🌼8-Recuerdos del Pasado.🌼
El sol brillaba en su punto más alto. Tan solo eran las dos de la tarde y el calor que hacía era abrasador. Tomé mis cabellos y comencé a peinarlos con mis dedos hasta dejarlos manejables y poder hacerme una cola en lo alto de mi cabeza.
Tomo un trago de limonada y jugueteo con los pequeños cubos de hielo que aún le quedan al vaso. Veo distraída como poco a poco van desapareciendo hasta que solo queda el agua mezclada con el limón.
Aunque suene ilógico podía verme reflejada en esos pequeños cubos de hielo, así como ellos poco a poco fueron desapareciendo hasta no quedar más que solo el recuerdo de que ahí existieron, así siento que esta desapareciendo mi brillo, tan solo espero que llegue ese momento tan innegable e indudable, ese momento donde simplemente desaparezca todo aquello que me hace única, diferente y libre.
—¿En qué piensas? —la voz de Nat me saca de mis pensamientos.
Lo miro y sonrío. Su tez morena me resulta tan atrayente, acompañada de esas dos cuencas oscuras que de vez en cuando toman un brillo pícaro y divertido, sus labios juntos en una fina línea, y sus cabellos lisos llevados hacía un lado de su frente.
—En nada. —respondo. Le doy una sonrisa de boca cerrada, intentando que no se note que miento.
—¿Segura? —pregunta, capcioso. Sé que duda, pero tengo que hacerlo creer de que no es nada, no quiero tener que explicar cosas y que al final todo resulte en una pelea.
—Muy segura. —esta vez sonrío abiertamente, quizás no es una sonrisa genuina pero al menos eso lo convence.
—Esta bien, preciosa.
Nathaniel pasa su brazo por mi cuello y me atrae a su cuerpo, abrazándome y dándome pequeñas caricias en ambos brazos. Hace calor, pero al menos es soportable, no puedo decirle que su abrazo me produce más calor, ni tampoco alejarme de manera instantánea o comenzará a imaginar cosas que no son.
—Via... —me llama por el ápodo diminutivo de mi nombre, es el único que lo hace.
La mayoría de las personas suelen llamarme por mi nombre completo o usan el diminutivo del mismo como: "Oli o Liv", pero él siempre amó decirme "Via o preciosa" y yo en un principio quedé encantada con que lo hiciera, ahora ya no siento lo mismo.
—¿Sucede algo? —pregunto cuando él no continúa con lo que iba a decir. Me alejo solo unos centímetros para poder observarlo a los ojos.
—¿Lo hiciste? —me pregunta serio. Yo arrugo mi frente confundida, sin entender a qué se refiere con su pregunta.— ¿Los eliminaste?
El bombillo en mi cerebro se enciende rápidamente.
Esta vez tomo distancia y me coloco a observar distraída el pasto verde del patio de su casa.
—Olivia... —él solo suele llamarme por mi nombre completo cuando está a punto de enojarse.— Contéstame la pregunta. ¿Los eliminaste?
Niego aún sin dejar de observar el césped.
—No. —murmuro.
—¿Por qué no? —no me atrevo a mirarlo. Sé que se enojará.
—Porque no quiero. —respondo. Estaba intentando por todos los medios no hacer o decir algo que lo molestara, pero al final mi esfuerzo no valió la pena.
—¡¿Es en serio?! —dijo con voz dura.— ¿Yo si pude hacerlo y tú no? —su voz fue en aumento. Necesitaba buscar una manera de calmarlo, no quería ni tenia ganas de discutir con él, todo siempre terminaba igual.
—Son mis amigos, Nat. No puedo hacerlo.
Nathaniel nunca demostró signos de celos enfermizos hasta después de haber cumplido un mes de novios, desde entonces todo en él cambió, comenzó a mostrarse tal cuál es. En muchas ocasiones era un chico realmente dulce y atento pero cuando algo lo molestaba o cuando tenía uno de sus ataques de celos todo empeoraba.
Y las cosas comenzaron a empeorar mucho más cuando conoció a mi grupo de amigos. A parte de Chiara siempre viví rodeada de chicos. Me crié en un pueblo antes de venir a la ciudad, así que era normal tener amigos hombres sin la necesidad de que entre nosotros se creara algo más afectivo que una simple amistad. Nunca se dio nada amoroso con ninguno de ellos, eran como mis hermanos postizos y les tenía enorme cariño a cada uno, pero Nathaniel no lo veía de esa forma, tampoco se sentía realmente feliz con que yo tuviera tanta confianza y fuera muy amorosa con todos ellos... Ahora, tan solo quería que los eliminara de mi grupo de amigos y me alejara de ellos, así como lo hice con Chiara.
—¡¿Y?! —me gritó, sorprendiéndome al instante. Puede que siempre peleáramos pero nunca me había alzado tanto la voz como hoy— Yo me alejé de muchas mujeres que eran mis amigas, lo hice por ti, y espero que tu hagas lo mismo por mi, al menos merezco eso, ¿no lo crees?.
No, no lo creía. Sabia que el grupo de "amigas" a las que él se refiere tan solo eran las chicas con las que había intentando salir, todas estaban detrás de él, por esa razón se alejó. Pero yo no puedo. Ya me distancié de Chiara debido a que ella no aprobaba mi relación, no podía seguir alejándome de personas importantes para mí.
—Nat, solo no quiero, no puedo. Ellos son como mis hermanos, yo no...
—¿No qué, Olivia? ¿No me amas lo suficiente para hacer solo una cosa por mí? —Sí, lo amaba pero con cada día que pasaba ya no sabía si ese amor era el mismo. Ya había hecho muchas cosas por él, y ninguna me hacían lo suficientemente feliz— Olivia, créeme cuando te digo que ellos no son personas buenas para ti, son hombres, los hombres siempre quieren algo más cuando están cerca de una chica.
—Ellos no son así, Nathaniel. Los conozco desde que era una niña.
—Con más razón, Olivia. Ellos han visto como te has convertido en toda una mujer. Al menos uno de ellos debe de querer algo contigo, que te lo digo yo que soy hombre y sé como nos entendemos.
No estaba de acuerdo, ellos no eran así. Pero ya no quería discutir, esto no nos llevaría a nada bueno, si seguíamos así todo se descontrolaría, prefiero evitar que eso suceda.
—Esta bien, Nat. Lo haré. —dije resignada, aunque algo dentro de mí sabía que no estaba haciendo bien.
—Eso era todo, preciosa. ¿Ves que no es tan difícil?
Le di una sonrisa de boca cerrada.
En realidad es más difícil de lo que parece, Nathaniel. Evité decirle. Así que solo asentí y me quedé callada.
Sé que debería acabar con todo esto pero no puedo, no me creo capaz. Sé que llegará el momento en que él cambiará, en que entenderá que sus celos enfermizos no están bien, sé que el podrá darse cuenta en algún momento, por eso aún no me he ido, porque quiero estar para él cuando finalmente eso ocurra. Tan solo espero que ese momento ocurra mucho antes de que mi luz deje de brillar.
•••
—¡Olivia! ¡Hey, Olivia!, ¿estás bien? —la voz de Chiara y sus dedos frente a mí me sacaron de mi trance. Parpadee un par de veces y asentí, distraída.— ¿Qué sucede?
La observé fijamente. Mi mente trasladándome de nuevo a esos recuerdos que por más que intento olvidar no puedo.
A ese día en que me sentí sola y pérdida pese a tener personas a mi alrededor. Ese día en que todo cambió y por fin me di cuenta de lo estúpida que había sido y de los errores que había cometido. Fue como si una venda se quitase por fin de mis ojos y pudiera ver la realidad. Porque estaba viviendo una fantasía, una cruel y dura mentira, creyendo que en algún momento todo cambiaría y se convertiría en verdad.
Cuando salía con Nathaniel muchas cosas en mi vida cambiaron, yo dejé que cambiaran por simple vulnerabilidad, por no sentirme ni estar bien conmigo misma, por solo necesitar que alguien me quisiera y me mostrara un poco de amor, por eso me conformé con tampoco, por eso estuve metida en esa relación que no me hizo ningún bien, por eso creí muchísimas veces que él iba a cambiar, por mí, por él, por los dos, pero la vida real es muy diferente a las películas y los libros. Las personas nunca cambian y si llegasen hacerlo lo harían solo por sí mismos, no por alguien más, porque son ellos quienes necesitan aprender a ser mejores personas. Que usen a alguien más como motivación es algo distinto, pero a fin de cuentas, si alguien quiere cambiar lo hará solo porque quiere y lo ve necesario.
Y eso, lo aprendí muy tarde. Aunque por ahí hay un dicho que dice: Más vale tarde que nunca. Dicho que se aplicó muy bien a mi vida. Me di cuenta tarde de todo lo que había hecho y lo que había perdido, era tarde, muy tarde, sin embargo aún tenia unas pequeñas esperanzas de enmendar lo que había dañado, de recuperar lo que había perdido.
El día en que decidí terminar con Nat, gracias a la ayuda de mis padres, quiénes fueron los que precisamente lograron abrirme los ojos, junto con la ayuda de mis hermanos mayores. Comprendí que todavía me quedaba un poco de tiempo para cambiar, pedir perdón y para amarme a mí misma a pesar de mis errores. Fue entonces, cuando decidí buscar a Chiara, a mi grupo de amigos y a las personas que había hecho daño, a las que decidí alejarme solo para complacer a alguien que al final no mereció nada de lo que hice.
¿Qué si me arrepiento de todo lo que viví y de lo tonta que fui? No, no puedo arrepentirme de algo que hice, y que me trajo enseñanzas y nuevas lecciones. Ahora sé muchas cosas, sé mi valor como mujer y sé que no debo esperar a ningún idiota para ser feliz.
—¡Hey, mujer! —Chiara me toma por los hombros y me zarandea— ¡Reacciona! Necesito que te concentres, no estás en tus cabales. Si Mónica se llega a dar cuenta de que estás muy distraída te armará la bronca del año.
Asiento intentando alejar todos mis recuerdos.
—¡Lo siento! —murmuro, apenada— No volverá a pasar. Ya... Ya sigo trabajando.
Doy dos pasos, aún pensativa, pero Chiara me detiene al instante.
—¿Qué sucede, Oli? Y no me digas que nada porque te conozco y sé que hay algo rondando dentro de esa cabecita tuya.
Resoplo, soltando todo el aire que estaba conteniendo dentro de mí. Miré fijamente a Chiara y comprendí que no podía mentirle fácilmente a ella, me conocía y no me dejaría tranquila hasta que le dijera la verdad.
—Estuve recordando algunas cosas. —confieso, cabizbaja— ¿Recuerdas cuando me alejé de ti por Nat? Creí que hacía bien y solo me dañaba a mi misma y a las personas que más quería. —solté una risa carente de diversión— Que ilusa fui, ¿cierto?
Mis ojos se llenaron de lágrimas. Odiaba volverme vulnerable cada vez que recordada esos momentos. No por el hecho de haberme separado de Nat, sino por el hecho de haberme perdido en el proceso, de haberme alejado de personas, de haber sido tan tonta por dejar que alguien controlara y manipulara mi vida a su antojo sin poner mucha resistencia. Por esas cosas odiaba y detestaba recordar el pasado. Aunque aprendí muchas cosas de esa relación también me duele saber que hubiese perdido aún más cosas de no haber sido por la ayuda de mis padres y mis hermanos. Sin ellos quizás yo no estuviese hoy aquí, siendo una chica más fuerte, más divertida, más libre. Acompañada de personas extraordinarias y de una mejor amiga que me perdonó y me sigue amando pese a las dificultades, y que me sigue soportando pese a mi mal carácter.
—¡Hey! No, no, no. Nada de llorar —Chiara toma mi rostro entre sus manos y limpia las pequeñas lágrimas que decidieron asomarse— No mereces seguir llorando por ese idiota, ¿ok? A demás, si los clientes te ven así los espantaras a todos. —sonreí por sus tontas palabras— Eso, así me gusta. Sonriendo te ves más linda.
—Eres una tonta. —le digo y ella hace un gesto de asombro.
—Tú no te quedas atrás. —me recuerda.
—Lo sé. —rio— Por algo somos amigas.
Terminé de limpiar todo rastro de lágrimas y respiré un par de veces, intentando calmar mi respiración y pensando en algo más que no me hiciera volver a llorar. Tomo las manos de Chiara y se las aprieto ligeramente.
—¡Gracias! —susurro— Por no rendirte conmigo y porque aún sigues siendo mi amiga. —expongo esa parte vulnerable de mi delante de ella.
—No hay nada que agradecer, Oli. Eres humana, y los seres humanos tendemos a equivocarnos muchas veces. —argumenta, dándome esa sonrisa tan dulce que me alienta— Eres mi mejor amiga y siempre lo serás. No importa las circunstancias que se presenten, ni las malas decisiones que tomemos, ni mucho menos nuestras peleas sin sentido. De alguna u otra manera, siempre pero siempre regresaremos la una a la otra.
Suspire y parpadee un par de veces para alejar cualquier lágrima que quiera volver a aparecer. En algunas ocasiones, Chiara y yo solemos volvernos tan cursis que decimos este tipo de cosas tan lindas. Ella es como la hermana que nunca tuve, y siempre estaré agradecida por todo lo que ha hecho por mí.
—¡Ok! Creo que mucha cursilería por hoy. —comenta, riendo. Asiento dándole la razón.
—Sí, ya mejor seguimos trabajando antes de que nos abracemos y comencemos a llorar en todo el centro de la tienda. —Ella ríe y me da un pequeño empujón antes de ir a atender a una pareja de clientes que acaban de entrar a la tienda.
•••
La luna resplandecía en el inmenso cielo, esta noche no estaba acompañada de estrellas, tan solo estaba ahí sola, y pese a su soledad seguía brillando como nunca.
Suspire y mordí ligeramente mi labio inferior.
—¿Estas bien? —la voz preocupada de Emmett a través del auricular me hizo llevar mi atención a él.
—Lo estoy. —le dije, aunque no era verdad y él supo darse cuenta aún cuando no estábamos frente a frente.
—Olivia...
Respiré hondo y cerré mis ojos. Presione en ellos el dedo índice y pulgar de mi mano libre.
—Es solo que... —me quedé en silencio, buscando las palabras adecuadas. Si le decía lo que sentía probablemente me vería como toda una sentimental, pero debía hacerlo, él me conocía perfectamente— Es la primera vez desde que estamos juntos que te vas por tanto tiempo y yo solo... Te extraño. —murmure.
Él se quedó en silencio, sabia que la llamada no se había cortado porque seguía escuchando su respiración pausada. Mis nervios acrecentaron al no obtener ninguna respuesta de su parte. Estuve a punto de decir algo más, de intentar cambiar de conversación y aligerar el ambiente pero él se me adelantó.
—Yo también te extraño, Olivia. —mi boca se abrió en sorpresa. Emmett no era de los que se expresaba fácilmente, a él le costaba muchísimo decir lo que sentía. Por eso, disfrutaba cada vez que lo hacía.— En estos momentos odio el hecho de que mi familia viva lejos. Pero no te preocupes, volveré la semana entrante y créeme que te llenaré de muchos besos. No podrás deshacerte de mí por varios días. Seré muy fastidioso y empalagoso. —me advierte.
Sonreí como una tonta enamorada al oír sus palabras. Mordí mi uña antes de contestar.
—No quiero deshacerme de ti. —confesé— Así que yo encanta de que me fastidies cada día y de que me llenes de mucho amor.
¡Dios! ¿Por qué nos habíamos vuelto tan cursis?
Oí la risa ronca de Emmett, y pude imaginármelo frente a mi y no a kilómetros de distancia, con esa sonrisa de boca cerrada que siempre me daba pero que me encanta, sus ojos grises, sus mejillas llenas de pequeñas pecas, su nariz perfilada y sus cabellos rizados. Emmett me conquistó desde el primer momento en que hablamos y lo hizo sin yo darme realmente cuenta.
—Oye, Olivia... —su voz sonó un poco distante. Hice un sonido desde mi garganta para que continuara. El suspiró, sabía que se le estaba haciendo difícil decirme lo que quería decir— Sé que soy alguien complicado, y que a veces mis cambios de humor y mi comportamiento te confunden muchísimo, en muchas ocasiones ni yo mismo logro entenderme pero aún así quiero pedirte una cosa...
Se queda en silencio. Me alejo de la ventana de mi habitación y me siento de piernas cruzadas en la cama. Muerdo mi labio inferior antes de responderle finalmente.
—¿Qué cosa?
—Que no te rindas conmigo...
Esas cinco palabras solo lograron derretir mucho más mi corazón de amor por él.
—Prométeme que no lo harás... —pidió, en su voz se notaba la urgencia y el temor que había detrás de esas simples palabras.
—Lo prometo, Emmett. —sonreí a pesar de que él no podía verme— Prometo no rendirme contigo...
Aunque nunca pude cumplir esa promesa.
•••
Me desperté con el corazón latiéndome a mil por hora. Mi respiración estaba agitada y mis cabellos se me pegaban a la frente debido al sudor. Observé la hora en mi celular: 3:02am... Aún me quedaban un par de horas antes de ir a trabajar.
Me recosté en la cama y miré el techo pensativa, envuelta en mis recuerdos por segunda vez... Dos recuerdos del pasado en tan poco tiempo. No sé que sucede, ni por qué precisamente tuve que recordar a la perfección una de las ultimas veces que compartí con Nat, ni tampoco sé por qué soñé con Emmett.
Quizás el estrés del trabajo esta haciendo estragos en mí. Quizás solo necesite descansar un día entero, sin salir de mi habitación más que para comer y hacer mis necesidades básicas. Pero de que tengo que descansar para que mi mente se despeje y no me traiga más recuerdos, necesito hacerlo con extrema urgencia.
Suspiro y paso ambas manos por mi rostro.
Emmett y Nathaniel. Dos chicos que de alguna u otra manera marcaron mi vida para siempre, ya sea para bien o para mal.
Hay personas que serán pasajeras en tu vida pero el poco tiempo en el que estuvieron contigo dejarán una huella imborrable en ti, y por más que intentes o trates nunca podrás olvidarlas.
🌼🌼🌼
¡Hola, florecitas!
Nuevo capítulo. Espero que les guste mucho así como a mí el escribirlo.
La verdad es que este capítulo me trajo recuerdos y fue muy sencillo para mi poder plasmar mis ideas.
Para que vean un poquito más de las dos relaciones pasadas de Oli y el por qué ella está tan reacia a encontrar el amor.
PD: Se que aparezco y desaparezco pero realmente he estado muy pero muy alejada de la aplicación y de los libros. No prometeré nada, solo diré que espero retomar de nuevo la escritura sin tener tantos desanimos y tantos bloqueos.
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