Nicole estaba en la oficina de Kylian en el hospital veterinario. Sasha le trató las heridas y estuvo con Selene mientras esperaban noticias de Zeus. No le dijo a su familia lo que había sucedido, pero estaba preocupada por lo que sea que estuviese planeando Kylian. 

Nikolas y Sasha no tenían buena cara, pero tampoco decían mucho. Selene estaba nerviosa y tenía miedo de preguntar si era porque Maksym y Fabrizio venían a Irlanda por alguna razón que desconocía también. Ellos viajaban a cada rato y llegaban como fantasmas. Por eso siempre estaban en todos los lugares, solo que antes no sabía que eran mafiosos.

—Sacerdocio... —fue lo que llamó su atención.

Ella miró a los chicos, pero volvieron a guardar silencio.

—¿Qué pasa con el Sacerdocio? —les preguntó.

—Vienen a ver a Zeus. Se nos dijo que ya salió de cirugía y está bien. Kylian se está bañando. Vendrá a verlo y después nos iremos por un asunto de trabajo —le contestó Nikolas.

—¿Qué asuntos de trabajo? ¿En serio vienen a ver solo a Zeus? —le cuestionó.

Nikolas sonrió.

—Asuntos personales.

—¿Qué asuntos personales son esos? —insistió. No tenía buen presentimiento de nada.

—Unos en donde Sasha y yo estamos involucrados.

Selene se levantó del lado de Nicole y con voz entrecortada habló.

—¿Qué asuntos, Nikolas? Ustedes estaban conmigo cuando Zeus...

—No detuvimos a Kylian y eso trajo inconvenientes. Dereck está haciendo lo suyo, pero eso no quita el error que cometimos.

—Kylian no va a recibir un castigo solo. Estamos de acuerdo en que debimos detener la transacción, pero no aceptamos en que ese hombre quedara impune —intervino el ruso.

—¿Por qué los van a castigar? —Nicole se levantó también.

—La policía viene por Kylian. No es idiota porque obviamente, ya lo resolvió, pero vendrán a la organización igualmente. Kylian hizo las cosas sin antes consultar a alguien. Nosotros estamos haciendo cosas y el Sacerdocio está involucrado. Así que es un pequeño problema que nos mete a todos —siguió Nikolas.

—No lo entiendo... —dijo Nicole.

—Está bien que no lo hagas —concluyó Sasha—. Vamos a sentarnos y esperemos a que llegue Kylian.

Selene se alejó por un momento sintiéndose mal. Lo más seguro es que ya no pudiera estar más con su mejor amiga y ahora que la necesitaba, no podía quedarse.

—Selene —se tensó al escuchar la voz del griego—, te irás después de la reunión con el Sacerdocio. Volveremos juntos a Grecia.

—Por supuesto que sí... no sé qué esperaba —susurró y vió hacia la ventana—. ¿Te van a lastimar como cuando Daphne?

Nikolas quería que lo mirara, pero ella desde hace años lo evadía. Ni sabía que la había hecho cambiar tanto con él.

—No será igual. Recibiré mi castigo, pero no voy a dejar solo a Kylian —ella lo miró—. Hay códigos de lealtad y Fabrizio lo entenderá. Solo qué bueno... debíamos decirle lo que pasaba con Kylian y no lo hicimos.

—¿Qué códigos manejas conmigo? —el griego suspiró—. Eres igual a Daphne, Nikolas. Todo el mundo menos yo. No tomarme en cuenta, no acercarme, no mirar, no tocar, no hablar y mantenerme leal a ustedes. ¿Acaso yo tengo la culpa de que mi padre tuviese una deuda y yo fuera su método de pago?

—Selene, no hables así de ti, por favor —era la primera conversación que tenían en años.

—Debiste aceptarme y luego liberarme —suspiró—. No voy a traicionar a Daphne... pero deberías tener cuidado de las personas que consideras familia.

—Selene... —su voz fue de advertencia.

—¿Ves a lo que me refiero? —le sonrió—. Ve a recibir tu castigo y que tu cuñada te cure. Al final, ella parece adecuada para reemplazar a Daphne.

La tomó del brazo y la atrajo hacia él. Estaba cabreado.

—Daphne jamás...

—No me vuelvas a tocar más nunca en tu vida —eso le dolió al griego—. No voy a traicionar a Daphne ni su último deseo ni nada. Pero tú no tienes derecho de tocarme.

—Entonces no vuelvas a decir estupideces.

—Como usted ordene, jefe.

Se alejó y fue con Nicole. Selene quería llorar, pero solo abrazó a su mejor amiga, que la recibió con calidez.

—Se va a arrepentir... —le susurró a su amiga.

—Por supuesto que lo hará, Selene.