Capítulo 12
Llevaban un buen rato sentados en la mesa del café, esperando que el dichoso "Anatema616" apareciera. Luisana iba por su tercer café, Tomás ni siquiera había podido terminar el primero.
—¿Qué hacemos si no viene? —preguntó ella.
Tomás se encogió de hombros.
—Supongo que tendremos que seguir buscando respuestas.
Ella hizo un gesto negativo con la cabeza, luego levantó la taza para beberse el último sorbo. Justo en ese momento, un hombre se acercó a su mesa. Estaba vestido de negro de pies a cabeza. Llevaba un gorro de visera y encima de él una capucha.
—¿Eres Anatema616? —preguntó Tomás con cierta incredulidad.
Sospechaba que alguien que frecuentaba esa clase de blogs tenía que ser un friki, pero ese chico parecía ir más allá. Su aspecto era sombrío. Él simplemente se sentó en la silla libre que estaba frente a ellos, cruzando las manos sobre la mesa.
Durante unos momentos se formó un silencio bastante incómodo. Los chicos no se animaban a hablar, y el otro muchacho movía las piernas y las manos como si estuviera muy nervioso.
—Bueno, este... —Luisana fue la primera que se animó a romper el silencio—. Nosotros queríamos saber algo más sobre el ritual... En el correo tú nos dijiste...
—Lo primero que tienen que saber es que se metieron en un gran problema —interrumpió el muchacho, mientras jugaba con sus pulgares—. De todas las tonterías que he visto en internet, este ritual es el único que realmente funciona, y el demonio que trae no es alguien con quien deberían jugar.
—¿Cómo se supone que revertimos esto?
—No es tan sencillo —continuó, respondiendo a la pregunta de Tomás—. ¿Qué tan fortalecido está ahora?
—A qué te refieres?
El muchacho le dedicó una mirada afilada a Luisana.
—Ha tenido sexo con alguno de los dos, o con ambos ¿cierto? —Los dos se miraron de soslayo, y el muchacho interpretó aquel gesto como una respuesta afirmativa—. Este tipo de demonios se alimentan de la energía vital de los humanos mediante el sexo. Mientras más lo hacen más se fortalecen, incluso adquieren más habilidades. Al principio se presentan en sueños, y a medida que se van nutriendo comienzan a tomar forma. Luego, si están lo suficientemente fuertes, pueden incluso alejarse del portal y conseguir nuevas víctimas.
—Fue a nuestra universidad —dijo Luisana rápidamente.
—Entonces parece que el hijo de puta se ha estado divirtiendo.
—Bueno, pero entonces me estás diciendo que este espectro se ha estado alimentando de nuestra energía vital? ¿Como un incubo?
—Exactamente. Su nombre lo dice. Efialtis significa Incubo. Y él particularmente es uno muy astuto.
—Mierda. Genial... —masculló Luisana, pasándose la mano por el pelo—. Trajimos a un maldito incubo.
—Entonces... ¿Cómo se supone que nos deshacemos de él?
El muchacho se levantó ligeramente la visera de la gorra para mirar a ambos lados, y así asegurarse de que nadie estuviera escuchando.
—La pulsera que pide el ritual cumple un papel muy importante en todo esto. Es lo que lo mantiene atado a este mundo. Si lograran quitársela...
—¿Si se la quitamos entonces desaparecería definitivamente?
El muchacho solo asintió.
—No puedo decirles mucho más que eso.
Cuando el muchacho se levantó, Luisana lo tomó de la manga del abrigo, y allí descubrió que el chico tenía un tatuaje en la muñeca. Era un semicírculo con una línea que lo dividía en dos. Ella tuvo la sensación de que había visto aquel símbolo antes, pero no recordaba dónde.
—Espera, quiero hacerte una última pregunta. ¿Tú hiciste este ritual?
El chico tragó saliva. Se notaba el miedo en sus ojos, en la mano temblorosa que apartó de inmediato.
Luisana quedó esperando su respuesta, pero el muchacho, luego de unos momentos, acabó marchándose sin contestar.
. . .
Hablar del tema todavía seguía dándole escalofríos. Recordar su nombre, y esa sensación tan particular cada vez que él aparecía, era algo que había querido olvidar durante mucho tiempo, y creyó haberlo conseguido, hasta que esos dos chicos aparecieron.
Él sabía que era su responsabilidad porque él fue quien publicó el ritual en su blog. Al principio creyó que sería inofensivo, una leyenda urbana más como tantas que circulaban en internet. Al igual que Luisana y Tomás, él también era un curioso, y esa curiosidad fue lo que lo llevó a realizar el dichoso ritual, y allí fue cuando su vida cambió por completo. Al inicio solo eran sueños extraños, que luego fueron haciéndose cada vez más reales, hasta que aquel demonio se materializó frente a él. No tardó demasiado en darse cuenta de que aquello era demasiado peligroso. Sabía de sobra que los humanos no deben jugar con espectros, así que intentó revertir el daño de inmediato. Aquel libro de magia negra que se había encontrado hurgando en una biblioteca de segunda mano fue su desgracia y su salvación. De ahí había sacado el ritual, y allí mismo estaba la manera de deshacerlo. Estuvo a punto de perder la vida, pero consiguió arrancarle la pulsera, aunque la marca del demonio quedó grabada fuego en su mano, y cada vez que la miraba, recordaba la última imagen de Efialtis antes de ser devorado por la oscuridad.
Le tomó mucho tiempo volver a la normalidad luego de eso. Su blog quedó olvidado hasta que se atrevió a entrar, solo para eliminarlo. Esperaba que nadie se hubiera atrevido a hacerlo, pero entonces, uno de esos tantos días donde se encontraba navegando por internet, se topó con el mensaje de Tomás, y allí supo que Efialtis estaba de vuelta en el mundo de los humanos.
Se quitó la gorra y la dejó sobre la cama, junto a su teléfono. Luego se dirigió al baño para lavarse la cara e intentar despejar la cabeza, pero al regresar a su habitación, notó que la gorra ya no estaba. Tragó saliva, en tanto daba una vista panorámica a su habitación. Entonces, aquella voz rasposa, seductora y aterradora, le puso los pelos de punta.
—Tiempo sin verte...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top