ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ 𝟼|𝑳𝒂𝒃𝒊𝒐𝒔 𝒓𝒐𝒕𝒐𝒔 𝒍𝒍𝒆𝒏𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒍𝒂́𝒈𝒓𝒊𝒎𝒂𝒔


"Sí una acción vale más que mil palabras, deja que mis caricias en tu piel húmeda te dejen saber cuánto te amo."

—Park Jimin.

"—Sr. Park, no podemos retrasar más lo inevitable. Si no accede a qué el joven Taehyung se vaya de su lado, todo se va a desmoronar.

El joven, con un suave semblante, volteó a ver a su esposo en la cama qué ambos compartían, profundamente dormido. Una sonrisa salió de sus labios, él era su alivio, su luz. Su todo.

Volteó una vez más al hombre, el cual le observaba ansioso, negando—. Sabes mi respuesta, no dejaré a Taehyung sufrir.

—P-Pero Sr. Park, ¡usted morirá!

—No soy capaz de dejar qué alguien más sostenga a mi esposo, así cómo tampoco soy capaz de verlo morir. Él estará a mi lado, no importa qué. Ríndase para yo ir a dormir.

Trastornado, el canoso hombre se rascó la cabeza, sin comprender lo qué pasaba por la mente del rubio frente a él.

—Jimin, entienda por favor. Sí se queda al lado de Kim Taehyung, solo le espera una muerte dolorosa. Esto no solamente le hará daño a usted —Ambos hombres callaron un momento al notar al castaño dentro de la habitación, moviéndose en la cama—. También le hará un daño irremediable a su amado y dulce esposo —Concluyó el mayor, con pesar en su tono de voz.

—Park, Dr. Él es un Park. Y lo sé, sé qué pasará si seguimos juntos. Pero, ¿sabe? Soy muy egoísta, no quiero dejar de verle jamás —El rubio sonrió. Con su mirada azulada brillante, supremamente oscura—. Tae será mío y yo suyo por siempre, me encargaré de ello, incluso si muero en el intento.

—Joven Park...

Terroríficamente tranquilo, el menor le sonrío al anciano y con su mano señaló la puerta—. Creo qué es hora de qué vaya a casa, doctor, llevaré a Taehyung para su chequeo en lo que queda de la semana. No llame hasta entonces.

Sin más, le cerró la puerta en el rostro al canoso doctor, dirigiéndose sereno a la habitación que compartía con su bello castaño durmiente.

Se subió a la cama tratando de no hacer ruido, acercándose a su esposo en busca de calor. Tan pronto lo tuvo cerca, le dio un abrazó al mayor, ocultándolo entre sus brazos, incluso si este era un poco más grande qué el mismo.

—Estoy aterrado, cariño... Jamás le he dado importancia a la muerte, la tortura nunca me pareció aterradora —Jimin observó cómo aún su chico seguía en el mundo de los sueños, besando su frente con ternura—. A mí solo me aterra qué te separen de mi lado. Pero eso no nos va a pasar. ¿Está bien? Nos protegeré.

Al obviamente no recibir respuesta, con supremo cuidado en su toque, lo colocó a su lindo amante en el lado de la cama, qué a este le correspondía, cubriéndolo con unas tres o cuatro mantas para que no tuviera frío.

Una vez lo vio, durmiendo plácidamente entre las sábanas de terciopelo, se colocó justo a su lado, observando cada una de sus respiraciones en silencio.

Admirándolo.

Ni el mismo Taehyung lo sabía, pero el rubio estaba dispuesto a hacer todo por su bienestar. Incluso si eso significaba matar o ser matado.

[Park Taehyung]

¡JIMIN, NO ME DEJES AQUÍ!

Me levanté repentinamente, sintiendo una opresión en mi pecho que me hizo apretarlo fuerte, temeroso de que fuera el corazón a escaparse de mi cuerpo.

Otra vez ese mismo puñetero sueño. El mismo de cada noche. Uno donde no sé que está diciendo Mimi y todo se siente borroso, pero igual duele demasiado.

Sueño una y otra vez con la noche antes de la muerte de mi esposo.

Mire alrededor sin esperanzas en busca del cálido apartamento que Jiminie me regaló con tanto cariño. Pero solo me encuentro con unas paredes de un viejo y desgastado gris oscuro.

» Dios, la cabeza me está matando. ¿El hospital no tiene presupuesto para un amarillo pollo o algo así?

Eso sería aún peor, Taehyung. Me digo a mi mismo, a modo de regaño. Pero no puedo evitarlo, me voy a volver loco si sigo viendo un mero segundo más esas paredes, terriblemente colocadas para recordarme siempre mi nuevo hogar: el psiquiátrico.

—¡Paciente N. 111, son las nueve, deje de dormir y salga de una vez! —Dice un guardia, golpeando con un garrote la puerta de mi habitación, cómo el gorila que es.

Sin poder evitarlo me exalto, saltando en mi cama, ¿acaso ya las personas no saben decir buenos días? Con razón la raza humana se debe extinguir.

— ¡Yo me levanto cuando me dé la gana viejo verde! —Le respondo desafiante, incluso cuando ya estaba colocándome los pantalones en camino a la puerta.

— ¡O sales o te quedas sin comer, niño, ¿quieres eso?!

Cuando llegué a la puerta, notando con mucha facilidad como el orangután del guardia estaba apoyado en ella, la abrí haciéndome a un lado, actuando muy sorprendido cuando este cayó en todo el suelo cómo un saco lleno de papas.

— ¡Oh, vaya! —Exclame en voz alta, sonriente al notar como el imbécil se quejaba del golpe, aún tirado en el frío suelo—. Al parecer es verdad lo que dicen... los idiotas si caen de boca.

— ¡MALDITO NIÑATO!

En medio de mis carcajadas, no me di cuenta el momento en que el guardia se levantó, dirigiéndose a toda velocidad hacía mi con intenciones de un puñetazo en el ojo, siendo detenido por mi puño, que dobló su brazo con asco por tocarle esa asquerosa piel grasosa.

 ¿Alguna vez te han golpeado en tu fétido rostro de mierda? —Sin esperar, sonreí, haciéndome el sorprendido—. ¿Cómo dices, nunca lo han hecho? pues... déjame a mí.

"CODIGO 30012, ALTERCADO EN EL SEXTO PASILLO"

Esto le va a doler más a él, qué a mí.

[...]

—Taehyung —Llamó Edurn, con aquel par de ojos negros fijos en mí—. Estoy pidiéndole hablar, Sr. Park. ¿No lo va a hacer?

Evitaba mirar hacia el frente, receloso, sin importarme—O al menos eso trato—, la penetrante mirada que me daba.

No quería mirarlo, por qué me moría de la pena. Más porque sé exactamente lo que va a decir a continuación.

En tres, dos, uno...

— ¿Qué pasa? ¿El gato le comió toda la lengua? —Preguntó este, acomodando su pierna sobre la contraria, soltando una pequeña sonrisa, llena de burla.

"¡Ding, Ding, Ding, Ding! Mi estimado publico, tenemos un empate."

En mi mente podía ver el marcador de respuestas sarcásticas entre Edurn y yo apareciendo, marcándose un punto en la parte del doctor.

Ugh, no es justo que utilice lo mismo que yo.

Harto, volteé por fin a mirarle, cruzado de brazos, con la peor mirada que pude darle en ese poco tiempo—. Ja, Ja, muy gracioso. ¿Te pago por tus payasadas o espero a que saques las pelotas... —Dije, irritado—... ¿O será que no tienes?

— ¿Se encuentra interesado en ello, Sr. Park? Le recuerdo la naturaleza de esta relación —Me recuerda el muy hijo de puta, acomodando su corbata negra al mismo tiempo—. No quisiera, resulte herido.

—Lo único herido aquí va a ser su cara por un puñetazo mío si no se calla —Le respondí, poniendo mis ojos en blanco del cansancio. ¿Qué le pasa a este tipo, es su hobby ser estúpido?—. ¿Por qué no mejor me deja ir en paz? Ya le había dicho que no quiero volver a consulta nunca más.

Ambos nos miramos frustrados, pero el ardor en mis mejillas seguro me hacia ver ridículo, por lo que rápidamente me escapé de su vista.

—Pues no parece, porque peleaste con un guardia, le partiste seis costillas y te apareces en mi oficina con el labio roto, a solo dos días de haberme dicho jamás volverías.

— ¡Yo no me aparecí... —Bajo el tono de voz de inmediato, al notar como Edurn alza una ceja, advirtiendo que no vaya a atreverme a gritarle y como soy todo un sumiso en los peores momentos—cortesía de mi lindo esposo—, obedezco por reflejo—... Yo no aparecí, Edurn. Me trajeron los guardias, porque todos esos decrépitos dicen, tú eres el que está bajo mi cuidado. Nunca vendría aquí por mi mismo...

Añadí lo último en susurros, cruzando aún más mis brazos, cansado. No es mi elección que el guardia me trate como a una puta escoria, yo solamente me defiendo de él.

Tampoco fue mi decisión estar aquí, en este triste psiquiátrico lleno de idiotas que solo saben tomar pastillas hasta así morirse por una sobredosis.

Mucho menos elegí ser viudo. Si tuviera de verdad un voto, Jimin simplemente estaría a mi lado, abrazado a mí, con su encantadora sonrisa.

Los recuerdos me hicieron sentir lleno de miseria, desarmándome, haciendo lo que quieren siempre conmigo: destruirme.

Soy un desastre. Una asquerosa mancha en la existencia, un completo idiota, un-

—Taehyung.

— ¿Qué?

—No te muevas —Ordenó el pelinegro, sacándome abruptamente de todos mis pensamientos al mismo tiempo que se acercaba a mi rostro, serio.

— ¿Qué mierda te pasa? Aléjate de una vez —Reproche rápidamente, alzando mi brazo para cubrir mi rostro y evitar verlo. Pero este con firmeza lo retiró de una vez.

—Quédate quieto, dije —Repitió, con su dedo rozando mi mejilla.

Estaba limpiando las lágrimas, pasando su pulgar, húmedo, por mis labios rotos. Su respiración se posicionó sobre la mía y el acercamiento me dejo sentir los dejes de su colonia en mi nariz. Un aroma a canela casi hipnotizante.

» No puedo pensar bien cuando lloras frente a mí, así qué deja de hacerlo.

.

.

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"No necesito, me digas cuanto placer te produce mi toque en la piel, ese rostro sonrojado, esos dulces labios hinchados y tu cuerpo caliente bajo el mío, ansioso, me lo comprueba."

—Park Edurn.

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Hola a todos, quiero agradecer con este capitulo de regalo todo el apoyo que ha recibido Edurn de repente. Realmente les agradezco y quiero. Espero les guste el capitulo.

Nos vemos este viernes con el próximo, ¡hasta pronto! <3

LilynCaramel.🌙

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