19

JunHyun cada día estaba más hermoso y crecía sin problemas. Ya había cumplido los seis meses y era un niño fuerte y saludable.

Tae lo estaba vistiendo y cuidando mientras Young se daba una ducha y se relajaba. Tenía la ayuda de todos pero cuidar de un bebé era muy difícil. Requería de extremo cuidado y atención así que algunas veces ni siquiera podía dormir bien. El bebé era muy inquieto y no le gustaba dormir.

— Listo — TaeHyung sonrió y cargó a su hijo luego de vestirlo con un monito amarillo — Vamos a esperar a mamá.

Se sentó en la cama y jugó con él hasta que la pelirroja salió del cuarto de baño y los observó con una amplia sonrisa.

— Pero que guapos — dijo y se sentó en la cama junto a ellos — Lo vestiste muy tierno — observó el conjunto.

Volvió a sonreír y recordó lo que había estado pensando hacía varios o días.

— Tae... — llamó su atención. El pelinegro la observó — ¿Crees que es hora de ir a casa?

— ¿Quieres irte? — preguntó él.

— No es eso, la verdad me gusta la idea de quedarnos. Sé que JunHyun se criará muy bien aquí.

— Entonces quedemonos.

El menor se levantó y dejó al bebé en la cuna. Volvió a sentarse al lado de su novia y tomó sus manos.

— Donde quiera que estemos, vamos a estar bien — sonrió — Yo también quiero quedarme aquí, pronto lograré comprar una casa para nosotros y viviremos con nuestro hijo.

Young Hee asintió feliz y lo abrazó. Le encantaba la idea de quedarse en aquel lugar y tener una casa para ellos solos.

— Tengo algo para ti... — Tae se separó y la miró a los ojos — Sé que no te agrada el tema pero quería darte esto hace mucho tiempo.

Se levantó y buscó entre sus gavetas sacando una pequeña cajita y se la extendió poniéndola en sus manos. La chica la abrió y se encontró con un hermoso anillo de compromiso dentro.

— ¿No vas a pedírmelo? — preguntó con una sonrisita.

— Pero... tu dijiste que no te querías casar.

— Fui una estúpida — se rió de ella misma — En ese tiempo estaba tan asustada de muchas cosas que rechacé algo tan hermoso como esto.

— Youngie — Tae sonrió con alegría — ¿Te vas a casar conmigo?

— Por supuesto.

Sonrió también y lo besó abrazándolo fuerte. Los dos se amaban y aunque algunos dijeran que era tarde, se casarían y se unirían como una verdadera familia para siempre.

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