba.

-Mike, engañó a Mei con otra.

- ¿Qué Mike hizo qué? -Expresó sorprendido.

-Lo que escuchaste.

-No lo sabía.

-Puedo notarlo. -El timbre sonó y supe que era hora de irme.

-Espera. -Me tomó del brazo para detenerme.

- ¿Qué? –Dejo ir al aire contenido.

-Nos vemos a la salida, te llevaré a casa.

-Puedo tomar el autobús.

- ¿Mei no vino?

-No. -Contesté cortante.

-Lo harás ¿Me esperarás?

Asentí con la cabeza para que me soltara. Más tranquilo tomamos caminos diferentes.

No fui en la hora del almuerzo al comedor, después de todo no tenía apetito. Me encerré en la biblioteca buscando información para un proyecto. Recibí un correo de la cátedra informando que el profesor Oliver estaba enfermo y no tendríamos clases, eran las dos últimas, así que permanecí ahí, hasta que terminó el curso lectivo.

Cuando vi mi reloj de pulsera, abrí los ojos como platos. Perdí la noción del tiempo y era tarde, muy tarde. Empaqué mis cosas y corrí lo más rápido que pude, el parqueo estaba desierto ¡Demonios! Exclamé enojada conmigo misma, mientras intentaba oxigenar mis pulmones, de seguro Efraín pensó que ya me había ido.

- ¿Molesta por algo? -Aquella voz me regresó el alma al cuerpo. Efraín se acercó a mí con un vaso de café en la mano. -Te tardabas así que fui a comprar un café.

-Lo lamento, no me percate de la hora.

-Está bien, no pasa nada. -Sorbe de la humeante bebida. - ¿Nos vamos?

Le sonreí y lo seguí porque no tenía idea dónde había parqueado. Su monumental vehículo se encontraba en la primera fila del parqueo de preferencia.

Me abrió la puerta como un caballero, cuando se acomodó a mi lado me puse nerviosa, recordando sus palabras del otro día y el beso que nos dimos.

- ¿Todo en orden? -Se abrocha el cinturón y lo imité.

-Sí, es solo que estoy muy disgustada con el imbécil de tu primo, sin ofender.

-No me ofendes, en realidad cuando conocí a Mei me pregunté ¿Qué diablos le veía a Mike? Pero dicen que el amor es ciego. -Se encoje de hombros.

No puedo evitar sonreír ante su comentario, por lo menos pensamos igual en ese sentido.

-Te ves linda cuando sonríes. -Con su mano derecha acaricia mi mejilla.

-Creo que deberías ponerte lentes con aumento, tu visión no anda muy bien.

-Deja de hablar así de ti. -Me reprendió. -No te valoras. _Coloca las manos sobre el volante y su mirada se pierde en el árbol que está en frente, mientras me doy oficialmente regañada.

-Lo siento ha sido un mal chiste. -Me disculpé.

Sonrió por lo bajo y sus celestes ojos se centraron en mí, de inmediato mi atención recayó en sus labios, quería que me besara, sentir de nuevo su boca sobre la mía.

Para mi decepción encendió el coche y el ruido del motor desapareció todas mis expectativas. Emprendimos la marcha y Efraín me pidió le contará qué había ocurrido. Le narré los hechos sin mucho detalle, en un resumen con lo necesario.

-Mi primo es un idiota cuando se lo propone, pero lo mejor que pudo pasarle a tu amiga es averiguar la clase de alimaña que es.

- ¿En serio? -No podía creer que se expresará así de un pariente.

-Al César lo que es del César ¿No lo crees?

-Sí, estoy de acuerdo contigo.

-Estuve viendo la cartelera del teatro. -Cambió de tema. -Están presentando Cats, ¿Ya la viste?

Como una docena de veces, le dije a mi fuero interno, pero me lo reservé.

-No. -Me vi contestando.

-Fantástico. -Sonrió de par en par, mostrando unos profundos camanances.

Me dejó al frente del edificio y otra vez se apresuró a abrirme la puerta. Me tomó de la mano y me ayudó a bajar. Nos detuvimos en la entrada.

-Pasaré por ti a las 6:00. P.m. así cenaremos.

-Como quieras. -No me doy cuenta que muerdo mi labio inferior.

Efraín comienza a aproximarse y mi corazón se dispara a mil por hora, apenas sus labios rozan los míos, las piernas se me vuelven gelatina, pero sus brazos me rodean por la cintura, impidiendo que me desvanezca.

La calidez del beso me embriaga, el vacío en el estómago aumenta, su lengua se sumerge juguetona sin permiso en mi boca y busca la mía. Mis manos descansan sobre sus hombros. El beso aumenta de densidad, tanto que me siento mareada por la cantidad de emociones que me invaden.

-Hasta el sábado. -Susurra en mi oído cuando nos separamos, besando el lóbulo de mi oreja, recorriéndome una descarga eléctrica, desde la nuca hasta la espalda.

Lo veo montarse al auto y alejarse. Mi pulso está acelerado, y mi rostro caliente, de antemano sé que me he sonrojado. Efraín me besó sin ningún reparo en plena vía pública y lo más extraño de todo, es que no me importa.

Entre al apartamento aun flotando en el aire, encontrándome con Mei sentada en el sillón reclinable con un galón de helado en su regazo, y consumiendo la cuchara para luego meterla a su boca. Andaba en pijama, por lo que deduje que no se había bañado. Al llegar a su lado me di cuenta que veía Casa Blanca.

-Deberías de ver mejor una película de acción. -Le sugerí.

-Lo hice, pero me estaba dando ideas de las múltiples posibilidades de asesinar a Mike, eso o castrarlo, así que preferí una película más pasiva.

-Él no lo vale. -Le digo.

-Lo sé. -Deja el galón de helado a un lado. -Lo sé. -Repitió. -Cerrando los ojos.

-Mei. -La llamé.

-Tienes razón soy un desastre en cuanto a relaciones amorosas se trata.

-No digas eso. -Intento consolarla, pero me interrumpe.

-Estaré bien, no es como si el mundo se acabara. Hay muchos peces en el mar. Iré a ducharme, tenemos que ir a recuperar mi vehículo, ahí están las compras que hicimos ¿Aún saldrás con Efraín el sábado? ¿Cierto?

-Sí, todo sigue en pie.

-Qué alivio, al menos tú tienes esperanzas. No entiendo como Efraín puede ser familiar de Mike, es inaudito.

Ya se estaba comportando un poco como la Mei de siempre, suspiré aliviada.

-Dame 20 minutos y estaré lista.

La veo levantarse, ella es fuerte, lo superará. Sujeto el helado, lo voy a guardar, pero termino metiendo una cucharada enorme en mi boca, es de galleta con caramelo, delicioso.

Pienso en Efraín ¿Estaré haciendo lo correcto al dejarlo entrar en mi vida? Si alguien como Mei, su novio le fue infiel, que evitaría que a mí me sucediera los mismo, no teniendo para nada, los atributos de mi amiga.

Alejo esos pensamientos negativos, ya es tarde para apartarme de él, aunque odie admitirlo me he enamorado de Efraín Lockwood, solo espero no equivocarme al darle esta oportunidad, simplemente no sería capaz de sobrellevarlo, aun no comprendía por completo, qué veía en mí, quizás de verdad él va más allá de las apariencias. Temí recibir el mismo trato de su parte, pero debía confiar el él, quería hacerlo.

-Lista. -Me informó mi amiga con su semblante más despejado.

Juntas nos dirigimos al lugar donde remolcaron el coche, teníamos que pagar la multa, y le debíamos a Glenn por lo de la fianza. No estaría en paz hasta que esa deuda fuera cubierta, así tuviera que donar algún riñón u otro órgano en el proceso.

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