Capítulo Quince.

ADVERTENCIA: Este capítulo esta algo fuerte, si hay menores de 18 les pido que no lean, y si lo hacen será bajo su responsabilidad, así que... haya ustedes no quiero reclamos después.

Inma sintió un escalofrío tan intenso como una descarga eléctrica.

—Estoy agradecido porque volvieras a mi casa una segunda vez —le quitó la camisa del todo y la tiró al suelo—. Y estoy agradecido porque hayas subido aquí esta noche y no te hayas alejado de mí.

¿Estaba hablando en serio?

—Nunca me alejaría de ti, Logan—dijo ella por fin—. Jamás.

Con un suave movimiento la despojó del sujetador.

—Me estabas volviendo loco, Inma.

—Por fin —susurró ella al tiempo que lo rodeaba con los brazos y hacía que su boca bajara hasta sus pechos.

Era lo más dulce que había sentido jamás. Mucho más intenso de lo que podría haber imaginado o soñado. Su lengua se movía con suavidad por su pezón endurecido por la excitación.

—Inma, dime que esto está bien.

Estaba más que bien. Seguramente estaba loca por abandonarse a un hombre que jamás podría amarla, pero en aquel momento nada le importaba.

—Está muy bien, Logan.

Sus ojos se llenaron de pasión mientras le desabrochaba la falda y pedía que las luces se suavizaran.

Logan era consciente de que se había dejado llevar por el deseo, y no se había detenido a pensar porque de otra manera se habría dado cuenta de que era un error. Inma era su amiga, aunque en ese momento nada más alejado de su cabeza que la amistad. Lo único que quería en ese momento era hacerla sentirse bien y darle todo el placer que merecía, ya sufriría las consecuencias más tarde.

Su boca lo llamaba y él respondía con sus besos. La mitad inferior de su cuerpo se puso en tensión cuando ella comenzó a juguetear con su lengua. Hacía solo unos minutos lo habría creído imposible, no habría podido creer que llegaría a sentir tal necesidad. Pero se trataba de Inma, la mujer que no había dejado de sorprenderlo en el último mes.

Le quitó la falda y después las medias, hasta que la tuvo ante sí con solo unas braguitas de encaje azul. Una ligera sonrisa se dibujó en sus labios y en sus ojos se podía apreciar el mismo deseo que lo estaba consumiendo a él. Ver sus emociones reflejadas en ella hizo que el corazón de Logan empezara a latir como si quisiera escapársele del pecho. Nadie le había llegado al alma de la manera que lo hacía Inma.

—He imaginado esto tantas veces —confesó con frustración.

—¿En serio? —le preguntó ella sin dar crédito a lo que oía.

—Todas las noches, durante toda la noche. Y también durante el día...

—Dime qué imaginabas —le pidió mientras se despojaba de la única prenda que le quedaba puesta.

El poco auto control que le quedaba lo abandonó inmediatamente. La levantó en brazos y la llevó hasta el escritorio, de donde barrió todos los papeles de un manotazo.

—¿Quieres saber lo que imaginaba? —le preguntó sentándola en la suave superficie del escritorio. Después él se sentó en el sillón de piel que había justo enfrente y lo acercó hasta que los reposabrazos chocaron con el borde de la mesa—. Pues imaginaba que mis manos se llenaban de ti...—sin dejar de mirarla a los ojos, le agarró las nalgas con ambas manos.

—¿Y después? —lo provocó ella con la voz entrecortada.

—Te imaginaba abriéndote a mí.

Inma se humedeció los labios con la lengua.

—¿Y entonces?

La acercó un poco más a él.

—Mira —dijo con una ligera sonrisa, y acto seguido bajó la cabeza y saboreó el paraíso.

Inma se deshizo en gemidos mientras notaba la lengua de Logan pasearse por lo más sagrado de su cuerpo. Estaban rodeados de ventanas sin cortinas, de modo que sus acciones se encontraban expuestas al mundo. Nadie podía verlos en un lugar tan apartado como aquel, y aun así, había cierta carga erótica en el riesgo de ser observados.

Nunca en su vida había confiado tanto en un hombre. Nunca se había entregado de esa manera. Pero se trataba de Logan, el hombre al que amaba, que estaba haciendo que le faltara la respiración, que los pezones se le pusieran duros como el acero y que en su interior fluyera una increíble corriente de placer. Aquella sensación le resultaba tan ajena que al principio le dio miedo, pero cuando miró hacia abajo y lo vio moverse con tal suavidad, el miedo dejó lugar al placer y la mente se le quedó en blanco.

De pronto notó cómo él metía un dedo dentro de ella con extrema suavidad. Y entonces ocurrió algo increíble; fue como si en su cuerpo se hubiera desatado una tormenta que solo él con sus movimientos podía intensificar y que finalmente solo él podría calmar.

No podía dejar de gemir. Se sentía salvaje como una leona que hubiera localizado a su presa. El instinto se apoderó de ella y le hizo presionar su cuerpo contra él. Quería entregarse a Logan por completo, quería que supiera que nadie podía hacerla sentir de aquel modo, pero ni siquiera era capaz de hablar.

Pronto se rindió al placer y se dejó llevar por las maravillosas sacudidas del orgasmo, una especie de calambres que le recorrieron el cuerpo desde lo más profundo. Tal éxtasis acabó por debilitarse y, sin embargo, Logan no se retiró sino que prosiguió con sus mágicos movimientos hasta llevarla a un segundo clímax. Y cuando llegó el momento, Inma gritó de placer y finalmente cayó exhausta sobre el escritorio.

Tenía la sensación de ser ligera como una pluma a la que arrastraba el viento, pero poco a poco volvió a la realidad y fue capaz de hilar un pensamiento: el amor que sentía por Logan jamás desaparecería porque era suya para siempre.

Por fin se encontró con fuerzas para abrir los ojos. Allí estaba él, con el pelo alborotado, el torso sudoroso y la entrepierna de los pantalones abultada por la excitación. Lo que más deseaba era tocarlo, notar su peso sobre ella, sentirlo dentro de su cuerpo. Quería hacerle sentir lo que sentía ella en ese momento. Estiró la mano e intentó tirar de él.

Pero la expresión de su rostro la detuvo. Las arrugas que tenía alrededor de la boca le dieron a entender que no estaba dispuesto a permitirse disfrutar del mismo placer que le había hecho sentir a ella. Solo con el brillo de sus ojos habría podido impedir que alguien se le acercara. A Inma se le desgarró el corazón al ver que Logan había vuelto a encerrarse en sí mismo.

De pronto se sintió desprotegida, y no solo porque no llevara ropa.

—No lamento lo que acaba de suceder —dijo él dándole la espalda—. Ya nunca podrás decir que...

Se puso la ropa tan pronto como pudo, con la esperanza de que eso le diera fuerzas para soportar aquello.

—¿Qué? ¿Qué no podré decir? —le preguntó alterada.

—Que no te deseo, o que no te veo como una mujer. Ya ves que no es así —sin dejar de mirar por la ventana, soltó un resoplido de frustración—. Cuando estoy contigo no soy capaz de protegerme.

Por un momento quiso creer que esa confesión era un cumplido, pero no era tan tonta. Sabía que lo que ocurría era que le daba miedo sentirse apegado a algo o a alguien. Mientras la cabeza le decía que saliera de allí y le demostrara la rabia que había desatado en ella, su corazón y el amor que lo llenaba la impulsaban a ofrecerle consuelo y apoyo. Se acercó a él y le puso la mano en el hombro.

—Logan, sé que...

—Quizá sea una suerte que te marches mañana. Aquí no hay nada bueno para ti.

Retiró la mano de su hombro.

—Puede que todavía no te hayas dado cuenta, pero yo no te estoy pidiendo nada.

—Pues deberías, tienes derecho a exigir, Inma. Emily y tú merecéis un hombre que crea en el amor y en los finales felices —tenía las manos apoyadas en el cristal por encima de la cabeza—. ¿Has visto los cuadros que hay en las paredes de este despacho?

Inma se volvió a mirar los grabados en los que ya se había fijado la primera vez que entró a aquella habitación.

—Sí, ya los había visto.

—Están ahí para recordarme que eso es lo más cerca que voy a estar de los cuentos de hadas.

Hablaba con una amargura que hizo que ella se diera cuenta de que estaba demasiado cansada.

—Creyendo eso harás que se cumpla.

Se dio la vuelta y lo dejó allí junto a la ventana. Lo amaba hasta el punto de causarse dolor, pero no iba a quedarse allí a suplicarle que olvidara el pasado de una vez por todas.

Si alguna vez cambiaba de opinión y decidía que quería encontrar el verdadero amor que ella le ofrecía, ya sabía dónde encontrarla. En el mundo de los vivos.

◈◈♡◈◈

La misma carretera, el mismo coche, el mismo conductor y el mismo pasajero. Pero esa vez no había nieve.

Logan iba mirando por la ventanilla del coche con la esperanza de ver a Inma a un lado de la carretera, pero no estaba allí. Seguramente estaría encantada en su pastelería deleitando a la ciudad entera con sus creaciones.

Habían pasado dos semanas durante las cuales había intentado dejar de pensar en ella y en Emily. Claro que los continuos comentarios de Thomas sobre lo bien que le iba con el nuevo negocio no lo habían ayudado mucho. Por supuesto que se alegraba de que todo le estuviera saliendo bien, pero eso no hacía más que recordarle lo vacía que se había quedado la casa... y lo vacío que se había quedado también él.

A la semana de que se hubieran marchado, había hecho las maletas y se había ido a California con la esperanza de que eso le hiciera olvidar la agonía durante al menos unos días. Desgraciadamente, el director de Micronics, la empresa a la que le había vendido su proyecto, había insistido en llevarlo a hacer turismo. Allá donde fueron, desde el océano hasta Hollywood, todo lo que vio le hizo desear aún con más fuerza que Inma y Emily estuvieran allí con él. Había llegado a sentir celos de los habitantes de Fielding, porque ahora eran ellos los que disfrutaban de la maravillosa presencia que le había alegrado la vida a él durante casi un mes.

◈◈◈◈◈♡◈◈◈◈◈

¡OH POR DIOS! ¿Que cosas no? Pero la neta Logan me está desesperando, ¿Por que no acepta de una vez lo feliz que es a lado de ella? Esta bien wey jajaja

Espero les haya gustado el capítulo de hoy, algo subido de tono jejej pero weno

#FannyFrías

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