Sin Opción

Había pasado un año desde que Yuuri se había separado de Yurio para ir al palacio y convertirse en el esposo del príncipe Viktor, y aunque Yuuri le había enviado una invitación a Yurio para que asistiera a su boda no fue así, el rubio no tenía el corazón completamente reparado, como para ver a su amado ser de otro en persona, así que prefirió ver la boda en televisión, y después le mando un mensaje de texto que decía:

"Discúlpame por no asistir a tu boda en persona, no te odio ni nada por hacer lo que hiciste, simplemente creo que no me sentiría cómodo entre los nobles, pero vi la boda por televisión, te veías bastante bien con ese traje, felicidades por tu boda".

Y ese, fue el último mensaje de texto que le envió Yurio a su ahora alteza real, Yuuri Nikiforov.

Yuri, simplemente no podía soportar ver a diario en los periódicos rusos o en la televisión, siempre eran noticias sobre la feliz pareja real y entre tantas noticias, todos alababan lo bien que Yuuri se había adaptado a la vida de palacio. El viejo Nikolái no soportaba ver a su nieto tan desanimado, por lo que le propuso irse a vivir al extranjero. Yuri no se negó a la propuesta de su abuelo, pues, pensó que era necesario para pasar de página pronto y no hacerse más daño.

Y así fue como Yuri, llegó a Kazajistán, pero, aunque creía que todo iba de maravilla, pues cada día iba superando un poco más todo lo relacionado con Yuuri. Sin embargo, su abuelo cayó enfermo de gravedad y todo se vino abajo para él, día y noche practicaba para convertirse en el mejor patinador artístico y alcanzar la meta del grand prix, pero no era suficiente.

Aunque el viejo Nikolái le decía a Yuri que no se preocupara por él, Yuri estaba desesperado por encontrar los recursos necesarios para curar a su abuelo, quien necesitaba una operación urgente, había pensado en muchas cosas, pedirle dinero a su club de fans, e incluso pedirles ayuda a los demás patinadores.

El llanto y la desesperación se hicieron aún más presentes en Yuri cuándo su abuelo fue a dar por quinta vez en el hospital y le dijeron que no tenía mucho tiempo.

El príncipe heredero Kazajo, Otabek Altin había cumplido por fin la mayoría de edad, toda la nación lo celebraba, la corte real y sus padres deseaban conocer a la omega que el escogería para que reinara a su lado, claro al menos que pidiera más tiempo como el príncipe Viktor, pero él ya tenía su elección y no se opuso a un matrimonio apresurado.

Yuri se encontraba en el hospital cuidando de su abuelo, cuándo un par de alfas vestidos de negro se acercaron a el

—¿Yuri Plisetsky? —preguntó uno de los Alfa

Yuri asintió levantando la vista hacía aquel par de alfas.

—¿Podemos hablar con usted? —preguntó el otro alfa.

Yuri asintió, subió al auto del par de alfas y ellos hablaron:

—Sabemos que usted viene de Rusia en donde también hay una monarquía constitucional, tiene una buena relación con el príncipe, Yuuri Katsuki Nikiforov, por lo que hemos observado, su abuelo se encuentra enfermo de gravedad...

—Y ¿Qué con eso? —respondió Yuri desanimado.

—Su alteza el príncipe Otabek Altin, cumplió dieciocho años hace unos días y estamos aquí para decirle que usted joven Plisetsky, es el Omega que el príncipe ha elegido como su prometido.

Las palabras prometido y príncipe, resonaron en la cabeza de Yuri a tal grado de recordarle todo lo que había pasado el año anterior, por qué ahora estaba en Kazajistán y pensó que no era posible que el también fuera elegido para convertirse en príncipe.

—Debe ser una broma —dijo Yuri aun en shock.

—Pues no, joven Plisetsky, no es una broma nosotros somos parte de la servidumbre de la casa real y si no nos cree aquí esta el papel que exalta que esto es verídico y que usted, es el elegido —dijo uno de los alfas entregándole un papel.

Yuri estaba harto de la nobleza, no quería ser su títere como le había pasado a su amado Yuuri, así que dejo aquel papel a un lado y tomo la manija de la portezuela del auto para irse.

—Lo siento, pero debo negarme a su propuesta —dijo Yuri suspirando, dispuesto a irse.

—Señor Plisetsky, esta es una gran oportunidad, sabemos que es aún muy joven y menor de edad, pero con las debidas lecciones se convertirá en un verdadero príncipe. Además, la casa real se encargará del padecimiento crónico de su abuelo garantizándole que estará totalmente curado.

Yuri oyó esas palabras con detenimiento y pensó «Porque los nobles siempre obtienen lo que quieren». Él sabía muy bien que su abuelo estaba demasiado grave y que si esa era la única manera de salvarlo lo haría y sin dudarlo respondía.

—Yo, Yuri Plisetsky, acepto la responsabilidad de convertirme en el esposo del príncipe Otabek Altin.

Los hombres asintieron, dejaron bajar a Yuri del auto y le dijeron que lo recogerían al atardecer para llevarlo al palacio y prepararlo.

Yuri volvió a entrar al hospital y fue con su abuelo quien estaba comiendo.

—Abuelo, ya no te preocupes pronto estarás curado, ya conseguí lo necesario para tu tratamiento —dijo Yuri tomando la mano de su abuelo.

La televisión del cuarto de hospital estaba encendida y entonces ahí estaban los reporteros dando las últimas noticias.

"Noticias de último minuto: como todos saben su alteza él príncipe Otabek cumplió la mayoría de edad hace unos días y ya tenemos noticias sobre quien será el afortunado omega que se convertirá en su esposo, se trata del joven patinador Yuri Plisetsky de dieciséis años aspirante a debutar en la categoría senior quien según nos confirma el secretario real, llegará esta tarde para empezar con los preparativos de su inminente compromiso".

El viejo Nikolái miro a su nieto de una forma tierna y le dijo:

—¿Lo hiciste por mi verdad, Yurachka?

Yuri asintió—, así es abuelo, pero es algo inevitable. Todo ya había sido decidido. Además, si Yuuri aceptó esa responsabilidad y es feliz, está claro que yo también lo seré, no te preocupes abuelo seré un gran príncipe, te lo prometo.

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