Capítulo 12

Nicole iba caminando por las calles como si fuera un robot. No había perdido a nadie, pero su vida había cambiado en segundos ese día. Las luces se iban encendiendo a su paso anunciando que el sol se estaba ocultando, para darle la bienvenida a la oscuridad. No podía creer que las personas amables en su casa eran asesinos. Es diferente cuando lees y romantizas todo lo que el mafioso hace, pero vivirlo en carne propia era algo completamente distinto.

Se había acostado con Kylian y no lo iba a negar, fue la experiencia más placentera de su vida. La primera vez fue producto del deseo, pero las demás, fue todo un caballero. La cuidó aunque la hizo volar hacia las estrellas. Kylian se parecía demasiado a Zeus. Su aspecto era rudo y te producía mucho temor con su mirada, pero al final, era como su Ezequiel. Su avestruz odiaba el contacto o el afecto. Huía y siempre estaba a la defensiva, pero había días en las que él mismo buscaba dar y recibir cariño. Kylian era así, pero no veía que tenía momentos en las que se preocupaba y a su propia manera, le demostraba que quería dar y recibir afecto.

—Si tan solo no fuera... —mafioso, dijo eso último en su mente. Pero por más que lo pensaba, eso nunca fue un impedimento para ellos. Solo hoy. 

Kylian se había presentado como un hombre de dinero. Un empresario dueño de muchas cosas. Nicole tenía demasiados pensamientos involucrados con sus sentimientos. Le tenía terror a la idea de dar un paso en falso y morir. Ella quería una familia y estaba muy joven para dejar el mundo. 

Pero él había prometido no hacerle daño ni ponerla en peligro. No parecía un hombre que no cumpliera su palabra y, según las historias que ya se había leído, los mafiosos eran fieles a sus promesas.

—¿Nicole? —la llamó Iker. Se sorprendió al ver que había llegado al lugar de encuentro—. ¿Estás bien? Tienes los ojos rojos y mala cara.

Ella negó con la cabeza y algo bueno que tenía Iker, es que siempre que se sentía mal le daba ese poco de apoyo que le permitían ofrecerle.

—Estoy hormonal, mi periodo está llegando y tengo unas terribles ganas de llorar —mintió, su menstruación había pasado, pero no podía decirle que el hombre que le gustaba era mafioso y que probablemente, ambos morirían algún día.

—Mañana parecerás una mosca, Rojita —la atrajo hacia él y la abrazó. Iker quería hacerlo, ella siempre le pareció muy pequeñita y necesitaba que alguien la cuidara. A él le hubiese encantado poder estar para ella siempre, cuidarla y amarla como se debía... él lo hacía, pero su madre y tía eran ellas dos solamente y no tenían a más nadie. Iker debía salir adelante con ellas porque se había hecho cargo de la situación de su casa.

Amaba a Nicole, pero dejar sola a su madre... eso no podría. Ahora también se había venido una prima con sus dos hijas a casa. Por más que quisiera estar con ella y armar planes, no podía. Muchas responsabilidades que atender.

—Vamos a nuestro lugar —susurró. 

Ambos dejaron de abrazarse y subieron hasta el último piso que se encontraba vacío. Nunca alquilaron esa parte porque era del dueño. Se sentaron en las escaleras y empezaron a hablar de su relación, la vida y los planes que quedaron a media.

—Se te llenó la casa —comentó Nicole, al escucharlo hablar—. Podrías decirle que te ayuden mínimo con la comida. Hacer las compras de la despensa o pagar los servicios.

—Es mi responsabilidad porque soy el hombre de la casa —siempre era la misma respuesta. Ella asintió, pero no dijo más nada—. Quiero que seas feliz, Nicole. Sé qué me comporté como un idiota y por esa razón te perdí. Me demoré años en ver lo que tenía y cuando creí que podíamos estar juntos...

—Nunca íbamos a poder estar juntos, Iker. Tienes las manos demasiado llenas como para incluirme —lo miró—. ¿Esas son mis cosas? —él asintió—. Tíralas a la basura. Yo no traje las tuyas, pero puedes ir a buscarlas en el aeropuerto. Solo quería despedirme. No tuvimos tiempo por el trabajo y espero que podamos seguir siendo compañeros de vuelo.

—Está bien... —Iker se arrepentía de no poder hacer más, pero no podía—. Tuvimos una relación increíble gracias a ti. Eres una mujer maravillosa y cualquier hombre sería muy afortunado de estar a tu lado. Eres una gema muy preciosa que lo merece todo... y me lamento no poder darte lo que te prometí.

—Tal vez en otra vida, Iker. Pero si nos volvemos a encontrar sigue de largo y no me prestes atención. Mejor dicho, en otra vida elige ser feliz y no te tomes responsabilidades ajenas. Amar a la familia está bien, pero no al punto de que te ahogues y no recibas ayuda. En esta vida no fui la mujer que te dió la fuerza para luchar por lo que querías, pero prométeme que en la siguiente también elegirás ser feliz.

—Te lo prometo —se abrazaron y aunque ella quería llorar por este momento, no podía. La relación por la que tanto luchó había llegado a su final—. Te amo, Nicole. Nos vemos el lunes en el trabajo —besó su frente.

—Ya no soy la azafata exclusiva de tus vuelos —se dejaron de abrazar—. Pero nos veremos en los pasillos del aeropuerto.

Se levantó de las escaleras y como toda reina, se fue. Hoy no había sido el mejor de los días. Cerró su ciclo con Iker y aunque no fue una mala relación ni quedaron en malos términos, no había necesidad de alargar lo que ya había acabado.

Kylian esperó pacientemente a que ella volviera a aparecer en las calles, esperando que consigo llevara bolsas o algo pesado, pero no vió nada. El rostro de Nicole parecía tranquilo y aunque iba a paso lento mientras sus ojos buscaban algo, no la tenía rastro de haber llorado o estar triste. Sabía que no podía acercarse, pero ya había roto las reglas una vez, que lo hiciera nuevamente no era mal de morir.  

Le hizo señas a Matt para que vigilara los alrededores y Patricio fue reemplazado por él. Poco a poco fue acercándose hasta llegar a una distancia bastante obvia, para que Nicole lo notara. No era idiota y sabía esconderse, pero quería saber como ella estaba. Volvería a Irlanda por asuntos con la mafia, así que quería dejarla bien. Después desaparecería de su vida.

—Voy a llamar a la policía para denunciarte por acoso —le dijo, al sentir su presencia—. ¿Me seguiste hasta aquí?

Kylian sonrió por primera vez en mucho tiempo. Con ella sonreía de verdad. Sin necesidad de que fuera para causar terror. Y sí, sabía perfectamente que él ahora la aterrorizaba.

—Estaba conociendo Madrid —se puso a su lado y fue al compás de su caminar—. Y tengo tratados de paz con la policía. Nos llevamos bien.

—Corrupto —lo miró de reojos, sintió temor de decirle eso, pero sus palabras ya habían salido. Después de todo, siempre habló así con él.

—Yo soy un ángel... caído, pero sigo siendo un ángel —puso las manos en su bolsillo y siguieron caminando—. ¿A dónde vas?

Ella se volteó a verlo, pero el rostro de Kylian no mostraba nada.

—¿En dónde está Zeus? —suspiró y observó una cafetería—. Voy para allá.

—Hmm, yo también voy —entrecerró los ojos—. Zeus está en Irlanda. No pude traerlo. Probablemente, se debe haber comido a Ezequiel.

—¡Kylian! —lo miró indignada—. Llamaré a mis tíos —lo señaló—. Deja de perseguirme. Quiero estar sola sin ti.

—No te estoy persiguiendo. Voy a tomarme un café ahí, pero en otra mesa —ella negó con la cabeza, Kylian la tomó por las mejillas y se miraron fijamente. Él la estudió y se dió cuenta de que no había llorado por ese imbécil—. Solo puedes llorar por mí mientras estamos fornicando como animales en celo.

Quería hacerla reír.

—Ay no... —se soltó de su agarre avergonzada y entró a la cafetería—. Esas cosas no se hablan en la calle. Ten pudor. Dios mío, así no es como son ustedes en las novelas.

—Soy un campesino —se burló, pero sintió alivió al notar que solo estaba asustada y nerviosa por él. Era suficiente. No jalaría más de lo que Nicole podría darle—. No, soy dueño de una hacienda, la campesina eres tú. Tienes un animal bastante espeluznante.

—Ezequiel es mi mascota. El hijo de Lucifer es Zeus —tomó asiento y esperó a que él la acompañara—. Ya que me andas persiguiendo, ve por las bebidas —se rió con malicia.

Kylian sonrió de una manera tan diferente, que hizo que el corazón de Nicole bombeara con fuerza.

«Idiota, no te rías así. Debo tenerte más miedo», pensó, mirándolo a los ojos.

—No tengas miedo, Nicole. Créeme cuando te digo que jamás te lastimaré o dejaré que te pase algo. No soy lo que esperas, pero puedes enseñarme a intentar ser un poco más normal. Te dije que podías educarme. Mi promesa se mantiene en pie. Siempre —dijo con sinceridad, se iba a ir, pero su bonita voz lo detuvo.

—Nunca me pagaste por las clases anteriores. Mi alumno no es de fiar —suspiró, se miraron por unos instantes—. Todo menos café negro.

—Te pagaría el triple de lo que me pidieras con tal de conocer tus pensamientos —admitió.

—Pero ve primero por el café —le sonrió, el corazón de Kylian hizo un incómodo movimiento y fue por lo que le dijo. Sintió un poco de alegría también.

Kylian debía alejarse, pero se le iba a dificultar. Él solo quería que ella estuviera bien y vigilarla de cerca. Si ponía a Irlanda a que estuviesen custodiándola levantaría sospechas.

¿Nicole lo aceptaría siendo mafioso? Tampoco le importaba, pero era una pregunta que estaba ahí en su mente y no parecía querer irse.

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