Editha era la menor de cinco hermanos. Había nacido en el seno de una familia humilde cuyo hogar estaba ubicado en una pequeña isla de Filipinas.

El lugar donde vivían había sido un poblado pesquero, pero ya en tiempo de sus abuelos comenzaron a construir decenas de resorts para turistas. En uno de esos resorts, trabajaban sus padres.

A la edad de cinco años, su padre la llamó y le habló con voz seria.

— Editha, cuando termines la escuela, te quedarás aqui y ayudarás con el negocio familiar.

Editha guardó silencio por respeto, pero en su interior comenzó a germinar con fuerza un rotundo "No".

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