🌼13- Las estrellas serán nuestras aliadas (1° Cita) Parte II🌼

Sus labios eran suaves pero su beso todo lo contrario. A medida que él iba reaccionando y dándose cuenta de lo que yo había hecho por decisión propia el beso iba aumentando.

Sus labios saborearon gustosamente los míos, su lengua se abrió paso por mi boca, una de sus manos subió por mi costado hasta posarse en mi mejilla, ayudando a que el beso se profundizara mucho más. Inconscientemente mis manos subieron por su pecho hasta llegar a su cuello, las entrelace en su parte posterior y acerque su rostro más al mío, si era que ya se podía porque la única distancia que quedaba entre nosotros fue acortada hace ya varios segundos.

Nuestras respiraciones se volvieron erráticas, mi pecho subía y bajaba y podía sentir como los latidos de mi corazón estaban tan acelerados que sería fácil para el en cualquier momento huir lejos de mi por la felicidad y el nerviosismo que me había apoderado.

Jayden se separó por unos milímetros de distancia, aún podía sentir sus labios sobre los míos, su respiración entremezclándose con la mía y nuestros latidos del corazón acelerados.

—Ya no hay vuelta atrás, Olivia. —Su voz ronca envió cientos de escalofríos por mi cuerpo— Ya diste el primer paso, ahora no esperes que siga conteniéndome. —manifestó antes de volver a besarme.

Y puedo jurar y prometer que el segundo beso fue aún mucho mejor.

🌼🌼🌼

La mano de Jayden subía y bajaba por todo mi bazo, dando pequeñas caricias que erizaban mi piel, recosté mi cabeza sobre su hombro y tomé su otra mano entre las mías, con mi dedo comencé a hacer pequeños dibujos y caricias en su palma mientras él solo me observaba en silencio con una sonrisa en su rostro.

La luz de la luna junto con las luces del mirador, se proyectaban directamente hacía él, reflejando el brillo en sus ojos y su belleza. Jayden era un chico que a simple vista llamaba mucho la atención, ya sea por su estilo, su altura e incluso su belleza. Aunque sus rasgos podían fácilmente ser iguales a los de cualquier hombre, había algo especial que lo hacia diferente y yo aún seguía averiguando que era, si su sonrisa que aunque parecía dulce escondía algo detrás de tanta inocencia fingida o si sus ojos café un tanto rasgados, cada vez que los miraba solo podía pensar en mi chocolate favorito, de seguro por eso me atraía tanto y me resultaba tan dulce.

—¿Sabes algo? —pregunté rompiendo el silencio, mi mano seguía jugando con la de él.

Jayden me observo por unos largos segundos antes de dirigir su vista al frente.

—¿Mmm?...

La ciudad se proyectaba delante de nosotros, hermosa e imponente, repleta de inmensos edificios llenos de luces que solo mostraban aún más lo deslumbrante que era todo.

—No ganaste. —mencioné, recordando sus palabras. El me observó sin comprender muy bien lo que decía.— Al final no admití nada. —mis palabras al parecer lo hicieron entender de lo que hablaba porque soltó una pequeña risa de diversión.

—Estas equivocada. —dijo— En realidad si gané.

Lo miré desconcertada.

—No... Recuerdo claramente que dijiste que harías que yo lo admitiría o si no dejarías de llamarte Jayden Villalba. —le recordé cada una de sus palabras, sin embargo, el parecía muy seguro de si mismo y de haber ganado— Y yo nunca admití nada.

El volvió a reír y con una de sus manos tomo mi rostro para mirarme fijamente antes de decir:

—No admitiste nada pero hiciste algo mucho mejor... —se quedó callado por varios segundos, seguía un poco aturdida por su seguridad y actitud— Me besaste, Olivia Jiménez y eso es algo mucho mejor a que solo lo admitieras.

La felicidad y orgullo en su voz hizo que me diera cuenta de que reamente él tenía razón. Para él había hecho algo diferente y mejor.

Él vino buscando cobre y termino llevándose oro.

—No encuentro fallas en tu lógica. —expresé, sonriendo.

—Porque no la hay. —aseguró para luego volver a besarme.

Me alejé segundos después para intentar poner los pies sobre la tierra porque si me dejaba llevar por sus besos olvidaría todo, incluso hasta podría olvidar mi nombre.

—¡No me distraigas!

—¡Oh! ¿Así que soy una distracción para ti?

¡Ja! Como si no lo supieras. Evité decirle.

—Hay algo que quiero preguntarte. —cambié de conversación o él nunca me dejaría concentrarme.

Recuerda, Oli, las dos C: Concentrada y Calmada.

—Puedes preguntarme lo que quieras, preciosa. —me animó en un tono socarrón. Blanquee los ojos y aclaré mi garganta para preguntarle.

—La primera vez que fuiste a la tienda donde trabajo preguntaste el precio de algo que querías regalarle a tu hermana, pero... —dudé por un instante en si debía hacerle la pregunta y traer ese tema a coalición pero por ahí dicen que el que tenga miedo a morir que no nazca, así que...— En la foto que hay de tu familia en el auto tan solo está tu hermano mayor, no haz vuelto a mencionarla a ella. ¿Algo pasó que no me hayas querido decir?

Se que él no tiene la obligación de contarme todo sobre su vida, ni de contestar a todas mis preguntas, aún así no podía evitar indagar para poder darle respuestas a todas esas dudas que surgen en mi cabeza, y si algo realmente sucedió con su hermana quisiera saberlo o al menos estar consciente de algo de su pasado.

—Si no quieres contarme esta bien, lo entiendo. —dije al ver que el no respondía nada— Solo tenia curiosidad pero ignora lo que dije, no me prestes atenci...

Jayden coloco su dedo índice en mi boca, callándome al instante.

—¡Shhh! —alejo su dedo con lentitud y me observó con pesar y preocupación. ¿Ahora qué hice? ¿Por qué no pude haberme quedado callada?— Sí, sucedió algo. —su mirada se torno triste. Debiste haberte quedado callada, Oli. Me reproché. Tú y tu bocota— Sucede que... que... realmente no tengo una hermana.

—¿Ah?

Supongo que la expresión de confusión se formo en toda mi cara porque Jayden sonrió antes de plantar un casto beso en mi mejilla.

—No te vayas a molestar por lo que te voy a decir. —me dice con un poco de preocupación pero también una diversión plasmada en sus ojos— Promételo.

—Sabes que no puedo prometer cosas que sé que no puedo cumplir.

—Aún así.... —dejó la frase en el aire. No hizo falta que continuara para que yo pudiera entender.

—¡Bien! —blanquee los ojos y solté un bufido— Prometo no molestarme. Así que solo dime la verdad.

Jayden se acomodó quedando detrás de mí, su pecho subía y bajaba, su respiración hacia cosquillas en la parte posterior de mi cuello y oreja. Él me abrazó y posicionó su barbilla en mi hombro. Ambos mirando al frente, viendo aún lo imponente que era la ciudad.

—La primera vez que fui a la tienda donde trabajas. —comenzó a hablar pausadamente, tomándose su tiempo, pensando y buscando con calma las palabras adecuadas para decir— No fui con la intención de comprarle ropa a mi hermana.

—¿Ah no? —mi confusión ahora era el doble.

—Nop. —Jayden sonrió antes de presionar sus labios en mi mejilla, dejando un dulce beso antes de continuar— Ni siquiera tengo hermana, Olivia. Solo un hermano mayor.

Ahora sí que no entendía nada.

—¿Entonces? —pregunté— Sí no era tu hermana significa qué...

Me quedé en silencio, pensando por varios segundos. Esperando a que él se animara a contarme todo.

—¿Tú que crees qué significa? —me respondió con una pregunta.

Mmm...

—¿Qué tenías una novia?

Jayden soltó una pequeña risa sin diversión, como si no asimilara ni entendiera muy bien mi respuesta.

—¿Qué? —abrí mis ojos, estupefacta— No me digas que tienes una novia. —él se quedó en silencio, observándome con una impresión indescifrable en su rostro— ¡No, no, no, no, no! —comencé a decir repetidas veces— Acabo de besar a un hombre con novia. ¡No! Soy una rompe relaciones.

Tape mi rostro con mis manos, queriendo abrir un hueco ahí en la montaña y enterrarme en lo más profundo donde nunca pudiese ser encontraba.

Esta vez Jayden soltó una gran carcajada que hizo eco en todo el lugar.

Lo observé queriendo estrangularlo. El muy idiota se estaba riendo en un momento tan serio como este.

¿Cómo puede ser capaz?

Acaba de engañar a su novia conmigo y lo único que hace es reírse.

—¿Acabas de reírte, aún cuando engañaste a tu novia?... ¡Eres increíble!

Intenté levantarme para tomar distancia pero él lo impidió tomándome entre sus brazos, ejerciendo una pequeña fuerza en su abrazo para que yo no me pudiera escapar tan fácilmente.

—¡Suéltame! —sentí como mi sangre estaba comenzando a hervir en mi interior— ¡Que me sueltes! —volví a insistir cuando él se resistió a hacerlo. En su mirada había un toque de incredulidad combinado con una extraña diversión.

—¿En serio crees que te engañaría de esta forma? ¿Ocultándote que tengo novia? —inquirió muy cerca de mi, sus labios casi volvían a rozar los míos. Mi pecho comenzó a agitarse nuevamente. Tuve que tomar todo de mi autocontrol para no olvidar lo que estábamos hablando y lanzarme a sus labios de nuevo.

—No lo sé, Jayden. Tú dime.

Mi cerebro era una completa mezclas de enredo. Si llegaba a ser capaz de pensar con claridad me iba a felicitar por un mes entero, porque definitivamente podía sentir que todos los engranajes de mi cabeza estaban poco a poco dejando de funcionar correctamente, un claro indicio de que iba a dejar de razonar en cualquier momento y tan solo seguiría mis sentimientos.

—Jamás te engañaría con algo así. —susurró, observando por un largo instante mis labios.

Vamos, Olivia. No caigas. Me repetí constantemente.

—¿Entonces? —intenté no observar tanto tiempo sus labios, mis ojos buscaban cualquier lugar para ver que no fuesen sus ojos o boca porque sino estaría acabada— Explícate porque no te estoy comprendiendo.

Jayden subió una de sus manos por mi costado, de manera lenta y muy delicada, hasta posarse en mi mejilla, con su dedo pulgar comenzó a realizar pequeñas caricias en forma circular. Mi loco corazón estaba a punto de estallar de jubilo, mi respiración cada vez era mas errática, mis pulsaciones iban en aumento, no seria raro si en algún momento llegaba a desmayarme, mi pequeño cuerpo no se sentía preparado para tener tantas emociones con tan solo una caricia. 

En mis antiguas relaciones no recordaba haberme sentido de esta manera. Con Emmett las emociones eran nuevas, pero no tan intensas. Con Nathaniel todo rondaba en el dolor, peleas y frustración; los pequeños sentimientos que alguna vez llegue a tener por él fueron desapareciendo con el pasar de los días. Pero con Jayden todo era totalmente diferente a lo que alguna vez llegué a sentir o experimentar. Jayden me hacía sentir como una adolescente viviendo su primer romance, con ansias de amar y ser amada. 

Jayden con tan solo una mirada podía hacer que todas y cada una de mis emociones se desbordaran y no pudiese controlarlas, quería experimentarlo todo. 

Por momentos no llegaba a comprender lo profundo que se estaban volviendo mis sentimientos pero cuando estaba junto a él todo pasaba a segundo plano y tan solo quedábamos los dos en esa pequeña burbuja que estábamos creando. 

Su mirada se dulcifico antes de susurrar cerca de mis labios: 

—No tengo novia, Olivia. No tengo por que engañarte con respecto a eso. —sus palabras más que sonar duras fueron todo lo contrario. Jayden dijo las palabras fuerte y claras para que yo no tuviese ninguna duda de lo que decía— Ese día que me acerqué a la tienda donde trabajas, no fui con la intención de comprar algo a mi inexistente hermana ni a mi supuesta novia que efectivamente no tengo —explicó haciendo énfasis en lo último— Fui porque quería verte y porque por primera vez había tenido el valor de acercarme a ti y hablarte. —confesó. Sus ojos marrones no dejaban de observarme. 

Mi cerebro comenzó a trabajar a fondo para procesar cada una de sus palabras. No estaba muy segura de cómo tenía que reaccionar. Sentía felicidad pero ¿debía demostrarla?, ¿esta era su confesión de amor?

Me sentía tan atrapada, la última vez que alguien se me declaró no fue una declaración tan clara y precisa como esta. Nathaniel nunca me dijo nada, ambos solo asumimos que nos gustabamos y comenzamos a salir.

Jayden en cambio, me deja siempre anonadada, con la mente en blanco. Las palabras vuelan libre mientas el viento las aleja de mi.

—Entonces... ¿Fuiste solo por mi?

Sé que la respuesta es más que obvia pero tenía que decir algo y mi cerebro no procesaba nada coherente.

Jayden asintió un par de veces antes de decirlo:

—Sí, siempre estuve interesado en ti, Olivia. Desde la primera vez que te vi.

¡Valgame Dios!
Ahora ¿cómo se supone que debo responder a eso?

Concéntrate y cálmate, Oli. Piensa con claridad antes de responder.

En mis labios surca una pequeña risa de felicidad que me es imposible contener.

—¿Esta es tu confesión de amor? —inquirí antes de siquiera estas segura de lo que dije.

Jayden soltó una pequeña risa ronca. Tanto él como yo comprendiamos el hecho de que mis preguntas eran obvias pero ninguno de los dos lo diría. Sabía que él notaba lo nerviosa que me estaba dejando sus palabras y cercanía.

—Se podría decir que sí. —confesó— Pero no tienes por qué responderme ahora. Sin presiones —me guiñó el ojo antes de decir esto último.

Asentí e instintivamente mordí mi labio inferior. Jayden subió su mano hasta mi boca y con su dedo pulgar libero mi labio inferior de mis dientes, el gesto lo hizo con total parsimonia y delicadeza, sus ojos no se perdieron de ningún detalle.

—Ahora, cada vez que muerdas tu labio inferior tendré que robarte un beso. —expresó de manera pícara— No puedo dejar que sigas lastimando eso que tanto me gusta de ti.

—¿Premio o castigo? —pregunté sonriendo.

Él ni siquiera tuvo que responder cuando sus labios ya habían tomados los míos nuevamente, su lengua se abrió pasó por mi boca, haciendo que la intensidad del beso aumentara. Subí mis manos hasta su cuello y las entrelacé en lo bajo de su cabeza, atrayendolo más a mi. Sus labios comenzaron a saborear gustosamente los míos. Sus besos eran cada vez mejor al anterior y si seguíamos así podría volverme adicta a Jayden y sus besos.

Nos separamos un instante en busca de aire y cuando él intentó acercarse de nuevo su teléfono comenzó a sonar indicándonos que alguien quería arruinar el momento. Jayden lo ignoró y se apresuró a besarme pero el intenso sonido repiqueteaba dentro de mis tímpanos.

—Contesta. —le dije— Puede ser importante. —aunque dentro de mí estaba que lloraba y le gritaba a esa persona que nos había arruinado nuestro momento.

Jayden soltó un sonido de frustración y sacó el teléfono del bolsillo trasero de su pantalón. Su ceño se frunció al ver la pantalla de su móvil y antes de contestar me dirigió una pequeña mirada angustiada. Instintivamente mi cuerpo encendió las alarmas y me coloqué alerta, podría haber sucedido algo con su familia.
Quise alejarme para que él pudiera hablar tranquilamente pero lo impidió apretando su agarre en mi cintura.

—¿Aló? —la expresión de Jayden fue indescifrable. Vi como oía atentamente a la otra persona a través de la línea telefónica. Su cara impasible, no podía saber nada de lo que estaba pasado. Su frente se arrugó mucho más y finalmente soltó su agarre en mi para colocar su mano en la frente antes de soltar un largo y pesado suspiro— ¡Esta bien! Iré para allá cuanto antes. —respondió finalmente— Pero por favor no hagas ninguna locura. Espérame.

Sin decir nada más Jayden colgó la llamada. Se quedó observando por largos segundos la pantalla de su móvil mientras yo solo esperaba a que dijera algo, con el corazón latiendome a mil por horas. Esperando que nada malo haya ocurrido en  realidad.

—Lo siento, Olivia. —habló aún sin mirarme a los ojos— Tengo que irme. Algo sucedió y... —se quedó callado, sopesando muy bien que decir. Mi corazón comenzó a a latir más rápido.

—¿Algo sucedió? —el tono de mis palabras debieron surtir efecto en él porque instantáneamente subió su mirada hacia mí al oír lo preocupada que estaba.

Su mirada se dulcifico y algo en él cambió solo por un pequeño instante antes de volver a su expresión impoluta.

—No sucedió nada grave. No te preocupes. —Jayden se alejó de mi mientras tecleaba algo en su celular— Me tengo que ir. Luego te explico lo que sucedió, pero por ahora necesito recoger todo.

•••

Jayden me ignoró en todo el camino de regreso, sus venas se marcaban en sus manos y brazos cada vez que apretaba el volante del auto. Su expresión era seria, no tenia idea de lo que pasaba por su mente ni de que quién fue que lo llamó ni de la noticia que le dieron pero en tan solo un segundo él cambió de expresión.

La tensión entre nosotros fácilmente podría cortarse con un cuchillo. En un par de veces intenté sacarle un tema de conversación para eliminar el incómodo y largo silencio que se había formado entre nosotros pero desistí cuando él sólo me daba respuestas vagas o monosílabos.

Simplemente decidí no insistir más.

Cuando llegamos a la entrada de mi departamento busqué una manera de despedirme que no fuese tan incómoda como el camino de regreso pero no sabía que hacer o que decir. Todo iba tan bien y tan bonito hasta esa llamada.

Apreté las manos en mi regazo y abrí mi boca para decir algo pero Jayden se me adelantó.

—Nos vemos mañana. Buenas noches, Olivia.

Cerré mi boca de un golpe. Lo miré pero su expresión seguía sin reflejar nada. Jayden miraba la carretera frente a nosotros, en ningún momento dirigió su mirada hacia mí. Ya a este punto toda la situación me estaba estresando en gran manera. Quería entenderlo pero no tenía idea de qué sucedía y su tonta actitud solo me frustraba cada vez más.

Desabroche el cinturón de seguridad y antes de bajarme solo pronuncié un simple: Buenas noches. Y me bajé sin mirar atrás.

Saqué como pude la llave de la entrada y antes de siquiera colocarla en el pomo de la puerta escuché de nuevo la voz de Jayden.

—Descansa, Olivia. 

No volteé, solo escuché el sonido de la puerta de su carro cerrarse antes de oír el motor rugiendo mientras se alejaba.

Suspiré y entre al edificio, con el corazón latiéndome a mil por horas y con miles de preguntas rondando en mi cabeza.

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