01

espero sea de su agrado.




Un chico de tez pálida miraba con cierto toque de emoción a las féminas que se encontraban delante de él, las chicas se mantenían quietas y con la barbilla en alto esperando alguna orden de aquel joven hombre de ojos felinos, este sonrió de costado deteniendo su mirada en cierta mujer de curvas algo pronunciadas y rasgos delicados. —Siéntete afortunada, hoy me harás compañía. — Hizo una rápida seña para que las demás se retiraran y en cuestión de minutos se quedaron solos en aquel espacioso lugar. El pálido palmeo sus muslos llamando totalmente la atención de aquella bella chica. —Vamos, no hagas esperar a tu príncipe. — En un pequeño asentimiento y reverencia se acercó sentándose con total cuidado sobre aquellas piernas cubiertas por unos finos pantalones, los cuales pensaba la mujer que valían más que su propia existencia. Y definitivamente sí que costaban más de lo que se podía imaginar.

¿Quién era ese hombre y por qué tenía esa libertad de ordenarle tal cosa a la pobre chica?, bueno, ese chico de ojos gatunos era nada más y nada menos que Kim YoonGi, el futuro rey de Daegu, a pesar que todavía no portaba la corona y el mandato del reino en su totalidad, tenía el poder de ordenar lo que fuese y quisiese del reino. Ese príncipe tenía el pasatiempo de acosar sexualmente a todas las criadas del lugar, no había chica del castillo que no hubiera pasado por las garras de aquel hormonal príncipe. Kim YoonGi era el demonio de Daegu, nadie lo quería de rey, nadie quería a un adicto al coito siendo la cabeza de Daegu. Se decía por los pasillos del reino que Daegu estaba literalmente perdido ante tal príncipe.

Kim paseo su lengua sin pudor alguno por la delicada mejilla de aquella chica de la cual ni siquiera sabía su nombre, su gran mano se detuvo en la cintura de esta haciendo presión en la zona. Estaba comenzando a divertirse tan bien a satisfacerse al sentir el cuerpo de la mujer temblar sobre él, pero para la desgracia del de ojos gatunos la gran puerta del salón se abrió dándole paso a dos grandes y fuertes figuras las cuales el príncipe de Daegu conocía tan bien. Bufo molesto al ver que uno de ellos hizo una seña para que la fémina se retirara del lugar sin siquiera soltar una palabra en su presencia, los tres se mantuvieron en silencio esperando a quedar solos y que los guardias del lugar cerraran la puerta.

—Kim YoonGi, ¿Cuántas veces más tendré que reprenderte por este comportamiento tuyo? — Su progenitor habló fuerte tratando de intimidar al menor con ello, pero solo se ganó que este torciera los ojos.

—Una disculpa mi rey SeokJin, solo quería divertirme un poco. — El otro hombre gruño totalmente molesto, pero se mantuvo en silencio esperando que el rey SeokJin volviera a tomar la palabra. YoonGi se puso de pie haciendo una reverencia marcada para ambos mayores. —Se me había olvidado mostrarles respeto, mis reyes. — SeokJin apretó la mandíbula al ver tal acción, sabía que aquello solo lo hacía para molestarlos, pero no caería en su sucio juego.

—Hoy no vine a discutir contigo, tu padre y yo queríamos darte el aviso que tendremos un invitado especial. — El pálido enarco una ceja por ello.

— ¿Invitado? — Ambos hombres asintieron.

—Sí, un chico estupendo con unos modales impecables. — Sonrió impecablemente. —Los que te faltan a ti. — YoonGi parpadeo un poco ante el evidente insulto, esa no era la primera vez que su padre SeokJin salía con algún comentario de ese tipo. NamJoon, su otro progenitor carraspeo.

—Ambos nos dimos a la tarea de pensar sobre tu futuro, no puedes tomar la corona mientras posees esas actividades y actitudes horripilantes. Eso no es digno de un futuro rey. — El rey NamJoon habló por primera vez llamando la atención de ambos hombres, SeokJin asintió a las palabras de su esposo. YoonGi arrugó la nariz.

—Nunca cambiare mi parecer sobre las mujeres, ellas solo existen para servir al hombre. — Ambos reyes sintieron malestar y decepción al escuchar salir nuevamente esas palabras de la boca de su hijo. SeokJin quiso reprenderlo por ello, pero también sabía que ya habían tenido demasiadas peleas por ese tema en particular.

—Nuestro invitado tiene la libertad de reprenderte, él te enseñará a respetar a las mujeres, no podrás quejarte al respecto. — El de tez pálida los observo totalmente sorprendido no creyendo en las palabras del rey.

—Es un juego, ¿verdad? — Los mayores negaron. —Esto tiene que ser una falacia. — El rey SeokJin dio unas cuantas palmadas en el aire, en segundos las grandes puertas del salón se abrieron. Los pasos resonaron con fuerza por todo el lugar, una perfecta figura se acercó con total elegancia hasta los presentes, hizo una gran reverencia de 90 grados cuando estuvo lo suficientemente cerca, el príncipe de Daegu había abierto ligeramente sus labios al apreciar la hermosura que poseía aquel ser, su cabellera gris totalmente bien peinada y sus atuendos relucientes le daban una excelente apariencia.

—Él es Park JiMin, el príncipe de Busan. —El rey NamJoon presentó al recién llegado. Ambos jóvenes se observaron casi al instante, Park sonrió de costado mientras volvía a hacer una reverencia, solamente que ahora más pequeña.

—Es un gusto poder conocer al príncipe de Daegu. — El de ojos gatunos sacudió un poco su cabeza y lo observo totalmente desconfiado. Su mirada se tornó dura al recordar porque aquel hermoso chico se encontraba en su futuro reino y lo más importante, frente a él.

—Me gustaría decir lo mismo, pero no. — Aquel tono hostil y arrogante solo hizo que una ceja del príncipe de Busan se arqueara. Ya había estado previamente avisado sobre el comportamiento del pálido, pero no pensó que el saludo fuera de esa forma.

—Mis reyes, si me lo permiten, me gustaría charlar con el príncipe a solas. — SeokJin dudo, pero a fin de cuentas asintió dándose la vuelta junto con su esposo para retirarse del gran salón. Cuando ambos príncipes quedaron a solas, JiMin no dudó en sonreírle en grande al pálido, lo cual le resultó extraño al otro.

—Me han comunicado que tu comportamiento con las damas no es el apropiado. — Park se atrevió a subir las pequeñas escaleras las cuales lo separaban del pálido y del trono, exactamente el lugar en donde el príncipe de Daegu había estado jugando antes con la fémina.

—No es de tu incumbencia. — YoonGi inconscientemente dio unos cuantos pasos hacia atrás.

—La verdad es que si es de mi incumbencia. — Park detuvo sus pasos cuando estuvo frente al pálido. —Las damas son lo mejor que puede existir en este mundo, ellas pueden guiar al hombre, son unas bellezas, por ende tenemos que cuidarlas y protegerlas. — El príncipe de Daegu arrugó su ceño por aquellas palabras, no pudo evitar sentir la sensación de querer vomitar por las boberías que soltaba el príncipe de Busan.

— ¿Bellezas, cuidarlas?, solo sirven para procrear. — Una burlesca sonrisa apareció en su rostro. — Ya sabes, solo abren las piernas y reciben todo. — JiMin soltó un ligero suspiro tratando de tranquilizarse, no dejaría que un inmaduro lo sacara de sus casillas

— ¿Hay alguna razón por la que posees ese pensamiento? — Kim negó lentamente.

— ¿Tendría que haber alguna? — Los dos se observaron fijamente, JiMin se dio la vuelta y comenzó a alejarse del pálido sin prisa alguna.

—Supongo que sí. — Park en ningún momento se detuvo, siguió su caminar hasta las puertas del gran salón. —Por cierto, tendrás que obedecerme. — El príncipe de Daegu gruño.

— ¿Qué harás si no te obedezco, imbécil?, no puedes ponerme un dedo encima. — JiMin sonrió mientras lo miraba desde la distancia.

—Eso crees. — Prácticamente canturreo totalmente divertido. —Te tratare como tu tratas a todas aquellas pobres chicas, siente lo que ellas sienten. — YoonGi se confundió ante aquellas palabras, carraspeó tratando de hablar.

— T...Tú. — Park cortó rápidamente sus palabras sin dejarlo hablar.

—Nos vemos en la cena joven príncipe. — Fue lo último que se escuchó por parte de Park antes de desaparecer por las enormes puertas, dejando a Kim YoonGi con la boca abierta.





hola.<3

Pregunta.
¿Cuál es su canción favorita?

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