✝4✝

CUATRO
✝El ahorcado de la torre.✝

EDÉN.

¡Dicen que esa chica es la nueva refugiada de los Smith!

No debe ser cierto. Yo la vi, ¡era horrorosa!

Yo escuche que se robo la bicicleta de Ava.

¡Es verdad! Y ni siquiera se disculpó con ella.

¿Cuándo se había visto a una ladrona en nuestro querido pueblo?

Por cierto, ¿escucharon que encontraron un ciervo descuartizado en el bosque?

Algo me dice que lo que escurría de sus dedos no era mermelada de fresa.

Esa chica no es como nosotros. No pertenece a Inferi.

Desde ese día, Halsey y los Smith se habían convertido en el tema principal de los murmullos en los pasillos de la preparatoria. A decir verdad, Edén no los culpaba, con solo verla cualquiera podría darse cuenta que la chica era diferente, no sólo era su apariencia, también sus acciones. Lo que había pasado el domingo anterior había llamado la atención de todos, para ser sinceros, no era una buena primera impresión.

Incluso él estaba decepcionado. Después de todas esas noches escuchando sus gritos, su mente había ideado una imagen completamente diferente a la persona que se presentó en la capilla. Solo podía describirla de una manera: simple.

Sacudió la cabeza. Debía desaparecer todo rastro de Halsey dentro de su cabeza, la imagen de Ava apareció y Edén creyó presenciar como la luz era capaz de ahuyentar a la oscuridad.

Recordó que esa mañana la chica le sonrió dulcemente cuando sus miradas se cruzaron al bajar de sus autos, igual como las típicas escenas de amor cliché, misma que sus compañeros interrumpieron. Lo único que buscaban era indagar más acerca de esa extraña y nueva inquilina. Eso le parecía gracioso y —al mismo tiempo — estúpido a Edén. Como las personas podían enfocarse en los otros antes que en sí mismos, alimentándose del sufrimiento e incomodidad de ellos con tal de encontrar un poco de entretenimiento.

<<Deberían meterse en sus propios asuntos.>> Pensó.

Edén soltó una bocanada de aire, saliendo apresurado del salón hacia su siguiente clase. Cómo el futuro líder la puntualidad era importante, más si quería poner el ejemplo. Apenas iba a dar vuelta al siguiente pasillo se detuvo al escuchar una conversación:

—Escuché a mi padre decir que la chica a la que dan esta vez asilo es hija de una prostituta que murió de Sífilis. — era una voz masculina — ¿Es verdad?

Lo reconoció de inmediato, alertando todos sus sentidos. A punto de salir, escuchó un tono suave y delicado.

—Voy tarde a clases. — balbuceo la persona. Estaba siendo intimidada.

—Vamos, Ava. Sé una buena chica y dime.

—Tengo clases. — repitió la chica con voz más temblorosa a cada segundo. — Lamento no poder ayudarte.

Edén observó la postura del chico para acorralar a la joven. Recargaba su brazo sobre la pared, acercando un poco más su rostro y manteniendo un cigarrillo entre sus labios ignorando el letrero de "prohibido fumar" arriba de sus cabezas. La mirada de su compañero era clara, igual a un depredador mirando su presa. Una serpiente de ojos verdes.

—No me digas que las mojigatas son mentirosas. ¿Acaso en sus estúpidos mandamientos no prohíben las mentiras? — el chico escupió el humo sobre su rostro — Pensé que eras buena y obediente. Es decepcionante.

Antes de que pudiera acariciar la mejilla de la chica, Edén apareció delante de ellos. Espiar no era correcto, pero Ava estaba en problemas, él no la dejaría, y, menos estando con el chico más rebelde de Inferi.

—Goliath — lo llamó Edén —, no deberías atormentar a la señorita.

El cabello del chico era pelirrojo y rizado, la expresión de su rostro pecoso cambió tan pronto miró al rubio. Estaba acompañado por otro joven que en lugar de parecer su amigo asimilaba más el papel de un lacayo: Jersen Willows.

Goliath le sonrió despreocupado, despeinando sus rulos.

—Vaya, a quién tenemos aquí. Al futuro y perfeccionista líder de Inferi. — se burló, alejándose de Ava — ¿Acaso te cambiaste el nombre a José y viniste a defender a la virgen María? Por qué, yo puedo ser el Espíritu Santo.

—Yo diría que mejor dicho la serpiente del diablo. Además...— Edén pauso la frase, acercándose para traer a la chica hacia él y quitándole el cigarrillo de los dedos —, está prohibido fumar dentro del colegio.

El pelirrojo arrugó las cejas, antes de comenzar a reír.

—¿Y qué harás, idiota? ¿Irme a acusar con la Directora o con tu papi? Ambos ya sabemos cómo es esto, ¿no?

Tenía un punto, y Edén lo sabía. No era la primera vez que alguien los reportaba, después de todo, era el típico grupo al que le gustaba acosar a los otros estudiantes, especialmente, a los más débiles y por muchos reportes acumulados que tuvieran solo los sancionarán con una charla de sus padres o una suspensión de un par de días; claro, y algunos azotes ocultos dentro de las paredes de sus lujosos hogares.

Por supuesto, eso no lo sabría Edén. No tendría porqué saberlo. Goliath estaba acostumbrado a los golpes, casi tanto cómo él. Sólo que a diferencia de Edén, Goliath no veía el momento de contratar a alguien que asesinara a sus padres, quizás la hija de una prostituta podría ser más útil de lo que otros podrían pensar.

—Oye, Edén. — empezó el pelirrojo —. Los Smith son tus vecinos y se supone que tu IQ es superior al de todos los mortales — estaba siendo descarado —, ¿de verdad, no te diste cuenta de la llegada de esa nueva chica?

Hubo silencio. Por supuesto que lo había hecho, desde el primer día. Pero él no tenía porqué responder.

Eso molestó a Goliath.

—Entiendo. Lo que pasa es que querías masturbarte tú solo con ella.

Edén sabía cuáles eran sus intenciones y él no tenía la intención de caer en sus provocaciones. Debía demostrar que tenía las cualidades de un buen líder.

—Vamos, amigo, comprendo que como todos tentas curiosidad, sin embargo, me parece más sensato acudir con el Sr. Smith en lugar de intimidar a una dama.

—¿Y qué es ese sonrojó en tu cara, Raveau? — sacó una cajetilla del bolsillo de su pantalón, ofreciendo a su acompañante quién no dudó en aceptar, así como a Edén que de inmediato negó — Así nunca te convertirás en hombre, puedo asegurarte que a tus 18 años nunca has estado con una mujer.

Su sonrojo aumentó, no estaba seguro sí se debía a la vergüenza o al deseo de ahorcarlo.

—La promiscuidad puede ser una debilidad, Goliath.

—Mis más sinceras condolencias a nuestro honorable líder Klaus, debe ser un golpe bajo descubrir que su primogénito es un pecador de gustos peculiares.

<<Ah, sí será imbécil.>> Pensó. <<Ahora quiero golpearlo tan fuerte hasta que sus órganos exploten. ¿Por qué siempre que trato de no caer en tentación alguien llega y hace sus estupideces? ¿No ven que intento ser bueno para ellos?>>

—Veo que no podemos tener una conversación civilizada. — dijo con el objetivo de zanjar el tema — Será mejor que te lleve a clases, Ava.

La chica asintió. Todos los que conocían a ambos tenían conocimiento de la incompatibilidad de esos dos. Eran como el agua y el aceite.

Mientras Edén era la perfección encarnada, Goliath era como el caos. Para muchos, uno lleno de envidia. Mientras el futuro líder trataría de resolver los problemas de manera pacífica, Goliath Nyguyen haría lo posible por detonarlos.

—No fue suficiente con tener que llevarte al loquero, ¿por qué dijiste que ahogaste al gato de la señora Ehrlich?

Detuvieron sus pasos y Edén se giró hacia ellos. No entendía porque decía eso, habían pasado más de una década desde ese accidente. Ava se quedó inmóvil a su lado, observando atenta a los dos.

—Eso fue mentira, Goliath. — intervinó la chica — Todos saben que el gato de la señora Ehrlich cayó a su piscina y Edén que quiso salvarlo se olvidó de que tampoco sabía nadar. Fue un acto honorable.

—No has negado mis palabras, Raveau. — le dijo con reto.

Estaba claro que quería seguir jugando, fastidiar a su compañera siempre había sido su hobbit favorito, aunque, nunca lograba su objetivo, porque Edén siempre lograba permanecer tranquilo y esa ocasión no era la excepción.

—Sin importar lo que diga, buscarás otra excusa para atacarme y yo no planeo seguirte el juego. — aclaró, pasó su atención a su otro compañero — Jersen. Eres un buen chico, no dejes que malas compañías te mal influencien.

Jersen rodó los ojos con tedio mientras Goliath hizo una mueca burlona.

—Deberías meterte tus consejos por el culo. — le respondió, buscando la aprobación de su acompañante.

Sin embargo, éste apenas le prestó atención, comenzó a caminar siendo seguido por Jersen en dirección contraria al aula. Edén frunció las cejas, era una falta al reglamento, eso no podía dejarlo pasar.

—Las clases aún no han terminado. — les hizo saber.

El pelirrojo detuvo su paso, sacando su dedo de enmedio al rubio.

—Fijate que me importa un carajo, idiota. — gruñó — Quizás cuando tú querida cachorrita se decida a presentarme a la prostituta dejaré de buscar diversión en los otros pueblos.

—Está prohibido saltarse las clases.

—¿Y? ¿Acaso te has convertido en lacayo de la Directora Collins?

Edén dió un paso adelante dispuesto a detenerlos, pero Ava sostuvo de su brazo y negó.

—Hay personas que no quieren entender. Lamentablemente, incluso en el paraíso existen las serpientes. — bajó su voz — Gracias por ayudarme. No sabía cómo alejarme de Goliath. Él... es un tanto difícil.

Le dió la razón. ¿Cómo no hacerlo? Ellos nunca habían sido amigos, ni siquiera en preescolar o por lo mucho que sus padres hubieran intentado obligarlos a llevarse bien. Goliath y sus amigos eran conocidos por salir de Inferi a otros pueblos y vagar por las calles a medianoche buscando diversión y participando en orgías. Sin duda, Edén quería verse involucrado con personas así, con alguien que pudiese dañar su perfecta imagen.

Observó como ambos chicos se alejaban, sabía que no era correcto, pero tampoco le apetecía terminar en una guerra campal, menos con Ava cerca.

—¿Estás bien?— le preguntó ella tímidamente, jugando con los dedos de sus manos.

—Lo estoy. ¿Y tú? — murmuró Edén — He escuchado los rumores, y solo quería decirte que no estés triste. Ellos no tienen derecho de hacerlo, lo siento mucho.

Había tratado de controlar su entonación, así como el sonrojo de su cara. Eso le pareció tierno a Ava, que estaba incluso más sonrojada que él.

—Oh, tú también los has oído. — estaba llena de vergüenza — Claro que lo hiciste, digo es obvio, todos en Inferi lo saben, pero ha sido difícil para mí. — En algún punto de las palabras, los ojos de la chica brillaron debido a las lágrimas — Esa chica es un monstruo, sé que no debería decir eso, pero es la verdad. Mi padre no quiere escucharme, siento que su presencia me asfixia, no quiero llenar mi mente con malos pensamientos, pero...

Edén se acercó, y temeroso acarició el cabello de la chica, intentando transmitirle un poco de tranquilidad y hacerle saber que estaría para ella.

—Descuida, todo estará bien.

La tomó de los hombros, haciendo que mk mirará. Estaba convencido de que la mirada de Ava era la más dulce y pura que podría existir, igual como las típicas escenas cliché él sentía que era algo mágico. Ni siquiera notó cuando se acercaron tanto, la luz en el rostro de la joven iluminaba más sus delicados rasgos.

—Gracias por tus palabras, Edén. — le dijo, tomándolo de su mano — De todo corazón, te digo que creo que tú serás un gran líder en un futuro.

Edén correspondió la sonrisa de Ava. Ése era el momento.

—Ava. — la llamó — No quiero que pienses que soy un aprovechado, así que te pido, puedas escucharme. — balbuceó.

Ahora me veo patético.

—Me gustaría invitarte a salir el próximo fin de semana. — continúo tímido, olvidando sus pensamientos — Por supuesto que pediré permiso a tus padres, como es debido, pero antes me gustaría saber sí a ti te gustaría.

—Por supuesto. —respondió alegre — Me encantaría salir contigo, estoy segura que mi padre también aceptará sin ningún preámbulo.

—Estupendo. Esta tarde iré a ver a tus padres.

Sin desaparecer su sonrisa, ambos jóvenes pactaron su promesa.

Con una sonrisa, los dos jóvenes pactaron una promesa, antes de retomar su camino a clases.

***

Después de concluir el horario de clases, Edén había pedido consejos a su madre, Winnifreda Raveau, quien al conocer la elección de su hijo no pudo hacer más que felicitarlo y decirle que debía acompañar su invitación con un detalle dirigido hacia Smith, después de todo, ambas familias eran amigas desde hace años.

Por esa razón, él junto a su madre y hermana habían decidido ir a la plaza en busca de algún presente, pero antes a petición de Marlene caminaban en el parque cercano a la iglesia sosteniendo un enorme cono de helado mientras reían y su madre le preguntaba algunas reglas importantes para su visita:

—¿Qué es lo primero que debes hacer?

—Sonreír y mover la cabeza respetuosamente, antes de saludar con palabras cordiales.

—¿Después? — su madre habló con elegancia, su caminar en tacones y su espalda recta.

—No pasar, al menos que ellos me concedan ese permiso. Eso es invaluable, porque no sienten que yo impongo.

—Bien, ¿qué más, Edén?

—Intercambiar palabras con el señor Smith y reírme de sus chistes aunque no de risa, así como, deberé aceptar el postre de su esposa, felicitándola por ello, aunque el crédito no sea suyo porque lo habrá preparado su sirvienta.

La sonrisa de los labios de su madre se esfumó, enviando una mirada feroz a su hija que reía por las palabras de su hermano.

—¡Edén! — reclamó.

¿Por qué dije eso?

—Lo siento. — se disculpó, sintiendo sus mejillas calentarse. Continúo ante la exigencia en la mirada de Winnifreda — Al pedir el permiso de su padre, debo asegurarme que la señora Smith también se encuentre ahí. De esa manera demostraré mi educación.

Su madre decidió ignorar el desliz de sus hijos, y volvió a sonreír. Ella adoraba a Edén, su perfección la llenaba de orgullo que por momentos la hacían olvidar de la imperfección de su segundo hijo varón: Axe. Edén era el ejemplo de los jóvenes de su edad, así como, la envidia de algunos de ellos.

—¡Eso es! — lo felicitó — Mi hijo se ha vuelto todo un hombre, eduque bien a mi caballero.

Solo le importa eso. Lo que la gente opiné. Vaya mierda.

—Madre... — dijo él con cariño.

Antes de poder decir algo más, las campanas de la iglesia sonaron con fuerza, haciéndolos fruncir el ceño. Aún no era la hora. ¿Qué estaba pasando? No creía que se tratara de una broma, nadie se atrevería, menos después de que Goliath fuera excomulgado por un año.

Los pobladores de Inferi subieron sus miradas a la torre de la iglesia. Sólo se veía como las campanas chocaban entre ellas, aumentando los murmullos y la indagación.

Entonces, alguien apareció.

Era menor que él, de la edad de su hermana. Sus ojos llenos de ansiedad, perdidos y anhelantes, sus pupilas se veían dilatadas. Su rostro era familiar que una parte de Edén se alegraba, y la otra temía lo peor al ver la cuerda que rodeaba su cuello.

Era esa persona.

Quizás solo buscaba llamar la atención. Tal vez, alguien le había roto el corazón. Probablemente, quería ver al paraíso arder. Nadie podría saber que pasaba en su cabeza, sólo contemplar cuando subió al barandal de la torre y acercó su pie al vacío, antes de poder parpadear, saltó. El crujido de su cuello rompiéndose resonó con la misma intensidad que el estirón de la cuerda.

—¡Señor mío! — gritó una mujer.

Me gustaría decir que yo también lamento su muerte. Es mentira. Quiero reírme, de verdad quiero hacerlo, pienso que esa persona se ve mejor desde este ángulo, ¿tú qué opinas?

Algo estaba mal. Eso no debía estar pasando.

Halsey.

La multitud miraba la escena con los ojos y bocas abiertas, sus gestos horrorizados, todos parecían impresionados a excepción de una persona. Ella miraba a Jensen Willows con frialdad, como sí los ojos del chico no carecieran de vida y su cuerpo no colgará de una cuerda. Tan indiferente que se exaltó cuando la chica clavó su atención en él.

Esa fue la segunda alerta. Algo le gritaba que se alejara de ella, debía huir antes de ser hundido por la nueva huésped de los Smith.

Edén la observó unos segundos, después ladeó su cabeza hacia cualquier otro lado fingiendo que nunca habían cruzado miradas, aunque de reojo seguía en su foco de atención.

Una leve sonrisa curvó los labios de Halsey. No parecía estar triste o sorprendida, se veía bastante complacida. Y, por un momento, el interés de Edén volvió a despertar. Uno oscuro y torcido.

Por favor, necesito que dejé de mirarme así. Por qué no seré responsable de lo que pueda pasar después. 

++++++++++++++++++++++++++++++++++

Espero les haya gustado esta parte, tanto como para mi escribirlo.

Nos vemos, pronto!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top