Capítulo 28
La vida de los chicos estaba tomando un cambio positivo. Se acercaba el frío y la Navidad. Nicole esperaba ver como celebraban los irlandeses las fiestas. La chica tenía una costumbre y la empezó a aplicar en la mansión de su novio. Pintarlo todo para después adornarla. Ya tenía planeado una cena por Noche Buena y año viejo con su familia. Kylian estuvo de acuerdo con todo, solo que el Sacerdocio tenía familia y era probable que los visitaran días después.
Nicole estaba con Zeus y Selene en un centro comercial viendo los adornos de Navidad. Nicole quería comprar un pino enorme para la entrada de la mansión y dos más para la segunda y tercera planta.
—Quería ponerlo artificial porque casi nadie está en el segundo piso, pero no podría simplemente pasar por alto su rico aroma —le explicaba a Selene, que estaba muy ida—. ¿Me dirás que te pasa?
La pelinegra dejó de tocar uno de los árboles artificiales y le prestó atención.
—Nikolas aceptó la última voluntad de Daphne... —Nicole frunció el ceño.
—No te estoy entendiendo. ¿Ella no está muerta?
—Tenía miedo de la amistad que teníamos Nikolas y yo, así que me hizo prometerle que jamás estaría o sentiría algo por él —Nicole dejó de tocar los adornos de Navidad y la miró—. Bueno, su última voluntad es que cualquier mujer podría estar con él menos yo. Así que debo casarme con uno de los hombres que Nikolas quiera. He estado huyendo de mi destino, pero este fin de semana me iré a Grecia y sabrá Dios con quien estaré.
—¿Te vas a casar? —Selene asintió—. ¿Los chicos del Sacerdocio no pueden hacer algo? —la tomó de las manos—. Habla con Fabrizio...
—Es la voluntad de la señora de la casa y debo obedecerla. Mi jefe es Nikolas y mi lealtad es hacia él... recuerda que mi padre me vendió...
—Pero yo creí que tú y Nikolas...
—Estaba traicionando a mi mejor amiga y no puedo permitir seguir teniendo estos sentimientos malditos, Nicole. Su vida entera se fue y no le intereso de esa manera. Me lo dejó muy claro siempre y sin necesidad de yo expresarme. Nikolas me quiere fuera de su vista y lejos de él.
—No estoy muy segura de que las cosas sean así, pero puedo hablar con Kylian...
—Hablando de eso. ¿Qué tal es estar con él de nuevo? Estuviste tres días fuera de redes. Sé que estás coja, pero te duele caminar y esa etapa la habíamos pasado —la cortó y cambió de tema.
La sonrisa de Nicole se ensanchó al recordarlo todo y aunque omitió mucha información, solo recordó que él dejó su semilla en su interior.
—Creo que tengo que hablar con Kylian. Yo estoy tomando pastillas y no hay bebé abordo... —hizo pucheros. Selene se rió y la abrazó.
—Cariño, ese hombre sabe más de ti que tú misma —la soltó—. Nunca escuché algo de él queriendo hijos, pero si pasó lo que creo que pasó, debe haber sido para marcarte como suya —ella negó con la cabeza—. Bueno, él es muy controlado sobre eso. Kassia me contó una vez que ellos estuvieron juntos y ella lo quería obligar a llegar, así que no lo dejó salir y se corrió. Kylian se enojó tanto porque quería disfrutar del sexo sin temor a un embarazo. Así que cada vez que estaba por llegar, él la empujaba —Nicole se encogió de hombros—. Si se vino dentro de ti es porque voluntariamente quiere un hijo contigo y a la vez marcó su territorio. Parece algo loco, pero estos chicos después de ver a Alessandra siendo feliz con los gemelos, se les despertó el instinto paternal y quieren hijos en su organización. Y Kylian no parece haberse salvado de eso.
—¿Daphne? —Selene se puso seria—. Lo siento...
—Ella no podía tener hijos. Estaban buscando un vientre en alquiler... —tragó grueso—, ni siquiera me lo ofreció.
—¿Tenía miedo de que le robaras a Nikolas?
—Ella no tenía miedo de más ninguna mujer. Era completamente celosa conmigo. Te juro que jamás le dimos motivos, pero ella siempre desconfió —le sonrió con tristeza—. Cambié mi manera de tratar a Nikolas y empecé a alejarme de ellos. Me fui a estudiar al extranjero gracias a ella y, al volver, lo evité hasta el último aliento de Daphne. Nunca nos volvimos a tratar como antes...
—Creo que la única que no le dió motivos para pensar mal fuiste tú —murmuró para sí misma—. Vamos por el siguiente pasillo.
Ambas siguieron caminando y metiendo muchas cosas al carrito. Zeus iba a su lado junto a unos guardaespaldas que les habían sido puesto a las dos. Siguieron hablando de los arreglos que le haría a la mansión y que esperaba que la situación con su mejor amiga cambiara. Nikolas parecía obsesionado con Selene y no creía que eso viniese desde hace un par de meses. Lo más seguro es que Daphne viera cosas que ni él mismo sospechaba. No quería decir que con eso Nikolas no amara a su mujer, pero tal vez también llegó a sentir algo más por Selene.
A la tienda se le fue la luz y quedó completamente oscura, los gritos de las personas empezaron a resonar por el local, poniendo en alerta a los guardaespaldas y a Zeus.
—Nicole... —susurró su amiga.
—Estoy aquí, tranquila.
La luz volvió y cuatro hombres frente a ellas aparecieron. Nicole miró hacia atrás y los guardaespaldas estaban muertos. Los ojos de la pelirroja se llenaron de lágrimas al ver a los hombres que tenían seis meses acompañándolas a todos lados.
—Mi problema no es con ustedes, pero si quiero aliarme con la mafia irlandesa debo tomar medidas extremas —dijo un hombre con acento extraño, sacó un arma y las apuntó a las dos—. Voy a tener que robarme a esa linda pelirroja para llamar la atención de su líder.
Zeus gruñó y se lanzó hacia uno de los tipos, desfigurándole el rostro y el cuello. Los gritos de agonía del hombre eran horribles. El hombre que las tenía apuntadas cambió su dirección y le disparó a Zeus.
—¡NO! —Nicole y Selene gritaron al unísono.
A Nicole le importó muy poco la situación y fue directo hacia Zeus. Lloraba mientras la sangre le salía de su cuerpito robusto. Ni sabía en donde había sido herido, pero no quería perderlo. Zeus aullaba de dolor.
—Por favor... déjanos irnos. Él puede morir... —le pedía entre sollozos.
—Lloras bonito —le jaló el cabello y la levantó—. Tú vienes conmigo. Eres la puta favorita del mafioso —miró a Selene—. Dile al irlandés que los gitanos entraron gracias a Kassia y que nos dió una deliciosa información sobre esta zorra. Así que entrégale mi mensaje. Si la quiere viva y de vuelta a él... estoy dispuesto a negociar —revisó el cuerpo de Nicole hasta encontrar el celular, le tomó una foto llorando y con algunas gotas de sangre en su camisa—. La mafia irlandesa por esta perra.
Le lanzó el teléfono golpeó a Nicole en la cabeza desmayándola y se fueron de ahí. Selene cayó arrodillada y marcó el número de Kylian, no le contestó y pensó quien podría estar en la ciudad.
—Espérame, Zeus... no te mueras, por favor —suplicó, pero el valiente perrito quería levantarse para ir detrás de su dueña—. ¡Ayuda, por favor!
Las manos le temblaban y mandó una nota de voz mientras lloraba por el grupo que tenía con Nicole, Aysel, Alice y Alessandra.
—Dios mío... Zeus —no podía levantarlo porque pesaba mucho—. Nicole fue secuestrada... esto es mi culpa otra vez... —llamó a Nikolas.
"¿Selene?", atendió con sorpresa, ella hace más de diez años que no lo buscaba.
—Ayúdame, Nicole fue secuestrada por unos gitanos y le dispararon a Zeus... no sé si se está muriendo, Nikolas. Zeus solo llora y no lo puedo cargar... ayúdame. Kylian no me contesta y estoy desesperada...
"Mierda... estoy con él y vamos para allá. Compárteme tu ubicación."
Selene obedeció y no se movió del lado de Zeus. Buscó como detener un sangrado y en donde había sido disparado.
Nikolas miró fijamente a Kylian que estaba hablando con Sasha sobre un contrabando de gasolina que llegaría en unos días a los países del Sacerdocio.
—Kylian —lo llamó, él le prestó atención—. Selene y Nicole fueron atacadas en la tienda en donde estaban comprando. Le dispararon a Zeus y Nicole fue secuestrada por los gitanos.
Los ojos de Kylian perdieron su brillo y cualquier emoción fue completamente reemplazada por ira. La respiración del mafioso se aceleró y con una sonrisa diabólica habló.
—Sí uno de los dos muere olvídense de mi cordura. ¡Malditos hijos de perra! —gritó a la nada, la mansión quedó en silencio—. ¡Encuentren el paradero de esos bastardos y busquen a Nicole! —les ordenó a su gente—. Voy por Zeus.
Kylian no lo demostró, pero se le estaba empezando a caer todo su mundo. Los dos únicos seres vivos que valían la pena estaban en completo peligro.
—Maldición... —susurró, montándose en el auto y arrancando rumbo hacia Zeus—. Los voy a matar a todos... Los voy a despedazar y se los daré a mis cocodrilos. Alimentaré a mis leones con sus cabezas. Los quiero muertos...
Decía con frialdad, desespero y sin una pizca de duda.
Kylian era amante de los animales, pero perdía la noción de la realidad si tocaban a los suyos.
El Sacerdocio corría peligro.
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