27 - 💋ANDREW OLSSON💋
Dos días después. Planeta Tierra.
Todo marchaba realmente bien. Habíamos llegado a la Tierra sin ningún obstáculo. Tomas nos dejó hace horas en un puerto en medio de Italia. O al menos, lo que antes se llamaba Italia. Sin lugar a dudas, yo estaba fascinado por lo que veía: un cielo azul que parecía interminable, un mar gigante cuyas olas sonaban al chocar contra la orilla del puerto. Varias aeronaves pasaban de un lado a otro, dirigiéndose a quién sabe dónde, con la prisa de un terráqueo. Los aromas eran distintos a los de Marte, empezando por el horrible olor a mezcla de mar y tierra.
Sofía se veía distante, pero contenta. Ocultaba algo tras esa sonrisa forzada que mostraba mientras discutía con Martín. El Gigantón, apenas había puesto un pie en la Tierra, prometió no volver a subir a una nave en su vida.
―Me voy a poner borracho hasta no recordar mi nombre ―afirmó Martín, entusiasmado―. Eso haré. Nada de bromas, esto es serio. Tengo el dinero suficiente como para comprarme una licorería. Dicen que en la Tierra es todo mucho más barato.
―No te precipites, Gigantón ―trató de calmarlo Julieta―, que primero tenemos que encontrar dónde dormir. Esa nave apestaba a culo y solo tenían agua fría en la ducha. ―Sus entrañas rugieron―. Me está doliendo el estómago. ¿Alguien trae una pastilla?
Yo le pasé unas paratodo.
―Gracias, Andrew.
―¿Y si alquilamos una limosina?
―Me parece muy exagerado. Deberíamos mantener un perfil bajo y no llamar la atención de hacienda.
―La vida es corta, Julieta.
―Mientras más te apuras, más corta se te hace.
La gente a nuestro alrededor nos miraba como si fuéramos raros especímenes. Varios ojos brillaron como un signo de avaricia. Era obvio, éramos turistas. Sería sencillo robarles, aunque era muy temprano para eso y el sitio estaba repleto de testigos. ¿Podríamos confiar en ellos?
Después de unos minutos debatiendo el tema, decidimos buscar primero un hotel donde hospedarnos temporalmente bajo nombres falsos. Nuestras identificaciones estaban hechas profesionalmente por un falsificador amigo de Mon-Luán. No hubo inconveniente en ser recibidos en el famoso hotel Sharls-ton.
Para mí, era bastante caro y aristocrático, pero a Sofía aquello no le parecía difícil de sobrellevar. Se movía entre esa gente como si viniera de una familia adinerada, y de hecho, así era. De igual manera, Julieta tampoco estaba muy sorprendida por la atención que nos brindaban. Sofía tenía tal carácter que todos la miraban como si se tratase de una reina a la que había que consentir.
Esa misma noche, el grupo se había separado. Martín y Julieta fueron a comprar ropa, y Sofía había desaparecido. Estuvo evitando estar cerca de mí tanto como le fue posible. Supuse que era porque estaba ocupada buscando desconectar el robo de la joyería con los turistas recién llegados de Marte. Millonarios extranjeros. Era así como realmente se veían.
Y eso éramos nosotros.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top