Día 3. Almas Gemelas.
Hace tiempo que se ha olvidado por completo del tema sobre las almas gemelas, como erudito que era prefería tener un mejor campo al cual dedicarse que a un montón de situaciones aleatorias que obligaban a dos personas a estar juntas por simples creencias de la gente a su alrededor, la lógica quedaba demasiado lejos de todas las situaciones que conectaba a las "almas gemelas" que incluso los profesores, en los tiempos que estuvo estudiando, preferían que los estudiantes se dedicaran a mejores cosas que investigar las mil y un formas en que dos personas estaban "destinadas" a estar juntas.
Desaparición y aparición de colores, hilos que conectan dedos, nombres escritos, temporizadores demasiado exactos, marcas... Y la lista solo seguía y seguía, llenando libros con tesis sobre tesis con información absurda que difícilmente podía comprobarse pero que aun así los terminaban aceptando, solo unos cuantos de esos libros valían realmente la pena y justamente, acababa de encontrar uno en su laboratorio, tan abandonado de la mano de los arcontes como era fácil de imaginar, era realmente sorprendente que hubiera sobrevivido al paso de los años en su laboratorio ¿Por qué había decidido conseguirlo en primer lugar?
Es algo curioso respecto al pasado que no recuerda, hay muchas de sus propias anotaciones en los bordes del libro totalmente ilegibles debido a su ira al momento de escribir y es entonces cuando lo recuerda. Aun hoy es día que no conoce a su alma gemela, nunca le intereso hacerlo, no cuando su "conexión de almas gemelas" era una verdadera estupidez... Ecos. Cualquier dolor en el cuerpo del otro "resonaba" a través del "vinculo" y aunque no era doloroso llegaban a sentirse como propios hasta el punto en que se asustaba al sentir el eco, pero más allá de los sustos o los moretones, podía incluso pasar por alto el escozor que de vez en cuando sentía en su espalda, pero el dolor en los dedos, ese miserable dolor, fue la pesadilla que lo orillo a buscar un estúpido libro que le ayudara a bloquear el estúpido vínculo con tal de poder seguir trabajando sin ninguna clase de molestia o interrupción.
No puede evitar perder varios minutos de su tiempo riéndose de sus anotaciones, las cuales claramente se estaban burlando del contenido del libro, pero tenía que admitir que las soluciones compartidas realmente le habían funcionado, no importaba que tan estúpido sonó eso de "imagínate una puerta y entonces procede a cerrarla" ni cuanto se burló porque tan siquiera estaba escrito en primer lugar, solo fue de cansarse, ponerlo en práctica y literalmente todos sus problemas con "su otra mitad" se habían terminado, un alivio a su alma para poder seguir trabajando en sus mil y un experimentos mientras buscaba la manera de conseguir el resto de mora que necesitaba o simplemente planeaba como realizar su siguiente robo.
"Asegúrate de conversar de la situación con tu alma gemela para que el vínculo se pueda cerrar correctamente de ambos lados, de otra forma existe la posibilidad de que algo se siga filtrando aunque la puerta este cerrada..."
Recuerda vagamente haber sobre pensando el párrafo e incluso se preocupó horas después de haber seguido los pasos ridículamente fáciles para cortar el vínculo, le aterraba no poder quitarse a la otra persona de encima y seguir sufriendo junto con él una situación que desconocía ¿Cómo podía ser tan descuidado como para lastimarse diariamente los dedos? ¿Era algún tipo de esclavo? ¿Por qué no simplemente se dejaba morir de una vez por todas y lo dejaba en paz?
Evoca momentos de pesadilla donde despertaba por la noche del dolor, incluso hubo días en los que se tenía que pasar comiendo algo a todas horas porque su estómago dolía y lo que necesitaba era que el dolor parara de una vez por todas. De su parte había sido un gran alivio haber podido cerrar esa maldita puerta y dormir una noche tranquilo, así como todas las siguientes.
¿Y su alma gemela? ¿Se había muerto al final?
Es esta pizca de curiosidad lo que le hace hojear rápidamente el libro en búsqueda de entretenimiento, no le toma más de cinco segundos encontrar que hacer con su imaginación y entonces procede, olvidándose por completo de la limpieza que estaba realizando en el laboratorio, tampoco es como que le importara tener limpio el lugar cuando horas más tarde vendrían sirvientes a encargarse de eso. Se toma su tiempo concentrándose de nuevo, imaginando una vez más esa puerta que dejo en el olvido durante, tal vez, demasiado tiempo y se sorprende, de la manera más sincera que puede, saber que aún permanece ahí, ya que según el libro si su alma gemela hubiera muerto, además de desaparecer la puerta se supone que sentiría un profundo sentimiento de soledad, un agujero que no sería capaz de llenar con nada.
Ni que fuera el hambre infernal que sintió mientras la estúpida puerta no existió.
Tiene cuidado cuando se imagina acercándose de nuevo hacia la puerta, es ridículo pero puede sentir como el pomo esta corroído por el tiempo e incluso esta misma rechina cuando hace el imaginativo esfuerzo por empujarla, abriéndola de nuevo y sintiendo... Algo. Jamás le había prestado atención debido a que el otro lado no había sido otra cosa más que una molestia, pero ahora que finalmente todo parece estar en paz puede darse cuenta de ese ligero peso que bien podría ser conocido como la "presencia de tu alma gemela", aun en su imaginación tiene que concentrarse todavía más para percibir por completo lo que hay al otro lado, intentando tomar algo del vínculo para reconocerlo, pero así como toma, algo propio se va, su propia curiosidad viaja hacia el otro lado y de inmediato puede sentir la tensión.
En la realidad una sonrisa nerviosa brota naturalmente en su rostro, su laboratorio es frio pero repentinamente siente una calidez indescriptible por todo su cuerpo y cuando menos se lo imagina, la tensión del otro lado se ha desvanecido, el otro lado parece aceptar fácilmente que la puerta anteriormente cerrada ahora es una vía abierta de comunicación y simplemente la deja estar, dejando tras de sí un sentimiento de gratitud como si fuera su manera de decirle al otro lado que puede hacer lo que quiera.
(Y tal vez sea un secreto eterno lo agradecido que esta con ese lado que jamás podría catalogar de ingrato, no importa que hayan sido años desde la última vez que pudo sentirlo tan presente, no hay nada más en su corazón que el deseo de poder retribuir todo aquello que le permitió mantenerse en pie por más tiempo, las noches con hambre que podía soñar con tener el estómago lleno, la calidez en los días de lluvia que lo alejaban de la hipotermia y ese cuidado en sus dedos, esa atención con la que fantaseaba día sí y día también repitiéndose que "hay alguien en el otro lado cuidando de mi" una mentira piadosa que su necesitado corazón jamás desmintió, ni siquiera cuando empezó a mendigar esas pequeñas filtraciones de calidez que tanto preciso.)
De alguna forma todo le parece demasiado familiar, el sentimiento de que ha vivido esto antes se establece en lo más profundo de su consciencia y le hace levantarse de inmediato de su asiento, el recuerda esta calidez, conoce la sensación de que permitan hacer lo que quieres sin la más mínima intención de detenerte, claramente es una locura, pero solo conoce a una persona que sería tan permisiva y cálida como para hacerle creer que su estúpida alma gemela, de alguna manera fantástica, logro hacerse un camino como para estar lo suficientemente cerca el uno del otro, aunque con el vínculo bloqueado como lo tenía, no era extraño que no se hubieran reconocido al inicio.
Es la locura lo que lo lleva a interrumpir en la oficina de Regrator, como siempre, ni siquiera se preocupa por cerrar la puerta a sus espaldas cuando esta encima del otro y, sin saber mucho que hacer, su primer instinto en buscar quitarle alguno de esos guantes que cubren no solo sus delicados dedos, sino también una buena parte de su brazo. Sabe que hay gritos de fondo con el otro preguntándole que mierda le pasaba, pero nada lo detiene, ni siquiera cuando forcejean y posteriormente terminan en el piso, donde su fuerza al final no solo le permite superponerse al de cabello negro, sino que también le permite deshacerse del pedazo de tela que tanto necesita hacer a un lado en ese momento.
Pantalone permanece furioso debajo de su cuerpo, elegantemente recostado sobre su cara alfombra, pero no puede prestarle atención al malhumor de su compañero de trabajo cuando su mirada observa curiosa la innumerable cantidad de cicatrices que surcan la piel raramente visible, se desconoce a si mismo cuando se descubre acariciando con delicadeza los pálidos dedos que le hacen cuestionarse seriamente el ¿Cómo pueden seguir funcionando? De alguna manera que desconoce recuerda vagamente el eco del dolor que se sintió en ese momento, el cual no llego una o dos veces, sino muchas más de las que podría contar ¿Acaso Regrator había encontrado la manera de rehacer sus huesos y que estos no dolieran? Con el frio de Snezhnaya...
—¿Ya termino, Doctor? —hay ira mal disfrazada debajo de sus siempre tranquilas palabras, hace un gran esfuerzo por no seguir peleando con su inesperada visita, la diferencia de fuerza es tan obvia y sus venenos están tan lejos que sabe que no puede hacer otra cosa más que sonreír lo más falsamente posible, por más que odie que sus cicatrices sean vistas, está consciente de que en algún momento tendría que mostrarlas. Aunque al menos había esperado que no fuera de esta forma.
Un sentimiento de ira nace en lo más profundo de su pecho mientras piensa silenciosamente y cuando pellizca uno de esos delicados dedos, siendo capaz de sentir brevemente un pequeño escozor en su propio dedo, sabe que, además de sacarse la lotería, tendrá muchas cosas que hacer antes de regresar tranquilo a su laboratorio.
—Dime, Regrator —gruñe silenciosamente mientras deja el dedo en paz y pasa a observar seriamente el rostro del banquero, el mismo que parecía haberse resignado a la situación y solo esperaba hasta ser liberado—. ¿Sigue viva la persona que te hizo esto?
—Oh vamos Doctor —deja salir un resoplido ante la pregunta, sin siquiera importarle el toque sin permiso hacia su cuerpo—, si no lo mate yo en mi camino tal vez la edad lo hizo por mí.
—Una lástima —juega con el dedo que recientemente acababa de lastimar, preguntándose si sería una buena idea decirle a su compañero que eran almas gemelas o dejar que lo averiguara ahora que estaba dejando fluir todo de nuevo por el vínculo—, hubieran sido unos buenos sujetos de prueba.
No, ya dejaría que se diera cuenta, iba a disfrutar mucho de interrumpir su trabajo con los malditos ecos ¿Cuántas interrupciones sería capaz de soportar antes de gritarle en la cara? Había tanto que investigar...
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