Capítulo Dieciséis.
Se recostó sobre el asiento de cuero del coche y sintió rabia. Echaba de menos su risa y su costumbre de discutir con él por todo y por nada. Hasta añoraba sus interrupciones cuando subía a verlo al despacho cada diez minutos. Y el recuerdo de ella sobre su escritorio...
Había sido incapaz de trabajar desde aquella noche y sin embargo seguía teniendo la esperanza de que pronto conseguiría quitársela de la cabeza, tenía que hacerlo. Quizá cuando la viera en solo unos minutos para agradecerle su maravillosa contribución al proyecto, a lo mejor entonces se daría cuenta de que el hechizo por fin había desaparecido.
No, en realidad sabía que eso era del todo imposible. De hecho, solo con aproximarse a la pastelería el corazón empezó a latirle con una aceleración inusitada. Lo primero que vio al bajarse del coche fue un cartel en el que se rogaba silencio porque hay un bebé durmiendo.
Dios, añoraba... todo lo relacionado con ellas. Abrió la puerta con sigilo y enseguida le llegó el delicioso aroma del chocolate y las frutas. Al otro lado del mostrador se encontraba la mujer más bella del mundo, con su pelo rubio recogido, las mejillas sonrojadas y un delantal blanco. Estaba atendiendo a la vieja señora Boot.
—Con esto son dos dulces de caramelo, cuatro delicias de frambuesa, siete diamantes negros y una bomba de nata, ¿correcto?
—Sí, creo que Edd y yo tendremos suficiente hasta el lunes —respondió la mujer sonriente.
—¿Cuatro días? —respondió Inma levantando la barbilla como si realmente estuviera calculando—. No sé, no sé —siguió bromeando mientras le ponía otras dos bombas de nata. —Estas son a cuenta de la casa.
—Gracias, querida —en ese momento la señora Boot se volvió hacia la puerta y vio a Logan—. No sabría decirte si es un ángel o un demonio —dijo con una risilla traviesa.
—A mí mismo me cuesta saberlo —respondió Logan al tiempo que se aproximaba al mostrador.
Los ojos de Inma se llenaron de sorpresa. Seguramente se preguntaba qué estaba haciendo allí, y lo cierto era que en ese momento ni siquiera él lo recordaba. Lo único que quería hacer era estrecharla entre sus brazos y darle un beso en los labios.
La señora Boot miró a uno y a otro y, antes de salir por la puerta, le hizo a Logan un guiño exagerado.
—Que tengáis buena tarde.
Cuando la dama había salido, Inma miró a Logan y le dijo con actitud muy profesional:
—¿En qué puedo servirle, caballero?
Pero él no se dejó engañar, era obvio que estaba enfadada en él y tenía todo el derecho del mundo. La última vez se había comportado como un verdadero cretino.
—Erase una vez un delicioso pastelito que una joven encantadora hizo para mí —comenzó a decir con dulzura—. ¿Te suena de algo esa historia?
—Vagamente —respondió ella con tranquilidad.
—¿Cuánto me costaría uno de esos pastelitos?
—No lo sé. Son bastante especiales.
—Eso no te lo voy a discutir —la miró sonriendo antes de decir—: ¿Y qué me dices de una cena?
—¿Qué? —ahora estaba a la defensiva.
—Que si quieres salir a cenar conmigo esta noche.
—Verás —era obvio que la pregunta la había puesto nerviosa—, creo que no me sentiría cómoda volviendo a tu...
—No, en mi casa no. Aquí, en la ciudad.
—No comprendo.
—Creo que deberíamos celebrarlo —comenzó a explicarle—. Al fin y al cabo tú eres el motivo por el que Micronics ha duplicado su oferta.
—¿Cómo que yo soy el motivo? —parecía que empezaban a iluminársele los ojos.
—Esas ideas que me diste eran magníficas. Quiero invitarte a cenar y agradecértelo como debe ser.
—Ya entiendo —bajo la mirada—. Enhorabuena.
No parecía muy satisfecha; por un momento Logan dudó de si había cometido un error yendo a verla, pero entonces se miraron a los ojos y volvió a sentir la necesidad que le había hecho regresar de Los Ángeles con tanta urgencia.
—Te echo de menos, Inma. Por favor —«no digas que no, por favor», le suplicó en silencio.
Ella se quedó mirándolo sin decir nada durante unos minutos que para él fueron toda una eternidad. Empezaba a sentirse un estúpido por haberle mostrado el alma, cuando ella se agachó y sacó algo de la cámara frigorífica que había bajo el mostrador.
Cuando se puso en pie estaba sonriendo y en su mano derecha había un pastelito de chocolate que le ofreció inmediatamente.
—¿Me recoges a las siete?
◈◈♡◈◈
En el aire se distinguía el delicioso olor de la carne a la parrilla. Inma estaba sentada frente a Logan en el restaurante que había sido descrito en la Gaceta del Gourmet como el mejor lugar para degustar carne después de Argentina. Mientras observaba a su acompañante se esforzaba por convencerse de que aquello no era una cita. Era solo una cena de agradecimiento por haberlo ayudado. Pero al mismo tiempo no podía dejar de preguntarse si su coraza no habría empezado a resquebrajarse. Seguramente aquella era la primera vez que Logan salía a cenar en Fielding, no era decir mucho tratándose de una ciudad tan diminuta, pero para él era desde luego un gran paso.
Y estaban también las maravillosas palabras que le había dedicado en la pastelería, unas palabras que habían vuelto a hacerle creer que todo era posible.
La había echado de menos.
Aquella noche tenía el aspecto de un modelo, ataviado con un jersey negro de cuello alto y unos vaqueros. Si hubiera podido habría soltado un ruidoso suspiro.
Ella también lo había echado de menos durante esas dos semanas en las cuales el dolor no había hecho más que intensificarse. Le había resultado tremendamente difícil abandonar su casa, y cuando lo había visto aparecer en la tienda, simplemente le había parecido imposible decirle que no.
Quizá aquello no fuera una cita, pero allí estaba Logan en público y con todos los ojos clavados en él. Desde luego era un avance en la dirección correcta y eso era lo que importaba.
—¿Qué tal está el filete?
—Delicioso —respondió Inma y acto seguido miró a los demás comensales, que no apartaban la mirada de ellos—. Escucha, me temo que no van a dejar de mirarte a menos que les sonrías o algo así. Creo que no se creen que seas real.
—¿Y qué demonios se creen que soy?
—Un extraterrestre, o quizá un robot —sugirió bromeando—. Ya sabes, trabajas con la tecnología más avanzada y la gente chismorrea.
—Lo sé —respondió secamente.
—Vamos, dedícales una sonrisa y alégrales la noche.
Logan se echó a reír y después, volviéndose hacia el comedor, saludó con la mano. Al principio todo el mundo se quedó inmóvil, pero después fueron saludándolo del mismo modo. Cuando volvió a mirar a Inma, tenía el ceño fruncido.
—¿Qué ocurre? ¿No era eso lo que esperabas?
—No lo sé. Estoy intentando no crearme expectativas.
Ella sonrió satisfecha al oírlo decir eso e interpretó dicha medida como un nuevo paso adelante. Quizá si visitaba la ciudad más a menudo, acabaría por conocer a alguien e incluso hacer algún amigo.
Y también podría verla a ella.
Inma levantó su vaso de agua mineral y brindó:
—Por tu nuevo contrato millonario.
—Y por ti, por tener unas ideas tan maravillosas —añadió él con una cálida mirada—. No habría podido hacerlo sin ti.
Aquella mirada le llegó directamente al corazón.
—Claro que lo habrías hecho, de todas formas, gracias.
Logan apuró su copa de vino y se quedó con los ojos clavados en ella.
—Escucha, Inma... lo digo totalmente en serio, sin tu contribución este contrato no habría sido ni la mitad de lucrativo. Iba a hacerte un regalo, pero sé lo que opinas de la costumbre de devolver los favores... Así que lo que he hecho ha sido hacerle el regalo a Emily, al fin y al cabo ella fue tu inspiración —acompañó sus palabras de un sobre que dejó en la mesa—. Le he abierto una cuenta dedicada a pagar su educación.
Inma se quedó estupefacta, no podía articular palabra. Una cuenta para la universidad. Eso era algo que normalmente hacía... el padre. ¿Cómo iba a aceptar tal generosidad? Pero antes de que pudiera protestar, fue él quien habló.
—Es para Emily, Inma. Quiero que pueda elegir la universidad que quiera. Déjame hacerlo por ella.
◈◈◈◈◈♡◈◈◈◈◈
Awww eso es muy lindo, ya quisiera tener un papá como él. Gracias a mi papá tuve que salirme de la prepa :'( pero weno no estamos para contar mi horrible vida.
Solo espero les esté gustando, por que tengo que decirles algo... Nos estamos acercando al final, y si preguntan... ¿Tan rápido? Sino leyeron la descripción de la historia ahí dice por que durara tan poco, así que vayan a leerla, ¡Right Now! Hasta pronto...
#FannyFrías
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