Capítulo Veintiuno | Últimos Capítulos.
El soltó una amarga carcajada.
—No creo que ningún niño estuviera interesado en mi hogar o mi familia.
De repente, Inma tuvo la sensación de que acababa de dar un enorme paso hacia atrás.
—Bueno, siempre hay tiempo de crear tradiciones... ¿Por qué no pasas la Navidad aquí, con Emily y conmigo? Como en los viejos tiempos, pero con algunas innovaciones.
En la habitación se hizo un silencio ensordecedor.
—Te lo agradezco mucho —dijo él por fin—. Pero no voy a estar en Fielding en todas las vacaciones.
El corazón de Inma se quedó hueco de pronto.
—¿Y dónde vas a estar?
—En Los Angeles. Voy a volver a trabajar con los programadores de Micronics para poner todo a punto para el lanzamiento.
Se quedó mirándolo sin decir nada, tratando de descifrar qué escondía tras esos fríos ojos grises, pero no revelaban nada. De hecho, tenían la misma expresión que el día que se había marchado de Fielding, siendo solo un muchacho, y que los primeros días que ella había pasado en su casa.
—¿De verdad vas a trabajar durante la Navidad?
—No, sobre todo voy a estar buscando casa en la zona.
Aquello terminó de hundirla. Soportaría que pasara algunas semanas trabajando fuera, pero la sola idea de que se marchara para siempre...
—Algún sitio para el invierno —continuó sin la menor emoción en la voz—. Aquel clima me viene muy bien para la pierna.
Inma respiró hondo e hizo un tremendo esfuerzo por no dejar ver el dolor que sentía.
—Bueno, si vienes para Año Nuevo, Emily y yo podríamos ir a buscarte al aeropuerto...
—En realidad no sé cuánto tiempo voy a quedarme en California —la interrumpió rápidamente al tiempo que dejaba su servilleta sobre el mantel.
Ella se mordió la lengua como último intento para no dar rienda suelta a su rabia, pero no pudo evitar que las palabras salieran de su boca como un torrente.
—¿Y sabes al menos dónde te alojaras si es que vienes?
—Inma, mi vida no es así. Y nada va a cambiar eso.
Los ojos se le llenaron de lágrimas al oírlo decir aquello.
—Vivir sin amor no es vivir, Logan.
—Para mí sí lo es.
—Pensé que este fin de semana habías sentido algo diferente.
—Y lo hice.
—¿Entonces?
—¿De verdad pensabas que después de un par de cenas, unos días ayudándote en la pastelería y unas compras navideñas iba a convertirme en una persona totalmente diferente a la que soy?
—No, Logan —no podía llorar, tenía demasiadas cosas que decir, cosas que llevaba guardándose mucho tiempo. Sabía que él haría oídos sordos a lo que dijese y, aun así, tenía que decírselo para poder continuar con su vida después de él—. Tenía la esperanza de que quisieras vivir con Emily y conmigo —buscó su mirada con el poco valor que le quedaba—. Tenía la esperanza de que aprendieras a amarme como yo te amo a ti.
Por un momento le pareció ver algo parecido a la ternura, pero desapareció enseguida.
—Eso es imposible.
Inma asintió mientras notaba cómo el corazón se le hacía pedazos y las aristas la desgarraban por dentro.
—Está bien, Logan.
—Pero podríamos ser amigos...
Lo detuvo levantando la mano con la palma abierta.
—Eso sí que es imposible —dijo utilizando sus propias palabras y poniéndose en pie al mismo tiempo—. Voy a ver si mi hija está bien, quiero que te hayas ido cuando vuelva.
Con las piernas temblorosas, Inma salió de la habitación y se dirigió al dormitorio de Emily. Tenía que hacer un esfuerzo por no derrumbarse a cada paso. No estaba preparada para aquello... no tenía previsto alejarse de ese modo del hombre de su vida, sabiendo que su sueño de amarlo y de ser amada por él acababa de romperse para siempre.
Pero consiguió hacerlo con una fuerza que desconocía en ella hasta ese momento.
◈◈♡◈◈
—Señoras y señores, les rogamos que apaguen todos los equipos electrónicos y que se abrochen los cinturones. Aterrizaremos en el aeropuerto de Minneapolis hacia las doce del mediodía. Parece que el buen tiempo nos va a acompañar en este día de Nochebuena. Felices fiestas a todos y gracias por volar con Northern Airlines.
Logan apagó su ordenador portátil y de pronto se dio cuenta de que no sabía qué hacer. Durante las dos últimas semanas se había refugiado en el trabajo día y noche para no pensar en Inma, en Emily y en las malditas vacaciones. Miró al exterior, ya estaban por encima de las nubes, era Nochebuena, la noche en la que Santa Claus visitaba las casas y les llevaba los regalos a los que se hubieran portado bien. Él no se había portado bien y los únicos regalos que quería no podía tenerlos.
Cuando el avión comenzó el descenso rumbo al aeropuerto de Minneapolis, Logan se maldijo a sí mismo por ponerse nervioso. Ni siquiera iba a verla; iba a regresar a aquella enorme fortaleza de cristal. La misma que había construido para mantenerse alejado del mundo. Sin embargo el rostro de Inma continuaría apareciendo en sus pensamientos de la misma manera que lo había hecho en California y, por mucho que quisiera, no podía trabajar las veinticuatro horas del día sólo con el fin de evitar que eso ocurriera. Así que cada vez que se alejaba del ordenador, su cabeza sufría un verdadero bombardeo de recuerdos que lo dejaban destrozado. Cada cosa que veía le recordaba a ellas; cada bebé, cada pastelería. Cuando se acostaba por las noches deseaba que Inma estuviera a su lado y cuando iba a visitar una casa donde vivir se preguntaba qué pensaría ella del lugar.
Resopló con tremenda frustración. Se estaba volviendo loco, y de lo único que le había servido aquel viaje había sido para demostrarle una vez más que daba igual que se encontrara a miles de kilómetros de ella porque eso hacía que la echara de menos aún más. Y lo peor de todo era que no podía hacer nada salvo esperar a que el tiempo lo ayudara a olvidar, o al menos a recordarlo con menos dolor. Tenía que superar ese sentimiento de soledad y de necesidad. Dios, si lo había conseguido con sus padres, también lo lograría ahora.
Por fin aterrizaron y acto seguido todos los pasajeros se pusieron en pie para sacar sus cosas de los compartimentos y salir corriendo de allí. Sin duda todo el mundo estaba ansioso por ver a sus familiares y amigos. Por el contrario él no tenía ninguna prisa puesto que no había nadie esperándolo. Siendo Nochebuena no había querido estropearle la celebración familiar a su chofer, así que alquilaría un coche para llegar a casa.
Sin embargo, nada más salir a la sala de espera, comprobó que no iba a ser necesario.
—¿Qué demonios estás haciendo aquí?
Con una enorme y sincera sonrisa en los labios, Thomas Pinta fue a su encuentro nada más verlo.
—Estupendo. Me hago todos estos kilómetros sólo con el fin de llevarte a casa y este es el agradecimiento que recibo.
¿Le había dicho él a Thomas qué día estaría de vuelta? Pensó Logan tratando de no pensar lo agradable que resultaba que hubiera alguien esperándolo.
—Gracias, Thomas, pero no deberías haber venido. Esta noche es Nochebuena y tu familia...
—Mi familia está muy bien, gracias. No te preocupes, me esperarán para cenar —le dijo con naturalidad mientras se dirigían al coche—. No me digas que prefieres un chofer al que no conoces en lugar de un amigo.
—Depende.
—¿De qué?
—De si ese amigo va a soltarme un sermón de camino a casa.
—¿Qué motivos tendría yo para soltarte un sermón? A mí me parece que te va muy bien.
—Así es —incluso para él mismo, sonó demasiado ansioso porque pareciera verdad.
—Me alegro. ¿Los negocios marchan bien?
—La verdad es que van mejor que bien —respondió al tiempo que salían al exterior, donde hacía una tarde bastante fría.
—Y tienes aspecto de estar sano como un burro.
—Querrás decir como un toro.
—No, quiero decir como un burro.
—Aquí está el sermón, ¿verdad?
—No pienso decirte nada —le avisó mientras sujetaba la puerta del coche para que entrara—. No te voy a hacer preguntas, ni comentarios, ni voy a contarte nada de nadie de Fielding. Nada.
Al principio Logan no dijo nada, eso sí, tuvo que morderse los labios para no hacerlo; pero cuando estaban ya en la autopista de camino a la ciudad, admitió que no aguantaba más.
—De acuerdo, ya lo has conseguido. ¿Cómo están?
—¿Quiénes?
—¿Quién es ahora el burro? —Logan se echó a reír—. Inma y Emily, ¿qué tal están?
—Están muy bien. Emily es una niña encantadora que crece por momentos.
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Esto duele, que por sus pinshes miedos no esté con ella, ¿A alguien más le ha pasado?
Espero que les haya gustado el capítulo.
#FannyFrías
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