CAPÍTULO XV

–Hasta ahora es toda la información que tenemos...

Exponía un joven moreno con aspecto descuidado, el héroe errante estaba a un lado de la sala junto a Anubis y Osiris escuchando como aquel capitán relataba todo lo recolectado en los últimos años, Vlad apretaba su mandíbula con mucho enojo mientras que el príncipe Mehmed no salía de su asombro, había escuchado por su padre que aquel héroe tenía cerca de dos siglos de edad y su aspecto no reflejaba la vejez.

–No contamos con más información –murmuro la chica de cabello dorado observando como todos parecían palidecer con la red de mentiras con la que habían asediado al difunto Rey– El resto solo podría asegurarlo si Mefistófeles acepta su intervención en la rebelión de Hunyadi.

Desde que Edward informó el desenlace del Rey de Valaquia se habían dirigido hasta esa sala donde perdió de vista a la princesa demoníaca incrementando su mal humor.

–Es el verdadero héroe errante –le murmuraba Mehmed a Radu, quien con mirada tosca evaluaba cada detalle expuesto. Quien asesino a su hermano debía de pagar con la vida, incluso Vlad lo apoyaría con la idea– ¿Viste, Radu?

–Es solo alguien que... –respondió el nombrado–...dice poseer la inmortalidad.

– ¿Podemos empezar? –pronuncio con autoridad la que era llamada Anubis, los altos mando asintieron como respuesta.

– ¡Bien! –Osiris se despegó de la pared y se acercó al centro de la habitación– Antes de comenzar con el informe voy a presentarnos. Somos miembros de un clan egipcio que se dedica a la erradicación de los demonios y a la protección de héroes, brujos o hechiceros de valioso rendimiento, nuestros nombres son Osiris, ella es...

–Yo soy Anubis –intervino la chica con indiferencia provocando que su hermano le mirara de manera asesina.

–Por favor, les pido que no intervengan en mi disquisición... –exactamente se lo estaba advirtiendo a su hermana, la chica sonrió con descaro–...y ven al caballero que está junto a Anubis: él es nuestro amo, somos sus guardianes porque es un semidiós y un héroe británico –los murmullos no se hicieron esperar, Edward coloco sus brazos por encima de su pecho en una posición indiferente al asunto– Se llama Edward. Comenzará una extensa investigación en Rumania debido a las innumerables muertes que han ocurrido por la zona por lo que, les agradecería que cualquier asunto con respectos a estos asesinatos se dirijan a nosotros. Es un asunto sobrenatural, donde muchos humanos podrían morir si no se controla el núcleo del mal aparente.

– ¿Estás diciendo que todo esto se debe a la oficiosidad de otros seres? –pronuncio Vlad con enfado, las enseñanzas de los príncipes aún no habían tocado esos temas divinos y demoníacos, era una sorpresa para los tres.

Agradeció internamente que Otta se regresara a su casa o estaría muy asustada.

–Exactamente, joven príncipe. Pedimos la presencia de los tres porque consideramos que su seguridad estaría completa si se ponen al día de los acontecimientos –Radu chisto por lo bajo, incrédulo en aquel asunto– Muy bien, Anubis puedes empezar.

La chica camino hasta la mesa que estaba en el centro y se subió en ella sin ninguna dificultad, todos se asombraron que con aquel elaborado vestido negro lleno de capas y encaje pudiera moverse de aquella forma y para no culminar con la sorpresa verla retirarse la prenda de su cuerpo sin ningún tipo de pudor fue aún más perturbarte. Varios lanzaron un sonido de estupefacción, otros cerraron sus ojos por encogimiento pero los príncipes y el Sultán observaron la desnudes de la pálida mujer sin ningún tipo de mala intención y en menos de diez segundos aquel organismo se vio rodeado de un pelaje oscuro y su forma se vio distorsionada. Gritando de dolor a medida que cada hueso era roto, acortado o deformado en medio de temblores inhumanos, la chica fue cambiando su postura de dos piernas a cuatro.

La impresión los dejo a todos con la boca abierta porque incluso los que habían tenido los ojos cerrados los abrieron ante tantos alaridos y ahora en aquella mesa los observaba un lobo negro de gran tamaño.

"–La próxima vez que lo haga Osiris, tantos caballeros me intimidan." –la risita burlona que podían escuchar en sus cabezas provoco en Osiris y Edward una sonrisa minúscula, los demás nunca supieron las ocurrencias de aquella chica-lobo porque solo había dirigido aquellas palabras a ambos– "¿Creen que alguno correrá o gritará? Se ven muy impresionado."

–Ahora que han presenciado la transformación de mi... compañera podrán comprender que no venimos a hablarles de cuentos de hadas. Jóvenes príncipes, me disculpo si la sacudida los agobió –los chicos negaron aun absorto en el animal que los observaba acostado sobre la mesa con mucho interés, moviendo su cola como una muestra de diversión– Esta mañana hubo dos reportes de asesinatos en el viñedo cercano, las víctimas eran hermanos: Er Krust y Eude Krust. Ambos trabajaban para los feudos de Felús. Fueron asesinados por colmillos. También se encontró allí a una mujer que estaba inconsciente. Estaba muy mal herida por lo que está siendo atendida por Anubis, quien la estabilizo y la dejó descansar.

El lobo ladro a modo de respuesta y todos observaron incrédulos lo que escuchaban, ¿Como esos tres seres estaban al tanto de todos esos crímenes y se habían adelantado a las investigaciones a solo un día de su llegada?

– ¿Así que... colmillos? –murmuro Radu.

–Por cierto, visitamos el hogar de los Krust y nos enteramos de que eran tres hermanos pero... nadie sabe dónde está el joven Mehek. No sabemos si aún sigue con vida o si sigue siendo un humano.


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Charlotte galopaba sobre su hermosa Espuma, aquel hombre la había dejado nerviosa y muy preocupada, necesitaba confirmar que su familia no estaba detrás de aquel desastre. Al llegar a la cabaña se encontró con su padre sentado sobre una silla mecedora de madera, observándola con gesto solemne, se bajó apenas el animal disminuyo su marcha y se acercó a él con gesto comprimido.

– ¿Te ha sentado mal el desayuno, Otte? –le dijo a modo burlón, no le sorprendía su expresión asustada porque ya sabía sobre lo sucedido.

Cerby; o mejor dicho Cerberus, se lo había advertido.

–Padre... –la joven casi derrama lágrimas al conseguirse con la serenidad de su rostro, todos los años que había vivido a su lado le habían dejado en claro que cuando estaba así de relajado es porque sabía más de lo que aparentaba– Dime que no han sido ustedes...

–No tengo porque darte explicaciones Charlotte, ¿Estás consciente que desde hoy estaremos en guerra con ellos? –se levantó de su puesto acercándose a su hija para abrazarla con aparente sosiego, la chica sollozo sobre su pecho– No vuelvas a salir de la cabaña, todos estamos desplegados en nuestros territorios para prepararnos cívicamente. Defenderemos nuestra causa, armaremos nuestra propia orden y venceremos incluso a los dioses.

–Porque sigues pensando en eso...

–Porque la venganza se teje con cuidado, sobre todo si tienes toda una vida para vivirla y cumplirla –le dio un beso en la coronilla de su cabeza y suspiro– No te preocupes por Vlad, ese chico es ambicioso. Le daremos razones para que se nos una en esta batalla y puedan compartir la eternidad juntos.

La chica sintió su corazón detenerse, se separó de su progenitor para observarlo con sus ojos húmedos.

– ¿De verdad?

–No me cae tan mal y vale la pena reclutarlo –le sonrió, calmando la pesadez en el corazón de su hija– Ahora, enciérrate y déjanos todo este asunto a nosotros. Desde ahora levantaremos algunas barreras, crearemos nuestros propios peones y convocaremos algunos esbirros.

–Padre... un hombre que ha dicho conocerme ayudará a los otomanos. Se hace llamar el héroe errante.

–Lo se hija, Cerby capto su esencia desde ayer –la animo a caminar al interior del hogar, la mente del demonio divagaba. Edward había reaparecido por lo tanto, Helena estaría próxima a llegar a sus tierras– ¿Te ha dicho algo más?

–No... –fue sincera bajando su rostro mientras abría la puerta–...pero... sentí algo extraño al estar frente de él. No sé explicarlo.

– ¿Algo extraño?

–No es humano pero tampoco un demonio. De hecho nunca había sentido esa mezcla de poderes –la muchacha se veía bastante afectada– Tengan mucho cuidado con él, estoy segura que es un híbrido.

– ¿Un demonio medio humano?

–No –recordarlo le erizaba la piel, aquella energía no provenía solo de un demonio, era más cercano a la de un dios caído– Creo que es un semidiós... o quizás... un dios demonio.

–Puede que tú no lo recuerdes pero yo he tenido la desgracia de conocerlo, sé a qué te refieres.

Mefistófeles le dio la espalda a su hija y desapareció en medio de una bruma oscura, tenía una idea de quién podía ser y aun no se explicaba el motivo por el cual no falleció durante el enfrentamiento con su legión.

"–El destino nos ha vuelto a colocar en el mismo escenario. Que irónico."


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La puerta de aquella chozuela se encontraba entre abierta, en la entrada podía verse un charco de sangre y huellas que seguían hasta la cocina donde una pareja yacía inerte sobre el suelo. Alguien les había asesinado. Los pasos de un ser espectral se adentraron al lugar, ignorando los fallecidos y dirigiéndose hasta donde se encontraba el mortal causante de todo ese horror.

–Voy a matarlo, voy a matarlo, voy a matarlo... –susurraba con aparente locura, sus ojos desorbitados no parecían enfocarse en nada de lo que lo rodeaba y sus manos no paraban de estrujar la madera de su hacha. Desde la noche anterior había logrado escapar de un ser monstruoso con apariencia de perro que sin problemas le había arrebatado la vida a sus dos hermanos y posiblemente a su esposa, no lo sabía a la perfección debido al miedo vivido– Matarlo, yo lo matare... lo despellejare...

–Puedo ayudarte a ser más fuerte... –le susurró al oído un extraño demonio, al escuchar su voz se giró dispuesto a cortar cualquier parte de su cuerpo pero con notoria agilidad y fuerza lo tumbo al suelo dejando el filo del arma sobre su propio cuello– Si me ayudas con una cosita te daré algo muy significativo.

El humano grito horrorizado cuando observo los ojos vacíos de aquel espíritu, su cuerpo acuoso era oscuro como el alquitrán y su cabello largo se le pegaba a la piel como si todo su ser se estuviera derritiendo constantemente.

–Te daré una vida perpetua si me ofreces un pequeño servicio.


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–Y por último, ¿Cómo podemos enlazar todas estas muertes con la rebelión de Rumanía? –los ojos oscuros de Osiris ostentaban aparente sabiduría, todos estaban incrédulos con toda la recopilación exhibida– Nosotros podremos averiguarlo, por ahora, tenemos la notificaron de una organización oscura que ha empezado a formarse por los alrededores llamada "la Orden del Dragón", cuya visión es destruir toda vida humana sobre la tierra.

–Que le agreguen a su nombre "los malditos ilusos que será derrotado por Vlad" –dijo el joven muy afectado, todo su aborrecimiento crecía a cada segundo.

–Mejor guarda silencio hermano –le advirtió Radu frente al gruñido de Anubis.

–Creemos que esta organización está desplegada por quince áreas del mundo –el joven extendía al Rey unos papiros llenos de investigación, desde que Charlotte fue secuestrada la búsqueda de Helena y Edward los había llevado a esos descubrimientos, desviando su atención inicial al segundo problema que los afectaba de sobremanera– Anubis, presenta tu informe por favor.

La lola elevo sus orejas y se levantó con energía saltando hasta su lado, todos colocaron una mueca de sufrimiento al imaginar que se transformaría en una chica desnuda de nuevo pero para su comodidad les hablo directamente a su mente, está vez todos pudieron escucharla.

"–Hemos lidiados con casos así por varios países pero como ustedes no están al día se los explicare: muertes provocadas por colmillos, sin ningún tipo de arma y la ausencia de sangre en sus cuerpos. Las personas en ocasiones no parecen defenderse de su agresor, eso demuestra que el asesino se muestra a ellos por sus espaldas o les engaña con una apariencia amable. Quizás es capaz de copiar alguna imagen conocida por la víctima. Lo que está en claro es que es un profesional y no es humano."

Osiris se apoyó a la pared junto con Edward, observándolo en silencio y percatándose de que dormía plácidamente por lo tanto, ni siquiera le escucho en su presentación.

"– ¿Ese hermoso chico que está allí atrás es Radu? Quisiera escuchar el perfil que han manejado en sus investigaciones."

La voz temblorosa del muchacho lo hizo quedar como un principiante, cosa que no estaba del todo lejos. Osiris paso sus manos frente al caballero confirmando sus conjeturas, ese imbécil lo había elegido para dar todo ese sermón para simplemente echarse a dormir.

–Hemos estados en diferente situaciones pero... hace algunos años que no había ocurrido nada más –Radu se defendía como podía, no quería quedar expuesto como un inútil frente de su Majestad o peor como un flojo, por su lado Osiris llevo sus mano hasta la cara y presiono su nariz, en cualquier momento estallaría de enojo– Al detenerse esos sucesos no se pudo seguir la búsqueda y... se nos informó que debíamos cerrar el caso.

"– ¿Y qué pasó con las dos marcas punzantes?" –la loba se refería a las dos hendiduras producidas como única herida.

–Fue irrelevante, no se le tomo importancia –admitió el príncipe Mahmad.

–Es cierto –intervino el soberano, todos les prestaron atención– Yo mismo di por concluida toda investigación.

Se sentía algo responsable de aquella falta de interés pero prefería mantener su trato con aquel demonio en secreto, no expondría a su gente por unos seres que se hacían llamar a sí mismos como exterminadores. La cabeza de Edward se apoyó en el hombro de Osiris quien no salía de su estupefacción y contrariedad.

"–Joven Edward..." –la chica no se dio cuenta de lo que sucedía por estar enfocada en el rostro sereno del Sultán, el nombrado se levantó todo aturdido y los miro con incomprensión, al parecer solo Osiris se percató de su descuido– "...podría decirnos lo que piensa. ¿Qué te llama la atención de todo esto?"

El hombre se compuso y negó con su mano, pasando por alto cualquier cosa dicha, lo cierto es que no había escuchado nada de lo expuesto.

"– ¿Estabas durmiendo?" –le acuso la joven provocando que negara con más energía y un gruñido férrico resonara por parte del licántropo, la chica suspiro y reinicio su cuestionamiento.

Vlad se encontraba anotando sobre un papel lo más relevante de la información recolectada en otro idioma cosa que atrajo la atención de Edward, estaba decidido a enfrentar a quien fuese con tal de vengar la muerte de su familia; si bien no fueron un hogar ejemplar él disfrutó cada minuto a su lado y los amo, había adquirido una fascinación por las mazmorras, los castigos, las torturas y la responsabilidad gracias a eso y no dejaría que todo se quedara en informes y reportes, él se tomaría la tarea de cumplir su propio juicio y no dejaría que nadie más se entrometiera en sus pensamientos, por lo tanto apunto cada detalle en el idioma que le había enseñado su padre para codificar algunas estrategias.


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Ese día recibirían nuevas semillas para la cosecha, esperaban la carroza por la madrugada o temprano en la mañana para así sembrarlas y poder satisfacer la necesidad del pueblo en algunos meses, la comida había descendido desde que diversas muertes habían estado ocurriendo y varios campos habían sido quemados desde la raíz. El Sultán comenzaba a perder toda esperanza y el asunto del transporte se había retrasado de las horas premeditadas.

Un eco se produjo por las paredes cuando un guardia entró en su sala de guerra, anunciando la llegada de la anhelada semilla pero trayendo malas noticias sobre la misma. Al correr por el pasillo se consiguió al final del mismo con un soldado de misma armadura plateada, cosa que llamo su atención.

En su reino preferían el dorado y en Rumanía el rojizo.

–Ya les he dicho porque he traído la carroza –comento con fastidio, rascándose la nuca con incomodidad– Solo llamen a Edward y el confirmará mi identidad.

Su Alteza estuvo a punto de intervenir pero el nombrado apareció por la esquina contraria observando con desinterés al recién llegado, obviando la presencia del soberano.

–No has envejecido –le dijo con la misma expresión, admitiendo conocerle.

Los cuatro soldados de élite que estaban interrogándolo realizaron una reverencia y se marcharon. No le respetaban, era mucho más complejo: todos les temían.

– ¡Hola, héroe! –su voz era amena, no parecía una amenaza. El Rey se sintió más tranquilo y los dejó a solas para darle las buenas noches a sus retoños, aunque ya casi fueran unos hombres no perdía la costumbre de hacerlo. El recién llegado mostró una sonrisa y ladeo el rostro– ¿Por qué tanta agresividad?

Su explicación coincidía con los sucesos ocurridos, un grupo de bestias ataco a la carroza y asesinó a todo humano presente incluyendo sus caballos, dejando las semillas dentro del vehículo a la deriva. Henry junto a su corcel pasaron por el camino por casualidad y notó lo sucedido, sin saber que aquello era importante decidió acercarlo al feudo para entregarlo, reportar lo sucedido con el grupo encargado y buscar a su compañero de armas con quien solía tener una especie de vínculo inexplicable. Helena se lo había pedido.

Pasará los años que pasarán siempre sabía dónde encontrarlo cuando lo necesitaba o lo meritaba.

–Todo por aquí es un caos, Henry –admitió el héroe errante– Acompáñame.

Se dirigieron al recinto de estratagema donde platicaron extendido sobre los últimos acontecimientos del medio siglo donde no se habían visto, Anubis entro con un radiante y simple vestido blanco y dejó sobre la mesa una bandeja con té hirviendo, fruta y carne fresca, retirándose al instante para que siguieran platicando de sus vidas. Henry le comento que se había atravesado en el camino de la hechicera en dos ocasiones y Edward sintió que algo no estaba bien.

Helena no solía dejarse ver con tanta premura, se había vuelto cuidadosa y parecía huir en vez de afrontar a las legiones que le habían arrebatado su felicidad.

–Esté té me trae recuerdos –dijo Edward tomando la cafetera para servirse una taza humeante.

Si llegará a descubrir su personificación estaría encantado si pudiera manipular el tiempo pero seguía siendo solo un hombre con dones inhumanos sin ningún tipo de cualidad especial, no podía redimir las decisiones de la muerte como Anubis o los juicios divinos como Osiris, estaba estancando en su ignorancia y hasta los momentos su única especialidad se centraba en asesinar seres que otros difícilmente podrían herir.

–No lo tomes entonces, Ed –Henry le dedico una sonrisa melancólica y observo el líquido con desinterés, esas simplezas se habían convertido en sus más grandes anhelos pero desde que se topó en el camino con aquellos demonios había dejado de disfrutar la comida humana y junto con eso las bebidas– Que rápido pasan los años, ya es nuevamente el aniversario de su muerte.

Estaba aburrido de llevar esa vida, apenas y se atrevía a rosar sus caminos con aquel antiguo amigo por temor a la melancolía que eso le producía, buscándolo únicamente cuando su alma gritaba desesperadamente el contacto con su pasado.

–Si... –Edward no pudo decir nada más.

De haber tenido mejor suerte la vida de Henry hubiera sido extinta décadas atrás pero cuando enfrentaron aquellas bestias en la ciudad de Inglaterra había sido mordido por Lilith, dando con la sorpresa de que su existencia había sido sellada con la herida. Por alguna razón dejo de envejecer, sus heridas solían recuperarse con mayor velocidad y una sed inquietante lo abordaba cada noche, saciándola con sangre de cordero o algún otro mamífero.

(–Gin...)

La distorsión producida por el tiempo comenzaba a borrarle sus recuerdos, debía de admitirlo, muchas veces deseo morder y desgarrar sin ningún tipo de cuidado el cuello de algún humano, sus colmillos latían por el éxtasis que experimento una sola vez.

Osiris entro a la sala con un gesto lleno de fastidio, la noche había caído y era hora de salir a investigar pero su inútil poseedor seguía conversando con su arcaico amigo. No tuvo que pronunciar palabras, al ingresar ambos hombres le observaron y su frente arrugada por la impaciencia les dejo en claro el motivo de su presencia.

–Veo que sigues muy ocupado –el tono de voz usado por Henry era pausado, resentía la muerte de su hermana y la separación que todo eso conllevó– Volvamos a vernos para tomar té.

Edward asintió y siguió al licántropo, deteniéndose en la puerta para sacar una botella pequeña llena de una esencia rosada.

– ¡Ah, casi lo olvido! –se lo lanzo sin avisar y sin mucho esfuerzo el otro muchacho lo atajo, observando perplejo como se alejaba despidiéndose con la mano.

Henry observo el envase suponiendo de donde provenía, Helena era la única que se atrevería a entregarle regalos como ese en memoria de Ginebra, dentro estaba el mismo perfume que usaba su hermana cuando vivía y eso le removía para bien sus recuerdos.

–Sabía que sucedería... –balbuceo con un trabazón en la garganta, la última vez la pelirroja había tenido la intención de entregarle algo pero prefirió comentarle que lo había olvidado cuando visito a Edward, siendo una forma silenciosa e indirecta de invitarlo a saludar al individuo– Gracias, Helena.


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Un nuevo incendio azotaba los campos de cultivos, Anubis y Osiris estaban lidiando con las llamas mientras que Edward perseguía por los alrededores al maniático demonio que había producido el fuego. Para su sorpresa no había sido el perro flameante, sino al contrario, era aquel con apariencia acuosa y deforme.

Las explosiones ocurrían cada cierto tiempo, había creído que Samael estaba siendo ayudado por Cerberus pero capto el efluvio de un humano corrompido, alguien que comenzaba a lidiar con la sangre demoníaca dentro de su sistema.

¿Desde cuándo habían logrado convertir a los mortales en seres maligno?

Cuando Henry sufrió aquella transformación pareció ser una simple casualidad, incluso Lilith demostró asombro en su mirada pero ahora era común enfrentarse a humanos que no eran del todo demonios pero convenían más en sí mismos de ellos.

Vampiros.

Así se les había llamado pero solo los demonios podían propagar aquella extraña mutación, cuando Ginebra estuvo herida de muerte Henry le mordió en varias oportunidades luchando con su frenesís bestial e incluso le dio de beber su propia sangre pero nada sucedió, ella igualmente murió dejando en claro la situación.

–Me están poniendo muy nervioso... –grito aquel hombre cuando diez guerreros se les abalanzaran encima, los príncipes lograron hallarlos por las estruendosas explosiones y se sintieron apresados por su apariencia, se veía más fuerte, más pálido pero sobre todo los demás sus ojos brillaban de rojo bajo la luz lunar.

–Creo que estamos en problemas –comentó Mehmed.

Su padre les había dado las buenas noches para después irse a dormir y como cada noche hacían, habían ignorado sus peticiones y habían marchado junto con el escuadrón encargado de vigilar y proteger la ciudadela.

–Vlad, vamos a ir por detrás de él –le susurro Rudu corriendo junto con Mehmed, el plan era rodearlo y luego atacar–¿Puedes entretenerlo?

–Sí, eso creo –le respondió, sacando su espada para tomar una postura defensiva– Deberían ocultarse por el bosque y aprovechar el comodín sorpresa.

–De acuerdo –grito Mehmed obedeciendo su estrategia.

Vlad se lanzó con todo lo que tenía, golpeando su espada en contra de su brazo pero solo le hizo un pequeño rasguño, el noble de cabello oscuro observo la herida y como cuando retiro la espada de la misma comenzó a sanar, aquello era simplemente imposible.

– ¿Qué diablos eres?

La sonrisa maliciosa se asomó por sus labios y lo reconoció, alguna vez lo había visto arando el campo, habían tenido pequeñas platicas acerca de la forma correcta de recoger las patatas e incluso saludado con alegría, reconocía el rostro de los tres hermanos Krust porque eran de los campesinos más dedicados en el lugar y lamentaba la muerte de los otros dos pero... ese que estaba frente de él no podía ser un humano.

¿Tenía que darlo por muerto también?

– ¡Allí voy!

El grito de Mehmed lo distrajo, los otros dos príncipes venían desde direcciones opuestas, un triángulo perfecto de ataque pero ya había comprobado que los filos de las armas no le harían ningún daño.

–No, no, no, nooooooo –comenzó a gritarles a ambos, sentía el corazón desbocado– ¡Las armas no le hacen ningún daño, retírense!

– ¿Retrocedemos entonces? –le respondió Radu, deteniendo su contraataque y dando pasos en retroceso al igual que su casi hermano– No podemos hacer mucho, ¿Qué haremos?

La bestia comenzó a reírse en sus caras, sentían la ira bullir dentro de sus arterias y sin mayor esfuerzo dio un giro veloz golpeando con una patada a Vlad quien derrapo por el suelo varios metros antes de volver a levantarse en modo de defensa con varios raspones en su rostro y un hilo de sangre presente en su nariz.

Había perdido su espada.

– ¿Dónde estás? ¡Sal de donde estés demonio! –comenzó a gritar de forma demente hacia el otro extremo de las cosechas, los tres se observaron confusos a no verse como motivo de interés de aquella cosa infernal– Los matare... ¡Los matare a todoooooos!



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¡Holaaaaa!

Hoy actualice como un regalo para mí misma.

Hoy es 20 de Julio (del 2020 el año más raro de todos los que he vivido) y es mi CUMPLEAÑOS, veo como un logro este año de vida y por esa razón me propuse a actualizar ♥

Espero hayan disfrutado el capítulo y... hasta pronto  ♥

(Solo tengo 2 lectores pero igual amo está historia)

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