12

JiMin se cuestionaba a sí mismo si debía escapar de todo y reposar su mente un momento de todos los pensamientos que lo estaban albergando. No había transcurrido siquiera dos horas desde que la verdad de sus sentimientos lo habían golpeado de lleno en el rostro cómo si de un puñetazo se tratase, aquello no lo repudiaba, no podía odiar aquello que YoonGi lo hacía sentir, pero sí estaba en shock. Desde pequeño le enseñaron diversas cosas y una de ellas siempre fue tener que ser el mejor rey para su pueblo y reina, tenía que ser el ejemplo a seguir para las demás generaciones de Busan y claramente gustar de un hombre el cuál no podía darle siguientes portadores de la corona estaba más que mal para cualquiera de su entorno de la realeza. Una de sus manos acaricio su cuello lentamente tratando de quitarse aquella tensión que había aparecido. Enamorado de YoonGi, un gusto hacia aquel chico que amaba tener sexo con mujeres y además de ello era todo lo contrario a él en educación.

La figura del príncipe de Daegu se acercó, en su mano reposaba una copa de vino la cuál fue extendida hasta él. —Lo siento, no creo que sea buena idea beber.— YoonGi hizo una mueca ante el rechazo para después encogerse de hombros dándole un sorbo al rico vino que lo hizo suspirar de satisfacción al percibir su dulce sabor. El de cabellos negros se quedó en silencio un momento sin saber qué decir exactamente, nunca había sentido interés en saber el estado de alguien, por lo que no sabía expresar la preocupación que tenía por JiMin y el porqué este se miraba tan perdido y sumergido en sus pensamientos. Bajo por unos segundos la mirada observando el interior de la copa, jugó un poco con sus pies. —Puedes volver con los reyes y la princesa de Seúl, no necesitas estar aquí conmigo.— JiMin miro la copa y al segundo se sintió mal de haber rechazado aquel gesto amable del príncipe, por lo que sin importarle que ya hubiera tomado le quito la copa de las manos tomando el contenido de un solo trago. YoonGi se quedó algo aturdido pero no se quejó.

—No quiero volver, en realidad odio este tipo de fiestas con princesas que solo buscan matrimonio con alguien que posee buenas tierras. Yo no estoy para el matrimonio.— Matrimonio... Claro, JiMin tampoco estaba para ello, pero a diferencia de YoonGi él ya tenía un futuro dictado por los reyes de Busan, un futuro que ahora no quería. YoonGi ante el silencio alzó la mirada a las relucientes decoraciones de aquella esquina del salón, ambos se encontraban apartados del resto pero aún se escuchaba el bullicio que ocasionaban los parloteos de todos sumado con la música clásica. —¿Te estás sintiendo mal por habernos mojado?, tal vez fue una mala idea haberte convencido de entrar al lago.— Arrugo su nariz y titubeo en decir lo siguiente, por lo que su voz salió con una pizca de vergüenza y pena. —Disculpa...— Claramente YoonGi estaba teniendo aptitudes que podían confundir en demasía a JiMin. ¿Por qué se comportaba así justo unas horas antes de haber vuelto a hacer lo que siempre solía hacer con las damas?, solo huía de Jihyo al saber que la chica estaba interesada en el matrimonio y no solo en sexo pasajero cómo el que regularme tenía. —Solo disculpa por mi inmadurez por querer entrar al lago.— Por otro lado en la cabeza de YoonGi solo quería auto golpearse al sentirse ridículo con lo que estaba haciendo y diciendo. Trato de evitar mirar el rostro de Park después de su disculpa y trato lo mejor que pudo estar tranquilo, pero su acelerado corazón y sus mejillas calientes lo estaba delatando por lo que la mejor opción que pensó fue en huir lejos. Sin decir algo más se fue dejando al príncipe de Busan atrás, salió del salón caminando hasta donde se encontraría el jardín. Alzó su mirada al cielo y dejó escapar todo el aire que había estado reteniendo inconscientemente en sus pulmones.

—Seguro solo te falta tener sexo y dejarás estas sensaciones de mierda a un lado.— Gruñó, porque a pesar de haber dicho aquello sabía que no podría. En el pasado ya había intentado volver a su rutina y ya no sentía la misma satisfacción, ya no sentía el deseo por ver a las chicas llorar y sentirse superior. Una de sus pálidas manos se alzaron solo para acariciar su rostro con algo de rudeza. ¿Entonces que era todo eso que estaba sintiendo?, dio unos cuántos pasos pensando en toda la situación y las palabras que alguna vez el príncipe de Busan pronunció llegaron a su cabeza, desviar tu atención. Odiaba pensar que Park había cumplido el propósito por lo que había estado ahí. Y entonces se preguntó si todo lo que vivió era real o JiMin simplemente se auto convencía de permanecer a su lado por su tarea.

—Mmh, no lo sé. Yo te ofrecí la oportunidad de hacerlo y me rechazo tan crudamente.— Kim apretó su mandíbula casi al instante en lo que escuchó a la princesa de Seúl a sus espaldas. No podía creer que podía existir una femina tan irritante y molesta. La chica caminó hasta situarse delante del príncipe queriendo observar aquella expresión molesta que tanto la hacía suspirar, cómo amaba a los chicos malos y de mente fría.

—Parece que pise mierda de caballo y no puedo quitármela de encima.— Esas palabras que salieron con molestia y rabia solo hicieron sonreír a la contraria. —Dime qué quieres exactamente, no tengo paciencia con las burras como tú.— La princesa de Seúl llevo sus manos a su cabeza acomodando la pequeña corona en su cabeza, siendo totalmente cuidadosa en el proceso, cuando estuvo satisfecha acomodo los largos guantes de sus brazos y soltó un pequeño suspiro para después observar con una media sonrisa al pálido.

—Matrimonio, joven Kim. A Daegu le vendría bien ser aliado de Seúl, más poder, más riquezas, sería una gran ayuda para su reino tener a Seúl en la palma de su mano.— Dio un paso hacia adelante haciendo retroceder a YoonGi por inercia manteniendo su espacio personal intacto. —Mis reyes de Seúl insisten en que contraiga matrimonio con el príncipe de Busan o Daegu, aunque sinceramente yo preferiría más a este príncipe malhumorado. Los chicos rudos me van más.— Jihyo volvió a acercarse mientras que YoonGi se quedó quieto en su lugar mirándola con una ceja alzada. Otra vez la mierda de matrimonio.

—Rechazo tu oferta de convertirte en la reina de Daegu. No me interesa.— Los abultados y lindos labios de Jihyo se torcieron un poco ante la decepción, aún así rápidamente dibujó una sonrisa volviendo a dar otro paso acercándose por completo al pálido, con toda la intención hizo que sus pechos chocaran con el abdomen de Kim mientras alzaba levemente la mirada. El príncipe de Daegu bajo la mirada sin hacer expresión alguna, debía de admitir que desde su posición los pechos de la femina resaltaban aún más haciéndolos ver apetecibles.

—Rechace la oferta de matrimonio, pero no rechace sentir nuestros cuerpos acalorados y envueltos en sudor.— YoonGi debía de admitir que era la primera mujer que se miraba segura de lo que hacía y decía, que hablaba claramente y dejaba a la luz sus oscuros deseos, que hablaba del sexo sin soltar estúpidas lágrimas o disculparse por el atrevimiento. No dijo nada al instante, medito sus palabras un momento pensando en sí realmente era buena idea aquello o no. En el pasado ya había intentado acostarse con una fémina y cómo resultado no pudo dejar de pensar en Park además de no sentir las mismas sensaciones satisfactorias, ¿con la princesa de Seúl habría un cambio ante la seguridad y aprobación de la chica con la escena de ellos dos en una situación de intimidad? —Solo por una vez, déjeme experimentar y conocer a aquel hombre rudo de los rumores que las damas miedosas y temerosas dan a conocer entre todas.— Sus miradas se conectaron profundamente y no fue necesario decir otra palabra más, YoonGi ya sabía lo que haría.

El príncipe de Busan por otro lado se encontraba tratando de prestarle atención a todas aquellas princesas que lo habían rodeado de un momento a otro. Sintió prácticamente que fue acorralado por un grupo de lobos que estuvieron pacientemente esperando a que su presa se quedara a solas para acercarse. Esbozó una sonrisa, la mejor que pudo hacer, al escuchar una vez más que la princesa de Ulsan alagaba su belleza y su buena apariencia educada, comparando a JiMin con algunos otros príncipes de otras tierras o chicos adinerados.

—¿Por qué no llevas tu corona príncipe Park?— Otra de las chicas preguntó al percatarse que prácticamente de todos los príncipes JiMin era uno de los que no portaban dicho objeto. Sus ojos viajaron hasta la mujer sonriendo amablemente, no tenía ánimos de responder preguntas cómo aquellas pero tampoco podía abandonar a aquellas jovencitas que solo trataban de compartir un momento agradable con él.

—A diferencia de ustedes, mis damas. Yo no vengo de mi reino, llevo algún tiempo en el reino de Daegu ayudando con algo importante. No me gusta viajar con mis joyas y aún menos mi corona por lo que está se encuentra en Busan. Espero no molestarlas con aquel detalle por no portar la corona de mis tierras.— Algunas llevaron una de sus manos a su boca cubriendo las evidentes sonrisas enamoradas y encantadas, otras por otro lado utilizaron un abanico para realizar aquella acción de cubrirse. Acciones que usualmente hacían las féminas ante su educación para cumplir con un porte ejemplar para poder convertirse en reinas excelentes ante los ojos de los demás.

—Tan encantador. Príncipe de Busan, ¿ya ha considerado el matrimonio?— Tal pregunta puso en alerta a todas las chicas. Y es qué, ¿quién no quería vivir gobernando a un lado de un chico tan encantador y dulce cómo lo era Park JiMin?, cualquier princesa estaría dispuesta a tomar el papel de la reina de Busan. JiMin borró suavemente su sonrisa al tocar ese tema al ser uno de los tantos que lo estresaban, cuando se dio cuenta volvió a sonreír inclinando su cabeza a un costado.

—Me temo que ya hay una señorita esperando nuestro compromiso, mis damas.— Park pudo escuchar a la perfección suspiros decepcionados. Era la primera vez que admitía aquello en voz alta y lo había hecho sentir incómodo aún más conociendo sus sentimientos por Kim YoonGi. Ya no quería satisfacer a los reyes de Busan con un matrimonio forzado, pero el simple hecho de hacerles frente, cuando nunca antes lo había hecho, le daba algo de pavor.

—¿Quién es la afortunada princesa?— JiMin al ver que pasaba un chico de la servidumbre con copas de vino no dudó ningún segundo en tomar una agradeciendo enseguida y tomando el contenido de una. En ese momento quería salir corriendo de todos lados y desaparecer, su cuerpo tenso y su estrés lo estaban consumiendo lentamente por lo que esperaba que el vino ayudara en algo, ¿dónde había quedado el Park JiMin de hace unos meses?, tal vez había sido una mala opción haber aceptado la petición de sus reyes de Busan para ayudar a Daegu con su inmaduro príncipe.

—La princesa de Sunwon, Yoo Jeongyeon.— Respondió al percatarse que se había tardado un poco en responder y que las princesas comenzaban a verlo con curiosidad y con más intensidad. Jeongyeon, la mujer que le daría el siguiente portador de la corona de Busan y que según sus progenitores era la chica ideal para él.

JiMin pensó que ella y YoonGi no se parecían en nada, entonces ella no podría ser la chica que hiciera latir su corazón a gran velocidad e hiciera cosas para convencerlo para divertirse un momento. El pensamiento de dejar todo por Kim YoonGi apareció y se mantuvo ahí durante las próximas horas aburridas cruzando palabras con príncipes que presumían sus riquezas y joyas, soltando palabras burlonas a ver a Park sin alguna joya encima.

Escápate con él.

hola.<3

pregunta.
¿qué hicieron el catorce de febrero?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top