Capítulo 10
Madrid-España.
Casi un mes después...
Ser un idiota debe ser una profesión muy bien pagada. Tal vez Nicole no era la mejor mujer para el sexo, pero creyó en las palabras de Kylian, cuando le dijo que le había gustado lo que había pasado, pero jamás por su mente pasó, que el hombre desaparecería después. Un mes se cumpliría en dos días, desde la última vez que supo de él.
—Nicole —la llamó Selene, la pelinegra veía a su amiga y por más que quisiera ayudar, tampoco podía. Ella vivía huyendo de su destino en Grecia y las garras de su comprador—, ¿me quieres ayudar con estos postres?
La chica dejó de ver por la ventana y fue hacia su amiga. Se sentía amargada y usada. Sabía perfectamente que ellos habían quedado en una noche juntos y más nada, pero ni un mensaje para preguntarle sobre cualquier cosa... nada.
Nicole se sintió usada y se encasilló como objeto sexual. Perfecta para satisfacer a un hombre, pero no lo suficiente para que se queden. Iker no era mejor que Kylian. Solo de idiotas se rodeaba.
—Voy a verme con Iker en un rato —Selene alzó las cejas, pero se mordió el labio para no decir nada—. Hemos estado muy metidos en nuestro trabajo y no tuvimos la oportunidad de regresarnos nuestras cosas. Llegó a Madrid anoche, así que aprovecharemos de cerrar nuestro ciclo.
—¿Todavía guardas sentimientos por él? —le entregó una tartaleta, no sabía como Selene podía cocinar de todo, pero era malísima para que los postres tuvieran sabor y no quedaran duros—. Hice la receta como me dijiste... —murmuró avergonzada.
—No es fácil cerrar ciclos, pero Iker se encargó de matar cualquier sentimiento con su actitud. Si tan solo me hubiese tenido como prioridad alguna vez y no interponer a su familia... Iker no era así al inicio, Selene. Nosotros teníamos una buena relación. Entre nosotros no hubo conflictos y supimos como manejarlo sanamente.
—¿Qué lo hacía cambiar? —preguntó Selene, frunciendo el ceño.
—Siempre que lo dejaba de ver y volvía a su casa, todo de él cambiaba. Se ponía raro y distante conmigo. Siempre terminaba saliendo con otras personas y a mí me olvidaba. Se desaparecía y volvía a los días diciendo cualquier excusa... —ambas se miraron—, pero yo lo entendía. Iker era constante cuando se lo proponía, pero tenerme en su vida nunca fue una opción.
—Eras el pasatiempo de él...
—Sí, nunca me dijo para ser novios. Estuvimos saliendo por años, Selene... pero aunque yo le di exclusividad y él me dió la suya, conmigo él nunca quiso un compromiso. Quería más en la relación y aunque se lo hice saber, siempre terminé cayendo a sus brazos porque sentía que lo amaba...
—¿Y qué cambió ahora? —apoyó las manos en la isla de la cocina—. ¿Cómo te diste cuenta de que las cosas habían cambiado?
—Cuando vi como su madre y su tía lo absorbían. Días antes de que Iker me pidiera matrimonio, él hizo videollamada conmigo y me mostró como le hacía un regalo a su madre por su cumpleaños. Selene, me sentí fuera de lugar. Que le estaba robando el hijo a alguien. Yo me estaba metiendo en la vida de personas que solo dependían de él. En la vida de Iker nunca tuve un espacio. Ese día me di cuenta y cuando me pidió matrimonio... simplemente todo se acabó.
Selene entendía lo que decía Nicole a la perfección. La pelirroja se limpió las lágrimas y siguiendo ayudando con las tartaletas en silencio. Ella todavía no le había dicho que se había acostado con Kylian y que siendo la estúpida que era, estaba albergando sentimientos por él.
El rey de los idiotas. Ella no era una puta con la que simplemente tenías sexo un día y al día siguiente, si te he visto no me acuerdo. Pero sabía que a esos términos habían llegado al inicio. Aun así, le gustaba el hombre y jamás pensó que precisamente él, actuaría como un patán.
—Nicole... —el timbre de la casa sonó y el rostro de Selene palideció.
—¿Estás bien? —volvió a sonar el timbre.
—Te lo diré con rapidez. En este momento hay cinco hombres detrás de esa puerta que vienen por mí... bueno, no por mí, por respuestas y... —volvió a sonar el timbre, pero con mucha intensidad esta vez.
—¿En qué te metiste? —Nicole la miró asustada.
—Bueno, en un ataque de rabia le dije a Nikolas que estaba embarazada y...
—¡¿Estás loca?! ¿Lo estás? ¿Por qué no me habías dicho nada? —abrió los ojos con sorpresa y se limpió las manos con un pañuelo—. ¿Es del piloto de Dubai?
—Es mentira, ¿vale? Solo fue un arrebato y bueno... voy a abrir la puerta... así qué...
Y antes de que pudieran seguir hablando, la puerta fue abierta, dejando entrar al Sacerdocio. Selene tragó grueso al verlos ahí a los cinco. Nicole sonrió al ver a Kylian con cara seria. Ella se dió la vuelta y fue a lavarse las manos. Estaba completamente asustada y nerviosa.
¿Qué hacen aquí? Selene es libre de hacer lo que quiera. Además, Kylian viéndola de esa manera, le cabreaba y le daba esperanzas a la vez.
—¿Qué hiciste, Selene? —le preguntó Nikolas—. ¿Vas a seguir huyendo para no darme el puto nombre? —preguntó con el acento griego bien marcado—. ¡¿En qué demonios estabas pensando?!
Nicole se giró, se secó las manos y se acercó a su amiga. Selene estaba pálida y temblando. Solo fue una mentira, no tenía nada de malo. Ellos no tenían por qué aparecer así.
—No tengo por qué darte el nombre...
—¡Lo tienes porque eres una de nosotros, Selene! —gritó Fabrizio—. Nadie tiene porque usarte y luego irse así como así. Nosotros no hacemos eso y mucho menos te dejaremos desamparada.
Nicole se empezó a reír, llamando la atención de todos. Obviamente, el Sacerdocio sabía las razones, pero a Kylian le cabreaba que lo siguieran señalando. Sabía que había cometido un error y no, él no había elegido a Kassia. La protección a Nicole se intensificó y no volvió a pensar en su pasado, pero no se podía acercar ni contactarla. Debía cumplir el plazo que le había puesto Fabrizio por su intento de traición.
—Creo que a uno de ustedes les falta educación. Esas clases se las saltó y se convirtió en un imbécil que utiliza a las personas y se desaparece. Si él lo hace, ¿por qué Selene no puede? —intervino, Nicole.
Los cuatro hombres miraron a Kylian queriendo matarlo. Ella tenía razón, pero Selene embarazada y el tipo bien gracias, no estaba bien. El padre debía responder o Nikolas lo mataba, o el Sacerdocio lo secuestraba y lo hacía esclavo de ellos.
—Nicole, lo que hace Kylian es diferente a lo que le pasó a Selene —intentó mediar Sasha, Fabrizio estudiaba la situación con ojo crítico. Kylian lo había traicionado y lo haría pagar de la peor manera. Debía aprender a no poner a Kassia en la misma mesa que al Sacerdocio.
Kylian había condenado una inocente por una mujer que nunca valió la pena y el sufrimiento que le causó.
—No veo ninguna diferencia. Selene no quiere decir quien es el padre que no sabe que ella está embarazada y está disfrutando la vida porque ya la usó —miró a Kylian—. Yo podría estar embarazada y no haberlo dicho, pero fui usada y el padre de mi bebé estaría jugando con su libertad porque consiguió lo que quería y se fue. ¿En qué nos hace diferente a Selene y a mí? —el hombre tragó grueso—. Ah, es que no soy parte de ustedes, pero Kylian sí. Así que solo aplica para ustedes.
Selene frunció el ceño y se volteó a ver a Nicole.
—¿Te acostaste con Sasha?
—¡Selene! —le advirtió Kylian, y los ojos de la chica se abrieron con sorpresa.
—¿Eres el maldito imbécil que jodió con mi mejor amiga y se dió a la fuga? —lo enfrentó—. ¡Podía esperar cualquier cosa, pero esto no! —los señaló—. ¿Ustedes sabían eso? —ninguno dijo nada, Nicole se iba a retirar, pero Selene la detuvo—. Lo sabían y aun así... —sus ojos se llenaron de lágrimas—. No les diré absolutamente nada. Yo estoy por mi cuenta y...
—¡Maldición, Selene, perteneces a la mafia! ¡Eres jodidamente mi problema y yo te compré! ¡Me perteneces, eres mía y me vas a decir el puto nombre del maldito que te embarazó y se fue! —explotó Nikolas.
El grito ahogado de Nicole, hizo que el silencio fuera peor, sus ojos recorrieron la mirada de todos y ninguno mostraba culpa o arrepentimiento. Miró a Selene... su mejor amiga...
—Nicole, déjame explicarte... —dijo con voz temblorosa.
—¿Eres de la mafia? —susurró—. Entonces... Alice, Aysel, Emma y Alessa... —las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas. Kylian quería ir hacia ella y abrazarla. No quería verla sufrir, pero no podía hasta que Fabrizio lo dejara.
—Mi padre me entregó a la mafia griega porque no tenía como pagar una deuda. Era pequeña, así que... Nikolas... él se hizo cargo de mí —Nicole dió varios pasos para alejarse de ella. Le dolía el pecho.
—Nikolas es griego... ¿Él? —ella miraba a Selene y más dolor tenía. ¿Estaba involucrada con la mafia?
—Déjame explicarlo mejor —intervino el italiano, Kylian iba a decir algo, pero la mirada del hombre lo hizo retroceder. Si hacía algo, su organización sería destruida por el Sacerdocio.
—No... por favor... —suplicó Nicole—. Prometo no decir nada... yo me...
—No te vamos a matar, Nicole, eres demasiado importante para nuestras esposas —intervino Mak. Ella se tuvo que sostener de la isla, para no caerse.
—Te hemos agarrado aprecio porque has sido demasiado buena con nuestras mujeres y no mereces seguir en la oscuridad —volvió a hablar el italiano—. Maksym es líder de la mafia polaca, Nikolas, es líder de la mafia griega, Sasha, es líder de la mafia rusa y yo, soy Fabrizio, líder de la Cosa Nostra.
Nicole los estaba viendo con terror puro. En serio estaba a nada de desmayarse. Miró al hombre con el que se acostó...
—Soy Kylian, líder de la mafia irlandesa —Nicole cayó de bruces al suelo—. Estamos aquí porque venimos a buscar a Selene para que nos diga quien es el padre del bebé. Las chicas son buenas, pero vienen siendo las reinas de la mafia de su organización, menos Emma y Alessandra, pero tienen casi mismo poder en la Cosa Nostra.
—Entonces si eras mafioso... —dijo en un sollozo, miró al suelo y rápidamente entendió—. El incendio...
—Fue ordenado por mí —se acercó a ella, al ver la sonrisa de Fabrizio—. Nicole —levantó la cara—. Nosotros pertenecemos al Sacerdocio.
Ella se empezó a reír mientras lloraba.
—Entonces me acosté con un asesino... —se limpió las lágrimas con manos temblorosas—. Me acosté con el líder de una mafia y el tercero en el Sacerdocio. Una organización con los mejores asesinos del mundo y dueños de Europa.
Nicole no dejó que la tocara, como pudo, se levantó del suelo y se encerró en su habitación a llorar.
Kylian era el jodido líder de la mafia irlandesa, ella había tenido sexo con él y lo había ofendido. Nicole podría morir por cualquiera de ellos y nadie se enteraría de nada.
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