Capítulo Tres.

Antes de salir, Logan pronunció en voz alta la palabra «cortinas», y entonces Inma observó boquiabierta cómo aparecía un ventanal que abarcaba toda la pared de enfrente de la cama. Al otro lado de esa enorme ventana se extendía el paisaje nevado, salpicado de árboles desnudos iluminados por el atardecer invernal, que era una verdadera delicia para cualquiera que apreciara el clima del medio oeste estadounidense.

Con una sola palabra, Inma había presenciado con sus propios ojos de dónde venía toda la fama de Logan Henderson.

—Impresionante —le dijo antes de que saliera de la habitación.

—En realidad es bastante sencillo —respondió él quitándose importancia.

—No para alguien que ni siquiera sabe programar un vídeo.

—Bueno, yo no sé hacer pastelitos de canela. Eso sí que es impresionante para mí —añadió mirándola fijamente.

—Me alegro mucho de volver a verte —admitió Inma cuando él ya estaba dándole la espalda.

—Yo también, Inma —respondió él sin volverse a mirarla.

Se quedó sola y, con la mirada perdida en el fuego de la chimenea, se preguntó por qué se sentía tan a salvo en aquel lugar. En lo que la prensa denominaba como el refugio del genio. Una casa de cristal en mitad de un terreno de quince hectáreas de bosque a varios kilómetros del pueblo más cercano. También había leído que Logan era un verdadero misterio para el público; nadie sabía casi nada del hombre que a los treinta y un años había cosechado un tremendo éxito con su avanzada tecnología. Construía casas inteligentes que respondían a órdenes habladas y, a diferencia de las otras celebridades de su campo, no parecía tener el menor interés por la fama. Se decía que no tenía familia, solo unos pocos amigos y seguramente una herida terrible del pasado que se reflejaba en su cojera, sobre la que se había especulado enormemente.

Pero Inma conocía la verdad que todos esos periodistas ignoraban. Ella sabía que sus padres lo habían abandonado a causa de un defecto que no podía controlar, y lo habían dejado en un hogar infantil. También sabía cómo le habían tratado sus compañeros solo por el hecho de ser diferente. A pesar de su aparente éxito, ella creía que huir y esconderse de todo no era manera de vivir.

Quizá fuera el instinto maternal que tenía tan a flor de piel en aquellos momentos, pero sentía un enorme impulso de ayudarlo, quería sacarlo del refugio que lo mantenía alejado del mundo. El problema era que si se acercaba demasiado a él, corría el riesgo de volver a quedar atrapada en los sentimientos que tanto la habían hecho sufrir en la adolescencia.

Claro que tampoco importaba mucho lo que ella sintiera, porque él la veía simplemente como una deuda que tenía que pagar. «Por no mencionar que estoy embarazada de ocho meses y que parezco una verdadera pelota».

Así pues, lo único que podía hacer era concentrarse en la vida que crecía dentro de ella, en la pastelería que iba a abrir y en crear un hogar donde criar a su hijo. Todo lo demás tendría que descansar para siempre en el pasado.

Sin embargo, descansar era lo último que iba a poder hacer mientras estuviera bajo el mismo techo que el guapo e inquietante Logan Henderson.

◈◈♡◈◈

Logan se recostó en el sillón y disfrutó de la visión que tenía ante sus ojos.

A pocos metros de distancia, Inma dormía en su enorme cama, envuelta en la bata que él le había prestado. En la última década se había convertido en una mujer hermosísima, y su embarazo no hacía más que resaltar dicha belleza.

Tenía la almohada abrazada como si de un amante se tratara y en su rostro había una expresión de satisfacción. Mientras observaba cómo la luz roja del fuego iluminaba su cabello, Logan no pudo evitar la duda de si aquel ángel del pasado no habría sido enviado para torturarlo.

Sin embargo, aquella noche no se había permitido pasar con ella el tiempo suficiente para averiguarlo. Después de que se marchara Thomas, él se había ido a la cocina a calentar un poco de sopa que le había llevado para que cenara. Inma le había dicho que se quedara y cenara allí con ella, pero él había rechazado el ofrecimiento. Tenía por norma no comer en compañía de nadie. El caos de haber tenido que compartir cada comida con otros sesenta chavales con los que había tenido que luchar por cada bocado había creado en él una necesidad de paz y tranquilidad, lo que había encontrado nada más escapar de aquella escuela.

Una de las cosas que tenía que agradecer a Inma y a su padre era haberle permitido conservar esa recién recuperada independencia. Antes de darle su comida para que se fuera a tomarla donde quisiera, Emmett siempre le decía: «un hombre tiene que disponer de su espacio».

Emmett Spencer había sido un hombre muy especial y Logan sabía que jamás olvidaría el modo en el que lo había acogido, sin preguntas, y había llegado a ser un padre para él, un padre que además le había enseñado todo lo que sabía sobre electrónica. Y Inma... ella le había demostrado que existía la amabilidad y la amistad.

Pero esa noche mientras le servía la cena o cuando la observaba dormir, no la veía como a una amiga. Había llegado a considerar la idea de romper su norma de las comidas en soledad. Por ella. Y eso le preocupaba enormemente, tanto que creía que lo mejor sería poner el trabajo como excusa y salir de allí inmediatamente.

Justo entonces Inma emitió un dulce suspiro en mitad de sus sueños que hizo que Logan se sintiera culpable por estar allí. Nunca había sido un voyeur, que era lo que tenía la sensación de estar siendo en ese momento. Además, no tenía tiempo de pensar en el pasado, había demasiado trabajo que hacer, demasiados negocios que cerrar.

No obstante, no podía quitarse la cabeza la imagen de la mujer que había visto al abrir la puerta del coche medio enterrado en la nieve; los ojos de Inma le habían transmitido una calidez que ya apenas recordaba y que ahora deseaba conservar para siempre. De hecho, tal deseo había ido creciendo con el paso de las horas. Pero debía recordar que el único motivo por el que la había invitado a quedarse era para saldar una deuda del pasado, no podía permitir que su presencia lo hiciera flaquear en sus determinaciones. Así que, por mucho que le costara, debía seguir allí por si ella necesitaba algo.

Como si hubiera podido sentir su debilidad, Inma se movió en sueños dejando al descubierto una pierna. Logan se quedó mirándola unos segundos antes de lograr que sus ojos volvieran al fuego de la chimenea. Se estiró bien en el sillón y comprobó con rabia que esa noche la pierna le dolía aún más de lo habitual, pero luchó contra el dolor como ya estaba acostumbrado a hacerlo. Ya a los tres años, cuando una tonta caída le había provocado una rotura que había dañado un nervio, había sido valiente y se había enfrentado al sufrimiento todo lo bien que podía hacerlo un niño de tres años. Y su valentía había continuado inquebrantable cuando sus padres lo abandonaron al verse incapaces de criar a un pequeño lisiado; entonces había tenido que hacer todo lo posible para cuidar de sí mismo en el centro de acogida.

Se puso en pie y caminó hasta la ventana haciendo un tremendo esfuerzo para aguantar los pinchazos. La nevada continuaba con la misma ferocidad que había mostrado el resto del día, y no parecía tener intención de parar. A Thomas le iba a resultar muy difícil cumplir la promesa de ir a visitar a Inma al día siguiente. En realidad, parecía que lo que iban a ser un par de días de descanso se alargarían al menos una semana. ¿Por qué eso lo preocupaba tanto? No tendría por qué verla salvo para llevarle la comida y cuidar de ella por las noches, mientras dormía.

Se alejó de la ventana y, sin pensarlo, se quedó al lado de la cama mirándola extasiado. Era bellísima e inofensiva, además estaba embarazada y... «¿Y qué, Henderson? ¿Qué demonios te está haciendo esta mujer?».

La arropó bien y volvió a sentarse en el sillón.

Inma lo hacía sentirse... vivo.

◈◈♡◈◈

Hacia las cinco de la tarde del día siguiente, Inma estaba siendo víctima de un terrible ataque de claustrofobia. Cualquier esperanza de poder alejarse de Logan Henderson y de su ardiente mirada había desaparecido en el momento en el que se había despertado por la mañana y había comprobado que la tormenta de nieve no había perdido ni un ápice de su ferocidad. Había tenido que cancelar la visita de la empresa de la cuadrilla de limpieza y el doctor Pinta había llamado para decir que tampoco podría llegar hasta la casa de Logan, lo mismo que le había ocurrido al ama de llaves. Inma__ y Logan estaban solos y no sabían por cuánto tiempo.

En un gesto que demostraba que seguía siendo un caballero, Logan le había llevado algunas revistas del ama de llaves y, por supuesto, la comida. Pero ambas visitas habían sido de lo más fugaces. Por su parte, Inma estaba harta de leer sobre la vida de los famosos y necesitaba dejar de descansar por un momento.

Afortunadamente, el doctor Pinta había dicho que si se encontraba bien, podía levantarse un rato, y eso era exactamente lo que tenía la intención de hacer. Así que, envuelta en la bata y con unos enormes calcetines de lana de Logan, salió al pasillo. Un pasillo que se encontraba a oscuras hasta que ella puso el pie en el suelo y se encendieron las luces, cosa que sucedió a medida que iba llegando a cada tramo.

Inma estaba boquiabierta, no era solo la tecnología de la iluminación, en realidad lo que más la impresionaba era que el cielo era de cristal cubierto por una espesa capa de nieve.

Era sencillamente increíble.

Al final del pasillo había una enorme habitación con el suelo de mármol, un piano y un bosque de plantas que rodeaban, casi camuflaban, un ascensor. Un ascensor la esperaba con la puerta abierta.

Echó un vistazo a su alrededor y respiró hondo. Era consciente de que seguramente a Logan no le haría ninguna gracia que estuviera husmeando sola por la casa, pero también era obvio que él estaba demasiado ocupado para prestar atención a su invitada, así que en realidad le estaba haciendo un favor buscándose entretenimiento sin ayuda de nadie.

Aquel argumento le dio las fuerzas necesarias para seguir adelante con su exploración. Daría una vuelta por la casa y regresaría al dormitorio antes de que Logan fuera a llevarle la comida. No era tan descabellado.

Pronto se dio cuenta de que no iba a ir a ningún sitio porque en aquel extraño ascensor no había ningún botón.

—Bueno, lo primero es lo primero. ¿Cómo demonios hago que se cierre esta puerta? —en el instante que terminó de decir aquellas palabras, la puerta se cerró suavemente—. Ya veo cómo funciona esto. Supongo que ahora tendré que decir «arriba» —pero nada ocurrió al decir la palabra, así que Inma probó a pronunciar varios sinónimos que tampoco funcionaron—. Tranquila, pequeña —dijo mirándose el vientre—. ¿Tienes tanta curiosidad como mamá? ¿O solo quieres salir al mundo y ver tu nuevo hogar?

Y fue justo entonces cuando el ascensor se puso en movimiento. Inma pensó cuál era la última palabra que había dicho.

Hogar.

Jamás habría pensado que esa sería la palabra clave.

Al salir del ascensor se encontró con un despacho suavemente iluminado. Le resultó curioso que fuera esa la parte de la casa a la que Logan denominara «hogar».

—Logan —dijo en voz alta pero con cierta timidez—, ¿Estás aquí?

◈◈◈◈◈♡◈◈◈◈◈

Bueno, he decidido subir 2 capítulos al día, pero no pondré un horario fijo... ya que a veces me prestan la computadora ya algo tarde o a veces muy temprano. Pero bueno, con tal de subir dos capítulos, la hora no importa.

Espero les haya gustado.

#FannyFrías

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