10
TaeHyung se encontraba en su trabajo, era casi la hora de cerrar así que se preparó para volver a casa. El pelinegro estaba feliz de nuevo, las cosas con Young Hee se habían arreglado y la espera de un bebé lo tenía muy emocionado.
— Tae — Jimin lo saludó cuando el menor salió — ¿Quieres ir a beber algo?
— Young está sola en casa, debo ir a cuidarla.
Dijo y siguió caminado. El pelirosa lo siguió.
— Menos mal que te has dado cuenta de que debes cuidarla.
Tae se detuvo y suspiró, Jimin eran buena persona pero siempre iba diciendo lo que le parecía sin medir las consecuencias de sus palabras y eso a Tae le molestaba. Le molestaba que Jimin fuera tan sincero y siempre tuviera la razón.
— ¿De que hablas? — lo miró de frente — Siempre he sabido que tengo que cuidarla.
— Si pero no lo haces — el mayor respondió — ¿Cuánto pasó para que te dieras cuenta de que algo andaba mal? Si no fuera porque viste la prueba nunca te hubieras dado cuenta. Siempre estás en tu mundo y ni te das cuenta de que ésta es la vida real.
— No quiero hablar más contigo.
El pelinegro siguió su camino. Esperaba que Jimin lo dejara en paz de una vez, de verdad que estaba logrando hacerlo sentir mal y él no quería tener esos sentimientos.
— ¡TaeHyung no huyas más! — alzó la voz — Sabes que digo la verdad, ¿te crees capaz de estar junto a ella si sigues así?
— Callate.
— Incluso yo me di cuenta antes que tú — siguió hablando — Me percaté de que algo estaba pasando y la apoyé mientras tú andabas por ahí con tu amiguita jugando al tonto de siempre.
— ¡Basta! — gritó con los ojos llenos la de lágrimas — Puedo protegerla, puedo hacerlo.
(...)
Young estaba en casa esperando a Tae mientras veía algunos animes que su novio tenía guardados. Escuchó la puerta y sonrió cuando lo vio entrar.
— Tae — se levantó para ir a saludarlo.
Dejó un beso en su mejilla y fue entonces que se dio cuenta. Le pasaba algo, estaba muy serio y sus ojos rojos.
— ¿Tae? — alzó su rostro — ¿Que pasó?
— Nada... estoy cansado — dijo y entró directo al baño.
Se despojó de su ropa y tomó una larga ducha.
La chica le preparó algo de comer, el pelinegro solía regresar del trabajo con hambre.
Tomó la jarra que le había regalado su hermano mayor y le sirvió batido de helado.
— Tae ya te preparé algo de comer.
Dijo cuando lo vio salir. Él ni siquiera volteó a verla, entró a su cuarto y se acostó en la cama. Young frunció el ceño y fue a verlo, se sintió triste cuando lo vio así.
¿Que podía haber pasado?
Se sentó a su lado y acarició su cabello.
— Tae... — le habló — ¿Que pasa? ¿Pasó algo malo en el bar? Si ya no te gusta trabajar ahí puedes dejarlo...
— Tengo miedo - susurró.
— ¿Miedo?
— No quiero perderte, no quiero que te vayas. Quiero ser capaz de sostenerte.
Habló con la voz entre cortada mientras sus lágrimas salían sin parar.
— Pero si ya lo haces, me sostienes. Desde la primera vez...
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