Capítulo 8

El ladrido de Zeus en la puerta anunciaba que ya había amanecido. Kylian se dió la vuelta y miró a Nicole profundamente dormida. Sus cabellos estaban regados por toda la cama, pero le era imposible ver su rostro, ya que estaba cubierto. La respiración de la chica era pausada y no ocupada tanto espacio a su lado. De hecho, ella casi ni lo tocaba. Estaba en la punta de la cama, como si el hombre tuviese algo contagioso.

Otro ladrido de Zeus hizo que ella gimiera con una leve molestia, sonrió y se sentó en la cama. Tuvieron sexo hasta altas horas de la noche. Se detenían, hablaban y volvían a hacerlo. Kylian se levantó de la cama después de darle una última mirada y abrir la puerta de la habitación. Zeus estaba sentado viéndolo con mala cara, el pobre cachorro tenía un hambre terrible.

—Me quedé dormido —se excusó, él llevaba puesto un short y calcetines—. No me veas así, a veces yo duermo también.

Zeus pasó de largo y fue directo a la cocina que tenía la Suite, Kylian abrió la nevera y empezó a preparar el desayuno de su perro, antes de que su mascota lo fuera a denunciar por maltrato animal. Patricio se había encargado de todo lo que necesitarían en la estadía de ellos. Tomó unas croquetas de pollo que solía darle cuando viajaban. Le puso la comida en el plato y se la dió junto con un plato lleno de bastante agua.

—Te he humanizado —se quejó el mafioso, al verlo comer—. Te daré sandía después de que yo desayune. Zeus me somete...

Negó con la cabeza, se sirvió cereal con leche y se sentó en la sala para encender la televisión. Buscó el canal de noticias internacionales, y sonrió mientras tenía un delicioso desayuno.

—Una noche que debía ser tranquila, terminó en desastre. Varias personas murieron en un lamentable incendio en Dublín, hace unas cuantas horas. Al parecer, quedaron encerrados mientras celebraban una fiesta. Se dice que la mayoría eran empresarios o personas importantes de algunos países, pero una fuga de gas les cegó la vida. El organizador se encuentra desaparecido y la policía lo tiene como principal sospechoso del acto. Se espera que en las próximas horas den con más información, pero no se descarta el hecho de que sea un ajuste de cuentas o un simple error, que le costó la vida a más de treinta personas.

Kylian seguía comiendo mientras sentía satisfacción. La policía no tendrá más información y olvidarán lo que sucedió en el momento que el mafioso haga acto de presencia y muestre la cabeza del tipo que tenía en su casa. Lamentablemente, no pudo mostrarla antes de que esas personas murieran, pero no importaba, siempre había alguien observando a escondidas.

—¿Qué pasó en Irlanda? —miró a la bonita pelirroja que se acercaba con un tazón de cereal con leche—. Escuché vagamente lo que sucedió.

La miró de arriba hacia abajo, sus piernas eran largas... tragó grueso al recordarlas alrededor de su cadera. Llevaba un camisón bastante grande de color blanco. Caminó hacia el sofá y se sentó a su lado esperando a qué le respondiera.

—Una fuga de gas terminó con un pequeño grupo de personas en una fiesta —dijo, mientras se comía una cucharada de cereal—. Una muerte lamentable... —se lamentó, pero no por lo que había sucedido, más bien porque no pudo escuchar las súplicas de las personas para dejarlos vivir.

—Deben ser problemas de mafias y cosas peligrosas —ella volvió la atención a la televisión—. No sé como funcionan esos mundos, pero he leído muchas novelas así. Al final, siempre se salen con la suya, pero son personas malas.

—Depende de quien maneje a la mafia y que posición tenga —ella alzó una ceja y negó con la cabeza—. Es así, Nicole. No todo líder es malo y hay gente buena en las organizaciones.

—¿Cómo puedes estar tan seguro? Matan gente y hacen su voluntad. Todos los que apoyan a la mafia o están cerca son cómplices —lo enfrentó, él sonrió, cosa que a ella la confundió—. ¿Qué es tan gracioso?

—Que solo juzgas por lo que lees y ni siquiera has visto —dijo obvio.

—Ah... ¿es qué me vas a decir que el líder de una mafia llegó a ese puesto vendiendo galletas y nunca le ha tocado el cabello a una persona?

—No, bueno, el cabello no —se sintió ofendido. Ninguno de los integrantes del Sacerdocio era malo o un gran asesino. No se metían con nadie a menos de que se metieran con lo suyo. De todos, el más tranquilo era él. Nunca había tocado el cabello de una persona. 

Eran absurdas las suposiciones de Nicole. Alessandra, Emma, Aysel y Alice eran demasiado buenas. No hablemos de Selene, ella era loca, pero muy obsesionada con alejarse de la mafia para ser mala.

—Hablas como si supieras cosas —dejó el tazón en la mesita de café—. ¿Si te diste cuenta del hombre del avión, Kylian? ¡Pertenecía a la mafia! Podía fácilmente acabar con...

—No, era solo un extra. Una hormiga en una organización. Una persona que puede ser desaparecida por sus propios deseos egoístas. Ningún capo va a enviar a su gente sin ninguna razón —dijo con frialdad, dejó también el tazón en la mesita de café.

—¿Eres un peón de la mafia? —lo miró, entrecerrando los ojos.

—No —respondió ofendido, no era un peón, era el maldito líder.

—¿Cómo se llama eso que controla Europa? —pensó por varios segundos—. ¿Perteneces al Sacerdocio? He escuchado de ellos cuando estuve en Italia.

—¿Sabes que estás asumiendo que soy mafioso, Nicole? También debes saber que solo los líderes, jefes Capos o Don, no sé como quieras llamarlos, pertenecen al Sacerdocio. ¿Estás diciendo que soy el líder de la mafia?

Ella observó el torso desnudo de Kylian, él se levantó, dejando ver su espalda y el dragón verde con rosas rojas muertas, tatuado ahí. La claridad fue llegando poco a poco y el miedo la invadió. Ella no pudo haberse acostado con el líder de la mafia, ¿verdad? Era Kylian, el vecino con el que siempre peleaba. El dueño de Zeus... pero sí lo veías mejor... Kylian y sus amigos eran personas que gritaban peligro y terror.

En la boda de Alice, ella tuvo que salir cuando ellos dijeron algunas cosas. No le dió importancia en ese tiempo, pero al ir compartiendo con las chicas, muchas veces hablaban en clave. Se levantó del sofá y caminó para quedar frente a él.

—¿Eres el líder de la mafia irlandesa? Sé qué existe, pero no sé como trabajan. Si perteneces al Sacerdocio... Dios mío... —caminó hacia atrás con cara de horror—. Kylian, la gente del Sacerdocio es la más temida de Europa. Ellos... tú... eso quiere decir que eres uno de los mejores asesinos del mundo... 

Kylian la observó con total calma. Era la primera vez que le molestaba que alguien le dijera que era un asesino y más, mostrando el terror que eso dibujaba su rostro. Estaba orgulloso de tener ese reconocimiento, aunque se consideraba tranquilo. Suspiró y la atrajo hacia él en un abrazo.

—Si fuera el líder de la mafia de mi país o perteneciera al Sacerdocio, ¿podría salir así como lo hago, Nicole? Tampoco tendría los amigos que tengo. Ellos son... selectivos. También conoces a las chicas... la maldad no se mezcla con gente buena. Emma era monja, Aysel es médico, Alice era princesa y Alessa... ella sufrió demasiado...

El cuerpo de Nicole dejó de temblar y un suspiro de alivio se le escapó. Sabía que si él era una persona peligrosa, su vida cambiaría por completo. La vigilaría y probablemente se obsesionaría. Ella no quería eso. Nicole si quería tener una familia, pero un hombre peligroso como esos jamás podría dársela.

—Una moneda por cada uno de tus pensamientos —dejó de abrazarla y la miró a la cara—. ¿Qué te pasa?

—Lo de anoche... —él sonrió.

—Siempre cumplo mi palabra. Solo te pedí una noche y si quiero más...

—Debes cortejarme. Invitarme a salir y ver si volveremos a estar juntos —ella terminó la frase—. ¿El tatuaje en tu espalda?

—Cosas de adolescentes —la cortó, besando su frente—. No te agobies. Me dijiste que me ibas a educar. Así que me debes enseñar como te gustan las cosas.

—Lo caro... no soy muy fanática de ello. Esto parece irreal, aunque la comida estuvo deliciosa.

—No te enseñaré mi mundo, pero me puedo adaptar a ti si en algún momento cruzamos la línea nuevamente —hizo una mueca—. Volveremos a Irlanda, debo ir a trabajar y tú tienes que regresar a casa.

—Bien... —ella se alejó.

—Nicole —la llamó, se detuvo y lo miró—, por lo de anoche, estuviste increíble. No dejes que cualquier hijo de puta te haga sentir menos. Siempre di lo que quieras y debes tener en cuenta de que Iker no es hombre para ti.

—Lo sé... —susurró—. También fue increíble lo de anoche y en cuanto a la conversación de ahorita...

—Eres libre con tus pensamientos. Solo no juzgues a las personas por como se ven o por lo que te dicen —ella frunció el ceño sin entender—. El hecho de que aparente ser peligroso no quiere decir que realmente lo sea.

Asintió y caminó a la habitación.

—Ah... maldición —se pasó las manos por el cabello. 

Volvería a casa, sacaría su frustración matando al hombre que tenía en el sótano y luego iría a ver a los chicos del Sacerdocio que debían estar volando a Irlanda, después de las noticias de hoy. Mucha gente importante murió y era necesario ver las conexiones que tenían para dividirse los ataques que harían entre los cinco.

Pero una cosa le molestaba profundamente. Nicole teniéndole miedo y odiando lo que es. Por primera vez en muchos años tenía poder, el mundo a sus pies y la persona que había despertado su interés sexual, estaba asustada de que él fuera un peón de la mafia.

¡Ja, que chiste! Él no era un peón, era líder, el que ordena matar, disfruta hacer su ley y no da segundas oportunidades para vivir. Kylian te destrozaba en millones de pedazos por traicionarlo.

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