09
No pudo evitar llorar. Todo le estaba saliendo mal, las cosas estaban fuera de control y no sabía qué hacer.
Tae tenía el derecho de estar molesto con ella por no ser sincera, también por lo que había pensado hacer sin consultarle y por eso estaba tan asustada. No sabía cómo iba a reaccionar el pelinegro si ella se acercaba para hablar.
Se quedó en el sofá llorando, no tenía el valor de mirarlo a la cara después de todo.
TaeHyung salió de la habitación y vio a Young en el sofá, suspiró y se acercó hasta sentarse a su lado. Llevó su mano hacia el cabello de la chica y lo acarició. Ella alzó la cabeza y lo miró con lágrimas en los ojos.
— ¿Por qué no me dijiste? — preguntó él — Yo... ¿soy tan estúpido? ¿Tan inservible y poco confiable?
— Tae no...
— Young... es... es un bebé — dijo y mordió su labio — Un bebé tuyo y mío, ¿por qué?
— No es nada de lo que estás pensando — era cierto, ella nunca pensó que él fuera incapaz de ayudarla. Solo que, estaba tan asustada que no pensó bien — Confío en ti Tae... te amo.
— No lo parece...
Pronunció y ambos corazones sintieron dolor, el de él por creer en que aquello podía ser cierto y el de ella por escuchar semejantes palabras de parte de la persona que más amaba en el mundo.
— No seas así — la pelirroja tomó sus manos — Te iba a decir, pero todo era tan confuso. Ni siquiera estaba segura de que podría ser verdad que estaba embarazada. Tae yo nunca dejé de tomar las píldoras... era imposible. Pero, algo debió fallar. También que, estábamos en Busan, los problemas de allá. Tu amiga... yo...
— ¿Que tiene que ver todo eso con que me lo hayas dicho? — la observó — Aunque no hubieras estado segura, desde el momento en que lo pensaste debiste decírmelo, desde el momento en que te sentiste mal.
— Lo siento — se disculpó porque sabía que él tenía razón.
— Es que... ¿que pensabas hacer? — esperó su respuesta pero Young no tuvo el valor de contestar — ¿Ibas a matar a nuestro bebé?
Los ojos del pelinegro se llenaron de lágrimas. Estaba tan dolido con ella, la persona que lo enseñó a confiar en el mismo lo había traicionado. Ahora todo era como antes, se sentía alguien en quién nadie podría confiar. Porque era demasiado tonto para poder ayudar, porque solo hacía las cosas como un idiota.
— No lo digas así... — negó — Tae... tengo veinticuatro años y tu apenas veinte. No tenemos condiciones para tener un bebé.
— Lo sé, sé que somos jóvenes — dijo — Pero... quiero tener una familia contigo. Vino antes de lo esperado, pero eso no será algo malo. Vamos a tener un bebé Youngie...
La abrazó acariciando su espalda.
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