CAPITULO 14
Foto de Kelly.
Llegó el miércoles, y en mi fuero interno me debatía si ir o no al juego. A veces cuestionaba mi actuar con Efraín, él solo trataba de ser amable y yo era grosera la mayoría del tiempo.
El partido se llevaría a cabo después de clases, Mei incluso hizo unas pancartas, apoyando al equipo, según ella quería que yo le ayudara a sostenerlos. Le pidió a Ernesto el conserje que los guardara.
La tan esperada hora al fin llegó, al menos para ella, después de rogarme alrededor de dos horas accedí a acompañarla. Llegamos temprano por lo que ocupamos los asientos de adelante.
Kelly y el grupo de muñecas barbie que eran el resto de las porristas comenzaron a practicar sus porras. Se movían con gracia haciendo que sus diminutas faldas dejaran ver más allá del infinito.
Las envidiaba, por ser hermosas, por tenerlo todo en la vida, me hicieron sentir insignificante ante su presencia.
-Cariño ¿Estás bien? -Consulta mi amiga al ver mi cambio de humor.
-Sí, nerviosa. -Di como respuesta.
- ¿Qué es eso que crece en tu cara? -Me señala.
- ¿Qué? -Me toco preocupada.
-Creo que es tu nariz mentirosa.
-Mei, no hagas esa clase de comentarios, pensé que me había salido un barro.
-A veces me gustaría leer la mente para poder ver que ronda por esa cabecita.
-Te decepcionarías. -Agregué concentrada en las porristas y sus piruetas.
-Oh, por el contrario, resolveríamos un misterio más de la vida. -Se encoje de hombros.
Pronto el gimnasio estuvo lleno. Los árbitros tomaron sus posiciones y uno a uno fueron saliendo los jugadores del equipo visitante, sus nombres aparecían en una pantalla electrónica pegada en la pared. Luego fue el turno de los locales, mi corazón palpita de manera irregular cuando visualicé a Efraín. Demonios que lucía bien en pantalón corto, además de mostrar sus muy bien formados bíceps, mínimo iba al gimnasio.
Su cara irradia felicidad cuando me vio entre el público. Mei me codeo sonriéndome, ella también notó su reacción, pero no fue la única, sentía un aguijón sobre mi piel, era la mirada asesina de Kelly. La saludé con la mano para fastidiarla y me concentré en disfrutar la contienda.
Tal como lo prometió cada enceste que hacía me miraba y me guiñaba el ojo, al principio me dio pena, algunos atinaron a quién le sonreía el atractivo basquetbolista, y murmuraban entre ellos, el asombro se reflejaba en sus rostros y ni se preocupaban en disimularlo. Y más que Mei me obligó a levantar un letrero que decía "Vamos Efraín " mientras ella sostenía otro con un mensaje apoyando al grupo, ha sido de verdad vergonzoso.
No mintió cuando dijo que era bueno, por él ganaron el juego. Cuando terminó todo, la gente comenzó a salir, yo me levanté para seguir la corriente humana, pero Mei me jaló del suéter sentándome de sopetón.
-Hey no es necesario usar la violencia. -La reprendí.
-Como sea.
- ¿Qué hacemos aquí? -Pregunté impaciente.
-Sólo espera. -Y no agregó nada más.
Efraín nos sonrío y se dirigió hacia nosotras, pero fue interceptado por Kelly.
-Excelente juego. -Le ofreció una botella con agua que él acepto, tomando el líquido con ganas.
-Gracias. -Contestó sin quitarme la vista de encima.
-Irás a mi fiesta el viernes ¿Verdad?
-Claro ahí estaré.
-Bien, nos reuniremos en la pizzería de Pit, para celebrar el gane ¿Vienes?
-En un rato los alcanzo.
-Está bien, no te tardes. -Se alejó con Alba a su lado.
-Hola chicas, me alegro que vinieran.
-Jamás nos lo perderíamos ¿Cierto? -Me vuelve a codear.
Me encogí de hombros como respuesta.
-Perdónala, se golpeó la cabeza cuando era niña y desde entonces es rarita. -Me excusa mi amiga a quién quería ahorcar.
Efraín solo sonrió, con esa cautivadora boca que invitaba al pecado.
-Tengo que ir a ducharme y cambiar. ¿Van a ir a la pizzería?
-Sí. -Contesta Mei.
-No. -Agrego con decisión.
- ¿Sí o no? -Arquea una ceja y se ve gracioso porque hace una mueca de interrogación.
-Yo sí, no sé Tammy.
-No puedo, pero gracias por la invitación.
- ¿Tienes que estudiar? _Inquiere.
-Sí, y mucho. -Deseaba tener una pared en frente y estamparme contra ella.
-Está bien, tampoco asistiré. _Respondió tranquilo.
- ¿Qué? ¿Por qué? Técnicamente ganaste el partido y eres el capitán, no puedes faltar.
-Lo sé. -Dijo sin una pizca de humildad. -Pero la chica a quién le dediqué el partido no irá, así qué. _Se encoge de hombros.
-Eso es chantaje. -Achico mis ojos y lo miro de forma reprobatoria.
-Pero un chantaje hermoso. -Añade Mei sonriendo, casi me olvidaba que estaba ahí.
-Denme quince minutos, espérenme en el parqueo.
-No he dicho que sí. -Afirmo.
Él no responde, se puede reflejar la seguridad con que voltea para retirarse a los vestidores.
-Bien, ahora sí podemos abandonar este lugar, huele a sudor y testosterona.
-Tú lo sabías. -La señalé.
- ¿Quién yo? -Pone cara de inocente.
-Ese no es mi ambiente. -Agrego.
-Oh vamos aprovecha, divirtámonos, sabes no es malo disfrutar con chicos de tu edad de vez en cuando.
Pongo los ojos en blanco, pero me ha convencido, pienso asistir a la dichosa celebración ¿Qué es lo peor que podría suceder?
Efraín se aproxima con aquel paso firme y varonil, solo verlo caminar hace que el mundo a mi alrededor desaparezca y seamos él y yo únicamente. Se veía tan sexy con el cabello mojado, y olía exquisito.
-Nos vamos. -Sacó de su chaqueta un pequeño control y lo apretó sonando un vehículo a poca distancia. Me quedé boquiabierta, era un Mercedes del año. -Iremos en mi auto, de regreso las dejaré aquí, ¿Les parece?
-Claro. -Mei ya se estaba subiendo, yo me iba a sentar atrás con ella, pero él se adelantó y abrió la puerta del copiloto, no podía ser descortés, así que sonreí entre dientes e ingresé.
Cuando parqueó en frente de la mencionada pizzería no cabía un alma, al ingresar se escucharon aplausos, y varios estudiantes se acercaron para felicitarlo. Uno cuyo nombre creo que es Tobías, levantó a Efraín de la cintura mientras que repetía: "Nuestro jugador estrella" era el doble del tamaño de mi chico de ojos turquesa, debería más bien pertenecer al equipo de fútbol americano y no basquetbol.
-Viniste. -Kelly llega con una bebida en la mano, yo estaba junto a él, la porrista tropieza torpemente y vacía el refresco en mi ropa. Sé de antemano que lo ha hecho adrede.
-Oh Tammy lo siento. -Se disculpa intentando secarme con una servilleta que ha tomado de una mesa.
-No te preocupes. -Retiro su mano con brusquedad. -Ves porque no quería venir. -Le digo a Mei molesta. -Me voy. -Salí como alma que lleva el Diablo, con mi amiga siguiéndome.
-Tam ha sido un accidente. -Excusa a Kelly.
-Un accidente muy conveniente.
-Amiga no te vayas.
-Estoy bañada en gaseosa, necesito cambiarme.
-Sí te vas ella gana. -Para mí sorpresa es Efraín el que habló.
-Regresa con tu gente, tú sí perteneces ahí, yo no.
-Tammy. -Me llama. -Sé que lo hizo a propósito, no estoy ciego ¿Sabes? - Agrega. -Ten. -Se quita su sudadera. -Póntela, pero por favor quédate.
Su mirada era suplicante, pero no quería hacerlo, él no comprendía, nadie podía.
-Gracias, pero no. -Levanté la mano y un taxi se detuvo, me apresuré a entrar, cuando me di cuenta Mei estaba a la par mía. La miré extrañada pero no le dije nada, conocía a mi amiga, nada de lo que dijera la haría bajarse de ese taxi.
-Tammy. -Efraín se asoma por la ventana.
-Buenas noches. -Me despido, mientras le doy la dirección de la universidad al chofer. Lo último que veo es a Efraín en la acera con las manos metidas en su chaqueta y unas tremendas ganas de llorar me inundan, pero me contengo, parece que mis barreras se están derribando, y sé quién es el culpable, él me hace vulnerable, debo sacarlo de mi vida a como dé lugar.
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