ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ 𝟾| 𝑳𝒍𝒖𝒗𝒊𝒂
"Me arrepiento de no aprender el arte de la danza, porqué de no ser así, podría haber reclamado todas tus primeras veces."
—Park Jimin
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[Park Taehyung]
—Doblen el papel a la mitad y luego de dos pliegues procedan a voltearlo...
Lo que diferencia a los barcos de papel de los reales, en realidad es tan simple que te hará reír. Pero es doloroso si te atreves a pensarlo dos veces. Y es que...
—Paciente N. 111, ¿Qué se supone que hace?
... Uno de los barcos sabe que va a dejar de flotar en cualquier momento mientras el otro, solo lo niega rotundamente.
—Lo que usted mandó a hacer, señora Millard —Respondo inocente a la vieja mujer, que pasa sus ojos de mí al papel en mis manos, disgustada—. ¿Hice algo mal?
Pero los seres humanos no somos únicamente oportunistas e inútiles, también somos lo suficientemente egoístas, para negar la diferencia entre ambos, con tal de así seguir viviendo ignorantes, en una paz fingida.
—Por supuesto que sí. La manualidad del día de hoy era hacer una pequeña flor de papel.
— ¿Y? —Pregunto, actuando incrédulo, solo para ver como la anciana alza sus cejas y se pone roja de la rabia.
—¡Que usted hizo un barco de guerra!
Una paz fingida, justo como la mía.
[...]
Las pequeñas risas del pelinegro en la oficina, retumbaban alegres, haciendo a Taehyung arrepentirse de asistir a su llamado.
—Edurn, no es tan gracioso. Ya cállate y juega.
Desde aquella "discusión" entre ambos, el psiquiatra había accedido a iniciar el verdadero tratamiento, sabiendo que, al menos esta vez, su paciente pondría de su parte para ello.
Por lo que el castaño ahora tenía menos píldoras que tomar o tranquilizantes en fila para ponerse, en vez de eso, estaba inscrito en muchas actividades lúdicas—Desde el punto de vista del menor—, un poco aburridas y sin sentido.
Siendo una de ellas, jugar ajedrez en la tarde con el hombre frente a él. El cual dejó poco a poco de reír, mostrándose entretenido con la situación.
— Aún la idea me resulta graciosa, ¿te has atrevido no solo a desobedecer con lo de la actividad de origami, sino que también fuiste capaz de insultar a todo el personal diciendo que si tanto quería Millard una flor tomaran una y juntos se la metieran por el-
—Te dije que juegues. Eso o me voy —Sentenció el menor rápidamente, con las mejillas rojas de la vergüenza. Que tus hazañas fueran contadas por uno de los pacientes era muy distinto a que lo hiciera su psiquiatra.
Mi psiquiatra es un sádico que ama ver el mundo en caos, por eso se ríe tanto. Se dijo el castaño para sus adentros.
—... Si tanto quieres que juegue, te haré el favor —Comentó el de hebras negras, moviendo la reina cuatro puestos y con eso dejando la pieza del rey obsoleta en el acto—. Jaque mate —Anunció, dando a Park una pequeña sonrisa socarrona.
—Mierda, ¡¿otra vez?! —Taehyung vio el tablero por todos lados, Edurn había ganado. De nuevo. Por quinta vez.
—Supongo lo tuyo es insultar, pequeño. Lo demás no se te da tan bien.
—Hoy amanecimos graciositos, ¿no? —Gruñó el castaño, odiando el apodo por odiarlo menos hoy. Por contradictorio que suene—. Porque mejor no jugamos un juego dife-
—Independiente de todos los incidentes que has tenido... —Dijo el mayor, dando un tono más serio a su voz—... Intentas como puedes.
Rápidamente, el castaño asintió, dando golpes a su pecho del orgullo—. Incluso podría hacerlo mejor si no fuera por la gente tan despreciable en este hospital. A veces pueden ser unos hijos de pu-
Taehyung se calló al instante por como la mano del pelinegro de repente había dejado palmadas suaves en su cabeza. La acción le había robado el aliento.
Notó de inmediato la mirada que Edurn le regalaba, sereno. Y Park se atrevió a jurar, que no era tan oscura como todos los días, sino que tenía destellos grises en ella.
Hermoso. Confesó su subconsciente, sin remordimientos.
—... Me siento muy orgulloso de ti.
Ambos se miraron el uno al otro, sin la intención de algo. Tan solo viéndose en silencio—. Gracias, Dr. Park.
Lentamente, el mayor bajaba su mano, colocándola en la mejilla del castaño. Y este no pudo resistirse a cerrar los ojos, perdiendo la silenciosa competencia de miradas, por el contacto.
—Edurn —Corrigió—. Llámame Edurn, Taehyung.
Ambos sabían lo que sucedía, pero no se detenían aún siendo conscientes de ello. Sus respiraciones se hacían pesadas y de repente el pelinegro sintió la boca seca.
El castaño se fundió más en su asiento, dejándose llevar cuando el mayor daba suaves caricias a su mejilla, sabiendo al mismo tiempo este acercaba sus rostros hasta el punto de rozar sus narices.
—Edu-... —Y justo en ese momento. Los recuerdos lo invadieron por completo, dañándolo, castigándolo. Haciéndole recordar que las manos tocando su piel no eran las del hombre que amaba—... Me tengo que ir.
Empujando al mayor, Taehyung se paró del sillón, tembloroso, saliéndose de la oficina rápidamente, cerrando la puerta detrás de él.
Corrió rápidamente hasta su habitación, tambaleándose sin parar. Pero eso no le importaba, él solo deseaba llegar cuánto antes. Cuando lo logró, no pudo soportarlo más. Todas las gruesas lágrimas en sus mejillas comenzaron a caer una tras otra, quemándole. Dándole otra razón para sentirse miserable.
—No me merezco ser un Park, Jimin. Lo siento. Perdóname —Susurro llorando, sin parar, devastado—. Perdóname...
[Min Yoongi]
—Taehyung aún no ha llegado... ¿Habrá pasado algo? Dijo que iría con el doctor y volvería.
Alcé la ceja a Yeonjun, que observaba la entrada a la cafetería preocupado, al parecer no soy el único que notó lo de su tardanza.
¿Dónde mierda está? Va a terminarse matando al mocoso de la preocupación. El podrá ser un grano en donde no da el sol, un descerebrado y fanfarrón, pero, ¿impuntual? Jamás.
Volteo a Yeonjun, que ya quiere llorar y no puedo evitar suspirar, sabiendo que tendré que calmarlo—. Niño, respira. A Taehyung pudo detenerlo su psiquiatra para hablar del problemilla de hoy.
—Pero es Taehyung, probablemente no lo escucharía de verdad. Además, sabes que la relación de ambos ha mejorado. Tae te lo dijo y yo escuché a escondidas, así que no me lo puedes negar.
— ¿Escuchaste a qué? —Pregunto, con la mano tomando su mejilla izquierda y luego apretándola para castigarle—. ¿Qué te he dicho de espiarnos, mocoso?
—Q-Que es malo y no debería saber de esas cosas a-aún.
—Bien —Felicito, soltándole—. Pronto él vendrá y podrás preguntar por qué se tardó. Mientras tanto, mantén la calma o le diré a Taehyung que escuchaste lo que hablamos. ¿Entendido?
Al notar cómo Yeonjun asentía, lleno de miedo, sonreí, comenzando a mirar en dirección a la entrada de reojo. ¿Dónde se metió? ¿Edurn le habrá hecho algo?
Si ese imbécil le hizo algo a Taehyung, lo voy a quemar vi-
— ¡Hey, Min! ¿Dónde está el imbécil de Kim, por fin se hartó de cómo la chupas en las noches y te dejó?
La porquería de voz ajena me sacó de todos mis pensamientos, cambiándolos por unos incluso peores. Frente a mí, el séptimo paciente más peligroso de este inmundo hospital, Ji-Ho, me mira lleno de confianza.
Cómo sintiendo que sin Taehyung aquí puede hacerme lo que quiera. Que hijo de puta más ingenuo.
Sonrío risueño, incluso soltando varias risas. Me encanta ver como su rostro se cambia de uno confiado a incrédulo—. Oh, Ji-Ho, creo que ya hemos hablado antes de esto. No importa cuanto desees cambiar de puesto conmigo, Taehyung no gusta de bocas fétidas como la tuya. Ve a mamársela a uno de tus secuaces. Esos si se van a sentir complacidos con tus "servicios."
—Malnacido hijo de-
—Vámonos, Yeonjun —Ordeno rápido, levantándome de mi puesto después de observar cómo este lo hace—. El olor a mierda me está dando náuseas.
Comienzo a caminar, sin voltear ni un instante al imbécil de Ji-Ho, no merece mi atención después de todo.
—Tal vez no quiera que yo se la chupe, pero es otra historia con el doctor que lo atiende. ¿No? —Paro en seco al oír aquello, volteando lentamente hacia el infeliz. ¿Cómo dijo?—. Siempre trata de verse fuerte, pero es un cobarde inútil de Porquería. Igual que tú.
—Yoongi, no lo hagas —Escuché decir justo a mi lado a Yeonjun, poniendo su mano en mi hombro—... Lo que quiere es que te encierren en la cámara. Tae ha tratado de que no pase golpeándolo él mismo, recibiendo los castigos por ti. Ahora que no está se aprovecha de ello.
—Pero está hablando de Taehyung, sin saber cuánto ha sufrido —Mis nudillos se aprietan hasta el punto de volverse blancos de la ira. Cómo quiero golpear a ese maldito.
Miro a mi lado a Yeonjun, que me pide con desesperación que no lo haga, con sus manos en mi brazo, deteniéndome cómo puede. No puedo pelear, eso me demuestra con sus acciones.
Alzo la mirada a Ji-Ho, con incluso más ganas de propinarle un buen puñetazo al notar su sonrisa otra vez, socarrona.
—Taehyung dice que eres necesitado de atención. Está en lo cierto —Me volteo una vez más, decidido a irme—. Tú no vales la pena, Ji-Ho.
Dejo el aire entrar a mis pulmones, apretando mis puños al punto de mis uñas, marcar las palmas, sacándoles sangre. Me tengo que ir de aquí, antes de hacer algo de lo que pueda arrepentirme.
—¿Qué pasa, Min? ¿Estoy en lo correcto?
Ignóralo, Yoongi. No puedes acabar en la cámara. Sigo caminando, Yeonjun me apura cómo si mis pasos no fueran lo suficientemente rápidos.
—O es que... ¿Ahora Taehyung no está contigo por querer jugar a la casita con el doctorsito que lo atiende? ¿Se quiere casar con el y todo? ¿Tenemos boda en el psiquiátrico?
Maldita sea, sigue. Sopórtalo, son palabras, nada más.
—No me sorprendería que busque en él un nuevo esposo que arruinar. Después de todo, solo es un puto viudo que nunca tuvo los huevos de suicidarse cuando su marido lo hizo.
—Estás muerto.
Corrí rápidamente hacia él, impactando mi puño sobre su mejilla, tirándolo así al suelo conmigo, sentí como me daba varios golpes, incluso a mi ojo, pero me dio igual. Tengo que matarlo, Taehyung querría lo mate.
— ¡YOONGI, NO LO HAGAS!
Golpe tras golpe, sentía cómo mis nudillos se quebraban, comenzando a sangrar. Ji-Ho debajo de mí forcejeaba cómo podía, pero yo era más fuerte. Y nadie nos separaba hasta que sonaron las alarmas.
Sentí los pasos de los guardias llegar adonde estábamos, tratando de parar lo que empecé—. ¡Suéltelo! ¡Va a matarlo!
— ¡Si no me dejan romperlo a golpes, lo haré mañana cenizas y las esparciré en todo su puto psiquiátrico de mierda! —Grité con todo lo que tenía, sintiendo mi cuerpo arder de la ira.
— ¡El paciente 903 está fuera de sí, hay que llevarlo a la cámara! ¡Sosténganlo!
Cese los golpes por un instante, apenas escuche la palabra cámara, aterrado. Sí Iban a encerrarme—. Mierda.
Sentí mi respiración fallarme, no podía terminar ahí. No había hecho nada mal, este idiota se lo merecía. Debajo de mí el cuerpo de Ji-Ho estaba casi muerto, desangrándose. Todo empezó a sentirse lejano.
—No se lo lleven, Ji-Ho sigue vivo. ¡NO PUEDEN LLEVARLO! —Logré escuchar a Yeonjun, desesperado.
"Paciente N. 903, en orden de arresto y contención inmediata, será llevado ahora a la cámara de estabilización. Repito, paciente 903, en orden de..."
—Lo siento, Taehyung... —Una lágrima cayó por mi mejilla, mientras alzaba la cabeza, viendo a todos, observándome, entre ellos, el doctor que atiende a Tae. —. No logré defendernos.
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"He aprendido a compartir tus primeras veces con otro. Sólo tuve que repetirme varias veces, que yo al final obtendría las últimas."
—Park Edurn.
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