🌼12- Las estrellas serán nuestras aliadas (1° Cita) Parte I🌼

—No pensarás asesinarme, ¿verdad? —hablé al observar como nos adentrábamos cada vez más en el camino de tierra. A mi alrededor solo podía observar extensiones y más extensiones de árboles. 

Jayden apagó el aire del carro y sonrió.

—No, Chewbacca. No pienso asesinarte. —su voz denotaba diversión. Intenté no sonreír- Puedes bajar la ventanilla del auto. —me indicó.

Asentí e hice lo que me pidió. El aire fresco impactó en mi rostro, llevando mis cabellos hacia atrás. Sonreí y coloqué ambas manos en la puerta, sacando un poco mi rostro para poder disfrutar de la frescura y el aroma que desprendían los árboles.

Miré el azul inmenso del cielo y me permití disfrutar de las vistas.

—¿Te gusta lo que ves? —preguntó

Asentí feliz, coloqué una de mis manos en su brazo para captar su atención y susurré:

—Las vistas son muy lindas.

El negó sonriendo.

—Y aún no has visto nada...

Lo miré capciosa pero no pregunté, quería esperar a ver lo que tenía planeado, no quería arruinar la sorpresa con tantas preguntas.

Volví mi vista hacia los árboles y disfrute ver las pequeñas flores de colores que se ampliaban en la inmensidad del verde pasto.

Saqué una de mis manos y el viento chocando contra ella se sentía bien, me brindaba una pequeña tranquilidad y felicidad difícil de explicar.

—Ya casi llegamos. —anunció.

Lo miré de reojo y mi corazón se saltó un latido al ver lo hermoso que se veía. Jayden había bajado también la ventana del conductor, por lo que el viento hacia que sus cabellos se movieran de un lado al otro, haciendo que se viera realmente sexy, con una de sus manos conducía, mientras que la otra descansaba en la guantera. Detallé su brazo y mano y pude ver como las venas se marcaban. Tragué saliva, intentando ver hacia otro lado antes de que mis pensamientos tomaran control de mi pero la verdad era que no podía dejar de verlo. Jayden llamaba la atención donde quiera que estuviera, usara lo que usara. Su sonrisa le daba aún más brillo a su hermoso rostro. Había algo en él que te atraía hasta el punto de que no podías dejar de observarlo aunque quisieras. Él captaba mi atención sin hacer el mínimo esfuerzo. Con solo existir y respirar Jayden Villalba lograba atraerme.

El auto giró a la derecha para entrar por un pequeño sendero antes de estacionarse.

Jayden me observó por largo rato, por un momento sentí como si a él le sucedía lo mismo que a mi cuando lo miraba. Apreté mis manos en mi regazo y respiré un par de veces.

Deja de mirarme de esa forma, Jayden. Que me colocas nerviosa.
Quise decirle pero las palabras quedaron atoradas en mi garganta.

—Hemos llegado, Chewbacca. —habló con una voz baja y dulce. Algo totalmente diferente en él.

Desabroché el cinturón de seguridad y me bajé rápidamente del auto.

Apenas mis pies tocaron el suelo de grama, mis ojos observaron con asombro la belleza y majestuosidad que emanaba el lugar.

La ciudad en su esplendor se extendía frente a nosotros, tan grande pero a la vez tan pequeña, como si miraras una pintura en un museo, u observaras una maqueta en tamaño real de una ciudad.

Las montañas a lo lejos podrían llegar a tocar el cielo, las nubes cubrían parte de ellas y el sol se iba escondiendo detrás de las mismas, pintando el cielo de un naranja con rosado asombroso.

Caminé hasta el barandal que separaba el lugar donde nos encontrábamos del precipio. Me recosté de el y cerré mis ojos, sintiendo la brisa impactar en mi rostro, llevando mis cabellos detrás de mí. El ambiente era fresco. Abrí mis ojos y me giré para encontrarme con Jayden, mirándome con una ligera sonrisa en su rostro.

—¡Un mirador! —dije en voz alta. Jayden sonrió y asintió con su cabeza.

Feliz me encaminé hasta quedar a pocos centímetros de él.

—¡Gracias!

—Primer deseo concedido.

Sonreí abiertamente al recordar la lista que le hice para nuestras citas.

Desde que era una niña papá cada vez que podía me llevaba a un mirador a observar la ciudad. Podíamos durar horas y horas en completo silencio, solo escuchando el cantar de las aves y el pequeño sonido que hace el viento al chocar contra los árboles. No sabía por qué pero desde niña sentía una fascinación espectacular a estos paisajes, me llenaban de paz y tranquilidad.

Cada vez que me sentía triste o había pasado algo en mi vida que hiciera que mi felicidad desapareciera por unos instantes, papá solo me tomaba de la maño, subíamos a su camioneta y me llevaba al mirador del pueblo donde crecí. Ahí, en ese lugar no había palabras de ánimo que decir, él sólo se quedaba en silencio acompañándome mientras yo disfrutaba de la hermosa vista. Sintiendo el aire chocar contra mi rostro y disfrutando el olor agradable que emanaba de los árboles y las flores. Por extraño que parezca amaba ese lugar, me daba tanta paz y tranquilidad estar horas y horas en ese lugar. Y estoy feliz de que Jayden haya escogido este lugar como nuestra primera cita de los tres deseos que le di.

Antes que mi cerebro reaccionara, mis pies se encaminaron hasta Jayden, acortando toda pequeña distancia entre nosotros, subí mis brazos por su abdomen hasta llegar a su cuello, para pasar mis manos por detrás y entrelazarlas, recosté mi mentón de su hombro y lo abracé, pegando mi cuerpo al suyo, sintiendo como mis latidos iban en aumento y mis mejillas y orejas se calentaban.

Acerqué mis labios hasta su mejilla y dejé un casto beso en ella. Agradeciéndole con ese simple gesto lo que había hecho por mí para nuestra cita.

—¡Gracias!

Jayden rodeó con sus brazos mi cintura y enterró su rostro entre mi cuello y hombro, apretando más su agarre. Sentí su respiración suave y caliente a pesar de la tela de mi ropa.

Nos quedamos largos segundos así, sin decir ni una palabra, solo disfrutando de la cercanía del otro. A decir verdad, no quería alejarme de él, deseaba permanecer así por mucho tiempo, mi cuerpo hormigueó desde lo alto de mi cabeza hasta los dedos de mis pies, todo el reaccionaba a la cercanía de Jayden.

Quería besarlo, algo dentro de mí lo pedía con ansias y con fuerza. Mis pensamientos se dirigían hacia él y mis emociones y sentimientos se disparaban y eran muy difíciles controlarlas cuando estaba a su lado, intenté controlarme pero ya no podía ocultarlo o negarlo.

Me gustaba Jayden Villalba y eso era un hecho innegable.

Mis pensamientos se inundaban cada vez más de él.

Mi cuerpo pedía a gritos miles de sus abrazos.

Y mis labios... Esos querían poder sentir la suavidad de los suyos.

Realmente me estaba volviendo loca.

Cuando tomó distancia mi cuerpo chilló por la falta de calor que emanaba de él. Quise protestar y decirle que volviera a abrazarme pero tenía que centrarme y colocar mis pies sobre la tierra. No podía dejarme llevar por mis emociones o cometería una locura en nuestra primera cita.

Observé en silencio como Jayden iba hasta la cajuela del auto y sacaba un morral negro junto con una canasta. Sonreí al ver como sostenía la cesta entre sus dos manos, parecía al lobo de caperucita roja solo que era él quien cargaba la cesta y quién iría a la casa de la abuela, por lo que me convertía a mi en una caperucita con ganas de devorar al lobo.

Los papeles se invirtieron.

¡Dios, Liv! Deja de pensar tonterías.

Me di la media vuelta y me obligué a prestarle más atención al paisaje y a sentir el viento contra mi cuerpo para poder colocar en orden todos mis pensamientos.

Si alguien me hubiese dicho días atrás que en este preciso momento estaría debatiéndome mentalmente entre ser una chica madura y sensata y no arruinar nuestra salida o ser una chica que sigue a su corazón y se lanza a los brazos de Jayden a besarlo como tanto he querido hacer desde que lo vi afuera de mi residencia, obviamente le diría a esa persona que se relajara y se tomará una pastilla de ubicatex porque claramente yo no era ese tipo de chica. Siempre esperaba que el hombre diera el primer paso. Nunca fui tan valiente en tomar la iniciativa en una relación, y esta no sería la excepción.

Saqué mi celular del bolsillo trasero de mi short y comencé a tomarle fotos al paisaje, quería capturar este hermoso momento no solo en mi memoria y recuerdos sino también en la memoria de mi teléfono, para tener las pruebas en un futuro de que en un momento de mi pasado tuve una cita con Jayden en un lugar perfecto. Capturo un vídeo en el momento exacto en que el viento choca contra las copas de los arboles, haciendo que algunas flores salgan volando y se dirijan de un lado a otro hasta perderse en la inmensidad de la montaña a mi alrededor.

Justo cuando decido dejar de grabar muevo mi celular a un lado por lo que Jayden termina siendo el foco de mi grabación. Aprovecho su momento de distracción para seguir grabándolo y tomándole algunas fotos. Jayden en tan solo un instante se deshace de su chaqueta, mostrando sus increíbles bíceps y tríceps, y aunque lleva puesta una camiseta blanca se puede ver claramente sus abdominales, sin dejar nada a la imaginación. Detengo la grabación y tomo un par de fotos más mientras él sigue sacando algunas cosas del morral.

—¿Encantada con las nuevas vistas? —mi dedo quedó a medio camino de presionar el botón de capturar una foto. Realmente fui descubierta, me atraparon infraganti sin saber realmente como se dio cuenta ya que aún seguía concentrado en su trabajo.

Instintivamente bloquee mi celular y lo guardé lo más rápido que pude, aclaré mi garganta y coloqué unos mechones de mi cabello detrás de mi oreja, buscando una manera de mantener mis manos en movimiento sin que se notara tanto lo nerviosa que me había colocado, aunque creo que no estoy logrando nada.

—¡Claro! —exclamé, aún nerviosa— El lugar es fenomenal, sin contar con las increíbles vistas que nos da, además,...

Jayden me interrumpió antes de que dijera cualquier excusa barata que se me viniera a la mente.

—Sabes muy bien que no es eso a lo que me refiero.

Lo sé, sé muy bien a lo que te refieres pero no admitiré nada.

—¿Entonces a qué? —me hice la inocente.

Jayden dejó su labor a un lado y se colocó de pie, comenzó a caminar en mi dirección, mi corazón aumentando sus latidos, a este paso fácilmente podría tener un pre infarto por culpa de Jayden Villalba.

—No sé que es lo que más me gusta de ti. —dice en voz alta. Su mirada se vuelve intensa, y sin dejar de observarme a los ojos termina diciendo:— Si tu lado inocente y tierno o el lado donde me dices todo lo que piensas aún cuando ni siquiera estas segura de lo que dices.

Trago grueso. Mis ojos por un segundo se pierden en sus labios, mi cerebro deja de procesar información coherente y yo solo puedo quedarme de pie, observándolo, sin poder decir nada porque mis cien mil millones de neuronas al parecer decidieron darse un momento de descanso, todas juntas en unidad.

Jayden pasa su brazo izquierdo por mi cintura atrayéndome hacia su cuerpo. Su mano derecha la sube hasta mi mejilla, y con el dorso de ella comienza a hacer pequeñas caricias, logrando que mi piel lo acepte gustosa, erizando incluso los vellos de mi cuerpo con tan solo un toque ligero. Acerca su rostro hasta el mío, dejando un pequeño y muy corto centímetro entre nuestros labios.

—¿Por qué no lo dices? —su voz ronca envía otra oleada de escalofríos y corriente por todo mi cuerpo, desde mi cabeza hasta la punta de mis pies— ¿Por qué no dices que quieres que te bese? —la urgencia que hay en su voz no se me pasa desapercibida. Él está haciendo un inmenso esfuerzo para no tomar la decisión de besarme sin antes tener mi consentimiento.

Suspiro, intentando buscar las palabras adecuadas para responderle. Coloco ambas manos en su pecho antes de hablar.

—Todo lo que diga puede ser usado en mi contra.

Quise darme una gran bofetada al darme cuenta de que de todo en lo que pude pensar dije lo más tonto que se me vino a la mente.

Jayden soltó una pequeña risa desde el fondo de su garganta. Alejó su cuerpo del mío y por un momento quise gritarle que volviera a acercarse, mi cuerpo se sentía muy bien al tenerlo tan cerca de mi.

—Tú no tienes remedio, Olivia Jiménez, no lo tienes —aunque sus palabras podían parecer un reproche, fue todo lo contrario. Jayden no dejaba de sonreír y sus ojos mantenían ese brillo especial que tanto amaba ver en él.

Lo sé, sé que no tengo remedio. Incluso yo misma quiero abofetearme, y darme de bruces contra el capo del auto, gritar y jalarme de los cabellos, pero, ¿Qué puedo hacer? Ya metí la pata y bien metida.

—Te ayudaré con las cosas. —dije, con muchas ganas dentro de mí de darme otra bofetada más.

Estás perdiendo tu encanto, Olivia Jiménez. Me reproché internamente.

Suspiré y pasé por un lado de Jayden justo cuando su mano tomó mi antebrazo, deteniendo mi momento de huida.

—Haré que lo digas, Olivia. Tenlo por seguro o juro que dejo de llamarme Jayden Villalba.

La seguridad en su voz me dejó anonadada, asombrada, impresionada, ilusionada y todo lo que termina en Ada.

¡Válgame Dios! Mis piernas están temblando tanto que en cualquier momento podría caer de rodillas. Este chico y todo lo que él es hace que mi seguridad y valentía se vayan por un desagüe, dejando a una Olivia temblando de los nervios como una chihuahua.

—Ya veremos. —respondo con una sonrisa en mis labios antes de guiñarle el ojo.

Jayden me suelta de su agarre por lo que retomo rápidamente mi camino o puede que termine cediendo antes de tiempo.

Mi corazón da un brinco de felicidad dentro de mi cuando observo lo que Jayden estaba trabajando minutos antes. En el suelo está colocada de manera extendida una manta de picnic de cuadros negros y blancos, el morral está abierto, dispuesto a un lado junto con dos termos verdes de aluminio y unos vasos de plástico trasparente. Frente a ellos se encuentra la canasta con unas pequeñas viandas de comida alrededor.

Aún con una sonrisa tonta en mi rostro me siento sobre la manta, quitándome los zapatos y dejándolos a un lado de la misma para no ensuciar nada. Tomo el bolso y termino sacando unos platos y acomodando todo. Jayden se sienta a mi lado en silencio, aún con sus botas puestas. Dejo un plato y un vaso frente a él y comienzo a destapar las viandas, observando asombrada el contenido, detallando la manera tan delicada en que todo esta colocado. Hay diversas frutas, desde fresas y uvas hasta pequeños trozos de manzanas y peras bien cortados. Estoy a punto de colocar algunas frutas en el plato de Jayden cuando él me detiene.

—Deja que lo haga.

Asiento sin decir nada porque incluso hasta escuchar su voz hace que mi valentía se vaya de paseo, sin contar con que mi cerebro trata de trabajar más de lo normal por encontrar algo que decirle.

Jayden sirve diversas frutas en mi plato y en el suyo y deja de últimas las fresas que decide colocar en un vaso.

—Espero que te gusten las fresas con crema. —anuncia antes de tomar de la cesta un envase en spray de crema chantillí.

—¡Me encantan! —expresé emocionada. De solo verlo ya se me hacía agua la boca.

Jayden sonrió de medio lado y comenzó a echar la crema. Apenas terminó de esparcirlas cuando tomé una fresa con crema entre mis dedos y la llevé a mi boca. Saboreando ese perfecto toque de dulce y ácido que tanto amo.

Jayden terminó de servir todo y de incluso sacar una pequeña bandeja de sandwich de la cesta mientras yo solo podía comer una fresa tras otra. Disfrutando gustosamente. La Olivia consentida estaba siendo muy feliz.

—¿A dónde vas? —le pregunto al ver que se pone de pie.

—A colocar música en el auto. Tú sigue comiendo.

Lo veo alejarse, disfrutando tanto de la hermosa vista como de las frutas y la comida. Él de alguna u otra manera hará que me enamoré, ya sea por como es como también por mi lindo estómago. Soy una chica muy feliz cuando me consienten de esta manera.

Sin duda alguna Jayden está haciendo que nuestra primera cita vaya mucho mejor a como lo imaginé. Si tenía algunas expectativas desde el momento en que me recogió afuera de mi departamento, ahora esas expectativas están más que superadas. Él logró hacer que algo sencillo se convirtiera en algo perfecto para mi.

De fondo comenzó a sonar There's Nothing Holdin' Me Back de Shawn Mendes. Sonreí como una tonta. Para ser un hombre, Jayden tenía unos gustos muy peculiares.

Junto con la voz de Shawn se escuchó una segunda voz aún más fuerte. Con mi fruta a medio camino entre mi mano y mi boca me giré y vi a Jayden caminando hacia mi mientras cantaba una estrofa de la canción.

She pulls me in enough to keep me guessin', hmm
And maybe I should stop and start confessin'
Confessin', yeah...

Reí al verlo en esa faceta. Mis ojos no podían dejar de mirarlo y mi sonrisa iba en aumento. Jayden llegó hasta a mí y en tan solo un movimiento me colocó de pie, quedando ambos frente a frente.

Las frutas y la comida pasaron a un segundo plano cuando mi cuerpo reaccionó a la cercanía de él, sus manos se posaron en lo bajo de mi espalda. Coloqué ambas manos en su pecho y fue cuando me percaté de que ya no tenía ninguna fruta en ellas, no sé en qué momento salieron disparadas de mi agarre pero ahora lo único en lo que podía pensar era en Jayden Villalba frente a mí mientras cantaba, mi corazón poco a poco iba derritiéndose mucho más por él.

Baby, there's nothing holdin' me back
There's nothing holdin' me back.

La música seguía sonando de fondo mientas nosotros solo podíamos mirarnos sin decir ni una palabra.

Jayden por unos segundos dejo de cantar, su mirada viajaba desde mis ojos hasta mis labios y viceversa. No sé en qué momento pasamos de estar comiendo a estar a centímetros de distancia, con ganas de besarnos.

—¡Vamos, Chewbacca! Canta conmigo. —me animó justo antes de que llegara la parte del coro.

Oh, I've been shaking
I love it when you go crazy
You take all my inhibitions
Baby, there's nothing holdin' me back.

Siguió cantando mientras yo lo observaba embelesada. Debatiendome mentalmente en si lo dejaba cantar solo o me animaba a hacerlo junto a él.

Por una vez decidí no pensar tanto y tan solo dejarme llevar por el momento.

Cause if we lost our minds, and we took it way too far.
I know we'd be alright, know we would be alright.
If you were by my side, and we stumbled in the dark.
I know we'd be alright, I know we would be alright.

Canté junto a él.

El brillo en el rostro de Jayden me hizo darme cuenta de que no está mal seguir por una vez en tu vida lo que tu corazón quiere.

Seguimos cantando, sin dejar de mirarnos, sin dejar de sonreír, sin dejar de abrazarnos, sin alejarnos.

Tan solo estábamos él y yo en medio del lugar, disfrutando del aire, el aroma y de la vista y lo más importante, disfrutando de la compañía del otro.

La canción dejó de sonar y comenzó otra a la que no le presté mucha atención ya que todo de mi estaba interesado específicamente en Jayden, lo demás estaba dejando de importarme.

Me armé de valor y decidí ser yo quien finalmente diera el primer paso. Porque ya tenía su aprobación, tan solo faltaba la mía y se la daría.

Sin pensarlo mucho me puse en cuclillas y llevé mis labios hasta los suyos. Cerrando la pequeña distancia que nos separaba con un ligero y delicado beso, lo que tanto él como yo estábamos esperando, y ya no le daría más largas al asunto. Porque mi cuerpo y mi mente me pedían a gritos que lo hiciera y ya no podía seguir ignorándolos.

Los labios de Jayden me dieron gustosamente la bienvenida.

Algo dentro de mí comenzó a hormiguear por todas partes. No sabía lo que era pero se sentía como si estuviese a punto de tocar las nubes con solo un beso de él.

Por fin, después de tantas dudas decidí besar a Jayden Villalba y no me arrepentía en lo absoluto de haberlo hecho.

Hola, hola, gente bonita.

Volviiiiiii y estoy muy feliz.

Sé que tengo demasiado tiempo desaparecida, la verdad es que mi bloqueo de escritor ha estado muy presente últimamente pero he decido volver a retomar la escritura. Se me ha hecho un tanto difícil volver a escribir pero no imposible y aquí vamos de nuevo, poco a poco.

Espero este capítulo les guste muchísimo, me costó bastante poder plasmarlo jajaja pero amé el resultado.

Espero poder seguir trayéndoles más capítulos sin hacerlos esperar tanto.

Pd: Les dejo aquí al final del capítulo el video de la canción que Jayden le estaba cantando a Olivia.

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