『 2 』
╭──────•••••
Junio 2015
La música clásica recorría el jardín lleno de personas en su
totalidad, platicaban, bebían, otros bailaban. Era una tarde majestuosa, serena y llena de vida. Las copas chocaban cuando brindaban por algo, las pláticas sobre negocios tampoco podían darse el lujo de faltar, al centro, la fuente de chocolate llamaba completamente la atención y apetito de cualquiera, sin embargo, lo que más sobresalía en el lugar, era la hermosa fotografía colgada en el balcón de aquellos dos jóvenes enamorados a punto de obtener su "felices para siempre".
Las cosas iban completamente de maravilla, justo como aquella chica siempre había soñado.
El timbre resonó por todo el lugar a los poco minutos, causando cierta confusión en la chica, pues según su lista de invitados, ya todos estaban presentes.
—Yo abro—le hablo su prometido antes de que ella se inmutará, acompañado de una sonrisa.
El chico dejó a la castaña acompañada de ese círculo de adultos, aquellos amigos de su padre que apoyaban su campaña política, claro que debía causar una gran impresión, ¿Y que mejor impresión causaría su encantadora chica? Ella era la mejor si de primeras impresiones se trataba.
—Somi, cariño, ¿Puedes venir un segundo?—le escucho llamar luego de unos minutos.
—¿Me permiten un momento, caballeros?—dijo ella dejando su copa de champaña en una de las mesas y luego se adentró a la casa para atender aquel llamado—¿Qué sucede?
—Hay un indigente en la entrada que dice conocerte—susurro el peli negro acercándose a su oído.
—¿A mi?—cuestiono volviendo a abrir la enorme puerta de color blanco—Pe...¡Ahhhhh! ¡Mierda!—gritó al ver de pie a ese hombre que reconocería en cualquier parte.
«Ese no es ningún indigente, es mi padre» pensó con el pánico apoderándose de ella.
—Sorpresa—balbuceó el moreno sin saber exactamente qué decir después de tantos años acercándose a ella con los brazos abiertos para abrazarle, pero inmediatamente un peli negro se interpuso y lo alejó colocando su dedo índice en su frente.
—No se acerque a Somi, pervertido descarado—habló.
—¡¿Pe-pervertido?! ¿A quien le llamas pervertido?—exclamó con incredulidad—Y...¿Somi? ¿Quién es Somi?
—¿Somi? —la llamó el chico a su lado lo suficientemente confundido—¿Quién...?
—¡Papá! ¿Qué demonios haces aquí?—le interrumpió alterada, sin levantar mucho la voz para no llamar más la atención de la necesaria.
—¡¿Es tu que?!—exclamó el muchacho atragantándose con su propia saliva.
—¿Esa es la manera en que vas a saludar a tu padre?—soltó adentrándose a la mansión sin recibir ninguna clase de invitación—Hey, ¿Qué rayos le hiciste a tu hermoso cabello rubio Yu Ennik TaeRi Douma Anderson? —espetó acariciando su ahora cabello castaño claro.
—Papá, por favor detente—espetó quitando su mano con brusquedad.
—Creí que tu padre estaba muerto—habló su prometido después de mucho tiempo.
—Si, lo estaba para mi.
Murmuro caminando hasta la estancia para tomar asiento, y así recuperar la poca razón que creía tener aún. Era imposible tener a ese hombre de vuelta, simplemente...no podía creerlo lo suficientemente descarado como para volver a aparecer frente a sus ojos después de lo que había hecho.
—¿Qué hacen aquí adentro? El clima es muy hermoso afuera—interrumpió entrando a la estancia al lado de una mujer de la mediana edad con un peinado y ropa extravagante
—Tú debes ser el famoso chef Jeon Jungkook—mencionó Namjoon observando a ese hombre—Vaya, lo que hace la edición, en la revista te veías más joven y apuesto, en persona está clara la ausencia de cabello aquí arriba—expresó señalando con su dedo índice la parte delantera de su cabeza—Y te encogiste como veinte centímetros.
—Papá...—hablo TaeRi acompañada de un suspiro pesado—Él es el señor y la señora Jeon, son los padres de mi prometido.
—Oh, claro, pero qué tonto—exclamó golpeando suavemente su frente—Y entonces..¿Donde está mi afortunado yerno?
—Aquí...—habló esta vez un peli negro posicionándose a su lado con la clara vergüenza reflejada en su rostro.
—Wow, de esto estaba hablando—soltó tomándole de las mejillas para estrujarlas—Qué apuesto eres, mis nietos saldrán hermosos con esta genética.
—Lamentó lo de hace un momento, señor...
—Kim—completó sonriendo, dejando a la vista esos dos hoyuelos en sus mejillas—Y no te preocupes, me da gusto saber que mi hija estará en buenas manos.
—Oh, entonces de usted heredó sus hoyuelos—murmuró el chico encantando.
—¿Enserio se nota mi peluquín?—susurró el señor Jeon a su esposa.
—Señor Kim...¿Podemos hablar un minuto?—interrumpió la chica antes de que causara más complicaciones—A solas, por favor.
—¿Qué rayos haces aquí? ¿Cómo me encontraste? —cuestionó una vez se lo había llevado lo suficientemente lejos de sus invitados.
Había planeado todo y quería que las cosas salieran al pie de la letra. No iba a permitir que su padre ausente, ahora presente, apareciera de la nada para arruinarlo. No podía dejar que pasara, sería clara, y cortésmente lo correría del lugar.
—Yo...ah, te vi en una revista—explicó tomando con fuerza los tirantes de su mochila, se notaba a kilómetros que ni siquiera se había tomado un minuto para ensayar lo que diría antes de aparecer—Supe que ibas a casarte, así que...
—Así que...¿Qué?
—No puedo perderme esto, es algo muy importante para ti, hija—hablo quitando dos copas de un mesero que pasaba por ahí repartiendo champaña.
—¿Ahora te importa lo que es importante para mi?—cuestionó cruzándose de brazos. Era increíble lo que sus oídos acaban de oír—¿Te golpeaste en la cabeza? ¿Tienes alguna enfermedad terminal y temes ir al infierno cuándo mueras? ¿Por eso buscas algún tipo de redención apareciendo así?
—TaeRi...—nombró bebiéndose el alcohol como si fuese agua.
—¡No me llames así!—clamo elevando el tono de su voz—Hace años, que nadie me llama así. Ahora soy Somi.
—¡Qué! ¿Somi? ¡Qué ridiculo nombre! ¡Eso se le pone a un perro, o a una marca de perfumes de avon!—espeto burlón—Me gusta TaeRi, tú madre lo eligió sólo para ti.
—Olvídalo papá, no me corresponde como hija juzgarte, además, me cambie el nombre hace años—decidió parar con ello antes de que la discusión se tornara más...caliente—Estoy ocupada ahora. Por si no lo notaste, estoy en mi fiesta de compromiso.
—Perfecto, yo soy el alma de las fiestas—soltó botando todo su equipaje.
—No, no entiendes. Para asistir, se necesita una invitación. Y yo, ni Jungkook te invitamos. Así que...—divago bajando la mirada—Lo último que quiero que hagas, es algo estúpido.
—Cariño—escuchó la voz del peli negro desde lo lejos—¡Nos esperan en el jardín!.
—¡Voy en un minuto!—respondió tallando sus sienes con frustración.
No sabía que hacer ahora. Creía que, cuando volviera a toparse con el, podría actuar fría y sin corazón debido al resentimiento y rencor que le había guardado los últimos años. Pero, al mirarlo ahí, de pie, vistiendo como un vagabundo que vive bajo un puente, simplemente su carácter pareció desaparecer, siendo reemplazado por la lástima.
—No notarás que estoy aquí—mencionó el moreno buscando más alcohol.
—Lo prometes.
—Lo prometo.
Ambos se encaminaron hasta el jardín donde todos los invitados ya estaban esperando. Jungkook se encontraba debajo del kiosco con el micrófono en mano, y una copa de vino blanco en la otra, TaeRi no tardó en llegar a su lado mientras terminaba de acomodar su cabello.
—Antes que nada, Somi y yo les agradecemos de todo corazón el que hayan venido a compartir este glorioso momento con nosotros—mencionó primeramente—No estoy seguro de cómo se inician lo discursos de este tipo, así que básicamente comenzaré por el principio de toda esta hermosa historia. ¿Cómo olvidar el día en que conocí a esta encantadora mujer? Ese día no estaría ni cerca de adivinar que ahora he pedido su mano en matrimonio—dijo mirándole a los ojos, mientras ambos sonreían—Y que ella aceptara luego de rogarle tanto.
Los invitados rieron y no tardaron en pedir que contase la historia completa.
—Bueno. TaeRi y yo nos conocimos cuando ambos estudiábamos aún, ella se encontraba en la facultad de derecho en la Universidad Nacional de Seúl, justo al lado de la mía, la facultad de gastronomía. En ese entonces, a ella le pedían simular los casos y de verdad era muy pesado y tedioso prepararlos, ¿Cierto?—cuestionó y la castaña estuvo de acuerdo al instante—Me acerque con el pretexto de ayudarle, mi padre es político, así que no me era un tema desconocido. Pero recuerdo ver a Somi trabajar hasta quedarse dormida en las bancas del jardín. Los post-it se le quedaban pegados en toda la cara y babeaba las hojas sobre su computadora.
—¡Oye! No tienes porqué ser tan detallista—le reclamo la chica golpeándolo ligeramente avergonzada, el rió.
—Yo. Jamás había visto a una chica más hermosa en toda mi vida. Recuerdo pensar: "Wow. Ella tiene que formar parte de mi vida". No hubo día en que no podía apartar la mirada de ella, incluso con el pasar del tiempo—continuó mirándole—Somi, te amo. Eres lo mejor que pudo pasarme. Eres, no, siempre serás mi primer y último amor.
—Y yo te amo a ti—susurro la chica correspondiendo su sonrisa.
Los aplausos no tardaron en presenciarse. Las copas fueron levantadas deseándoles una feliz vida a ambos tórtolos.
—Ahora, disfrutemos de esta ta...—pero ni siquiera pudo continuar, cuando el micrófono le había sido arrebatado por un castaño ya borracho.
—¿Papá? ¿Qué haces?—murmuro tratando de quitarle el dispositivo, pero falló vilmente en el intento.
¿Cómo es que se había emborrachado en tan poco tiempo? En decir, no había pasado ni una hora. No tenía ningún sentido.
—Yo...soy Kim NamJoon—habló arrastrando las palabras—Graben bien este nombre: Kim NamJooon. Soy el padre de TaeRi.
—Dios, Jeon, haz algo—le pidió la chica, pero a esas alturas ya no había mucho por hacer.
—Y me gustaría decir, unas palabras—hipeo aclarándose la garganta—TaeRi, mi querida TaeRi. Desde que llegaste, no me quema el frió. Me hierve la sangre. Oigo mis latidos. Desde que llegaste. Ser feliz es mi vicio.
Todos presenciaban aquel acto, que más que parecer un hermoso discurso de amor paternal. Parecía un acto de stand up, en un bar de quinta.
—No te prometo amor eterno porque no puedo—siguió él castaño—Soy tripulante de una nube, aventurero. Un cazador de mariposas cuando te veo. Y resumido en tres palabras, cuanto te quiero. Arababababasei. Arababababasei. Cuánto te quiero, uh oh.
—¿Esa no es la letra de una canción?—le escucho Somi susurrar a una de las amigas de Jungkook, y la humillación se apoderó de ella.
—Lo es, la canta un cantautor mexicano—respondió la otra—La acabó de preguntar a Siri.
—Y... —interrumpió Namjoon provocando interferencia, y todos automáticamente se cubrieron los oídos—Mierda, quiero orinar.
Balbuceó bajando del kiosco y abriéndose paso entre la gente, pronto pudo sentir como su organismo dejaba de tener esa resistencia, y el baño se encontraba aún lo suficientemente retirado. No iba a llegar. Así que, sin tener ningún uso de razón, se bajo los pantalones en medio del jardín, frente a la fuente de chocolate.
—¡No! ¡En la fuente de chocolate...—soltó TaeRi tratando de impedirlo, pero simplemente era demasiado tarde—No—completó.
Su papá: Kim Namjoon. Acababa de orinarse en una fuente, frente a más de cien personas.
Definitivamente había arruinado su fiesta de compromiso en sólo cuestión de simples segundos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top