Capítulo 9

La tormenta no se detuvo. A medida que las horas pasaban, se intensificaba, y el pronóstico del clima en las noticias no dejaba lugar a dudas: era mejor quedarse en casa, o enfrentarse a un peligro real si intentabas salir. Los reportes hablaban de vientos peligrosos, inundaciones repentinas y hasta caídas de árboles.

Mi teléfono no paraba de sonar. Primero, fueron los chicos, preguntando dónde estaba, si estaba bien. Intenté esquivar las preguntas, no estaba seguro de cómo explicarles que estaba atrapado en casa de Elijah. La incertidumbre de la tormenta parecía ser lo único que podíamos compartir sin que sonara extraño. Incluso Archie me envió varios mensajes preguntando si había llegado a mi casa.

Y entonces, llegaron las llamadas.

Mi madre me llamó, y no pude evitar que un nudo en el estómago se formara al escuchar su voz preocupada.

-¿Dónde estás, Edds? -su tono era severo, pero lleno de preocupación-. ¿Te has dado cuenta de lo peligrosa que es esta tormenta?

Respiré profundo antes de contestar.

-Estoy con Elijah... -dije, casi en un susurro, sin querer que sonara extraño o fuera de lugar.

Hubo un silencio al otro lado de la línea antes de que ella respondiera, como si procesara la información.

-Con Elijah, ¿eh? -la sorpresa en su voz era evidente, pero después de unos segundos, mi madre suspiró, casi como si se hubiera rendido-. Bueno... está bien. Quédate allí, pero por favor, ten cuidado. No quiero que te pase nada.

Colgué después de unas palabras más, sintiéndome un poco aliviado, aunque su tono seguía siendo preocupado.

Mientras mi mente aún procesaba la llamada, vi que Elijah también recibía una llamada. Me miró por un momento antes de responder. Era su madre, la misma mujer que tuve la oportunidad de conocer brevemente en el pasado. En lugar de parecer preocupada, su tono era mucho más relajado.

-¿Todo bien, hijo? -preguntó con una suavidad que solo se puede escuchar en una madre.

Elijah asintió mientras hablaba, y aunque no podía oír lo que decía, noté cómo se relajaba mientras la conversación continuaba. Después de unos segundos, me lanzó una mirada.

-Mi madre te manda saludos -comentó con una ligera sonrisa.

Lo que me sorprendió no fue tanto su respuesta, sino cómo Elijah parecía cómodo en la situación. Como si no estuviera en medio de una tormenta con todas las circunstancias que nos rodeaban.

Por otro lado, mi madre... me había regañado, pero también había dejado en claro que estaba tranquila sabiendo que estaba con él. Y de alguna manera, eso me dio una pequeña sensación de consuelo, aunque las complicaciones de estar atrapados con Elijah no eran tan simples como las palabras de mi madre.

La tormenta continuaba rugiendo afuera, pero dentro de esa casa, la situación seguía siendo tensa. Y aunque no nos dijimos nada en ese momento, el hecho de que estuviéramos atrapados juntos parecía hacer que todo lo demás fuera irrelevante.

Unos minutos que se sentían como horas y mi estómago comenzó a quejarse en protesta por no haber comido algo desde el almuerzo. Cuando miré a Elijah, ya lo había notado, pues no dejó de sonreír al escuchar el ruido.

-Creo que tu estómago está pidiendo comida -dijo con una sonrisa burlona.

Lo que no esperaba era que, en lugar de sugerir pedir algo, Elijah se levantara con determinación de su asiento y se dirigiera hacia la cocina. Mi curiosidad se despertó en un instante.

-¿Sabes cocinar? -le pregunté, aún sin salir de mi sorpresa.

Elijah se giró con una sonrisa traviesa en su rostro.

-No soy un chef profesional, pero... sé lo básico. Te sorprendería -respondió mientras sacaba algunos ingredientes de los gabinetes.

En menos de lo que imaginé, Elijah había comenzado a preparar algo, el aroma de la comida llenando poco a poco la habitación. Mientras lo observaba, me di cuenta de que me había relajado un poco. La presencia de él, cocinando como si fuera algo normal, me hizo sentir que la tormenta afuera ya no importaba tanto.

-¿Qué estás haciendo? -pregunté, realmente intrigado, mientras me acercaba a la cocina.

Elijah no respondió de inmediato, concentrado en lo que estaba haciendo, pero al ver mi mirada curiosa, sonrió.

-Sopa de fideos. Un clásico para cuando estás atrapado en casa por tormenta -dijo sin mirar, pero podía ver la ligera satisfacción en su rostro al ver cómo me interesaba por lo que hacía.

A pesar de todo lo que había pasado, el hecho de estar ahí, compartiendo una comida simple y un momento tranquilo, hizo que la atmósfera se sintiera menos densa. Elijah cocinaba como si no hubiera ninguna tensión en el aire, y yo no podía evitar sentirme más a gusto con cada minuto que pasaba. Tal vez, después de todo, las tormentas no solo se referían al clima.

El sonido de la lluvia golpeando contra las ventanas era casi hipnótico, y la luz tenue de la cocina, gracias a las lámparas cálidas, creaba una atmósfera que, de alguna manera, hacía que el tiempo pareciera más lento. Elijah seguía concentrado en su sopa de fideos, y yo observaba, perdiéndome en la rutina tranquila del momento.

-¿Sabes? -empecé, rompiendo el silencio que se había formado mientras él revolvía la sopa-. Siempre pensé que tú no sabías cocinar.

Elijah dejó de mover la cuchara y me miró con una ceja levantada, desafiándome con la mirada.

-¿Y qué te hizo pensar eso? -preguntó, casi con tono desafiante, como si en ese momento no fuera él el que estuviera cocinando, sino yo quien estuviera siendo interrogado.

Sonreí, reconociendo que había dado en el blanco, pero continué.

-No sé, te ves más del tipo de persona que pediría comida a domicilio que de la que se pondría a cocinar. -Me encogí de hombros con una pequeña risa.

Elijah se rió, y esa risa ligera me sorprendió un poco. No era algo que esperaba de él, considerando todo lo que habíamos pasado juntos hasta ese momento.

-Supongo que tengo mis secretos -respondió con una sonrisa cómplice-. En mi defensa, no lo hago mucho, pero cuando lo hago, lo hago bien.

De repente, un pensamiento me cruzó la mente, y no pude evitar decirlo en voz alta.

-Me pregunto qué pensarían los chicos si te vieran cocinando.

Elijah soltó una risa nerviosa, pero esta vez parecía un poco incómodo.

-Probablemente pensarían que soy un fraude -dijo, mientras removía la sopa de nuevo-. Es algo que hago para... relajarme.

Me quedé observando cómo su rostro se relajaba mientras cocinaba, como si realmente disfrutara del proceso. Aquella imagen me era extraña. Elijah, la persona que siempre parecía estar tan llena de energía y desafíos, ahora estaba concentrado en algo tan simple como hacer sopa. Y no pude evitar sentir una especie de calma al ver cómo se desenvolvía en su espacio.

El reloj marcaba las horas, y mientras Elijah terminaba de preparar la sopa, el sonido de la tormenta afuera comenzó a disminuir lentamente, aunque los truenos seguían retumbando de vez en cuando. Me sentí extraño por la paz que había en la casa de Elijah, un contraste con la furia del clima fuera. Me encontraba atrapado en una especie de burbuja.

Cuando la sopa estuvo lista, Elijah se giró hacia mí con una sonrisa satisfecha.

-Listo, un plato sencillo pero reconfortante -dijo, colocándome un tazón lleno de sopa caliente. El aroma era delicioso, mucho mejor de lo que imaginaba.

Tomé la cuchara con una ligera sonrisa.

-Supongo que no estás tan mal después de todo en la cocina -bromeé.

Elijah se sentó frente a mí, cruzando las piernas, y levantó su propio tazón. Cuando me miró, había algo en sus ojos que no supe identificar, una mezcla de tranquilidad y... algo más. No lo cuestioné, pero sí noté que la atmósfera en la casa comenzaba a cambiar.

Estábamos atrapados, pero ahora, sentados juntos en la cocina, con la sopa entre nuestras manos, me sentí como si el resto del mundo se desvaneciera por un momento.

-¿Sabes? -dijo Elijah, rompiendo el silencio-. Tal vez no todo es tan malo cuando estás atrapado en una casa con alguien... interesante.

Le lancé una mirada, sin saber si lo decía en serio o si solo estaba jugando con mis emociones, pero de alguna manera, el hecho de que estuviéramos compartiendo algo tan normal como una comida hacía que todo pareciera más sencillo.

-Lo bueno de estar atrapado es que no tenemos más opciones que hablar. O al menos eso parece -respondí, alzando una ceja.

Ambos nos quedamos en silencio por un momento, observando la tormenta desde la ventana. La comida nos envolvía en una sensación cálida, y aunque el encierro comenzaba a parecer menos incómodo, sabíamos que aún quedaba mucho por decir.

Elijah no dejó de mirarme mientras terminaba mi sopa, y aunque la tormenta seguía rugiendo fuera de la casa, sentí que el aire dentro de la casa se había vuelto más denso. Finalmente, no aguantó más.

-Edds, basta de rodeos. -Su voz sonó firme, directa-. Sé que esto no es solo por la tormenta. Sé que hay algo entre nosotros, y quiero saber qué piensas. No quiero seguir con esta mierda de fingir que no lo siento.

Mi corazón se aceleró. Estaba claro que no había forma de evadirlo.

-¿Qué quieres que te diga, Eli? -respondí, un poco molesto, pero la verdad era que no sabía qué pensar. -No sé qué sientes tú, pero yo..- no pude ni siquiera terminar de hbalar, ¿cómo le iba a decir que yo no se como expresar que lo quiero?

Elijah se inclinó hacia adelante, sin dejar de mirarme fijamente. La tormenta seguía rugiendo afuera, pero aquí adentro todo parecía estar quieto, como si el tiempo se hubiera detenido.

-Lo que siento es que te quiero cerca, Edds. Y lo he sabido desde hace tiempo, pero no he sido capaz de decirlo. -Hizo una pausa, como si estuviera esperando una respuesta. Yo no sabía qué decir, así que simplemente me quedé en silencio-. Estoy harto de las dudas. Ya no quiero jugar a las indirectas. Lo quiero todo. ¿Lo quieres también?

No pude evitar tragarme la respuesta, pero sus palabras habían golpeado algo dentro de mí.

-Sí. -Mi voz salió más suave de lo que había querido, pero las palabras ya estaban fuera.- Sí, lo quiero. Quiero saber qué es lo que hay entre nosotros, quiero saber que esta pasando, pero tengo miedo.

Elijah no dijo nada más. En cambio, se levantó de su silla y vino hacia mí. Fue un movimiento tan natural, que casi ni lo pensé. Se agachó ligeramente para estar a la altura de mi rostro, y en lugar de un beso, me envolvió en un abrazo cálido y reconfortante.

-Entonces ya no tenemos que huir de esto -murmuró cerca de mi oído, su voz un poco rasposa-. Si sabemos lo que sentimos, si sabemos que nos queremos... no hay razón para seguir escondiéndolo. Si tienes miedo entonces lo superaremos juntos, se que tu miedo va a esa última vez, pero te prometo que nunca, de verdad, nunca me volveré a alejar de ti.

El abrazo fue todo lo que necesité. Ahí, en ese momento, con la tormenta rugiendo afuera, supe que no importaba lo que sucediera. No teníamos que esconderlo. Ya no.

La tormenta seguía siendo la protagonista del mundo exterior, pero en el interior de la casa de Elijah, el ambiente se había vuelto más cómodo. Elijah y yo nos acomodamos en el sofá, y después de un par de intentos por elegir una película que realmente nos interesara, terminamos poniendo algo que ambos sabíamos que no íbamos a ver de verdad.

El sonido de la tormenta era lo único que se escuchaba de fondo, junto con el suave murmullo de la película, que apenas lograba captar mi atención. La sensación de estar atrapado, por extraño que fuera, me dio cierta calma. Y lo más importante, ya no sentía la necesidad de huir. De alguna forma, Elijah había logrado que todo se sintiera... bien.

Sentí cómo mis ojos empezaban a cerrarse lentamente, el cansancio que había acumulado durante el día se apoderó de mí sin previo aviso. Sin quererlo, me acomodé mejor en el sofá, recargándome en Elijah, y antes de darme cuenta, me quedé dormido.

Mi respiración se calmó, y mi cuerpo descansó por fin. Pero justo antes de caer en un sueño profundo, pude sentir el cambio. La temperatura del cuarto, el silencio cómodo, la cercanía de Elijah... Algo había cambiado entre nosotros, y la tormenta no parecía ser lo único que mantenía todo en suspenso.

Elijah

El silencio se instaló por completo en la habitación. Solo el leve sonido de la tormenta y la película aún corriendo en la pantalla rompían la quietud, pero ni siquiera eso lograba interrumpir mis pensamientos. Edds dormía tranquilo, su respiración profunda y serena, completamente ajeno a lo que pasaba por mi mente.

Al mirarlo allí, recostado contra mí, me di cuenta de que no podía seguir evitando la realidad. Habíamos dado un paso importante, tal vez el primero, y lo único que podía hacer era esperar que, en algún momento, todo esto tuviera un sentido.

Podemos estar juntos, pensé. Si él está dispuesto a dejar de huir, tal vez nosotros también podamos hacerlo. Pero aún había algo que no podía dejar de temer. Si nos dábamos el permiso de estar juntos, ¿qué pasaría con todo lo demás? ¿Sería suficiente para superar el miedo, las dudas, los obstáculos?

Suspiré, sin poder encontrar respuestas a esas preguntas. Tal vez era demasiado pronto para pensar en todo eso. Lo único que sabía con certeza es que ahora, con Edds a mi lado, la tormenta no era lo único que rugía en el aire.

Era mi corazón.

Y aunque no tenía todas las respuestas, había algo en su calma, en su cercanía, que me decía que tal vez no necesitaba saberlo todo de inmediato. Tal vez solo tenía que dejar que las cosas sucedieran.

Me quedé allí, observando el techo, con la certeza de que no podría dormir, pero tampoco importaba. Tenía a Edds aquí. Y, por ahora, eso era suficiente.

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2 capítulos porque el viernes me olvide de actualizar.

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