20


No sabía cuántos días había pasado encerrado en la habitación que antes pertenecía a Park JiMin, el dueño y causante de sus múltiples sollozos y llanto. El apetito había desaparecido y sus ánimos habían caído al suelo. No se encontraba bien y eso era demasiado notable para cualquier persona del palacio. Su mente solamente lo torturaba haciendo que recordara el último beso que compartieron juntos y la linda sonrisa que le había regalado antes de desaparecer. Hundió su rostro en la almohada tratando de aspirar el característico olor natural de JiMin pero este ya no se encontraba más, él se había encargado de eliminarlo después de haber estado en aquellas mantas por muchos días. Sus padres iban a verlo queriendo sacarlo de la cama, pero YoonGi simplemente no quería reaccionar a ninguna de sus palabras, solamente se escondía bajo la suave tela esperando a que los mayores se desaparecieran de la habitación. YoonGi necesitaba estar solo, necesitaba que su roto corazón dejara de doler tanto. Su roto corazón...

Vagamente sabia lo que ocurría con él para que la ausencia del príncipe de Busan le doliera tanto y a pesar de no tenerlo tan claro tenía miedo de ello. Nunca se había sentido así por alguien más, nunca había experimentado el querer más de alguien, el querer sentirlo más, no estaba acostumbrado a ello y aunque era patético de su parte, le daba miedo aceptar lo que creía que sucedía. Soltando un fuerte suspiro volvió a apretar sus labios entre sí sintiendo sus ojos cristalizarse. ¿Realmente era digno de tener esos sentimientos por alguien más a pesar del sufrimiento que él causó a otras personas?

—Cariño.— La voz de su padre SeokJin se dejó escuchar para posteriormente abrir la puerta dejándose ver. Sin esperar algún tipo de permiso se adentró al lugar cerrando la puerta tras de él y caminando directamente hasta donde el pálido estaba recostado. YoonGi al saber que no estaba solo se restregó los ojos tratando de eliminar cualquier signo de lágrimas o tristeza de su parte, lo cual fue un poco en vano ya que el rey podía notar lo mal que lo estaba pasando. —Me preguntaba si querías hablar un poco.— YoonGi trato de evitar el rostro del mayor para negar a las palabras, no tenía ánimos de entablar una conversación. —Bueno, entonces escucha lo que tengo que decirte.— SeokJin sonrió al ver que no lo abandonaría tan fácil.

Con todo el atrevimiento el mayor se sentó en la orilla de la cama observando con una pequeña sonrisa las mejillas rosadas del menor, dándose cuenta qué posiblemente no hace mucho había llorado. —Tu padre y yo pensamos que sería bueno enviar a un caballero a Busan para recoger un escrito del Rey, es...— Llevo su mano a la barbilla pensando en cómo llamar aquello. —Una carta de promesa.— YoonGi no hizo ningún movimiento y tampoco algún sonido, solamente se quedó ahí escuchando las palabras de SeokJin. —Y ya que es una oportunidad, pensé en mandarte a Busan también.— Fueron las palabras suficientes para hacer que YoonGi lo observara directamente.

—¿Por qué mandarme a mi?— La pregunta hizo sonreír un poco más al rey.

—Porque tienes asuntos pendientes que atender con un príncipe en particular.— SeokJin se sintió mal en ese instante de saber que no estaba cumpliendo con sus palabras a su esposo, no debía de entrometerse en ello pero le era inevitable al ver lo triste que estaba su hijo. Las palabras dichas hicieron que YoonGi se sentara en la cama, sintió un dolor en su cadera a causa del movimiento pero no le importó, se sintió nervioso al saber que podía ver a JiMin nuevamente.

—¿Y qué asunto pendiente tengo exactamente?— A pesar de que sabía el mayor que a YoonGi no le agradaban mucho las muestras de cariño decidió despeinar sus cabellos un poco más, fue una caricia suave y para su sorpresa YoonGi no se apartó del toque.

—Aún no lo entiendes.— Seokjin pensó en si ser directo o no con lo que le diría, pero prefirió decirlo directamente o haría que su pequeño hijo tonto se quedara con dudas al no entender. —Tienes que decirle a JiMin que te gusta.— Gustar, a él le gustaba Park.

—¿Por qué dices que me g.— Carraspeó al sentir vergüenza. —Gusta?— YoonGi bajo la mirada un momento jugando con sus dedos.

—No quería ser entrometido.—SeokJin llevo una de sus manos a su pecho. —Los vi besándose en la biblioteca además que la conversación que tuvieron en el salón fue muy explícita.— Todo aquello fue un detonante en las mejillas del menor haciéndolas enrojecer más. —Tu actitud y la del príncipe de Busan me da a entender que se gustan.— Suspiro. —Pero creo que ninguno dio su brazo a torcer para expresar sus sentimientos.— YoonGi parpadeo un par de veces tratando de comprender todo lo que salía de la boca del rey. JiMin gustaba de él y él de JiMin.

—¿JiMin gusta de mi?— Aquella forma tan informal de llamarlo por su nombre únicamente hizo que el rey alzara una ceja. Al parecer esos dos sí que se llevaban muy bien cómo para permitir aquello.

—¿Por qué no vas y lo descubres tú mismo?—

Ni sabía cuántas horas llevaba encerrado en el carruaje sintiendo el movimiento de este. Los nervios lo estaban matando y la idea de brincar para afuera con su vehículo en movimiento se hacía más apetecible. Ni siquiera sabía cómo se había dejado convencer por su padre. —Me gusta JiMin.— Decir aquello en voz alta lo hizo temblar y sentir una sacudida en su corazón. Era algo distinto, todo lo que estaba ocurriendo en su vida el último tiempo era tan irreal. Soltó un suspiro tembloroso llevando sus manos a su cabeza retirando la corona que reposaba en ella, dejó el objeto a un lado de él y movió su cabeza tratando de hacer sonar su cuello para relajarse, al menos un poco.

¿Qué haría al llegar al palacio de Busan?, no lo sabía con exactitud. Llevando sus manos a sus cabellos los peinó hacia atrás descubriendo su frente algo que normalmente no hacia pero que por esa ocasión prefería hacer, con los nervios y el sudor, su negro cabello se adhería a su perlada frente. No le gustaba aquella sensación. Recargo su cabeza en la madera de la carroza mientras se permitía cerrar los ojos para descansar o al menos intentar hacerlo. Una ficticia escena apareció en su cabeza, JiMin sonriéndole mientras lo recibía entre sus brazos además de que sus labios no tardaron en conectarse deseosos por probarse nuevamente. Un suspiro tembloroso abandonó sus belfos, aceptaba que el sentimiento que tenía por el príncipe de Busan era muy diferente y nuevo al que algunas vez tuvo por alguien más. No era amor o cariño cómo el que tenía por sus padres.

No tuvo presente cuánto tiempo duró el viaje exactamente, llevaba consigo un libro que leía pausadamente practicando su lectura además que en algunos tramos sus ojos se cerraban permitiéndole irse al mundo de los sueños. Solo supo que ya era hora de bajar del carruaje cuando escuchó un toque en la puerta, no fue hasta que se sintió temblar y sentir su corazón latir a gran velocidad, tanto que podía percibir un nudo en su garganta. Nervios, pánico y emoción. Nervios por no saber cuál sería la reacción de JiMin, pánico porque aún no sabía que debía de salir de su boca, emoción porque a pesar de todo, extrañaba a ese tonto hombre.

Bajó del carruaje tratando de aparentar tranquilidad. Regaló pequeñas sonrisas a los guardias de Busan, los cuáles al ver el sello de la carta y saber que Daegu era bienvenido en el palacio no pusieron resistencia. YoonGi ingresó con una sirvienta para guiarlo por el lugar, admiro cada detalle de este, era meramente hermoso y se podía apreciar que el retrato de flores era algo de ver a cada rincón que su visión viajaba.

—Antes de ir directamente con el rey, me gustaría ver al príncipe Park.— La chica hizo una reverencia mientras asentía a la nueva orden. Cambiando el rumbo por el que caminaban. El trayecto fue algo largo lo que ocasionó que YoonGi sintiera sus piernas temblar, no sabía si por miedo o por haber estado sentado tanto tiempo en el carruaje camino hacia Busan.

—El príncipe se encuentra aquí adelante tomando el té con la señorita.— Señorita. ¿Quién era esa?, un malestar se instaló en la boca de su estómago al saber de la presencia de una fémina alrededor de JiMin compartiendo un momento a solas. Dio unos cuantos pasos con lentitud subiendo la velocidad conforme se acercaba al precioso jardín con exactamente una mesa en medio de este con dos personas compartiendo un momento entre pequeñas risas. Sus pasos resonaron en el suelo haciendo que ambos jóvenes se percataran de la nueva presencia.

Todo fue muy raro para YoonGi, un malestar más notorio en su ser se hizo presente. JiMin lo observo algo aturdido y sorprendido al verlo ahí parado, creyendo por unos segundo que estaba alucinando. —YoonGi.— La chica giro su cabeza observando con curiosidad lo que JiMin miraba. El pálido se sintió tonto al no saber qué decir, aún así camino hasta la mesa observando a la mujer de arriba a abajo, queriendo echarla en silencio.

—¿Quién eres?— La mujer preguntó al ver la mala expresión que el pálido le daba. YoonGi mantuvo una sonrisa firme alzando su barbilla suavemente queriendo verse superior a ella.

—Kim YoonGi, próximo rey de Daegu.— La mujer se colocó de pie al igual que JiMin, siendo la chica que hizo una reverencia mostrando su respeto por el chico, a pesar de la mirada que le regalaba.

—Jeongyeon, prometida de Park JiMin y próxima reina de Busan.— Palabras tan difíciles de haber escuchado, YoonGi inconscientemente dio un paso hacía atrás borrando cualquier gesto o signo de superioridad que había hecho. La mirada de ambos príncipes conectó enseguida siendo JiMin el que se acercó a él para tomarlo del antebrazo.

—Discúlpame, tengo que hablar con el príncipe de Daegu a solas.— La chica se quedó en silencio un momento observando el agarre que Park había ejercido en el brazo del pálido. Asintiendo se despidió alejándose del jardín e ingresando al palacio. YoonGi se sacó el agarre rápidamente mirando a JiMin sorprendido.

—¿Prometida?— Los labios del príncipe de Busan se apretaron entre sí. —¿Por qué no me dijiste que tenías una prometida?— Jadeo. —¿Por qué nos besábamos si tenías a una mujer esperando por ti?— Kim movió su cabeza en negación retrocediendo no creyendo todo lo que estaba pasando. —¿Fui un juego?—

—No, claro que no lo fuiste y nunca lo serías.—

—Cállate.— Lo cortó rápidamente alejándose aún más. —No me puede estar pasando esto.— Soltó una risa sin gracia, sintiéndose ahora estúpido por todos los nervios y pánico que había sentido en el camino. —Ten esta mierda de carta y jódete.— YoonGi se rebuscó en su ropa sacando la carta de sus padres para dejarla sobre la mesita de té. Quería escapar del lugar lo más rápido que podía, los ojos le picaban.

—YoonGi, espera un poco y déjame explicarte las cosas.— El mencionado llevo sus manos a sus orejas mientras negaba con un poco de fuerza.

—Disfruta tomando la corona.— Fue lo último que su garganta pudo formular antes de soltar un pequeño gimoteo. Salió del lugar justo por donde entró, yendo al carruaje para subir en él y dar la orden que irse rápidamente del lugar, orden que fue acatada rápidamente.

Su madre engañó a su padre, él había sido engañado por la primera persona que lo hizo experimentar otras sensaciones. Las mujeres no eran el problema, el problema era que el amor no existía, siempre había alguien más.

YoonGi no volvería a Busan y JiMin tenía un futuro ya dictado esperando por él.














Fin


















¿Fin?

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