Capítulo Veinte | Últimos Capítulos.
Con cierta timidez, Inma le pasó la pierna por encima. Logan se movió pero no llegó a despertar, así que ella empezó a acariciarle el torso, jugueteando con el pelo que le cubría ligeramente la piel. El deseo empezó a crecer dentro de su cuerpo. Le parecía extraordinario desear de aquella manera a un hombre, pero claro, Logan Henderson no era un hombre cualquiera.
Disponía de varias horas para demostrarle cuánto lo amaba, eso era todo con lo que contaba por el momento. Por eso decidió aprovechar el tiempo y comenzar a besarlo.
El primer pensamiento de Logan al despertarse fue que estaba soñando... y era un sueño maravilloso. Pero después notó que la mano de Inma estaba sobre su cuerpo, sobre la parte más sensible de su anatomía, mientras que su boca y su lengua jugueteaban con uno de sus pezones. De pronto se dio cuenta de que estaba tan excitado que apenas recordaba su propio nombre.
Aquella mujer lo tenía hechizado y a él le encantaba que así fuera.
También él se puso a explorar con las manos todo lo que tenía cerca: su espalda, sus nalgas, sus pechos. Mantuvo los ojos cerrados mientras oía los ansiosos gemidos de Inma y sentía cómo movía las caderas con impaciencia.
—Logan, por favor... —le pidió con voz febril.
El juego había acabado, ya estaba despierto.
La puso sobre su espalda en un movimientos rápido, se puso la protección y no tardó ni un segundo en sumergirse dentro de ella. Ambos gimieron de placer al sentir cómo sus cuerpos volvían a encajar a la perfección.
—Rodéame con tus piernas, cariño —él le pidió al tiempo que comenzaba a moverse, y ella lo hizo inmediatamente.
La sensación que recorrió su cuerpo en ese instante era tan desconocida y tan placentera al mismo tiempo... Nunca había sentido tal conexión con nadie. Esa vez hicieron el amor sin dejar de mirarse ni un momento y, aunque no quiso ponerle nombre a lo que sentía, Logan sabía que era algo innegable, incontrolable e imparable.
Cuando llegó el momento del éxtasis ambos se olvidaron de sus pensamientos y se centraron en las sensaciones físicas.
◈◈♡◈◈
Inma se quedó allí de pie en el centro de la ciudad, con Emily en sus brazos y Logan a su lado; observó Fielding engalanado para las fiestas navideñas. Hacía años que no lo veía así, pero seguía teniendo la misma fuerza y el mismo espíritu que recordaba. Las luces, el olor de los pinos y el muérdago...
Había llegado la Navidad.
—¿Quieres que vaya a hacer las compras navideñas, Inma? —le preguntó Logan enarcando las cejas.
—Sé que es algo nuevo para ti —respondió ella con una carcajada.
—Te estás convirtiendo en una mujer muy impertinente —bromeó él.
A pesar de las protestas, Logan no tardó en ponerse en marcha en busca de las mejores tiendas de la ciudad, que realmente parecía una postal. El sol brillaba, las calles estaban cubiertas por una ligera capa de nieve y la gente se saludaba sonriente.
—¿Has pensado ya qué quieres que te traiga Santa Claus,Logan? —«¿quizá una noche más conmigo?».
—Paz.
—¿La paz mundial?
—Eso también estaría muy bien, pero yo me refería a la tranquilidad.
Inma lo miró con paciente sonrisa.
—Escucha, si vas a estar con Emily y conmigo, te prohíbo que te comportes como el señor Scrooge.
—Está bien —respondió mirando hacia el suelo como un niño arrepentido—. ¿También quieres que compremos un árbol?
—Eso podemos dejarlo para más tarde —volvió a echarse a reír al darse cuenta de que Logan estaba despistadísimo en medio de la vorágine de preparativos navideños. Entonces le llamó la atención el escaparate de una tienda—. Mira eso.
En el interior de la tienda había un tren en miniatura cargado de angelitos y Santa Claus que se paseaban por un paisaje nevado.
—Vamos, Logan. Tienes que reconocer que es el momento más maravilloso del año. No me digas que no te gusta.
—Está bien... hay algo que me gusta de la Navidad —admitió por fin a regañadientes.
—¿Vas a dejarme con el suspenso?
Él se acercó y la besó en la mejilla antes de decirle al oído:
—Me encanta el muérdago.
A pesar de ir muy bien abrigada, Inma notó un escalofrío que le recorrió el cuerpo de arriba abajo.
Desde su regreso a Fielding, su vida había sido una continua sucesión de momentos idílicos. Allí estaba con su hija y con el hombre que amaba en la ciudad que amaba.
Y se negaba a aceptar que eso tuviera que acabar.
—Tu secreto está a salvo conmigo —le dijo con una superficialidad en la voz que no sentía en ese instante—. Pero no sé si puedo decir lo mismo de Emily.
Logan miró hacia abajo y le hizo una caricia en la cara a la niña.
—Tú no se lo dirás a nadie, ¿verdad, princesa?
Emily emitió una especie de gorjeo que su madre interpretó sin ningún problema.
—Dice que puedes estar tranquilo... al menos hasta que aprenda a hablar.
—Qué niña más lista. Bueno, ¿dónde vamos ahora?
—Vamos a entrar a esta tienda —dijo señalando un taller de artesanía—. Quiero comprarle a Emily su primer adorno navideño.
Unos minutos después, Inma estaba enfrascada en una conversación sobre cómo hacer un angelito dorado para el árbol, mientras que Logan paseaba por la tienda tratando de que se le ocurriera algo para regalarles a Inma y a Emily. Bien era cierto que sólo había celebrado la Navidad una vez en su vida, pero si ellas iban a pasar las vacaciones en su casa, quería que todo fuese perfecto.
Entre los múltiples objetos descubrió el regalo perfecto para Inma y se dirigió a él sin mirar nada más.
—Lo único que te digo, Joan, es que no me creo que Logan Henderson haya cambiado tanto de repente.
Logan se quedó inmóvil y se olvidó del regalo por completo. A su izquierda estaba la puerta del almacén, que permanecía entreabierta, y dentro de él se podía ver a Molly Homney con las manos apoyadas en sus prominentes caderas. Ella y otra mujer estaban desempaquetando figurillas de barro.
—Pero Inma parece muy feliz —repuso la otra mujer.
—Claro, está enamorada de él y no sería capaz de ver el problema aunque se lo indicaran con señales luminosas.
La mente de Logan se detuvo dolorosamente al oír aquellas palabras. ¿Sería verdad que Inma estaba enamorada de él?
—¿Y dónde ves tú los problemas?
—Ese hombre ha pasado toda su vida escondiéndose en su cueva y puede continuar haciéndolo. Pero, ¿qué pasa con Inma? ¿Y con Emily?
Joan se quedó pensativa unos segundos antes de responder.
—A lo mejor podrían casarse y vivir en la ciudad.
Molly negó con la cabeza.
—Lo he dicho otras veces y lo repito ahora. No es la casa lo que hace de Logan Henderson una persona incivilizada, es su actitud. Da igual dónde vivan, él siempre despreciará al resto del mundo —explicó con cara de lástima—. ¿Te imaginas a la pobre Emily viviendo de ese modo?
Ya no podía escuchar nada más, no era necesario. Se dio media vuelta alejándose de ellas, pero la ira que sentía no estaba dirigida a los chismorreos, estaba dirigida a sí mismo. ¿Cómo no se había dado cuenta de lo que afectaría a Inma y a Emily su modo de vida?
Pues porque deseaba estar con ellas, por eso no se había dado cuenta.
Justo entonces, Inma lo miró y se acercó a él sonriente. ¿Sería verdad lo que había dicho Molly de que Inma estaba enamorada de él? ¿Podría distinguirlo en sus ojos él, que era incapaz de amar?
—No me digas que este ángel no se parece a Emily —dijo mostrándole un angelito—. Va a quedar precioso en lo alto del árbol. Es el adorno perfecto para su primera Navidad.
Logan respiró hondo intentando mantener el autocontrol.
—Es estupendo.
La miró a los ojos y de pronto la culpabilidad y los remordimientos le encogieron el corazón. Aquellos maravillosos ojos azules resplandecían de felicidad. No sabía si eso era amor porque no tenía ninguna experiencia en el tema, pero desde luego había en ellos una dulzura especial cuando lo miraban a él.
¿Qué clase de hombre era? ¿Cómo había podido involucrar a un ser tan especial en su miserable vida?
No era más que un egoísta.
Se pasó la mano por el pelo al tiempo que tomaba una dolorosa decisión: aguantaría lo que quedaba de día, pero después tendría que abandonarlas. Aunque eso significara aniquilar lo poco que le quedaba de corazón, debía asegurarse de proteger a Inma y a Emily de las habladurías de la ciudad... y de sí mismo.
◈◈♡◈◈
Frente a la ventana del cuarto de estar se encontraba el árbol de Navidad más hermoso que había visto Inma en toda su vida.
Al otro lado de la mesa observó a Logan a la luz de las velas; parecía distante desde que habían salido de la tienda de artesanía, pero ella lo había achacado al hecho de no estar familiarizado con aquella festividad y lo había convencido para ir a comprar el árbol. En realidad había sido Emily, que no había dejado de llorar hasta que él la había tomado en brazos. Aquello había hecho que Logan se sintiera orgulloso y le había dado fuerzas para buscar, según él, el árbol más grande y espectacular que hubiera en el vivero. Aquel gesto tan entusiasta le había recordado mucho a su padre.
—¿Te acuerdas de las Navidades que pasaste con papá y conmigo? —le preguntó Inma tomando el último bocado de pollo.
—Sí —respondió él con el tenedor a medio camino de su boca.
—El olor a pino y el árbol esperando a que le pusiéramos los adornos.
—No lo decorasteis hasta Nochebuena, ¿verdad?
—Era la costumbre que tenía mi padre.
—Sé que esas cosas son muy importantes para ti, Inma.
—¿Qué cosas?
—La familia, las tradiciones —la mirada de Logan se había enternecido.
—Sí —respondió tomando un sorbo de sidra—. Y más ahora que está Emily. Creo que es importante que un niño crezca sabiendo las cosas que han hecho que su hogar y su familia sea como es, ¿no crees?
◈◈◈◈◈♡◈◈◈◈◈
¡Ay no! ¡Todo iba tan bien hasta que esa Molly tenía que hablar! ¿Ahora que hará este tarado?
Solo espero que les guste.
#FannyFrías
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