CAPÍTULO 03

Era algo impresionante lo rápido que podía funcionar la mente de Larissa cuando le convenía. No era que su plan fuera el más brillante del mundo, después de todo, ella no era ninguna eminencia. Era una mujer demasiado mimada que tomaba malas decisiones constantes. Entonces sí, no era la mejor de las ideas, pero tampoco era una terrible, y considerando el tiempo que había tardado en llegar a ese plan, en realidad era bastante bueno.

Mientras George la guiaba hacia la oficina de su padre en el garaje (aunque oficina podría ser un término algo inexacto...), Larissa no pudo evitar pensar que desearía sentirse mínimamente atraída por él. Era atractivo, tenía un acento encantador, un buen sentido del humor, y no parecía ser un imbécil; pero no, no sentía nada en absoluto. Quizá ella tenía algún tipo de radar incorporado que solo le permitía interesarse en hombres decentes.

Así que, en lugar de coquetear con él, ella tenía toda la intención del mundo de pedirle información sobre el piloto de Ferrari.

El silencio incómodo entre ambos no era realmente parte del plan.

— ¿Sabes? Mi padre no va a colgarte por hablarme —dijo Larissa, incómoda—. O al menos no cuando él fue quien te pidió que me acompañaras.

Si él se hubiera acercado por su cuenta a hablar con ella y le coqueteara frente a Toto Wolff... Bueno, eso sería un asunto distinto y definitivamente Russell se vería en la necesidad de conseguir una escudería nueva que lo quisiera para la siguiente temporada. Ese no había sido el caso. Su papá había ido directo a Russell y le había pedido que hiciera compañía a Larissa. Lo que, pensándolo bien, era extremadamente sospechoso. ¿Quizá George era gay o tenía una novia secreta de la que solo Toto Wolff sabía? Eso o el tipo era un santo que no miraría dos veces a la hija de su jefe ni siquiera si estaba en lencería frente a él.

¿Qué tan terrible sería si le preguntara si había hecho alguna vez un juramento de castidad?

Muy terrible. Ese era su instinto de mujer fuerte que trabaja en el área de la publicidad diciéndole que sea prudente antes de que le impongan una queja por acoso que colapsaría su carrera por completo. Esa prudencia que aparecía en cualquier momento pero que no parecía querer involucrarse en los asuntos románticos de Larissa era lo que la había llevado tan lejos en la vida (lo que en ese momento era desempeñar un trabajo que su papi le había dado, lo que admitía qué no era precisamente impresionante). Si esa maldita moderación apareciera también cuando ella elegía a sus novios, Larissa sería imparable.

Por otro lado, su falta de lógica era lo que la había traído ahí. Al paddock. A las carreras. A la Fórmula 1. Después de una vida de rehuirle a todo eso como a la peste. Así que no todo había salido tan mal, después de todo.

—Lo lamento. Simplemente sigo pensando en el resultado de la carrera y en lo que pude haber hecho mejor —explicó George, con una leve mueca.

—Ya, entiendo. Papá te mencionó que trabajaré esta temporada con redes sociales y todo eso aquí en Mercedes, pero en realidad soy mercadóloga de carrera y publicista de profesión. Mi trabajo anterior era como jefa de mercadotecnia, limpiando los desastres de un deportista tonto y construyendo una buena imagen para él. Siempre había algo que podía hacerse mejor.

— ¿Y por qué el cambio? De jefa de mercadotecnia a grabar TikTok para Mercedes.

Larissa hizo una mueca.

—Suena peor cuando lo dices así. Sabes que este es el trabajo soñado de muchos, ¿no?

—Bueno, sí, pero no parece ser el tuyo. Si lo fuera, creo que habrías trabajado en esto desde hace bastante. Tu padre es Toto Wolff.

—Punto para ti. El resumen de mi cambio de profesión es que tomé algunas decisiones estúpidas. Por eso ahora estoy aquí en Baréin en lugar de en mi lindo apartamento.

—Hay peores cosas que viajar por el mundo con Mercedes —comentó George.

—Supongo que confiaré en tu palabra al respecto porque es algo en lo que tienes experiencia. No sé, creo que será particularmente solitario para una mujer de mi edad. Me imagino que no debe sucederte, debes pasar mucho tiempo con los pilotos de otras escuderías, ya que viajan todos juntos.

—Me llevo bastante bien con Alonso. Y con varios de los pilotos de nuestra edad, como Lando y Alex. Si quieres interactuar con mujeres, la verdad es que no hay tantas opciones... Pero si es cierto lo que dicen los rumores, la novia de Verstappen viajará a con él toda la temporada.

—Ah... ¿Eres amigo de Verstappen? —preguntó Larissa. La parte de su interés en conocer a una mujer de su edad que viajara con ellos era técnicamente cierta, solo que no había esperado una respuesta afirmativa; únicamente había usado ese pensamiento como un hilo para que George hablara de los demás pilotos.

—No tanto —admitió.

—Parece un tipo complicado...

—Sí. Un poco. De todos modos, desde que sale con esta chica, Allegra, es más calmado. No diré que afecta cómo conduce, porque en la pista sigue siendo un diablo, pero fuera de ella se ve mejor. Es curioso porque ella en realidad es muy parecida a él.

— ¿Cuándo empezaron a salir?

—Eso es lo curioso. No había un solo indicio de ella en la temporada anterior, y hace un mes simplemente se filtró la noticia de que ellos llevaban meses saliendo.

—Suena a una estrategia mediática —dijo Larissa, e inmediatamente deseó haberse callado. Ahondar en el tema no ayudaba a que la conversación fuera a donde ella quería, y, además, hablar de si una persona se inventaba una relación para mejorar su imagen pública o no, era de mala educación.

George sin embargo no pareció tomarle a mal el comentario.

— ¡Exacto! Pensé lo mismo. Al menos hasta hoy, los vi juntos antes de la carrera, y, bueno, digamos que no me quedaron dudas.

— ¿Demasiado melosos? —preguntó ella con una sonrisa de simpatía.

—No, exactamente... Créeme, lo entenderás cuando los veas.

—Entiendo... —dijo Larissa, con una sonrisa, aunque no, no entendía— Veamos, ¿qué otros pilotos hay en nuestro rango de edad? Oh, los de Ferrari, dios, ni siquiera me he logrado aprender los nombres de todos los pilotos, lo siento.

— ¿No sabes el nombre de los pilotos?

—Ni siquiera los ubicaría de vista si me los cruzara en el supermercado.

—Pagaría por ver la reacción de Lando cuando no lo reconocieras —dijo George, con una sonrisa burlona—. Pero, por desgracia, no podemos dejar que la hija de Toto Wolff vague por el paddock sin reconocer a los pilotos.

George hizo una pausa frente a la puerta de la oficina de Toto y la abrió para Larissa. Ella entró con una sonrisa y se sentó en la silla frente al escritorio, con George tomando asiento junto a ella. Él no tardó demasiado en hacer una mueca.

— ¿Está todo bien? —preguntó Larissa.

—Sí, todo bien. Es solo que realmente necesito ducharme, acabo de notar que realmente apesto —señaló George con expresión de disgusto—. En fin, no importa, mientras tanto, déjame enseñarte una foto de los pilotos.

George sacó su teléfono y estuvo un par de minutos revisando su galería antes de mostrarle a Larissa la pantalla. Era una foto con los 20 pilotos, cada uno con el traje de su equipo, pero, por supuesto, la vista de Larissa saltó de inmediato a los de rojo, y no lo diría en voz alta, pero mierda, ella tenía una ligera preferencia sobre quién deseaba que fuera Leclerc, aunque el otro no estuviera nada mal tampoco...

— ¿Quién es cada uno?

—Bueno, los dos de Red Bull, Verstappen y Checo, en ese orden, en el extremo de acá —señaló—. A un lado están Lando y Oscar, de McLaren. Después están Yuki y Daniel. Ah, y ahí están los Ferrari, Charles y Carlos...

Bueno, pues como se diría en Francia, oh là là.

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